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16oct17


España, Bangladesh y Reino Unido, triángulo del «Batallón Tecnológico» de Estado Islámico


La Comisaría General de Información de la Policía, en colaboración con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y los Servicios de Seguridad de Bangladesh, ha asestado a Daesh un golpe en apariencia poco espectacular, que ha pasado casi inadvertido pero que es de los que hacen más daño a la organización terrorista. En la operación fue detenido Ataul Haque, de 34 años, un Bangladesí afincado en Mérida, casado con una española y dueño de un entramado empresarial que cuenta con ramificaciones en varios países. Este individuo era el último bastión del «Batallón Tecnológico» de Estado Islámico (EI), encargado de su I+D+I para diseñar atentados cada vez más mortíferos y con menos riesgos mediante la utilización, esencialmente, de drones.

Los hermanos Siful y Ataul Haque se habían afincado en 2007 en Cardiff (Gales), donde el primero, ingeniero de profesión, estudiaba un máster. Allí crearon la empresa Ibacster Corporation, dedicada a informática y que en un principio tenía una actividad legal. También allí contrajeron matrimonio con dos hermanas gemelas. En 2011, la esposa de Ataul murió en el parto del primero sus hijos.

De misa dominical

Tras quedar viudo, y también en la capital galesa Ataul Haquer conoció a una española, Ana María, con la que se casó. Hasta entonces esta mujer, extremeña e ingeniera química, era de misa dominical. A partir de esa relación sentimental se convirtió al Islam y empezó a colaborar con su marido. En 2012 los hermanos comenzaron a frecuentar una mezquita, clave en su radicalización, y el servicio a la yihad internacional se convirtió en su única obsesión, hasta el punto de dedicar a ello todos sus esfuerzos y conocimientos.

Ya en 2014 Ibacster funcionaba como una tapadera para, bajo la cobertura de una empresa legal con relaciones comerciales con Bangladesh, hacer envíos de dinero destinado a financiar atentados. Por esas mismas fechas los servicios de Información del Reino Unido comenzaron a fijarse en Siful por su fuerte radicalismo y en junio decidieron expulsarlo, por lo que regresó a su país. Tanto la familia de este individuo, como Ataul Haque y su mujer salieron con él de Cardiff por voluntad propia, si bien su sociedad continuó con su actividad, aparentemente legal.

Ninguno de los dos hermanos permaneció mucho tiempo en su país. En agosto de 2015 Siful viajó primero a Turquía, y después a Raqqa, acompañado por sus allegados. Este individuo había comenzado a tener un papel muy relevante en Estado Islámico, tanto por haber enviado a la zona tecnología de doble uso como por ser pionero en la adaptación de drones con fines terroristas. Se utilizaban para propaganda -en concreto en la grabación de imágenes de atentados tomadas desde este tipo de aparatos- y en la propia comisión de atentados, después de dotarlos de elementos tecnológicos de vanguardia adecuados para ese fin. Según las fuentes consultadas por ABC este terrorista llegó a liderar el «Batallón Tecnológico» de Daesh, una de las estructuras más clandestinas de la red terrorista.

En noviembre de 2015 Siful Haque murió en Siria por un ataque quirúrgico de las fuerzas de Estados Unidos. Las autoridades norteamericanas intervinieron además el programa de drones diseñado por este individuo, un documento clave del que tenían también noticias por los efectos intervenidos en algunos registros. En él se explicaba de forma minuciosa cómo habían sido modificados los aparatos no tripulados que eran utilizados en acciones terroristas.

Ataul Haque también decidió abandonar pronto su país, si bien en su caso el destino elegido fue Mérida, localidad natal de su segunda mujer. Aquí creó una sociedad, Isynctel Technologies, gemela de Ibacster en España. Utilizaba la misma red comercial de proveedores, contactos y clientes que aquella. A finales de 2015 la estructura empresarial fue empleada para enviar 50.000 euros a su filial en Bangladesh, vía China. Se pagaron 3.000 euros de comisión.

El primer destinatario del dinero fue su padre, que a su vez entregó los 47.000 euros a intermediarios. Sin embargo, los servicios de Información bangladesíes detectaron la operación y detuvieron a todos los implicados -una decena- además de desmantelar la sociedades utilizadas. Uno de los arrestados reveló a los agentes de ese país la identidad del individuo que en última instancia debía recibir esa cantidad. Con el tiempo fue identificado como el organizador de un brutal atentado perpetrado en Daca en julio de 2016. El objetivo fueron occidentales y murieron 26 personas. Obviamente, financió el ataque por otra vía al no haberle llegado lo cantidad enviada desde España.

Ibacster fue cerrada en diciembre de 2015, solo unas semanas después de la operación en Bangladesh. Las Fuerzas de Seguridad británicas comprobaron que desde esa firma en 2014 se habían hecho envíos de hasta 8.000 dólares a un yihadista para que perpetrara atentados en Estados Unidos. La mujer de Ataul había tenido en ello un papel relevante... Los movimientos de dinero se camuflaban como compras de impresoras. Asimismo, la sociedad pagó el viaje de un menor desde el Reino Unido a Siria.

Por esas fechas Ataul Haque intentó viajar a zona de yihad a través de Turquía. Sin embargo tuvo que regresar a España sin conseguirlo. De nuevo en nuestro país se mostró muy prudente al sospechar que los servicios de Inteligencia muy probablemente ya estaban vigilando sus pasos por los antecedentes familiares ya relatados.

Pasado un tiempo, su empresa comenzó a comprar en China TPV (terminales de pago con tarjeta utilizados en hostelería) para, una vez modificado su software, venderlos a restaurantes. Al frente de la sociedad situó a su mujer, Ana María, que figuraba como directora y actuaba de pantalla.

«En el año y medio de vigilancias Ataul Haque hizo una vida austera, sin prácticamente salir de casa -explican las fuentes consultadas por ABC-. Hubo periodos de hasta diez días en los que no pisó la calle. Tenía el despacho en su domicilio y solo pasados los primeros doce meses, cuando tuvo algo de confianza, fue a comisaría a regularizar su situación».

Los investigadores detectaron que dirigía una estructura empresarial gemela a la de Cardiff, también con una filial en Bangladesh. La actividad más evidente era la de blanqueo, ya que se intentaban justificar movimientos de dinero de hasta 6.000 euros al mes con un concepto tan vago como el de «mantenimiento de software».

Consultas inquietantes

El calado de la actividad de Ataul Haque, sin embargo, era mucho mayor. Convencido de que había sorteado la presión policial, empezó a dar pasos para retomar las actividades de su hermano. Para ello se dedicó a hacer consultas en la web profunda sobre los elementos necesarios para «tunear» drones con fines terroristas, absolutamente incompatibles con la actividad comercial declarada.

«Son consultas sistemáticas sobre la tecnología utilizada por estos aparatos no tripulados, de sistemas de cámara de rayos X, sistemas de vídeo sofisticados y otros similares, y también estudia los manuales sobre los medios empleados por Daesh en su programa sobre este tipo de aeronaves», dicen las fuentes consultadas por ABC. Pero al parecer el sospechoso fue más lejos y compró tecnología de doble uso a empresas de Estados Unidos y Canadá, y en lugar de enviar el material a sus oficinas en Cardiff lo hacía llegar a una ciudad turca a 20 kilómetros de la frontera con Siria.

En agosto de este año las investigaciones, ya muy avanzadas, sufrieron un serio revés por una filtración al «Daily Mail» sobre los golpes en el Reino Unido y Bangladesh. Por supuesto, Ataul Haque se dio por aludido y, asustado, se puso en manos de un bufete para que le asesorara sobre lo que debía hacer.

Tres semanas después, el 22 de septiembre, los responsables de la investigación decidieron actuar. El dispositivo fue minuciosamente planificado, ya que se temía que Haque tuviera a mano un «botón del pánico» que le permitiera borrar toda la información. La rapidísima actuación policial lo impidió: «Esperaba ser detenido; tenía perfectamente estudiada su declaración», aseguran las fuentes a los que ha tenido acceso ABC, que insisten: «Ha sido un golpe con pocos precedentes. A veces lo más importante no es tan espectacular».

[Fuente: Por Pablo Muñoz, ABC, Madrid, 16oct17]

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