Se me ha convocado aquí para hablar acerca de la situación de los Derechos Humanos en Aca.
Latina. No es que pretenda cambiar el tema de la propuesta, pero al momento de pensar como
abordar esta propuesta, se me presentaron una serie de interrogantes acerca de como responder esta
demanda, y el resultado de esa reflexión es el recorrido que paso a presentarles.
En efecto, una salida cómoda y elegante, pero también de circunstancia, hubiese consistido en
"desayunarlos" con el largo rosario de los horrores que diariamente vive nuestra región. En A.I.
tenemos un material abundante acerca de estos crímenes. Y no es que descrea del valor que tiene el
denunciar estas situaciones, todo lo contrario, como miembro de Amnesty formo parte de esta
conspiración de la esperanza constituida por las millones de voces que, alrededor del mundo,
funcionan como el eco distante pero valioso de los gritos de aquellos que no tienen el derecho a la
palabra: de los torturados, los desaparecidos, de los muertos. Ese murmullo indecente, que viene a
arruinar la sinfonía del libre mercado, salido del fondo de las prisiones donde se pudren los Presos
Políticos, de las calles donde sobreviven los niños de la miseria, la explotación y la ignorancia.
Porque este es el material con el que deberemos trabajar cuando hablamos de DD.HH. y la razón por
la que innumerables veces hemos salido a la calle a gritar nuestra bronca. Queremos que el mundo
sepa, que los sordos escuchen y que los ciegos vean. Nos enorgullecemos de ser los grandes
aguafiestas de la indiferencia cómplice, y nuestra tarea como militantes pasa muchas veces por
shoquear al auditorio. Pero hay un lugar y un momento para todo.
Yo no quiero shoquearlos, Ustedes ya están aquí... han decidido "perder", o si prefieren, "invertir" -
suena más simpático - parte de su tiempo en asistir a un Seminario sobre Derechos Humanos que,
a valores de mercado, convengámoslo, no tiene una cotización muy elevada. En otras palabras,
mientras lo que prima en nuestras sociedades es la ética mercantilista, esto es: la resolución de los
conflictos, en base a un cálculo costo/beneficio que atribuye un valor de mercado tanto a los objetos,
como a las acciones. (Y que este valor sea imaginario, que "flote" en el vacío, en lo que podríamos
llamar, utilizando la terminología de Baudrillart, un limbo transeconómico, es harina de otro costal).
Porque la pregunta que me interesa plantear es, en definitiva, que cuernos hacen Ustedes aquí?
Porque a valores del mercado Ustedes no van a ganar nada, es más quizás incluso pierdan... Pero yo
no puedo creer que Ustedes estén aquí para perder algo, es mas creo que han venido con la esperanza
de apropiarse de algo. Solo que ese "algo", debe pensarse desde una ética bien distinta, la que
llamaremos la ética de lo simbólico y que parece mas adecuada para pensar el problema de los
Derechos Humanos.
En dos palabras, nosotros no necesitamos ser shoqueados porque nosotros ya estamos shoqueados,
y por eso estamos aquí. Y el resultado de ese shock es que hemos sido capaces de reconocer al otro,
fundamentalmente a la víctima. Es más, lo que intento plantear es que lo que sucede en la relación
entre víctima y victimario en las violaciones a los DD.HH. debe ser pensado como una ruptura del
lazo de identificación con el otro. Y que paralelamente, lo que entiendo como Educación en
Derechos Humanos, o incluso como educación a secas, es la construcción y mantenimiento de ese
lazo y que por ende concibo:
- A la educación: como un movimiento subjetivo, que puede ser pensado como el proceso de
descubrimiento y apropiación de la relación con los objetos. Y tomo como objeto por
excelencia, al otro.
- A los DD.HH.: como esa parte de la ética que, mas allá de los vaivenes jurídicos, políticos,
sociales y culturales, apunta a plantear un horizonte de resolución a las relaciones, siempre
conflictivas, que se establecen entre los sujetos.
Pero ya hablaremos de esto más adelante, por ahora, volvamos a nuestro tema: la situación de los
Derechos Humanos en América Latina. Les dije que no buscaba golpes de efecto para presentar este
tema. Pero no sólo porque crea que Ustedes ya son conscientes de los efectos que producen las
violaciones a estos Derechos, o que vivan condicionados en estas sociedades donde cruzar un puente
en el mal momento, en un mal tiempo, nos cuesta la vida, como a Teresa Rodríguez, 25 años, 3 hijos,
empleada domestica en Cutral Co.
Creo sinceramente que si nos hemos reunido aquí en un seminario, lo hemos hecho para tratar de
pensar estas situaciones. Y el problema radica en que existe una paradoja insalvable al momento de
pensar acerca de las violaciones a los Derechos Humanos en nuestro continente: es el peso de las
terribles imágenes que acompañan lo que no dudaría en calificar de genocidio - esto es, el balance
de las violaciones a los Derechos Humanos de los, para elegir un lapso de tiempo relativamente
corto, últimos 20 años -.
A esta suma de horrores, que en cierto sentido nos pertenece pero que seguramente nos condiciona,
un psicoanalista Uruguayo, Marcelo Viñar, le ha dado el nombre de "Patrimonio mortífero". El se
pregunta, y yo traigo aquí esta interrogación, qué podemos hacer? qué debemos hacer? con este
patrimonio mortífero. No podemos ignorarlo, huelgan aquí las razones por las cuales es suicida la
política del olvido. Solo digamos al pasar, que no es posible olvidar que lo que sangra, son las
heridas abiertas en el cuerpo social mismo de nuestra América. Y si no queremos desangrarnos,
deberemos cuidar esta herida, en lugar de querer ignorarla. De lo que tendremos entonces que
debatir, es acerca de las estrategias de la terapéutica.
Y si de estrategia se trata, debemos tratar de definir el campo sobre el cuál aplicarla. Es decir, nuestro
universo. Para ello, voy a jugar un poco al Grondona, y pedir ayuda a los Griegos clásicos del siglo
de oro de Pericles. Es claro que en 24 siglos nuestra concepción del Universo se ha modificado un
poco, pero no deja de ser sorprendente que después de tanto tiempo aún nos encontremos discutiendo
los mismos temas que esos ancestros lejanos debatieron en su ágora. De hecho, es casi imposible
hallar un tema en filosofía sobre el cual los griegos antiguos no hubiesen emitido una opinión. La
raíz de sus debates parece tener siempre la misma actualidad, y esta no es una excepción. 24 siglos
después estamos aquí reunidos preguntándonos acerca de como deberían darse las relaciones entre
las personas y el campo de lo social. Es decir, estamos haciendo lo que Platón en la República
entiende por política. Platón entiende por política el campo de tensión que se crea en la
articulación
de lo que el llama las pasiones de la Psique y las pasiones de la Polis, es decir del Alma y la Ciudad,
o lo que nosotros entenderíamos como el lugar en que se encuentran la subjetividad con el campo
de lo social. Es de la regulaciones de este choque que hablamos, cuando hablamos de Derechos
Humanos. Postulo entonces, que solo es posible abordar la dimensión de los derechos humanos si
logramos abarcar las complejas relaciones que se establecen entre sujeto y poder. Por eso es que a
lo largo de esta exposición voy a tratar de navegar entre esos dos polos que se retroalimentan
constantemente.
En dos palabras, voy a hablarles de un sistema. Para ello quisiera recordarles tres leyes de los
sistemas:
- 1- Todos los sistemas tienden al equilibrio, cualquiera sea este. (Ley de entropía)
- 2- Al interior de todo sistema, la posición de los elementos que lo componen, esta determinado
por las relaciones que se establecen entre los mismos.
- 3- Todo sistema posee un nivel de elasticidad determinado, superado el mismo, la modificación
de las partes modifica el todo.
Bien, con esto en mente volvamos al problema del patrimonio mortífero.
Porque es aquí donde se despliega la paradoja: nuestro patrimonio mortífero nos habla, valga la
redundancia, de muerte, de sufrimientos y desgarramientos que superan la capacidad del lenguaje
de soportar estos relatos. Quienes trabajamos como terapeutas con las víctimas, hemos aprendido
a respetar esos silencios donde no hay nada que decir. Qué más puede decir esa madre sobre la
desaparición de su hijo? Hasta donde es posible poner en palabras la experiencia de la tortura? Pero
es a esos límites, a esas fronteras en que se acaba el lenguaje, es hacia allí donde se nos convoca.
Mas allá, todos presentimos la presencia de la Nada, la inminencia del terror. Y el terror puede servir
para muchas cosas, pero seguramente no sirve para pensar.
Una salida, en realidad una falacia, consiste en lo que yo llamaría la presentación mediática del
patrimonio mortífero: es la invitación a visitar el museo del horror. Allí tienen a esas compasivas y
buenas personas, llenas de buenas intenciones y lagrimas en los ojos, que miran alucinadas detrás
de sus televisores las últimas imágenes de CNN acerca de la masacre del día. Por suerte la infinita
compasión de los noticieros pasa sin transición a la receta del pollo a la kiev. Y en fin... como
Ustedes saben, estas imágenes no tienen nada que ver conmigo. Suceden en un tiempo y en un lugar
que me son totalmente totalmente ajenos, aunque esto ocurra en la otra cuadra. Me gusta llamar a
esta categoría de personas: los turistas.
Los turistas, Ustedes los conocen, son esos simpáticos personajes que deambulan por ahí vestidos
con un poncho fucsia fosforescente, cámara de video ad hoc y mirada extrañada. No es que no
registren lo que sucede a su alrededor, sino que simplemente no poseen los códigos necesarios para
descifrar la situación en la que están inmersos. Nuestro continente esta plagado de turistas, incluso
algunos nunca salieron de su casa.
Qué hace el turista con el patrimonio mortífero? Lo consume como un thriller más en el
supermercado de las sensaciones. Al fin y al cabo, eso es lo que el turista sale a buscar: sensaciones.
Al regresar a casa le cuenta a quien quiera oírlo lo mal que viven los demás, lo raro de sus
costumbres, lo mucho que extrañó la comida, etc. Es decir que el turista no ignora la existencia del
otro. Simplemente es incapaz de abolir la distancia que lo separa del otro.
Frente a las violaciones a los Derechos Humanos el turista adopta una posición voyeurista. Ellos no
sabían, los turistas se enteran por los medios. En esta categoría se inscribe la "Historia Oficial". Aquí
se anotan los políticos de lágrima de cocodrilo, las invocaciones al olvido y al perdón, a la unidad
nacional o la razón de estado. Es decir, esto pasa, pero le pasa al otro. Y que interesante es esto de
perdonar en nombre del otro. Reconciliación mis amigos, reconciliación si... porqué no? Y aunque
personalmente no tengo ningún interés en reconciliarme con los torturadores, me pregunto si este
proyecto no sería un poco mas viable, de mediar ese vapuleado concepto llamado Justicia. Ya
volveremos aquí también sobre el tema.
Otro de los destinos posibles del patrimonio mortífero, es enfrentarlo a los pares de oposición que
Aristóteles planteaba en su "Política". Es decir, a las categorías del Idiota y del Ciudadano. Si, del
Idiota, ya que la palabra Idiota se deriva del griego Idion, y siguiendo a Aristóteles el Idion es aquella
figura opuesta a la del Politicós, la del Ciudadano. Aristóteles nos dice que el Idión es aquel que no
se involucra con los asuntos de la Polis, el campo de lo social diríamos nosotros; aquel a quién los
asuntos de sus conciudadanos no lo afectan y vive en la indiferencia. Bueno mis amigos, como
Ustedes saben, el mundo esta lleno de Idiotas. Los hay de todo tamaño, color, ideología, condición
social y opción sexual. Einstein decía al respecto que la estupidez humana es una constante
Universal, pero que el problema radica en el crecimiento de la población. Será nuestra tasa de
crecimiento poblacional la que ha producido a tantos indiferentes en este continente?
El problema del Idiota radica entonces en su absoluta ruptura del lazo con el otro. Para él, el otro es
una cosa, un objeto que en el mejor de los casos le es ajeno, y que en el peor es capaz de destruir sin
por ello inmutarse en lo mas mínimo. Aristóteles, hace 24 siglos, ya había comprendido el peligro
que entraña la posición del Idiota. La ruptura del lazo social ataca el centro mismo de lo que se puede
llamar, sin abusar del termino, lo Humano.
En efecto, si lo humano se constituye a partir de la aparición de dos fenómenos: el lenguaje y los
rituales funerarios. Bueno, al menos esto es lo que piensa la antropología estructuralista, empezando
por Lévi-Strauss al ubicar en esa frontera, quizás arbitrariamente, lo que hemos de considerar cultura
(y ya sabemos que lo humano es el pasaje de la naturaleza a la cultura). Sin lenguaje no hay
pensamiento, sin pensamiento no hay cultura. Y la primera manifestación de la cultura son los
rituales funerarios. Y los rituales funerarios son la marca innegable de la autoconciencia, porque
reconozco la finitud de la vida propia, a partir de reconocer la existencia del otro como un semejante.
Es la famosa frase de Borges: la muerte es un hecho estadístico, nadie puede aseverar que no sea el
primer inmortal. Es decir, la experiencia de la muerte es siempre la experiencia del otro. Porque yo
nunca morí. Es algo de lo que no puedo hablar, pero es también la prueba de la existencia de
relaciones sociales en una cultura primitiva. Y estas relaciones sociales implican, no importa que tan
simples sean, que estoy incluido en un orden donde yo soy, en relación al otro. Sin un otro que me
nombre, yo no soy. De modo que la percepción del otro, es un problema capital en la forma en que
se dan las relaciones sociales.
Y de la misma manera que la células protozoarias se agruparon para formar organismos complejos
vivos, en pos de su supervivencia y adaptación al entorno. Las culturas son el resultante de un
negocio entre individuo y grupo, es decir, si quieren Ustedes, con los otros. Así, el sujeto acepta
perder algo de su autonomía a cambio de protección por parte del grupo. Acepta por ejemplo,
determinadas reglas de convivencia para poder soportar al otro y ser soportado por el otro, un pacto
social como lo llamaba el viejo Rousseau. Así, cuando nos pisan los callos en el colectivo, en lugar
de romperle la cara al agresor, que es lo que se merece, respondemos con una sonrisa exculpatoria,
murmuramos un "por favor, no es nada" ritual, mientras especulamos sobre la profesión de su madre.
A este proceso se lo conoce con el pomposo nombre de sublimación de las pulsiones.
Pero a cambio de sublimar nuestras pulsiones, a cambio de renunciar a nuestra agresividad. y
conformarnos con la especulación acerca de la profesión de la madre de nuestro agresor,
pretendemos recibir protección y amparo por parte del grupo. Y esta protección y este amparo
implican forzosamente la emergencia de la Justicia, es decir reclamamos que una instancia superior
nos considere en un plano de igualdad con los otros. A esta operación por la cual renuncio a parte
de mis satisfacciones pulsionales a cambio de recibir un lugar en el orden del lenguaje, la
psicoanalista francesa Pierra Aulagnier la llama Pacto Narcisista. Y, esta operación, el Pacto
narcisista es la base de lo que entendemos por "campo de lo social", es lo que relaciona al sujeto con
el grupo y viceversa.
Es claro entonces, lo que con otras palabras, nos advierte Aristóteles: los Idiotas constituyen una
amenaza al funcionamiento del pacto narcisista, que es, lo hemos visto, lo que funda este lazo social
destinado a proteger al sujeto, y por ende a mejorar su calidad de vida, cuando no a asegurar su mera
supervivencia.
Pero es igualmente cierto que en la posición del Idiota, la desaparición, o mejor dicho la degradación
del reconocimiento del otro, genera violencia a dos puntas:
- por un lado, lo hemos visto, rompe con el mecanismo de la sublimación, haciendo emerger en
aquél que no es reconocido como sujeto, es decir como otro, estas pulsiones agresivas y
descontroladas, dirigidas hacia el primero que se le cruce en el camino. Es aquel que efectivamente
le rompe la cara al pisador de callos.
La crónica de la violencia cotidiana nos habla constantemente, en general por boca de los turistas,
de esas escenas de extrema violencia que, oh casualidad, ocurren preferentemente en ámbitos de
extrema miseria. Es decir, allí donde se amontonan los excluidos del pacto narcisista, social, o como
quieran llamarlo. Allí donde intentan sobrevivir los pobres de toda miseria, allí donde están los
marginales involuntarios. Es decir, en aquellos sectores donde se pretende que el sujeto sublime sin
recibir nada a cambio por parte del grupo.
- por otro lado, la violencia del Idiota encerrado en su fortaleza narcisista, presenta el peligro de
su propia autoexclusión del comercio simbólico entre los sujetos. Al iniciar mi exposición hice
referencia a la ética mercantilista, les decía que, como toda ética, se plantea ofrecer un mecanismo
de resolución de conflictos. Partiendo de la base que la vida es un conflicto permanente por la
supervivencia, y que hemos visto que este conflicto se internaliza en el circuito social - ahora el
hombre es el lobo del hombre - .
La ética, y esto es lo que la distingue de la moral, postula la aplicación de una teoría general, a
situaciones particulares. Es decir busca encontrar una coherencia entre cierta concepción de la
realidad, cierta postulación de la verdad, y la respuesta que debería dar un individuo frente a una
situación determinada.
La moral en cambio, postula una cierta cantidad de verdades, y requiere que el sujeto se adecue a
estas en toda circunstancia, en todo tiempo y en todo lugar.
A titulo de ejemplo podríamos decir que los 10 mandamientos dicen claramente: no mataras. Poco
importa si aquel al que vas a matar es un sujeto armado hasta los dientes que se encuentra
descuartizando a tu pequeña e inocente hija de 6 meses. No mataras, punto y se acabo.
La ética, en cambio, encontraría en el mismo ejemplo algunos puntos de discusión, por los cuales
el haberle partido el cráneo al agresor con un mazo no constituye forzosamente, una falla ética. La
ética es una práctica situacional, es decir que lo relevante no tiene tanto que ver con los resultados
de un acto, sino con los valores puestos en juego en ese acto. Siguiendo con los ejemplos absurdos,
si al llegar esta mañana nos hubiéramos encontrado aquí con dos cadáveres con un tajo en el pecho,
heridas de cuyas consecuencias hubiesen fallecido estas personas, no hubiésemos considerado de
igual modo los dos casos, es decir, no hubiésemos considerado que hay falla ética en ambos, de
haber sabido que uno murió a manos de Jack el Destripador y el otro en una operación de transplante
de corazón. Definitivamente, Jack el Destripador y el Dr. Favaloro no pueden ser juzgados con la
misma vara. Entonces lo relevante aquí son los valores puestos en juego en relación a este acto.
Después de esta pequeña disgresión, volvamos a nuestro Idiota narcisista y su ética mercantilista.
Qué clase de valores sostiene? Los del mercado claro, es decir un sistema en el cual las cosas, los
objetos, tienen un lugar determinado en una escala de valores construida en base a su utilidad. Así,
por ejemplo, un equipo estéreo con compact Disc, que me proporciona el inmenso placer de escuchar
una música maravillosa, de una calidad celestial, mientras paseo confortablemente sentado por la
gran ciudad, vale mucho mas que la vida del sucio ratero que me lo robó. En efecto, esa sucia lacra
social, que no trabaja porque no quiere, en este maravilloso país lleno de oportunidades para todos
los hombres y mujeres de buena voluntad, para prueba de ello véanme a mi, el ingeniero Santos, o
a mi abuelito el inmigrante que vino con una mano atrás y otra adelante. Si, esa sucia lacra social no
vale nada, mi estéreo vale 200 Dólares. Eliminemos la lacra, y protejamos a todos los inocentes
estéreos de este mundo. Este razonamiento es impecable, este razonamiento es totalmente falaz,
porque está basado en los intereses de un sujeto que se toma como centro del universo sin reparar
en que para poseer su preciado estéreo, es mas, para ser sujeto del lenguaje, sujeto pensante y
disfrutar de la música, depende del otro, depende de que el otro lo reconozca. Y por ello tiene una
deuda con el otro. En dos palabras, depende de esa categoría que acaba de asesinar. Mal negocio, mi
amigo.
Tomemos otro ejemplo absurdo de como se aplica la ética mercantilista, pero esta vez, tomémoslo
de la realidad. Ya nos advirtió García Marquez que la realidad siempre supera la ficción, así que
agárrense. En este, nuestro querido país existe una institución que, personalmente, nunca deja de
sorprenderme: es la Honorable Cámara de Diputados. Hace unos años, mas exactamente en 1986,
nuestra joven democracia salía a duras penas de la dictadura militar. Seineldin, Rico, Videla y
asociados nos querían convencer que los desaparecidos tomaban sol en Marbella o esquiaban en las
laderas de los montes Urales, en la demoniaca Unión Soviética. Para hacer mas contundente su punto
de vista decidieron rebelarse y vinieron los famosos levantamientos. Un levantamiento, Ustedes lo
saben, es una huelga al revés. Es decir, en lugar de cesar sus actividades, cosa que eventualmente
nos hubiese encantado a varios, un levantamiento es un aumento de actividad. Básicamente estos
buenos muchacho planteaban lo siguiente: eso que hicimos, no lo hicimos, pero si lo hicimos es que
teníamos que hacerlo, que otra cosa podíamos hacer?. Y si no te gusta, te coso a tiros y felices
pascuas.
Poco tiempo después, nuestros amados legisladores parieron una obra maestra del terror. La famosa
Ley de Obediencia Debida. Y que decía la misma? Decía que: si yo soy un subordinado que ha
cometido crímenes de lesa humanidad, es decir pavadas como el secuestro, la tortura y posterior
asesinato de miles de ciudadanos indefensos, no debo responder ante la justicia porque me
encontraba encerrado en una situación sin salida. Puesto que de no obedecer me castigarían. Esto es,
que yo, soy un Idiota, porque para poder cometer estos horrendos crímenes debo desconocer la
existencia del otro. Nadie tortura a su igual, nadie arroja a su igual por la puerta de los aviones. En
la tortura, se pone en juego precisamente un mecanismo de desconstrucción del otro. Se trata de
vaciarlo de su humanidad, de considerarlo una cosa, un número. Los Nazis, que fueron especialistas
en la materia y llevaron el genocidio a la escala industrial lo sabían.
Bruno Betelheim, psicoanalista judío alemán, sobrevivió a uno de sus campos y escribió un libro
desgarrador en el que relata sus observaciones acerca de la vida en el campo de concentración. Este
libro se llama "Sobrevivir" y describe la maquinaria de aniquilamiento en pleno funcionamiento. Un
pasaje del mismo me llamó poderosamente la atención: relata el combate de las mujeres por
conservar su cabellera. Pero por que alguien en un campo de concentración con su vida pendiendo
del humor de su carcelario se preocuparía por su cabellera? Porque precisamente ese pelo
simbolizaba la fina línea de resistencia que aún las mantenía unidas a un rasgo de humanidad. El
pelo largo, distintivo de ser mujer, de pertenecer a la especie, de resistirse desesperadamente a ser
un número, una cosa, un fantasma. Miren esas fotos, esos documentales que nos muestran a las
víctimas. Esos cuerpos son los cuerpos de algo que yo no puedo ser, eso allí no es mi igual... es una
cosa. Miren esos ojos que se aferran a la vida, son los mismos ojos aterrorizados que los niños del
África que agonizan en otros campos, en otros tiempos. En esas miradas que cruzan el tiempo como
una flecha está dicho lo que no puede decirse, lo que solo puede presentirse, y que no tiene nada que
ver conmigo. Bruno Betelheim, el autor de "Sobrevivir", el que escapó a la cámara de gas, se suicidó
40 años mas tarde colocándose una bolsa de plástico en la cabeza. Murió por asfixia. Y si estamos
vivos después de sobrevivir al gran campo de la dictadura, en cierto sentido se puede decir que todos
somos sobrevivientes, cuantos Betelheim de entre nosotros se han asfixiado ya? Cuantos mas lo
harán en el futuro?
Pero volvamos a nuestra ley de Obediencia Debida y a nuestros genocidas caseros. No contentos con
incluirlos solamente en la categoría de Idiotas, nuestros legisladores fueron mas lejos: también los
incluyeron en la categoría de Imbéciles. En efecto, se habla de imbecilidad en relación a la
disminución de las facultades mentales al punto de suspender la capacidad de distinguir, entre el bien
y el mal. Nuestro código penal y civil son muy claros al respecto en lo que concierne a los adultos:
a menos que medie una oligofrenia, una psicosis o alguna patología psíquica y/o física que afecte
la salud mental del interesado; se presupone que el adulto es capaz de distinguir entre lo que la moral
promedio entiende por bien y por mal. Claro que, para los exquisitos, siempre se puede recurrir a la
figura de "emoción violenta" que dice algo así como: si yo calentarum, tu corto vivirum. Pero yo
no creer que ellos estar calientes 8 años seguidos. Si estarlo, responder ante justicia o ante psiquiatra.
Creen que esto termina aquí? Por favor, no subestimen a nuestros legisladores, ahora viene lo
mejor. Para hacerla completa, los muchachos incluyeron un artículo muy revelador de lo que postulo
como ética mercantilista. Este artículo, dice que no se extinguirán las causas si mediara el robo de
propiedades o de niños, que en el razonamiento del legislador se asemejan a propiedades, y coincido
con ello, ya que los mas de 400 chicos desaparecidos, es decir robados en nuestro país, fueron
tratados como tales.
Resumiendo: la ley de Obediencia Debida dice que si Usted es un oficial de baja graduación,
suboficial o soldado, en el Ejercito Argentino, además de ser un Idiota, Usted es un Imbécil. Pero
no se preocupe, si llega a coronel, dejará de ser lo segundo. Ah, pero si Usted es civil, quédese
tranquilo mi amigo, sepa que en caso de conmoción interna su heladera lo sobrevivirá. Porque
nosotros los legisladores y el poder ejecutivo consideramos que es dable concebir la desaparición,
tortura seguida de muerte de 30.000 personas, y leyes de obediencia debida, punto final e indultos
mediante no pasa nada, nadie va preso. Pero de ninguna manera dejaremos sin protección su
heladera, su televisor o su colección de figuritas, para eso esta la larga mano de la Justicia. Ergo, yo
valgo menos que mi heladera. Mensaje terrorífico. En este punto quizás a algunos de Ustedes les
asalte una duda: y si no tengo heladera? Bueno, si no tienen heladera ya hemos visto que son una
lacra social, y por lo tanto no existen, así que tranqui: esta ley no es para Ustedes. En fin, si no fuera
que esta involucrado el peor genocidio del siglo en nuestro país, yo diría que este es uno de los
mejores chistes de la década: porque una vez que esto fue publicado en el boletín oficial, se convirtió
en ley de la Nación que los militares son Idiotas e Imbéciles y que nosotros valemos menos que una
heladera. Y si bien yo no soy precisamente militarista, créanme, soy sincero, nunca pensé eso del
Ejercito Argentino ni de sus integrantes.
Para concluir este punto, me parece que algo de esto es lo que percibió el Capitán Scilingo,
responsable de haber arrojado a al menos 40 personas desde un avión, cuando insistía en obtener
respuestas de sus superiores. Su planteo sigue mas o menos el mismo derrotero que el nuestro, claro
que aquí se acaban las semejanzas: el dice que no entiende el indulto o las leyes de exculpación,
porque si lo que hizo está mal, entonces quiere ser juzgado como responsable de esos actos, es decir
no quiere que se lo trate como a un imbécil. En cuanto a la lectura de su relato a Verbitsky, en el
libro "El Vuelo", algunos detalles son reveladores: en ningún momento puede referirse a sus
víctimas mas que como "subversivos", "el enemigo" o metáforas en esa línea. Aquí tienen al Idiota
en acción, a esto me refiero con desconstrucción del otro. Porque una vez mas, nunca se destroza al
igual, siempre se destruye al "enemigo", al subversivo, al judío de mierda, al negro inferior, al
coreano estúpido o simplemente al que no piensa como yo, es decir a la cosa. Pero algo falló en
Scilingo que no lo hace el perfecto Idiota, a diferencia de Astiz por ejemplo. En un punto del relato
el recuerda que en un vuelo una de las víctimas trato de llevarse al victimario con él a la muerte. En
ese gesto desesperado, Scilingo logra una chispa de identificación con el otro, en sus sueños, mejor
dicho, en sus pesadillas, el que cae es él. Es decir, él es el otro. Es allí donde algunas briznas de la
inmensidad de su crimen recobran cierta densidad. Por mas que trate de asfixiar estas imágenes entre
pastillas y alcohol, las imágenes vuelven una y otra vez. Aquí tienen el revés de la moneda en
materia de exculpación: por mas que Scilingo trate de confrontar su acto, y toda ética implica este
movimiento, Scilingo está destinado a caer una y otra vez, una y otra vez. Esta impedido de realizar
este movimiento por las mismas leyes que le aseguran impunidad.
Y una última para mi molino, Scilingo nunca fue juzgado o preso por sus crímenes. Scilingo fue a
parar a la cárcel por haber librado un cheque sin fondos a un videoclub por un valor que rondaba los
100 pesos. Vaya, valemos menos que un video.
En el otro extremo del arco encontramos a las víctimas del Idiota. Porque en sus dos modalidades,
el Idiota pasivo, al que no le importa nada, y el Idiota activo, el que destruye, generan víctimas y
victimizan. El ejemplo perfecto para explicar este movimiento lo constituye la Desaparición Forzada
de Personas. La desaparición es la mas cruel técnica de terrorismo de estado que haya sido aplicada
en Aca. Lat. Porque no solo ataca a la víctima en sí, o a su núcleo primario, sino que busca afectar
al conjunto de la población... y lo logra. Veamos, que es un desaparecido?, en principio es una
persona sobre la cual el estado dice, después de llevárselo, desconocer su paradero cuando no su
misma existencia. Nadie se los llevó, nadie los mató, pero vivos no están. En dos palabras Juan
Pérez
se esfumó. Sólo es posible tener la pretensión de hacer creer semejante locura cuando se está
instalado en la posición del Idiota. Es decir, cuando se cree con fe de carbonero que el otro no existe,
y por lo tanto se intentará hacer creer a la gente que efectivamente esto es así. El genocida Ibérico
Saint Jean lo dijo muy claramente en 1979: "primero vamos aniquilar a los subversivos, después a
los que simpatizan con ellos y finalmente a los tibios", es decir, a todos los que son distintos a mí...
mejor dicho a él. Ejemplo de Idiota activo.
Qué pasa cuando una persona desaparece, en su núcleo primario? Primero aparece el terror, es decir
la inminencia de la catástrofe, se intenta que los afectados no hablen es, tal como lo señala la Dra.
Diana Kordon, la inducción al silencio, el famoso "El silencio es salud". Pues no, el silencio es
enfermedad. Si los afectados no pueden hablar de lo que les está pasando, quedan a un paso de la
locura. Porque la fantasía que aparece es que esto solo les está pasando a ellos, es decir, por su culpa,
es el paso de la Culpabilización de la víctima. Pero y con quién podrían hablar? Cuando surge un
conflicto entre partes en tiempos normales, la vía de resolución del mismo, si las partes no pueden
ponerse de acuerdo, pasa por recurrir a lo que Fernando Ulloa llama "El Tercero de Apelación". Esto
es, se va directamente a la Justicia, a la autoridad o a uno de sus subrogados. Pero bajo el terrorismo
de estado y sus prácticas esto es como ir a apelar al verdugo.
Por otra parte, es imposible hablar con el Idiota, ya que él se mira el ombligo y no podrá hacer
funcionar los mecanismos de contención social necesarios. En cuanto al Turista, bueno el turista
simplemente no entiende nada. Así que sólo nos queda recurrir a la tercera categoría que les
anuncié,
la segunda de Aristóteles, el Ciudadano. El ciudadano es el único capaz de generar una corriente de
empatía en la que se reconoce en el otro. Es el que es capaz de abolir la distancia con el otro. Así se
formaron nuestros organismos de Derechos Humanos, porque el trabajo en DD.HH. es un asunto de
ciudadanos. Todos conocemos la historia de las Madres de Plaza de Mayo, de como se fueron
encontrando en el camino de la búsqueda y construyeron ese colectivo de contención y lucha que es
su organización. Lo mismo Familiares, Abuelas y, sorprendentemente, lo mismo pasó 17 años mas
tarde con HIJOS. Ellos no dicen solamente estoy buscando a mi hijo, mi nieto o mi padre. Dicen,
soy madre o hijo o familiar de los 30.000. A eso me refiero con la capacidad del ciudadano de
reconocer al otro. Pero dejemos la categoría del Ciudadano para mas tarde, ya que esa es mi
conclusión.
Volvamos al tema de la Desaparición. Al pasar el tiempo, se hace evidente la dimensión de la
tragedia: si deseo que mi hijo esté vivo, y sé lo que significa un campo de concentración, deseo que
este sufriendo. Por lo tanto caigo en el mecanismo de la culpa ya que le deseo sufrimiento. Si deseo
que este muerto, para que deje de sufrir, entonces le deseo la muerte, y por lo tanto también caigo
en la culpa. En dos palabras, este mecanismo perverso va destrozando al sujeto por dentro ya que
no hay un corte posible a este sufrimiento. No hay duelo posible, o si se quiere, lo que hay es un
duelo infinito en la medida en que no tengo respuesta. Yo nunca termino de apagar esa llamita de
esperanza de que él ande por ahí, enfermo, psicotico o amnésico. Y aquí volvemos a caer en la
importancia de los rituales funerarios.
Hace 24 siglos, Sófocles escribió al respecto una obra maravillosa "Antígona". No soy el primero
en decir que nuestras Madres de Plaza de Mayo son Antígonas modernas. Porque al igual que la
heroína de la tragedia, enfrentadas a los Creontes de turno, reclaman su derecho a la verdad. Porque
al igual que todas las Antigonas de la historia nos enseñan que por sobre la ley de los hombres está
la ley de los dioses, lo fundante de la especie. Y en una magistral lección de ética nos señalan que
la opción siempre existe, aún a costa de nuestra propia vida, como Antigona, o como Azucena
Villaflor, fundadora de las Madres.
Para cerrar el extenso capítulo del Idiota, solo cabría agregar que en la situación de
Desaparición
Forzada de personas, la actitud tomada por el conjunto de la población repercutirá directamente
sobre el sufrimiento de los afectados: mientras que la solidaridad alivianan la pena, el rechazo y el
"no te metas" aumentan el peso del sufrimiento. Es en esas lides donde Idiotas, Turistas y
Ciudadanos resuelven lo que ha de acontecer con en el campo de lo social.
Es hora de pasar a hablar de los Ciudadanos y de cerrar con ellos esta exposición. Hemos centrado
nuestra perspectiva desde la relación con el otro. Hemos dicho también, que el solo hecho de vivir
en el orden del lenguaje, de la cultura, implica un nivel de conflicto, inherente a la condición
humana, que se debate entre sus necesidades y las del otro. Esta situación constituye una nueva
paradoja, porque a la vez que mi naturaleza me lleva a la satisfacción inmediata de mis necesidades
encuentro permanentemente como obstáculo las necesidades del otro. La tentación de aniquilarlo
para mi satisfacción es muy fuerte. Pero es igualmente cierto que mi existencia depende del otro.
Freud presenta esta situación con la paradoja de los puercoespines en invierno. Nos dice que cuando
hace frío los puercoespines se enfrentan a la siguiente disyuntiva: si se acercan demasiado, se
pinchan y mueren; pero si se alejan demasiado mueren de frío. La solución, claro está, es encontrar
la distancia justa. Es decir, lograr comprender que por mas que el otro pinche, si quiero sobrevivir
lo necesito. Y esta es la posición del Ciudadano. El Ciudadano no es un santo, pero toma en
consideración el hecho de que existe un otro y lo reconoce como tal. Es decir, tiene una capacidad
de empatía con el otro. E independientemente de cuán diferente es ese otro, le reconoce una
identidad común con él mismo. Es decir, desarrolla una política con respecto al otro, en los
términos
en que hemos definido la política. Esto es, reconoce las pasiones del alma del otro. Esto no quiere
decir que no las combata en el foro de esta agora imaginaria, pero le reconoce el estatus de
Ciudadano a igual título que él. Y como la carta de Ciudadanía viene con ciertos derechos, pero
también con ciertas obligaciones, reconoce que existen determinados límites, límites éticos que no
pueden ser traspasados.
Me propongo llamar a esos límites éticos, los Derechos Humanos, y creo haber demostrado
mínimamente el porqué son imprescindibles a la dura tarea de la convivencia. Y la razón por la cual,
en ultima instancia, son un buen negocio para el conjunto de los individuos.
Desearía agregar que la segunda característica del Ciudadano es su comprensión del hecho social
en sí. Es decir su capacidad para posicionarse en relación a las redes del poder, a lo que Aristóteles
llamaría las pasiones de la Polis. Desde un lugar diferente al del terror. Esto releva de su
entendimiento, innato quizás, del valor que el mismo posee, por el solo hecho de ser. Y su
disposición a aceptar la responsabilidad que le cabe, por el solo hecho de ser parte de la trama social.
CONCLUSION:
A modo de conclusión sólo nos resta hilar lo que hemos desplegado. Esto podría resumirse diciendo
que:
Lo humano, lo que podríamos llamar lo propio de la especie, es su condición de animal social. Es
decir, sólo somos en la medida en que quedamos atrapados en las redes del lenguaje. Esta condición
nos hace dependientes de las formas que adoptan las relaciones que se tejen al interior del campo de
lo social, el cual hemos definido como sistema. La característica de este sistema es su inestabilidad,
su continua tendencia al conflicto, el cual es inherente al choque de los deseos que en él se hallan
representados por las necesidades dispares de los individuos que lo conforman.
Frente a este estado de cosas, y movidos fundamentalmente por la necesidad y la dependencia hacia
el otro, lo social establece un orden. Cualquier orden, pero este orden es mas inestable en la medida
que crece la cantidad de individuos excluidos del mismo, lo que genera un grado variable de
violencia por la ruptura del pacto narcisista, pero que genera también instancias de contención y
búsqueda de restablecimiento del pacto que hemos llamado tercero de apelación. Función que, en
un estado ideal debería desarrollar el estado, como representante y garante de este pacto, el cual en
el nivel superior hemos llamado pacto social. Al fallar el estado en esa función, y para preservar la
vigencia del pacto narcisista, la sociedad civil desarrolla contrapoderes de resistencia que intentan
restablecer los parámetros necesarios a la convivencia. Estos parámetros, en lo que hace a la
violencia política, es decir al lugar en que chocan sujeto y poder (las pasiones de la ciudad de
Aristóteles), están representados por el conjunto de los Derechos Humanos, práctica aplicada de un
conjunto mas amplío al que llamamos ética.
A su vez, la ética se propone como un sistema de resolución de conflictos coherente con una teoría
acerca de este universo. Pero en la medida en que no hay una teoría unificada acerca del mismo, la
ética es llamada a ser a su vez una práctica en conflicto y evolución permanente, lo que la distingue
de la moral, que es una verdad revelada.
En ese estado de cosas, los sujetos alternarán entre 3 posiciones que hemos llamado del Turista, del
Idiota y del Ciudadano. Las mismas no son cualidades ontológicas inherentes al ser del sujeto, sino
que frente a cada acto, el sujeto realiza una elección y se hace responsable de la misma. Desde esta
perspectiva, podríamos decir que todos somos alguna vez Turistas, Ciudadanos o Idiotas. Pero en
la medida en que solo la posición del Ciudadano reconoce al otro, aún en su diferencia radical, las
dos restantes implicarán que el sujeto pague en su subjetividad el costo de haber traicionado el pacto
que lo une con sus semejantes, y a la larga es el conjunto social el que zozobra, pagando esta falla
ética en la emergencia de la violencia dirigida contra si mismo o entre los miembros de su
comunidad.
Es por eso que los Derechos Humanos son un asunto de ciudadanos. Y en esta línea, la educación
en Derechos Humanos no es ni mas ni menos que la mas importante de las tácticas, de esa estrategia
terapéutica que reclamábamos al comienzo. Implica buscar los modos de abordaje y facilitación para
que el proceso de construcción del otro llegue a buen puerto.
Vine aquí a hablar de la situación de los Derechos Humanos en Aca. Lat., y aparentemente la he
nombrado poco, y sin embargo, considero que no he hecho mas que hablar de mi tema. Si Ustedes
están de acuerdo con lo que expuse, solo les resta la tarea de adaptar lo enunciado a los parámetros
que Ustedes consideren propios de nuestro continente.
Gracias.