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18ago06


Informes de inteligencia de EU detallan el deterioro en Irak.


Con el hecho que desde junio pasado han muerto más de seis mil civiles en Irak y que el número de ataques contra las fuerzas estadunidenses e iraquíes son más frecuentes que nunca, líderes militares, ex altos funcionarios y hasta políticos nacionales que antes apoyaban la llamada guerra contra el "terror" cuestionan ahora la política bélica de George W. Bush no sólo en Irak, sino la llamada guerra global contra el "terror".

Los análisis de la inteligencia militar estadunidense detallan el deterioro de las condiciones de seguridad en Irak y advierten que el país arriesga una guerra civil, mientras que otros observadores y expertos señalan que eso ya está sucediendo.

Un funcionario del Departamento de Defensa dijo al New York Times que "la insurgencia ha empeorado casi todas las medidas con ataques a niveles sin precedente. Cuenta con mayor apoyo público, tiene mayor capacidad numérica y es más hábil para conducir la violencia". Estadísticas obtenidas por el Times demuestran que el número de ataques diarios contra las fuerzas de seguridad estadunidenses e iraquíes se ha duplicado desde enero y el número de bombas colocadas en vías públicas alcanzó el total más alto de la guerra en julio.

Sin embargo, la Casa Blanca reiteró esta semana que no hay una guerra civil en Irak, hay "mejoras" en la situación, y que el presidente no está frustrado con esa situación. El gobierno de George W. Bush continúa insistiendo en que el frente de Irak es el campo de batalla central en la "guerra contra el terrorismo", y que la democracia está floreciendo en Irak, Afganistán y hasta en Beirut.

Pero un promedio de más de 110 iraquíes murieron a diario durante julio, llegando a un total para ese mes de 3 mil 439, un incremento de 9 por ciento sobre el total del mes anterior, y casi el doble del total de enero.

Los reportes del gobierno iraquí indican que por lo menos 17 mil 776 civiles han muerto violentamente en los primeros siete meses de 2006, esto es, un promedio de 2 mil 539 al mes.

Ante las cifras de muertes y la posición del gobierno de Bush, el New York Times opinó en su editorial de este miércoles: "mientras los estadunidenses debaten dónde proceder desde aquí sobre Irak, una cosa debe quedar clara: mantener el curso actual hasta que el presidente Bush deje el puesto, no es opción". El Times concluye que el curso promovido por el presidente "ha fracasado".

Para muchos políticos iraquíes, como para algunos soldados estadunidenses, "el peor temor... es que los altos funcionarios y oficiales realmente no entienden lo qué está sucediendo", reporta Tom Lasseter, del buró de Bagdad de la cadena de periódicos McClatchy. Cita a un oficial de inteligencia estadunidense, quien comenta que el mayor problema de esta guerra es que "nuestro liderazgo no tiene una comprensión real de la verdad sobre el terreno".

Y tal vez no quieren comprender, ya que implicaría aceptar que tal vez su proyecto ha fracasado con un costo de casi 3 mil soldados estadunidenses muertos, cerca de 20 mil heridos, decenas de miles de civiles iraquíes muertos y miles de millones de dólares desperdiciados. Hendrik Hertzberg, columnista político de la revista The New Yorker concluye que "el proyecto neoconservador de un Medio Oriente democrático y amistoso, con Israel y Palestina conviviendo en paz, es peor que una ruina carbonizada; es un infierno flameante".

¿Rebelión militar?

Por todo esto, por lo menos siete ex generales de los más altos rangos han declarado su oposición a la política bélica de Bush en los últimos meses, incluyendo el pedido de la renuncia del secretario de Defensa Donald Rumsfeld.

Hoy 21 ex generales, ex diplomáticos de alto rango y ex altos funcionarios de seguridad nacional difundieron una carta abierta expresando su oposición al uso de la opción militar contra Irán e instaron por una negociación diplomática directa con Teherán. Además, al presentar la misiva, afirmaron que la política bélica actual de "línea dura" está socavando la seguridad de Estados Unidos y llamaron a revertir la política actual en Irak.

"Nosotros creemos que la ocupación estadunidense de Irak continúa desviando los recursos de nuestra nación para abordar adecuadamente la amenaza más seria para nuestra seguridad nacional: Al Qaeda", declaró en conferencia de prensa telefónica el teniente general retirado, Robert Gard. El general, un ex asistente del Secretario de Defensa y ex presidente de la Universidad Nacional de Defensa, añadió que "este gobierno ha fracasado repetidamente en buscar soluciones diplomáticas a problemas que sólo son exacerbados por el uso del poder militar". También advirtió que quienes han servido al país no pueden guardar silencio ante ataques del gobierno de Bush contra críticos de sus "políticas profundamente fallidas".

Entre los firmantes de la carta están varios generales y almirantes retirados como Joseph Hoar, ex comandante en jefe del Comando Central de Estados Unidos; John Johns, ex subsecretario asistente de Defensa, Claudia Kennedy, ex subjefe para inteligencia, entre otros, junto con ex embajadores, miembros del Consejo de Seguridad Nacional y altos funcionarios del Pentágono y del Departamento de Estado.

Aunque líderes militares en funciones no están en libertad de hablar en contra de sus mandos civiles, otros han comunicado sus inquietudes. El representante demócrata conservador John Murtha, veterano de guerra condecorado, y con íntimas relaciones con altos mandos militares en Estados Unidos, se convirtió en figura nacional al pronunciarse en favor de un retiro de las tropas en Irak. Murtha, coinciden muchos, está hablando a nombre de varios líderes militares preocupados por la aventura bélica ordenada por los jefes civiles encabezados por Bush.

Disidencia en las trincheras

Pero no es sólo en la cúpula militar donde hay expresiones de disidencia, también abajo, en las trincheras de la guerra. Hoy el teniente Ehren Watada tiene cita con un tribunal militar para determinar si el ejército procederá con un juicio marcial en su contra, ya que está acusado de seis cargos que podrían implicar una condena de hasta 7 años de prisión. Watada es, hasta ahora, el soldado de mayor rango que ha rehusado, públicamente, participar en la guerra en Irak.

Watada desobedeció órdenes de desplegarse a Irak el 22 de junio y ya había declarado su oposición a la guerra en una conferencia de prensa por considerarla injusta e ilegal. Aunque el ejército desea presentarlo como un caso aislado de disidencia militar, el hecho es que cada día hay más evidencia de un creciente apoyo a Watada y mayor resistencia a la guerra entre las fuerzas estadunidenses.

El sargento Geoffrey Millard de la Guardia Nacional del Ejército es uno de ellos, y con sus ocho años en las filas militares y un año en Irak, no teme hablar sobre por qué apoya a Watada, informó la periodista Sarah Olson en TruthOut.org. Millard le comentó que "los soldados estadunidenses están empezando a respetar los Principios de Nuremberg; están resistiendo órdenes, están siendo enviados a la cárcel, huyendo a Canadá o desertando. Y están hablando de por qué lo están haciendo". Otro veterano reciente de la guerra, Prentice Reid, le escribió una carta a Watada, donde le indica: "sólo espero que todos nosotros tengamos los güevos para defender la verdad cuando llegue ese momento. Tú arriesgaste no sólo tu reputación, sino potencialmente también tu libertad, por la verdad, y por esto todos nosotros te damos nuestro saludo, teniente".

[Fuente: Por David Brooks corresponsal en Washington, La Jornada, México, 18ago06]

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War in Iraq
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