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23ago03
Ahora nosotros somos los extremistas de Irak.
Por John Pilger
La "liberación" de Irak es un chiste cruel para una gente machacada. Los americanos y los ingleses, socios en un gran crimen reconocido, han llevado a Oriente Medio, y a gran parte del resto del mundo, la perspectiva de terrorismo y sufrimiento a una escala que Al Qaeda podría solo imaginar.
Eso es lo que nos dice el sangriento bombardeo de esta semana a la sede de Naciones Unidas en Bagdad.
Es un "toque de atención", según Mary Robinson, la anterior Alta Comisionada de DDHH de la ONU.
Tiene razón, por supuesto, pero es una llamada que millones de personas hicieron en las calles de Londres y de todo el mundo hace más de siete meses - antes de que empezara la matanza.
Y aún la máquina de propaganda angloamericana, cuyos aspectos menores están siendo expuestos actualmente por la investigación de Hutton, está todavía en funcionamiento.
Según los gobiernos de Bush y Blair, los responsables de la atrocidad contra la ONU son "extremistas de afuera": terroristas de Al Qaeda o militantes iraníes, o ambos.
Estén o no implicados forasteros, el propósito de esta propaganda es distraer de la verdad que EEUU y Gran Bretaña están ahora inmersos en una clásica guerra de guerrillas, una guerra de resistencia y autodeterminación del tipo que se emprende contra agresores extranjeros y amos coloniales desde el principio de la Historia.
Para América, es otro Vietnam. Para Gran Bretaña es otra Kenia, o realmente otro Irak.
En 1921, el Teniente General Sir Stanley Maude dijo en Bagdad: "Nuestros ejércitos no vienen como conquistadores, sinó como libertadores."
Al cabo de de tres años 10.000 habían muerto en un levantamiento contra los ingleses, quienes gasearon y bombardearon a los "terroristas".
Nada ha cambiado, sólo los nombres y la refinada impresión de las mentiras.
En cuanto a los "extremistas de afuera", con dar simplemente la vuelta al significado tenemos una descripción sucinta de los ocupantes actuales que, sin ser provocados, atacaron a un indefenso país soberano, desafiando a Naciones Unidas y a la oposición de la mayor parte de la humanidad.
Utilizando armas diseñadas para causar el máximo sufrimiento humano - bombas de fragmentación, cohetes con cabeza de uranio y bombas incendiarias (napalm) - estos extremistas de afuera causaron la muerte de por lo menos 8.000 civiles y unos 30.000 soldados, la mayor parte reclutas adolescentes. Piensen en las olas de pena de cualquier sociedad ante semejante carnicería.
En su momento de "victoria", estos extremistas de afuera - habiendo ya destruido la infraestructura de Irak con la campaña de bombardeos de 12 años y el embargo - asesinaron a periodistas, derribaron estatuas y alentaron el saqueo al por mayor mientras rehusaban hacer las reparaciones humanitarias más básicas por el daño que habían causado al suministro de electricidad y agua limpia.
Esto significa que hoy niños enfermos están muriendo de sed y gastroenteritis, que los hospitales se quedan frecuentemente sin oxígeno y que aquéllos que pudieran ser salvados no pueden ser salvados.
¿Cuántos han muerto de este modo?
"Contamos cada destornillador," dijo un coronel estadounidense durante la primera guerra de Golfo, "pero contar civiles que mueren en el camino no es nuestra política."
La máquina militar más grande de la tierra, que dice estar gastando hasta cinco mil millones de dólares mensuales en su ocupación de Irak, aparentemente no puede encontrar recursos y mano de obra para llevar generadores a una gente que está soportando las temperaturas máximas del siglo - casi la mitad de ellos niños, de quienes el ocho por ciento, dice UNICEF, sufre desnutrición extrema. Cuando los iraquíes han protestado por esto, los extremistas de afuera les mataron a tiros.
Les han disparado en multitudes, o individualmente, y se jactan de ello.
El otro día, la Task Force 20, una unidad americana de "élite" asesinó por lo menos a cinco personas que iban en coche por una calle.
Al día siguiente asesinaron a una mujer y a sus tres niños que iban en coche por una calle.
No son diferentes de los escuadrones de la muerte que entrenaron los estadounidenses en Latinoamérica.
A estos extremistas de afuera se les ha permitido salirse con la suya - en parte a causa de la red de engaños de Londres y Washington, y en parte por culpa de aquellos que voluntariamente se hacen eco de sus mentiras y las amplifican.
En el pulso actual entre el gobierno de Blair y la BBC ha surgido un nuevo mito: que la BBC era y es "anti-guerra".
Esto es lo que George Orwell llamó una "verdad oficial". Otra vez, dele la vuelta y tendrá la auténtica verdad; que la BBC apoyó la guerra de Blair, que día tras día retransmitió y "debatió" y legitimó la charada de las armas de destrucción masiva, así como tonterías como aquella de que Blair ejercía una "influencia moderadora" sobre Bush - cuando, según sabemos ahora, ambos son belicistas casi idénticos.
Quién puede olvidar al exultante Corresponsal Jefe de Política de la BBC Andrew Marr, en el momento de triunfo de la "coalición". Tony Blair, declaró, "dijo que tomarían Bagdad sin baño de sangre, y que al final los iraquíes estarían celebrándolo. Y en ambos puntos se ha demostrado de modo concluyente que tenía razón."
Si usted reemplaza "tenía razón" por "estaba equivocado", tendrá la verdad. Para el hombre de la BBC en Downing St, parece que hasta 40.000 muertes no constituye un "baño de sangre".
Según la organización independiente americana de seguimiento Media Tenor, la BBC permitió menos disensión contra la guerra que todas las principales cadenas internacionales a las que inspeccionaron, incluidas las redes Americanas.
Andrew Gilligan, el periodista de la BBC que reveló las preocupaciones del Dr. Kelly respecto del "expediente amañado" sobre Irak del gobierno, es uno de los escasos inconformistas, una casta inoportuna que desafía la verdad oficial.
Una de las mentiras más importantes fue vincular el régimen de Saddam Hussein con Al Qaeda.
Como ahora sabemos, tanto Bush como Blair ignoraron el consejo de sus agencias de inteligencia e hicieron pública la conexión.
Funcionó. Cuándo comenzó el ataque a Irak, los sondeos mostraron que la mayoría de los estadounidenses creían que Saddam Hussein estaba tras el 11 de septiembre.
Lo contrario era cierto. Monstruoso como era, el régimen de Saddam Hussein era un verdadero bastión contra Al Qaeda y su fanatismo islámico. Saddam era el hombre de Occidente, que fue armado hasta los dientes por EEUU y Gran Bretaña en la década de los 80 porque tenía petróleo y mucho dinero y porque era un enemigo de los mullahs anti occidentales de Irán y otras partes de la región.
Saddam y Osama bin Laden se aborrecían mutuamente.
Su grave error fue invadir Kuwait en 1990; Kuwait es un protectorado anglo- norteamericano, parte del imperio petrolífero occidental en Oriente Medio.
La matanza en el recinto de la ONU en Bagdad esta semana, así como la matanza de muchos otros miles en Irak, forman un reguero de sangre que lleva a Bush y Blair y a sus cortesanos.
Era obvio para millones de personas de todo el mundo que si los estadounidenses y los ingleses atacaban Irak, entonces la conexión ficticia entre Irak y el terrorismo Islámico podría convertirse en realidad.
La brutalidad de la ocupación de Irak - en la cual los estadounidenses disparan contra niños o los detienen, e innumerables personas han "desaparecido" en campos de concentración - es una invitación abierta para aquellos que ahora ven Irak como parte de una Jihad santa.
Cuándo yo viajé por todo Irak hace varios años, me sentí completamente seguro.
Fui recibido en todas partes con generosidad y gracia, aunque era de un país cuyo gobierno bombardeaba y sitiaba a mis anfitriones.
El tribunal de Bush y Blair suprimió la verdad de que la mayoría de los Iraquíes se oponían a Saddam Hussein lo mismo que se oponían a la invasión de su país.
Miles de exiliados, desde Jordania a Gran Bretaña, dijeron esto repetidas veces.
¿Pero quién los escuchó? ¿Cuándo interrumpió la BBC su redoble anti-Cristo acerca de Saddam Hussein e informó sobre estas noticias esenciales?
Ni son las Naciones Unidas meramente los "pacificadores" y "reconstructores" que los titulares de esta semana dicen que son.
Había humanitarios dedicados entre los muertos de Bagdad, pero durante más de 12 años, el Consejo de Seguridad de la ONU se permitió dejarse manipular para que Washington y Londres pudieran imponer a la gente de Irak, bajo la bandera de la ONU, un embargo que se asemejaba a un sitio medieval.
Fue esto lo que mutiló a Irak e, irónicamente, concentró todo el poder doméstico en las manos del régimen, acabando así con toda esperanza de que triunfara un levantamiento.
El otro día me senté con Dennis Halliday, anterior Adjunto al Secretario General de Naciones Unidas, y la ONU en Nueva York. Halliday fue el funcionario de la ONU de más rango en Irak a mediados de los años 1990, que prefirió dimitir antes que administrar el bloqueo.
"Estas sanciones," dijo, "representan guerra continua contra la gente de Irak. Llegaron a ser, en mi opinión, genocidas por su impacto a lo largo de los años, y el Consejo de Seguridad las mantuvo, a pesar del conocimiento pleno de su impacto, especialmente sobre los niños de Irak.
"Despreciamos nuestra propia Carta, el derecho internacional, y matamos probablemente a más de un millón de personas.
"Es una tragedia que no se olvidará... Estoy seguro de que los iraquíes echarán a las fuerzas de ocupación. Yo no sé cuanto tiempo les llevará, pero los echarán sobre la base de un impulso nacionalista.
"No tolerarán la presencia de tropas extranjeras en su país, dictando su estilo de vida, su cultura, su futuro, su política.
"Este es un pueblo muy orgulloso, muy consciente de una gran historia.
"Es en todo punto inaceptable. Cada país que ahora está amenazado por el Sr. Bush, como es su costumbre, representa una agresión para todos nosotros.
"Debemos estar de mirones y meramente observar mientras un hombre tan peligroso como él está dispuesto a sacrificar las vidas de americanos y, peor aún, las vidas de otros."
El documental de John Pilger sobre Irak, Afganistán y la guerra contra el terrorismo será retransmitido por ITV [Inglaterra] el 22 de septiembre.
[Fuente: John Pilger para Daily Mirror, UK, 23ago03. Traducido para el diario Rebelión por Marina Trillo]
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