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20dic13
Arabia Saudí podría pagar las consecuencias de la victoria de los islamistas en Siria
Arabia Saudí, que con su dinero apoya a los extremistas sirios, trata de unificar a los países vecinos en contra de Irán. Los analistas rusos no descartan la posibilidad de una división entre los sunnitas y los chiítas en Siria, como lo publica el viernes 20 de diciembre el periódico Nezavissimaïa gazeta.
En los países del Golfo Pérsico, la división entre estas dos ramas del Islam es cada vez mayor. Algunas monarquías petroleras respaldan abiertamente a los rebeldes, incluido al Frente al-Nosra, ligado a Al-Qaeda, suministrándoles armas y dinero. Los ciudadanos cataríes hacen donaciones privadas en apoyo a los rebeldes sirios. Según los Estadounidenses, este dinero estaría dirigido al Frente al-Nosra.
Los chiítas y los sunnitas de Kuwait han convivido muchos años en paz, pero hoy las discrepancias son muy evidentes. Elizabeth Dickinson, experta de la Brookings Institution, piensa que los discursos interétnicos se han vuelto particularmente sensibles. Se considera a los sunnitas kuwaitíes como los mayores patrocinadores de los rebeldes sirios, ya que les proporcionaron decenas de millones de dólares a través de sus asociaciones caritativas y una campaña en Internet en las redes sociales.
Los chiítas no son tan activos en Kuwait, pero han empezando a organizar de manera más activa el apoyo a las comunidades alauitas y chiítas en Siria. Según el informe de la Brookings Institution, los chiítas en Kuwait ya han enviado 81 millones de dólares para respaldar a las fuerzas que combaten en el bando de Assad.
La agravación de la división chiítas-sunnitas en los países del Golfo Pérsico amenaza seriamente la seguridad nacional, según analiza Alexandre Ignatenko, presidente del Instituto de Religión y Política.
Arabia Saudí trata de unificar a las monarquías del Golfo Pérsico conviertiendo al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), una organización económica, en una estructura político-militar de oposición de Irán, mayoritariamente chiíta, cada vez más potente, especialmente estos últimos meses, en el transcurso de los cuales se ha normalizado el diálogo entre Teherán y los seis mediadores internacionales sobre la cuestión del programa nuclear iraní y con Estados Unidos. Baréin es su principal aliado, porque la minoría sunnita al frente del poder se vería amenazada en caso de reforzarse la mayoría chiíta.
Riyad tiene los recursos suficientes para apoyar a los extremistas de al-Nosra, del Estado Islámico en Irak y Levante y del Frente Islámico. "Arabia Saudí puede controlar las acciones [de tales grupos] en el conflicto sirio, del que ha sido instigadora junto con Qatar. Manipulando estas tres organizaciones, Riyad podría solucionar el problema que tiene con los grupos chiítas pro-Irán - el movimiento libanés Hezbollah, las brigadas al-Abbas y las brigadas al-Qods que forman parte de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica", dice Alexandre Ignatenko. Según él, es muy probable que las organizaciones apoyadas por Riyad con armas, alimentos y dinero "proclamarán cuasi-Estados sunnitas en territorio sirio: en el Norte de Alepo y en el Este, cerca de la frontera con Irak".
[Fuente: Ria Novosti, Moscú, 20dic13. Traducción al español de Equipo Nizkor]
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