MADRES DE PLAZA DE MAYO - LINEA FUNDADORA

Historia del movimiento - Forma de Organización

Pertenezco a Madres de Plaza de Mayo - Linea Fundadora. No existen entre nosotras ni presidentas ni grados. La horizontalidad es a veces muy difícil, pero la preferimos como modelo organizativo y de funcionamiento.

Somos un movimiento de mujeres y, a veces, es complicado articular nuestra diferencias. Pero ello descubre discursos diferentes y no uno único, el autoritario, demasiado cercano a aquellos que hicieron desaparecer a nuestras 30.000 personas.

Entendemos que el autoritarismo, venga de donde venga, tiene siempre el objetivo de mutilar la libertad de pensar, esto es, obligar a una obediencia debida a la voz de mando.

La libertad de pensar es lo último que nos queda. Perderla es perder la memoria. Perder la historia para inventar una otra y proponerla como la verdadera. Nos oponemos a repetir discursos mentirosos, a transformar hechos en leyendas y leyendas en hechos.

Las diferencias caracterizan como humano a un grupo. Permite a cada una de nosotras, homogeneizadas por el motivo que nos une, y que nos llevó a encontrarnos en algun día del 76 o 77, armar la verdadera historia, cada una desde su gran pedazo de nosotras mismas que nos fue brutalmente desgajado.

Nos negamos a que se nos señale como madres míticas. Somos iguales y diferentes, a la vez que todas las madres en cualquier parte del mundo en que la desaparición de sus hijos es efectuada por el poder de turno, y los buscan. O no pueden hacerlo, por diversas causas. Todas las situaciones son diferentes, aunque la desaparición es un único estrago.

El dolor es tan grande que ocupa todo nuestro espacio interno y no hubo ni hay lugar para el miedo que, generalmente, provoca la presencia del criminal.

En un comienzo, la búsqueda fue individual. Luego, las coincidencias en los juzgados o en las comisarías hizo que una de nosotras, Azucena Villaflor de Devicenti, se encontrase con María Adela Antokoletz y se les ocurriera que debían moverse juntas.

Porque era una manera de acompañarse y hacer mayor presión para ser atendidas por las FF.AA. y la jerarquía eclesástica, de triste historia en la Argentina.

No es fácil articular las diferencias. No somos una excepción al respecto. Dentro de nuestro movimiento de mujeres y entre nosotras mismas, hemos tenido experiencias de vida diferente, como han sido diferentes nuestros partos y nuestros amores.

Compartir estas diferencias nos ha enriquecido, porque todas hemos tomado de la otra aspectos con que cada una pudo hacer frente a la barbarie del terrorismo de estado. Hemos podido respetar las diferentes maneras de manifestar el dolor sin nombre.

Nos hemos acompañado, sin olvidar jamás la búsqueda que cada una hace de cada uno de sus hijos, por eso nos llamamos madres, cada una es una madre.

No existe la madre génerica de todos los desaparecidos. Y eso hace brutal el significado de treinta mil desaparecidos. Uno més uno, más uno,... y así hasta los treinta mil con nombre y apellido.

Es también este reconocimiento de las diferencias, que hace al respeto del estilo que cada quien tenga para hablar de lo que nos une. Cada una tiene su palabra y su voz . Única manera de contribuir a la reconstrucción de la memoria y hacer de la historia el relato veraz.

No hay una ley que diga que los derechos humanos tienen que defenderse de esta manera y no de otra. Sino que deben defenderse, como una pueda y desde cualquier lugar. Es para nosotras la mas importante obligación. Es lo que nos da la sensación de pertenecer a eso que tan abstractamente se llama humanidad.

Un nacionalismo pueril, impuesto por la soberbia de una ideología patriarcal que nos hizo creer que eramos blancos de origen - y no que sólo quedaron los blancos porque los blancos justamente habíamos aniquilado a la población indígena para quedarnos con sus tierras - nos demoró, quiza, la posibilidad de mayor presión internacional.

Sabemos que la desaparición siempre es un hecho político, pero no sabíamos o no podíamos articular la brutalidad de esos borramientos de existencia con una estrategia política.

Es impensable, despues del Holocausto, que se intente imponer un sistema económico, cualquiera sea éste, sin que exista el más firme compromiso para mantener vigente y hacer realidad los derechos de todos los seres humanos.

Nadie es mejor que otro. Y nadie tiene un derecho más si éste es en menoscabo de otro. Debemos trabajar mucho, debemos revisar nuestras costumbres para que los hechos que son su efecto, cambien.

Quiero compartir con ustedes y aclarar la historia de la represión en mi país: la represión no fue desatada por los movimientos populares, sino que estos surgen para defenderse de maltratos de políticos corruptos, de la avaricia de una clase terrateniente que, avalada por el poder clerical, mantenía apresada a la población con un ejército entrenado en EE.UU. y en Argelia.

Palabras huecas, vaciadas de contenido, como bienestar, patria, identidad nacional. Rotas, como los cuerpos de los desaparecidos.

Hoy, el liberalismo económico oculta ese 30% de argentinos que viven por debajo de los límites de la pobreza.

La historia de las masacres a la población civil, abierta o encubierta y con total impunidad, funda una manera de ser de las FF.AA. y de las corporaciones afines, como la jerarquía eclesiástica y la corporación económica, de gravísima historia, ambas, de represión en mi país.


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