Centro de Documentación e Información sobre Derechos Humanos en América Latina (DIML)
COMENTARIO DE LIBRO

Heinz F. Dressel. Kirche und Flüchtlinge.

(La Iglesia y los Refugiados)


Das Flüchtlingsprogramm des Ökumenischen Studienwerks Bochum.
Fundacion Diacónica Lutherana Verlag, Augsburg.
1996. 470 págs.

Al cumplirse 25 años del Programa de Refugiados de la Obra Estudiantil Ecuménica de la Iglesia Luterana de Alemania, el teólogo Heinz Dressel ofrece a los lectores en idioma alemán un valioso libro llamado a convertirse en una fuente de lectura básica para todos aquellos involucrados en las acciones de solidaridad con los asilados políticos provenientes de los países del tercer mundo. Con bastante razón esta obra puede ser calificada como pionera en la sistematización histórica del exilio tercermundista en Alemania. Sus enseñanzas resultan muy útiles en la época actual, en la que nuevas situaciones en Europa y en el mundo vuelven a poner el tema de los refugiados políticos en un lugar prioritario de la discusión internacional.

Bajo el título "La Iglesia y los Refugiados", Heinz Dressel revela, con abundante documentación e información confidencial, la manera tan solidaria y efectiva como la iglesia luterana de Alemania respondió en los años 70 y 80 a los problemas humanos y políticos que generaban los regímenes dictatoriales de América Latina, Africa y Asia, que no tenían reparos en eliminar físicamente a las personas consideradas como opositores políticos.

La iglesia luterana actuó, desde junio de 1971, a través de la Obra Estudiantil Ecuménica, con flexibilidad y creatividad, para lograr la protección de cientos de estos perseguidos políticos, cuyas historias personales, con sus utopías y sus fracasos, así como sus dramáticas vivencias del exilio, nos la presenta con mucha transparencia y admiración el pastor Heinz Dressel.

El libro está estructurado a partir de informes geográficos, describiendo el drama tan intenso de los refugiados latinoamericanos, y continuando con las historias de los refugiados provenientes de países africanos, Asia y Oriente Medio.

Dressel explica las terribles situaciones políticas que generaron las dictaduras militares en los años 70, en América Latina, donde "las angustias de los detenidos, los gritos de los torturados y la sangre de los asesinados por escuadrones de la muerte siguen siendo la grasa que lubrica la máquina de terror", obligando a numerosos estudiantes y profesionales, a abandonar su países, en contra de su voluntad, para poder salvar sus vidas.

El autor expone los acontecimientos ocurridos como parte de la Guerra Fría entre los EE.UU. y la desaparecida Unión Soviética, en la década de los 70, que repercutieron especialmente en Brasil, Chile, Argentina, imponiendo dictaduras militares anticomunistas. Dressel presenta también los sucesos en Bolivia, El Salvador, Colombia, Paraguay, Perú, y Uruguay, países de donde vinieron muchos de los refugiados que apoyó la Obra Estudiantil Ecuménica de Bochum.

En el libro "La Iglesia y los Refugiados" se muestra también como la lucha anti-colonialista en Angola, Mozambique, Etiopía, Kamerun, y los contínuos conflictos en Namibia, Nigeria, Sudafrica, Ruanda, Sudan, Uganda, entre otros países originaron un número muy grande de refugiados políticos de Africa hacia el primer mundo.

Además de las informaciones sobre la estrategia de apoyo a los refugiados, el libro presenta un voluminoso material original escrito por los propios becarios, quienes con profunda transparencia y lucidez exponen sus preocupaciones, sus traumas, sus angustias, al haber abandonado bruscamente sus países, y al tener que enfrentarse, a veces juntamente con su pareja y con sus hijos, a un futuro nebuloso. Así, por la amplia información testimonial que contiene, esta obra constituye una valiosa fuente de información para quienes deseen conocer más profundamente el impacto de una salida forzosa del país,la incertidumbre frente al futuro, las crisis iniciales en el país de refugio, así como otros aspectos del exilio tercermundista en Europa.

Pero, debe quedar muy claro, el libro del teólogo Dressel dista mucho de ser una obra triunfalista. No solo se reconocen los errores cometidos en el trabajo de solidaridad, las contradicciones en un sector de la iglesia, sino también se describen historias dramáticas de refugiados, y sus tragedias en el mismo país de refugio.

Por ejemplo, Dressel presenta la historia de la becaria brasilera María Auxiliadora Barcellos Lara (Dora), estudiante de medicina, militante del Movimiento Vanguardia Revolucionaria Armada, que fue maltratada y torturada bárbaramente en las prisiones de Brasil, hasta que logró asilo político en Chile. Posteriormente, tras el golpe de Pinochet buscó, sin suerte,vía México y Bélgica asilo político en Alemania, a donde llegó el 10 de febrero de 1974. Durante el mundial de Futbol de ese año, Dora fue obligada a presentarse tres veces al día a la estación policial de Bochum, pues las autoridades temían que se dedicara a actividades de sabotaje contra Brasil o Chile. Su solicitud de asilo político en Alemania no tuvo éxito. Deprimida por los diversos problemas que se concentraron en su vida de exiliada, estaba recibiendo tratamiento médico-psicológico. Finalmente Dora se suicidó el 1 de junio de 1976, arrojándose a un tren en Berlín. A la fecha de su muerte tenía 31 años de edad.

Ante el impacto de la muerte de Dora, la Obra Estudiantil Ecuménica afirmó: "Estamos dolorosamente conmovidos, pues sabemos que Dora fue gradualmente destruída, física y psiquicamente, por aquellos que hace años, durante su prisión en Brasil, la maltrataron bárbaramente. Para la policía y para las estadísticas la muerte de Dora consta como un caso evidente de suicidio. En realidad, la responsabilidad por esta muerte le corresponde a aquellos que hace 7 años, en la prisión de Brasil, la tuvieron sometida a los mas crueles tormentos y torturas. La reciente enfermedad de Dora, fue sin duda alguna, el resultado de los tormentos físicos y psíquicos que esta joven de 25 años tuvo que soportar durante sus dos años de prisión en Brasil, tormentos que la llevaron al límite de la alienación mental...Muchos mueren durante los actos de tortura, otros fallecen debido a las consecuencias de las torturas en la prisión. María Auxiliadora murió siete años después". Esa fue la interpretación que le dio la Obra Ecuménica de Estudios a la muerte de Dora, que impactó tanto en la vida de otros becarios latinoamericanos.

Asimismo, Dressel presenta los casos de becarios que después de una corta estadía en Alemania, o Francia, de dos o tres años, retornaron a sus países, donde muy pronto encontraron la muerte en extrañas circunstancias, tal como ocurrió con Ana María Luisa Peñailillo Parra, militante del MIR chileno, acogida en Europa gracias a las gestiones de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas.

En "La Iglesia y los Refugiados", Dressel describe las diversas formas de colaboración con organizaciones fraternas en los países de salida como en los países receptores. Se destaca, entre otros, el esfuerzo del Obispo Helmut Frenz para la fundación del Comité de Cooperación para la Paz en Chile, creado a pocas semanas del golpe de Pinochet, para socorrer a los perseguidos políticos del régimen dictatorial chileno. La atención a los refugiados alentó la unión de esfuerzos de entidades ecuménicas de Suiza, Inglaterra, Francia, que cooperaron con la Obra Ecuménica de estudios de Alemania, patrocinando los viajes hacia Europa y los estudios universitarios de los refugiados.

El Comité Directivo de la Obra Estudiantil Ecuménica confió en la gran capacidad de trabajo del pastor Dressel, y le dió su total apoyo en los esfuerzos de ofrecer amparo en Alemania a los perseguidos políticos de distintas partes del mundo: "Los miembros del Comité demostraron un admirable espíritu de comprensión , de solidaridad y amor cristiano. El criterio fundamental, afirmó Dressel, en uno de sus boletines, es que, a través de becas queremos salvar vidas , o por lo menos, salvar la integridad y dignidad humanas, pero no financiar estudios completos. El programa para los refugiados en verdad no es un programa académico, pero es un programa de apoyo humano o cristiano, con la finalidad de evitar daños, humillaciones y todas las consecuencias del terror y de la represión".

La filosofía que orientaba la acción solidaria de la Obra estudiantil Ecuménica se basaba en la solidaridad cristiana, que traspasaba todas las fronteras ideológicas, religiosas, o de otro tipo. "No nos interesa la convicción política (de los refugiados). No dividimos a los seres humanos en distintos grupos, mas o menos simpáticos. Queremos ofrecerles nuestra amistad y amparo humano, independiente de las convicciones religiosas o políticas de cada uno. Con Jesucristo no hay mas cortinas de hierro que separan a los pueblos, no hay discriminación". Así lo explicaría Dressel en su labor como responsable de la Obra Estudiantil Ecuménica.

Pese a su abierto compromiso con los perseguidos políticos, la acción humanitaria de las iglesias alemanas fue interpretada por sectores ultraizquierdistas como "complicidad y colaboración directa con las dictaduras y con el imperialismo norteamericano". Entonces, se formularon críticas ácidas: "El exilio debe ser mirado desde el punto de vista de una política fría, calculada, perfectamente planificada no sólo por la dictadura Chilena, sino también por la burguesía internacional, el imperialismo en su conjunto. De otra manera no se explica que miles y miles de resistentes o militantes de los partidos de izquierda sean recibidos en los distintos países europeos. Son canalizados hacia Europa, porque aquí existen mejores condiciones para neutralizarlos. Este es un juego perfectamente planificado entre las dictaduras latino-americanas, el imperialismo norteamericano y los gobiernos europeos". Esa fue la acusación y la crítica formulada infantilmente a través de la revista "Franja", editada en Leuven. Se acusó a las organizaciones humanitarias internacionales de restarle fuerza a los grupos de resistencia interna a las dictaduras tercermundistas.

Actualmente la gran mayoría de los becarios, ahora ya como profesionales sirviendo en sus países, reconocen la gran ayuda que les significó el apoyo de la Obra Estudiantil Ecuménica: "Los que fuimos protagonistas de similares historias dolorosas, los que conocimos el infierno argentino, (y chileno, o brasileño), sabemos que bien cae una mano tendida a tiempo, cuando la angustia y el dolor aprieta nuestros labios y ahoga la voz". Ud, pastor Dressel, nos extendió la mano, nos mitigó el dolor, nos ayudó a levantar la cabeza para ver salir el sol", afirmaría uno de los tanto becarios. Hoy en día muchos de ellos, gracias a la mística de servicio asimilada en el trabajo ecuménico, prestan una gran contribución al desarrollo de sus pueblos.

Así pues, en las páginas de "La Iglesia y los Refugiados" el teólogo Heinz Dressel nos ofrece la memoria de una etapa importante de su vida, en la que se dedicó íntegramente, en nombre de la iglesia evangélica de Alemania, a socorrer a cientos de personas que huían de las dictaduras de América Latina, Africa, y las otras regiones del mundo; en busca de un refugio seguro. Hoy, conociendo el drama de la Ex Yugoslavia, de Ruanda, de Zaire, entre otros países, constatamos que faltan hombres y mujeres con mística y convicción de ayuda al prójimo, y con esta ejemplar entrega al trabajo solidario con los perseguidos políticos, como lo hicieron, en los años 70 y 80 los miembros de la Obra Estudiantil Ecuménica, de la Iglesia Luterana, tal como se revela en este importante libro.

El autor, Heinz Dressel, es miembro del Centro de Derechos Humanos de Nuremberg) (Comentario de Esteban Cuya. Miembro del Centro de Derechos Humanos de Nuremberg)


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