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Muerte y Desaparición Forzada en la Araucanía: Una Aproximación Étnica

Efectos psicosociales e interpretación sociocultural de la represión política vivida por los familiares de detenidos-desaparecidos y ejecutados mapunches y no-mapunches.

IX Región. Chile. (1973-90)




CAPITULO 2

Antecedentes socioculturales del pueblo mapunche

Aunque nunca se ha realizado un censo riguroso, se puede estimar que la población mapunche de Chile es actualmente de 980.000 personas, alrededor del ocho por ciento de la población del país. La mayoría de ellos, alrededor de 300.000, viven en la región de la Araucanía (IX Región de Chile) (11) . El resto reside en Santiago y su área metropolitana, y en las regiones VIII y X.

La región de la Araucanía se sitúa al sur de Chile. La capital es Temuco, una ciudad de 200.000 habitantes en rápida expansión. La población adulta total en la región es de 770.000 habitantes (censo de 1988) con una baja densidad de población (24 habitantes por kilómetro cuadrado). Los mapunches representan en la actualidad algo más de la tercera parte de la población de la Araucanía, proporción que en las áreas rurales se acerca al 50 por ciento (15) y que en Temuco, la capital, baja a un 15 por ciento. Diferentes estudios muestran que la región de la Araucanía se incluye entre las áreas de mayor pobreza del país (especialmente la zona rural), manteniendo uno de los mayores deterioros en los indicadores de salud. Es importante tener en cuenta, de todos modos, que en Chile las diferencias dentro de una misma región en los niveles de vida pueden ser muy superiores a las diferencias entre otras regiones.

1. El concepto de pueblo mapunche. Bases de las relaciones interétnicas chileno-mapunche

Entre la gente mapunche siempre ha existido la noción de sangre como vínculo, no la de etnia, que es posterior. Son muy marcadas las diferencias en cada área geográfica de asentamiento mapunche. Cada grupo tenía sus organizaciones, sus jefes etc. Eran los troncos familiares organizados quienes decidían. Así, en el caso de las grandes guerras, las alianzas - incluso contra los españoles primero y los chilenos después - se daban entre los troncos familiares. Tradicionalmente la sangre es la que decide. Aún hoy en día los apellidos identifican a los troncos y sigue operando que cada tronco tiene unas connotaciones (manera de ser, de actuar, características, etc ) que lo distingue.

La denominación Pueblo Mapunche constituye una etiqueta ideológica que intenta reivindicar los derechos de la actual población indígena que desciende de aquella precolombina que habitaba el territorio centro-sur de Chile a la llegada del europeo. Esta denominación ha sido necesaria para establecer, por un lado, la diferencia etnocultural entre esta población y la de origen mestizo y/o europeo y, por otro, para poder establecer un marco sociojurídico en relación con el Estado-Nación chileno, conformada desde el proceso de establecimiento del gobierno nacional (10 Junta de Gobierno de 1810). Varias instituciones sociales del país, y en particular la Iglesia Católica, han usado - aunque quizás sin reconocer plenamente ambas significaciones del término- esta denominación, lo que favorece su reconocimiento y uso social.

Sin embargo, la actual legislación indígena (Dcto. N1 19.259 de 1993), hace referencia a los troncos indígenas nacionales mediante términos como "población indígena" y "etnia" en lugar de usar 'Pueblo Mapunche'. Esto refleja e incide de manera directa en el carácter de las relaciones interétnicas que se dan al interior del país, ya que tiene relación con las concepciones que se manejan acerca de los respectivos orígenes, las características culturales y, especialmente, los derechos sobre un mismo territorio. Los acercamientos científico-sociales, y en particular la Antropología Sociocultural, han puesto de manifiesto que cuando el Estado-Nación Chileno se instituyó, lo hizo adhiriendo a la doctrina conocida como 'Terra Nullius', ya institucionalizada por el "descubrimiento de América". Esta doctrina sostiene que los territorios son "descubiertos" por los Estados cuando no existe otro Estado reconocido que reclame su soberanía, no asignándole al poblamiento u ocupación previa de otros pueblos el derecho de posesión legítima de esos territorios. En efecto, el registro histórico y etnohistórico señala que la población indígena que encontraron los españoles al ingresar al territorio, y que reconocieron como única por la lengua común que usaban, sólo reaccionó como nación mediante la defensa bélica del territorio poblado. Esta actitud de soberanía se mantuvo por más de cuatro siglos, a través de una guerra (intermitente) hasta el último levantamiento de 1881 contra un Estado Chileno que ya estaba concluyendo su etapa de ocupación del enclave mapunche desde la segunda mitad del siglo XIX. Hoy día se manifiesta a través de una sostenida guerra de litigios legales por tierras consideradas usurpadas, en contra de particulares y/o entidades públicas que impusieron mecanismos diferentes de soberanía y apropiación al interior mismo del territorio ancestralmente ocupado por este pueblo.

Lo anterior debe entenderse en el sentido de que existe, en el trasfondo de las relaciones entre el componente indígena del país y el tronco mestizo-europeo, un conflicto no resuelto de soberanía sobre el territorio y de estatus social en la interacción cotidiana de la sociedad, pese a la evolución del pensamiento europeo que a la doctrina de Terra Nullius agrega un sistema "racional" de "protección" al indígena mediante sucesivas legislaciones de reservas o radicaciones. La demostración más objetiva de este conflicto lo demuestran las organizaciones indígenas que rechazan no sólo las políticas proteccionistas implementadas por el Estado-Nación hasta la primera mitad del siglo, sino las integracionistas posteriores, dentro de las cuales se inscribe la actual Ley Indígena 19.953(11)

Incluso las organizaciones que han aceptado las políticas integracionistas que el Estado ha impulsado, reflexionan acerca de la inconveniencia de la actual legislación para resolver los problemas que los sectores indígenas tienen bajo la administración chilena. Estas políticas, afirman, aún no asignan derechos sobre un territorio en el amplio sentido del término, sino que sólo reconocen una ocupación ancestral. Por otra parte, profesionales mapunche urbanos plantean que la ley indígena actual confirma una situación que se viene arrastrando desde los inicios de la conformación de la nacionalidad chilena: la falta de reconocimiento del Pueblo Mapunche como actor social y la no-concepción del tronco mestizo-europeo como tronco étnico diferenciado. La continuidad, de facto, de la política integracionista abordada desde esta perspectiva sería un indicativo de que, a nivel sociopolítico, no existen las condiciones en el país para que se den en propiedad relaciones interétnicas

Este tipo de interpretación se corresponde con lo que se observa en la dinámica social. Los antropólogos han mostrado que la sociedad nacional ha conocido a los mapunches básicamente a través de estereotipos, y que los planes nacionales desde la segunda mitad del siglo no asumen la condición étnica de la población. Por poner un ejemplo, los planes de reforma agraria consideraron a los indígenas simplemente como campesinos, situación que prevalece hasta el presente en el marco de la planificación del desarrollo.Existen diferencias fundamentales en el concepto de 'desarrollo' según si se entiende desde la cultura Mapunche o desde la occidental predominante que no las recoge en los planes de desarrollo que se han implementado e implementan en el país.

Cuadro 2.1. Diferencias étnicas en el concepto de Desarrolllo.

Cultura Mapuche Cultura Occidental
1. Basado en lo colectivo 1. Basado en lo privado
2. Uso no intensivo del medio: uso de los recursos acorde con las necesidades y no guiado por la aumulación de bienes. Relación de equilibrio y reciprocidad con el entorno. por ej.: Se dispone del ganado que se precisa 2. Concepción Utilitarista del medio natural: el medio como fuente de Riqueza. Relación de explotación sistematica e intensiva y de acumulación. Desequilibrio. por ej.: Se realiza cría intensiva de ganado
3. Actitud conservacionista: protección del medio y de los recursos naturales. por ej: la tradición mapuche prohibe cortar las Araucarias, base de la vida Pehuenche. Una Araucaria no da piñones hasta pasados los cien años de edad, por lo que su capacidad reproductiva es muy baja 3. Actitud Depredadora. Se considera que se desperdicia aquello que no se utiliza ni explota. por ej.: La población chilena ha destruido los bosques de Araucarias sustituyéndolos por especies de rápido crecimiento y colocando a la Araucaria al borde de la extinción.
Fuente: Aldo Vidal. Chile en America Latina; ni pueblos ni territorios indígenas. Seminario Nacional Polícas Territoriales y desarrollo Sustentable. Temuco, Septiembre 1995.

Estas diferencias tienen una de sus bases en el significado que el 'territorio' tiene para una y otra etnia. Para la cultura Mapunche el territorio tiene un significado integral que va más allá de ser el espacio físico que se habita: existe una relación múltiple con la tierra y el medio natural. En primer término, se constituye como vehículo de supervivencia estrechamente vinculado a las prácticas tradicionales recolectoras, cazadoras, ganaderas y agrícolas mapunches, haciendo un uso de la tierra y el agua tanto individual como colectivo. Por otro lado, el territorio es el que ancestralmente han ocupado por generaciones, en el que han enterrado a sus muertos, y en el que coexisten las señales y manifestaciones -a través de fenómenos de la naturaleza o de los animales- de sus espíritus con los vivos. La cosmovisión y religión mapunche están basadas no sólo en los elementos de la naturaleza, sino en el establecimiento de una relación de equilibrio, respeto y reciprocidad hacia ellos, teniendo esto un papel importante en la explicación de ciertos fenómenos físicos y sociales. Por tanto, el respeto y equilibrio con el entorno se constituyen como uno de los elementos fundamentales y necesarios en las formas de vida mapunches.

Dentro de este contexto, se aprecia una antinomia en varios sectores de la zona de la Araucanía, en el sentido de que coexisten tesis de desarrollo que no se sustentan en concepciones étnicas diferentes: identidad con desarrollo, identidad mapunche para el desarrollo. (Ver cuadro 2.1)

Paralelamente a ello se ha observado que en el ámbito social prevalece la discriminación étnica y, en general, las relaciones interétnicas desiguales y desfavorables para los mapunches.

En suma, a las últimas tendencias que pretenden incorporar de modo consciente la opción ideológica de la interculturalidad subyacen obstáculos estructurales difíciles de superar, con resultados positivos sólo cuando los actores, y en situaciones específicas, asumen la diversidad étnico-cultural

2. Antecedentes socioculturales y políticos del pueblo mapunche.

2.1 El Pueblo Mapunche a través de la historia

Hasta el momento no ha surgido una historia mapunche propiamente tal, escrita por mapunches desde una lógica mapunche, recogiendo los testimonios de los logkos y ancianos sobrevivientes o de los parientes directos que recibieron de ellos, por tradición oral, testimonios de la historia del pueblo mapunche.. Cualquier intento en este sentido deberá ser acometido por los grupos de jóvenes profesionales mapunches que están en constante emergencia y dinámica en la actualidad. El desafío de estos sectores - fundamentalmente urbanos- será interpretar a los sectores rurales, donde no suele encontrarse la perspectiva global de pueblo mapunche, sino la perspectiva local con la historia de cada asentamiento.

Desde la historia no mapunche se han recogido algunos elementos que pueden contribuir a estructurar la historia del pueblo y la cultura mapunches.

Se reconoce la presencia temprana de sociedades étnicas adaptadas a la variedad de ecosistemas distinguibles entre el río Itata por el Norte y el Valdivia por el sur. Los grupos mapunches supieron adaptar la dieta y las costumbres para poblar tanto la cordillera (Mapunches Pewences) como los fértiles valles intermedios (Mapunches Guluce), la franja costera de tierras bajas y playa (Mapunches Lafkence) y las tierras del sur (Mapunches Willices).

Más allá de las diferencias culturales en cada una de las zonas en las que se asentaron, los mapunches compartían, hasta la llegada del europeo (S.XVI de nuestra era), ciertos rasgos etnológicos comunes: por un lado todos ellos disponían de una economía mixta basada en una agricultura incipiente, con recolección de plantas y pesca (en mar, lagunas o ríos). En lo sociopolítico ya contaban con una historia de influencias extranjeras derivadas de la invasión de los incas y que dejaron su huella en la agricultura, en la lengua y probablemente en los rituales. Las unidades básicas eran de pequeño tamaño y estaban basadas en el parentesco, siendo susceptibles de transformarse en unidades mayores si las circunstancias así lo exigían, especialmente en los conflictos bélicos con los incas, primero, y con los españoles más tarde. En todos estos casos hubo una actitud de cooperación entre las unidades parentales y sus alianzas, lo cual no significa que no hubiera luchas internas y conflictos graves que, en general, se superaban frente al enemigo.

Según nuestras fuentes, la población originaria, ya afectada por la guerra de conquista y colonización europea, subsistía - todavía hace ciento cuarenta años- directamente de los productos naturales y de los cultivos introducidos, probablemente por contacto con los incas. Esta base agrícola-recolectora se supone que proviene de una cazadora-recolectora previa.

¿A qué cambios se ven obligados los mapunches con los planes de conquista y colonización de los europeos y sus descendientes?. Desde luego se vio afectado el patrón de asentamiento, que, en aras de tácticas bélicas, debió hacerse más móvil; tuvo que surgir una organización sociopolítica más amplia y con ella la vinculación obligada y cada vez más estrecha de poblaciones dispersas que buscaron alianzas, más allá de posibles diferencias en sus estilos de vida.

Tras la derrota de los mapunches por el gobierno chileno (1882), y su sometimiento a las leyes reduccionales y a la administración y cultura occidental en general, se ha producido una profunda transformación. El control de formas readaptativas que les permitan una supervivencia digna se dificulta día a día, a tenor ya no sólo de la desintegración de la actual estructura y la organización tradicional, sino también del deterioro masivo de su ecosistema.

2.2. La enfermedad y su curación en la cultura mapunche.

El pueblo Mapunche tiene su propio sistema médico, entendiendo por tal las concepciones culturales respecto al origen de las enfermedades, y los medios para conocerlas y tratarlas.

Los mapunches comparten con otros pueblos americanos una visión del mundo en la que el hombre, la naturaleza y las fuerzas sobrenaturales coexisten en una sola unidad. Las enfermedades se conceptualizan desde esa interacción entre los tres polos. Así, las enfermedades presentan un doble aspecto: el objetivo (la causa mediata del problema) y el moral (la causa última que pueda estar en la transgresión de una norma o por haber causado un desequilibrio entre fuerzas normalmente en armonía). Por eso, la enfermedad, en cuanto a ruptura de equilibrios no es algo que ataña exclusivamente a la persona, sino al grupo familiar y a toda la comunidad en general, porque la transgresión suele encontrar su raíz en las relaciones de la persona con los que le rodean.

Los mapunches tienen diferentes maneras de clasificar las enfermedades. A nosotros nos interesan dos:

a) Como consecuencia del desplazamiento provocado por la medicina euroamericana, los mapunches distinguen en la actualidad entre mapunche kutran -enfermedades relacionadas con las etiologías clásicas de la cultura mapunche (ver más adelante)- y wigka kutran -enfermedades relacionadas con las etiologías biológicas que considera el hombre no mapunche o wingka-.

b) La clasificación tradicional mapunche distingue entre Re-Kutran o enfermedades de causa natural, Wenu Kutran o enfermedades sobrenaturales en que la causa viene de las divinidades o espíritus del Wenu-Mapu o mundo superior para sancionar a las personas que no cumplen las normas tradicionales, y Weda Kutran o enfermedades sobrenaturales en las que hay intención de provocar la enfermedad por parte de un agente, fenómeno o fuerza relacionado con el Minche-Mapu o mundo inferior o maligno. Lo más frecuente es que se trate de enfermedades provocadas por un Kalku o ser que podría considerarse como brujo o maléfico -kalku kutran-. Los conceptos de Envidia y Transgresión son fundamentales para entender el concepto de enfermedad. El sentido de la vida del ser mapunche reside en la relación con las divinidades que han dado al pueblo la lengua (mapudugun) y las tradiciones y leyes (ad mapu) que rigen la comunidad. La familia ancestral, origen del Universo, creó un equilibrio entre los hombres y respecto a la naturaleza. Para mantenerlo deben respetarse las obligaciones rituales y religiosas establecidas por la cultura. Es el llamado principio de Reciprocidad. Reciprocidad es respetar las leyes, la estructura de poder, las normas de la comunidad, las tradiciones para así esperar la buena vida o la salud. Las enfermedades y calamidades (malas cosechas, muertes de animales, erupciones volcánicas, sequías, pestes,...) se originan en la ruptura del orden prescrito y del principio de Reciprocidad con la comunidad o con los seres sobrenaturales.

Existe una serie de normas con respecto a:

  • el orden natural: no atravesar ciertos terrenos pantanosos, evitar los remolinos de viento o de agua, no pisar culebras y sus nidos etc. Se trata de no romper normas respecto a los espacios naturales en que residen los espíritus y en los que no debe entrarse. Se sabe que los espíritus residen en las quebradas, en los esteros, que pueden estar en los remolinos y que pueden corporizarse en culebra y no debe invadirse sus espacios sino vivir en armonía con ellos. En todo caso se trata de un orden armónico interno: Es posible estar en el pantano, pero si saco algo (por ejemplo barro) debo estar en sintonía, pedir autorización y dejar algo a cambio (unas monedas, un trozo de ropa) como reconocimiento del equilibrio y la reciprocidad.

  • el orden social: mantener buenas relaciones con parientes y vecinos, respetar las alianzas o círculos de lealtades, no alterar y respetar la estructura de la autoridad tradicional y la sagrada, etc. En este caso la reciprocidad tiene que ver sobretodo con la vida comunitaria. Una familia puede prosperar y eso en si mismo no es malo. Se quiebra el principio de reciprocidad cuando esa familia deja de acudir a las ceremonias de la comunidad, deja de visitarse con los demás, no colabora cuando se le requiere para faenar tierras de otros en grupo etc. En ese momento es cuando puede atraer el mal y la desgracia sobre su familia, los animales o las cosechas.

  • el orden religioso: la reciprocidad se mantiene a través la celebración de las rogativas de carácter comunitario (gijatun), de cumplir con los deberes rituales hacia los antepasados o los espíritus protectores de la familia..

    El origen de la enfermedad estará en fuerzas externas provenientes del ámbito sobrenatural o social. Cuando la persona rompe las normas de equilibrio (por ejemplo a través de un enriquecimiento demasiado rápido, por sus conductas ostentosas o su modo de ser, o por no respetar las jerarquías y querer pasar por encima de una generación anterior) provoca envidia. La palabra envidia es probablemente la menos distorsionante de las traducciones posibles. La envidia parte de uno mismo, porque uno ha creado las condiciones para que los demás puedan rechazarle al romper el equilibrio, el principio de Reciprocidad. La ruptura de una norma provocará la envidia de otros familiares o miembros de la comunidad y la consecuencia de ello es que llegará el mal. El mal surge de la comunidad, de la naturaleza, de allí donde está el conflicto. En el conflicto está la enfermedad. En ocasiones puede tener su origen en la acción de una Machi(A) o un Kalku (brujo) a través de comida (Fuñapué), ropa o efectos personales (Üñfitun). En otras es una acción directa de fuerzas superiores. Pero el elemento detonante de la enfermedad está en el conflicto originado por una transgresión. Es otro -fuera del enfermo- el que ha hecho el mal al enfermo, aunque este lo ha atraído con su conducta. Así, cuando se pregunta por el origen de la enfermedad, la respuesta mayoritaria es que la persona se ha enfermado 'por el mal' y será la maci quien ayude a saber donde estuvo la transgresión o quien, por envidia, provocó ese mal. En suma, la ruptura de la reciprocidad, la transgresión de normas y la envidia son los elementos causantes del mal. Éste penetra en el cuerpo y en el espíritu de la persona y es la causa y origen de la enfermedad. Desde esta perspectiva es importante entender que cualquier enfermedad, sea de causa natural (frío, esfuerzo, contraste brusco de temperaturas... ) o de causa sobrenatural (mal por transgresión o envidia) se vive desde el cuerpo. Será la machi la persona que, como intermediaria de ngenechen, podrá saber el origen del mal, el punto en que se rompió el principio de equilibrio y reciprocidad, y recomendar la cura. Por eso la energía de la machi, el agente de curación, se centrará no sólo en eliminar los síntomas a través de rogativas y de plantas medicinales, sino en identificar la causa de la misma, que estará generalmente en una situación de conflicto o transgresión, en algún desequilibrio o conflicto en la red social del individuo y en su relación con el mundo sobrenatural.

    Es importante percibir como el origen es, en todo caso, siempre externo. Aunque la transgresión sea el origen, fue en última instancia la envidia o la acción de una fuerza sobrenatural la que llevó a que el mal entrara en el cuerpo. Hay, por tanto, un agente externo frente al que luchar. La lucha no es contra uno mismo (origen de la culpa) sino contra ese agente, aunque en el camino terapéutico se incluye el respeto futuro a la norma que se rompió o al principio de reciprocidad. Las normativas preventivas son múltiples: no aceptar comida o bebida de extraños, cuidarse de los cambios de temperatura, no pasar del calor al frío o del frío al calor bruscamente, no dejar pelos, uñas, restos de sangre menstrual, etc. al alcance de otros, contar los sueños, respetar las normas que rigen las conductas entre hombres y mujeres, respetar las vías tradicionales de matrimonio(B)... El cuerpo social está muy normado y la salud es, en suma, un reflejo del estado social del individuo. La enfermedad es una falta de armonía en lo individual, lo interpersonal, lo social y lo cósmico o sobrenatural.

    Los sueños jugarán también un papel fundamental, sueños vinculados al mal, a la posibilidad de enfermar, a la muerte, a la curación... Por ello es fundamental su interpretación para extraer su enseñanza.

    Este esquema es común a muchas sociedades originarias. Burton Benedict considera que en este tipo de sociedades las relaciones personales de rol están cargadas de afectividad. Por ello hay una polarización y la mayoría de los individuos suelen culpar de sus fracasos y de sus desgracias a las malas intenciones de los demás. Un hombre de las Seychelles que pierda su empleo -dice Benedict- no creerá que se debe a su falta de eficacia, a que el trabajo que desempeña ya no es necesario o a una instancia impersonal como el gobierno; pensará que se debe a la envidia de algún enemigo que desea su puesto o que busca vengarse de un daño anterior y tal vez trate de protegerse o recurrir a medios mágicos para vengarse, o ambas cosas a la vez.

    2.3. El Pueblo Mapunche en el último siglo.

    El desequilibrio generado entre las dos sociedades por los contactos de la conquista y la colonización ha sido progresivamente validado por las leyes de la República (Leyes de Reducciones de 1866 hasta 1932, en la que se aceptó la división de las comunidades). La Ley actual intenta revertir la posición de sujeción del Pueblo Mapunche a las legislaciones que protegen el patrimonio nacional. Aunque esta ley supone algunos avances en cuanto reconoce las comunidades indígenas y el ser indígena, la hipotética recuperación del territorio perdido difícilmente logrará revertir el profundo proceso de desintegración sociocultural que las leyes reduccionistas anteriores han provocado. El pueblo mapunche ha debido enfrentar cambios muy drásticos en su nivel organizativo y de liderazgo, con una situación de desmembramiento incuestionable, apreciable al menos en tres áreas:

    a) en el plano económico: procesos de proletarización y migración a centros urbanos, lo que dificulta la fortaleza del recurso cultural, de más amplia expresión en el ámbito rural. Varios estudios indican que la población mapunche rural vive en un estado de severa pobreza(C);

    b) en el plano sociocultural: persistencia de una sobrecarga emocional propia de la discriminación de que es objeto tanto el sector emigrado como el que se mantiene en las zonas rurales y reducciones;

    c) en el plano de la reproducción social: la tasa de crecimiento natural para la población mapunche rural (13 por mil) es inferior a la tasa de crecimiento de toda la región (21 por mil). Esta baja tasa se debería a la alta tasa de mortalidad en la población mapunche, al descenso de la fecundidad y al efecto indirecto de la migración (cf. Oyarce et al.1991) y a las políticas de control de la población mapunche impuestas desde el Estado

    En otras palabras, la actual legislación indígena, que intenta reparar las injusticias anteriores, se encuentra con un pueblo desorganizado a nivel local, víctima de las influencias externas mercantilistas y que recibe discriminación tanto si conserva su cultura como si la transforma para efectos de supervivencia. La razón última de ello está en el conjunto de concepciones culturales de carácter etnocéntrico que ha sostenido la cultura nacional desde que ésta se conformó hasta nuestros días. Estas concepciones no aceptan la diversidad cultural y no permiten o dificultan el tránsito hacia la interculturalidad. [volver]


    Notas

    11. Varios Autores: "Censo de Reducciones Indígenas Seleccionadas: Análisis sociodemográfico." IX Región. Chile (1988). Santiago. 1990.

    15. Marimán, P.: "La diáspora de la sociedad mapunche contemporánea." En Pueblos Indígenas, Tierras y Territorios. Universidad de la Frontera-Instituto de Estudios Indígenas. Temuco. 1995.

  • (A) La machi tiene un poder y en ella está la capacidad de usarlo para sanar o para enfermar

  • (B) Se espera que el matrimonio sea entre mapunches y entre primos cruzados por línea matrilineal. Esta regla permite la protección de la tierra bajo un mismo parentesco

  • (C) Dentro de las políticas de erradicación de la pobreza se incluye el control demográfico entre las poblaciones socioeconómicamente más deprimidas a través del uso de DIU. Este se implanta con información sanitaria muy escasa y dada de un modo autoritario y exclusivamente en castellano, invocando la autoridad del modelo médico oficial. La gente mapunche agredida argumenta que nunca un niño mapunche murió de hambre y que los parámetros para decidir qué es pobreza tienen que ver con las concepciones estatales (tipo y calidad de la vivienda, tenencia de bienes de consumo etc), que no tienen sentido en el contexto de la vida mapunche.

  • Citar como: Durán Pérez, Teresa et al. Muerte y Desaparición Forzada en la Araucanía: Una Aproximación Étnica KO'AGA ROÑE'ETA se.x (2000) - http://www.derechos.org/koaga/x/mapuches/

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