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05ene08


Para la Justicia, Febres fue asesinado


Tres semanas después de que Héctor Febres apareciera muerto, la Justicia presentó ayer su primera hipótesis sobre el crimen.

Alguien, no se sabe quién, lo mató. Entró en la celda cerca de la medianoche y le dio cianuro en un vaso de agua. Su custodio y el jefe del destacamento colaboraron; ayudaron al asesino y pretendieron borrar los rastros. Lo mismo que la familia de la víctima, infieren los investigadores judiciales. La mujer y los hijos de Febres supieron desde el primer momento que había sido un homicidio. Lo callaron. No se sabe por qué.

La jueza federal Sandra Arroyo Salgado dictó ayer la resolución más importante del expediente en la que detalla esas conclusiones, enumera pruebas y procesa a los cinco acusados del caso.

"Homicidio" es el delito que les imputó a los prefectos Angel Volpi y Rubén Iglesias. "Triplemente agravado por haber sido cometido mediante envenenamiento, con el concurso premeditado de dos o más personas y con el objeto de ocultar otro delito".

Los otros tres procesados son Stella Maris Guevara de Febres y sus hijos, Sonia y Ariel. "Encubrimiento agravado", es la acusación que enfrentan.

La jueza sostiene que la mujer y los hijos de Febres "optaron por ayudar a Volpi e Iglesias" a hacer desaparecer las pruebas del delito por razones "aún no esclarecidas". Bien podría tratarse, según especula la jueza, de sentimientos de deuda con la Prefectura por los beneficios que tuvo Febres durante los nueve años de detención o a sus "fuertes lazos de pertenencia a la fuerza".

En concreto, las pruebas contra ellos consisten en haber estado en la escena del crimen horas después del homicidio y haberlo ocultado. Haber omitido decirle a la jueza que alguien se había llevado la computadora de la víctima y haber mantenido reuniones posteriores con Iglesias, el jefe de la Delegación.

Ellos tres quedaron, no obstante, en libertad. No así los otros dos procesados, que después de notificarse del fallo volvieron a la cárcel de Marcos Paz.

Con respecto al móvil, para Arroyo Salgado fue "evitar que Febres traicionara su pacto de silencio con los responsables de los delitos cometidos en la ESMA". Testigos de la causa declararon que el subprefecto había recibido visitas que pretedían convencerlo de que no hablara. No se sabe quiénes fueron porque no se dejaba constancia de la gente que veía a Febres.

Según la jueza, la custodia que recibía el subprefecto era "harto inusual" (en el fallo se relata incluso que solía pedir delivery desde su habitación). Tanto, que puso "en extrema vulnerabilidad al detenido Febres". Pero a los prefectos no se los acusa por eso, sino por algo "mucho más grave", advierte la jueza: "Haber intervenido dolosamente en el homicidio".

El fallo de ayer señala que los "numerosos privilegios" que recibía el detenido "no eran más que un medio de mantener satisfecho y adoctrinado al causante en un contexto de control y vigilancia, lo cual coadyuvó y facilitó la concreción del plan delictual".

Las pruebas del expediente dan cuenta de una relación muy cercana, "de contención", entre Febres y sus custodios. Sobre todo con Volpi, apodado "El Gordo", con quien solía jugar a la pelota y hasta emborracharse, según el relato de un testigo. La jueza sostiene que tanto Volpi como Iglesias "se mostraron interesados" en el estado de ánimo de Febres y "monitorearon el estado psicológico del detenido" para saber "cuán dispuesto pudiera estar a romper con el silencio que venía guardando en relación a los hechos de violaciones de los derechos humanos".

Para la jueza, los dos prefectos participaron "en un todo de la diagramación del crimen", eran "plenos conocedores de todos sus pormenores" y sin su aporte, la muerte no hubiera tenido lugar. Además, ellos "estuvieron en connivencia para sustraer la computadora del cuarto de Febres" e "intentaron deshacerse" de ella. La llevaron a un técnico alegando una rotura y en ese trámite desaparecieron todos los mails de Febres.

Pero no hay pruebas de que Volvi o Iglesias hayan sido los asesinos. "Considero oportuno dejar en claro que no se ha logrado reunir hasta el momento ningún elemento de prueba que, aunque más no fuera de manera meramente indiciaria, permita individualizar al autor material del delito", admitió la jueza en el fallo.

[Fuente: Por Paz Rodríguez Niell, La Nación, Bs As, Arg, 05ene08]

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