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12dic07


La autopsia confirma que Febres fue envenenado


Héctor Febres, el oficial retirado de la Prefectura Naval que murió este lunes cuando estaba por ser condenado por un caso de torturas y secuestros cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), tenía veneno en su cuerpo: así lo revelaron ayer los resultados de la autopsia. Ante esta circunstancia, la Justicia dispuso el arresto de dos oficiales de la Prefectura Naval encargados de custodiarlo.

Febres apareció muerto en un destacamento de la Prefectura, en Tigre, cuatro días antes de que se lo notificara de una casi segura condena en su contra. Una de las sospechas de los investigadores es que fue asesinado para evitar que delatara a otros implicados en violaciones de los derechos humanos, dijeron fuentes judiciales a LA NACION. Otra hipótesis es que se haya suicidado ante la inminencia del fallo.

Los detenidos, según funcionarios del Ministerio del Interior, son el jefe de la Prefectura Naval de la Zona Delta, prefecto mayor Rubén Amado Iglesias, y un oficial del destacamento de Tigre en el que Febres estaba preso. Este oficial vivía cerca de los cuartos que funcionaban como calabozo y donde Febres apareció muerto la mañana del 10 de diciembre, luego de que llamó la atención que no se levantara una vez servido el desayuno.

Lo estaba juzgando el Tribunal Oral Federal N° 5, integrado por los jueces Guillermo Gordo, Ricardo Farías y Daniel Obligado.

Febres era juzgado por la privación ilegal de la libertad y los tormentos sufridos por Carlos Lordkipanidse, Josefa Prada de Olivieri, Carlos Alberto García y Alfredo Margari. Además, estaba procesado y a la espera de otros juicios en los que estaba acusado por más de 300 casos de torturas y desapariciones.

Por los hechos que tuvieron como víctimas a Lordkipanidse, Prada de Olivieri, García y Margari, la querella y la fiscalía habían pedido que el oficial de la Prefectura Naval retirado fuera condenado a 25 años de prisión.

Tras su muerte, la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado abrió una investigación para averiguar sobre las circunstancias de su deceso. En ese sumario se ordenó la realización de la autopsia que tuvo lugar anteayer en la Morgue Judicial, ante los peritos oficiales y los de parte nombrados por organismos de derechos humanos, querellantes en el juicio contra el ex oficial y por Ariel, hijo del acusado, querellante en la causa en la que se investiga su muerte.

La necropsia determinó que la causa de la muerte había sido un paro cardiorrespiratorio, pero se ordenaron estudios toxicológicos de las vísceras.

Si bien esos exámenes suelen demorar al menos una semana, los primeros análisis efectuados ayer, para determinar si había cianuro en el cuerpo, dieron positivo. Forenses que participaron en la autopsia dijeron que se encontró "abundante cantidad" de cianuro en la sangre, en las vísceras y en los fluidos corporales. Los resultados dieron positivo tanto en la prueba como en la contraprueba.

Una fuente de la investigación dijo a LA NACION que este dato abona la hipótesis de que Febres pudo haber sido asesinado. Otro elemento que le llamó la atención es que el suicidio por ingesta de cianuro no es habitual, pues es sumamente doloroso, debido a que la droga, la misma que era usada por montoneros para quitarse la vida cuando eran capturados, provoca una fuerte contracción muscular.

En la causa judicial de San Isidro, la jueza Arroyo Salgado empezó a reconstruir las condiciones de detención de Febres y a medida que avanzaba en la toma de declaraciones testimoniales no dejaba de sorprenderse. "Eso era un jolgorio", dijo a LA NACION una fuente judicial.

En ese sentido, se estableció que las visitas que recibía el oficial de la Prefectura Naval no quedaban asentadas en ningún lado. Por ejemplo, su hijo Ariel, que lo había visitado la noche anterior a su muerte, según declaró él mismo ante la jueza, no figuraba en ninguno de los registros.

Tampoco estaba un médico personal, amigo de la familia, que días antes del deceso había ido a visitarlo. Ante la Justicia, el facultativo dijo que lo había encontrado bastante decaído. Su paso por el calabozo no quedó registrado.

Para probar los extremos de las relajadas condiciones de arresto, la magistrada allanó, además, la delegación Tigre de la Prefectura Naval.

Otros procedimientos

Además, anoche, la magistrada estaba realizando procedimientos en los domicilios de los detenidos y buscando evidencias de cómo pudo haber entrado el cianuro a la celda.

Para ello, se vale del libro de visitas, con anotaciones incompletas y de otros datos sugestivos, como, por ejemplo, que la comida que le sirvieron los últimos días no le había sido provista en el cuartel, sino que había sido traída de fuera del lugar.

Febres había comenzado a ser juzgado el 18 de octubre último, en medio de una controversia entre organismos defensores de los derechos humanos. Algunos se resistían a que los juicios por los crímenes atroces cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada comenzaran con un solo acusado, integrante de la Prefectura Naval y no de la marina, y por sólo cuatro casos de tormentos y secuestros.

El propio acusado también protestó porque era el único que estaba sentado en el banquillo. Lo hizo el primer día del juicio, cuando su defensor Eduardo Valle difundió un escrito, firmado por el ex oficial, en el que reclamaba que se lo juzgara junto con los jefes de la Armada, porque entendía que esas declaraciones como oficial subalterno podían beneficiarlo.

Luego, durante el juicio, se escucharon sólo relatos del horror de testigos que dijeron cómo habían sido torturados con picana. Cuando estaba por oír su sentencia, Febres apareció muerto. Ahora se investiga si lo silenciaron para que, al pronunciar sus últimas palabras antes de la casi segura condena, no involucrara a nadie más.

[Fuente: Por Hernán Cappiello, La Nación, Bs As, Arg, 14dic07]

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