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10ene09


El abogado de represores que estuvo en un grupo de tareas


En relación a la nota "El final de una vida pública" -aparecida en el número 33 de Miradas al Sur-, la cual hace referencia a la prisión preventiva aplicada al ex integrante del Batallón 601 Julio Alberto Cirino, su abogado, Eduardo Sinforiano San Emeterio, envió, con fecha del 5 de enero, la siguiente carta documento:

"Intímole (sic) para que en el plazo de 48 horas (cuarenta y ocho) a partir de la recepción de la presente carta documento ratifique o rectifique la falsa y tendenciosa información introducida en su periódico de fecha 04 de enero del corriente año en la página 26, en la que textualmente informa: 'Detrás de él, sus defensores cruzaban miradas incómodas. Uno era el polémico ex presidente de la Cámara de Casación, Alfredo Bisordi; el otro, Eduardo Sinforiano San Emeterio, un ex agente de la Side que supo integrar el staff de Automotores Orletti, luego de un grupo de tareas de la Fuerza Aérea'. De no recibir respuesta favorable a la presente intimación en el plazo y condiciones aquí contenidas, procederé sin más trámites a promover las acciones judiciales pertinentes (art. 109 y 110) del Código Penal)".

Lo cierto es que este hombre, hijo y nieto de militares, nacido el 20 de abril de 1951, adquirió cierta celebridad hace unos años al sumarse al elenco estable de los letrados que suelen defender a civiles y militares acusados por delitos de lesa humanidad. En este aspecto, no sería justo omitir su fervor querulante.

Al respecto, su apuesta más audaz fue pedir -junto con Bisordi- que se abra un juicio por la verdad -como los que se han realizado para conocer el destino de los desaparecidos- pero en este caso con el propósito de llevar a los estrados judiciales a quienes integraron organizaciones revolucionarias armadas entre 1959 y 1989. Su intención, desde luego, consiste en equiparar sus actos con los crímenes de la dictadura. También inició toda una serie de denuncias penales -que sistemáticamente fueron desechadas por la Justicia- contra el ex presidente Kirchner, el ministro Aníbal Fernández, el ex jefe del Ejército, Roberto Bendini -de éste además pidió su baja-, la integrante del Consejo de la Magistratura Diana Conti, entre otros. Y siempre por "traición a la patria", indignado por el avance de los juicios, a los que considera parte de "un plan diabólico y sistemático".

También suele desenvainar su pluma con fines extrajudiciales. En uno de sus escritos seudobiográficos, consigna:

"Hace ya 40 años y siendo un joven de 16, y orgulloso cadete, hice un juramento irrenunciable a mi patria, el de seguir constantemente a mi bandera y defenderla hasta perder mi vida. Junto conmigo (sic) muchos de los que hoy están injustamente detenidos hicieron el mismo e idéntico juramento. Ellos lo cumplieron, muchos hasta el límite, ofrendando lo más valioso, su vida y en muchos casos las de sus propios hijos. Hoy mi juramento como abogado es respetar y hacer respetar las leyes de la Constitución Nacional, manteniendo siempre mi primer juramento, a mi patria".

Lo cierto es que este individuo esmirriado y de voz aflautada suele ufanarse -tanto en sitios de internet como en algunos programas de cable- de ser uno de "los abanderados de la memoria completa".

Pero su fervor por el universo castrense no fue generoso en cuanto a su propia existencia: apenas alcanzó el grado de subteniente de reserva, tras egresar en 1968 del Liceo Militar.

No obstante, en 1971, con 20 años recién cumplidos, ingresó a la Side. Algunos años después, ya durante los inicios de la dictadura, se desempeñaría como chofer del titular de ese organismo, general Otto Paladino, quien además fue el factótum del centro clandestino llamado Automotores Orletti. Por entonces, Sinforiano solía acompañar allí a su jefe, entablando cordiales relaciones con personajes de la talla de Aníbal Gordon y Eduardo Ruffo, entre otros. Y ello consta debidamente en su legajo.

Como también que, a fines de 1976, pasó a prestar servicios en el Grupo de Tareas 4, que dependía del Servicio de Informaciones de la Fuerza Aérea (Sifa).

El GT4 fue responsable de numerosos secuestros y asesinatos, además de actuar sobre un circuito que comprendía unos 20 centros clandestinos de detención. San Emeterio permaneció en esa unidad hasta ser disuelta, a fines del año 1979.

A partir de entonces, regresó a la Side. Pero ya no como chofer del jefe. Por entonces, la "lucha antisubversiva" había disminuido su intensidad y, en consecuencia, el agente San Emeterio fue destinado a un nuevo puesto de combate: la cocina.

A mediados de 1980 dio un paso al costado.

Y se anotó en la Universidad de Belgrano para estudiar Derecho. Se recibiría unos siete años después. En 2003, la costumbre de hacerse llamar "doctor" le valió una denuncia por "usurpación de título". Ahora libra su guerra santa en tribunales.

[Fuente: Por Ricardo Ragendofer, El Argentino, Bs As, 10ene09]

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