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DERECHOS


Los 48 argentinos cuya detención reclama Garzón exigen a Aznar que castigue al juez

En una carta dirigida al Gobierno español por uno de los imputados


Los 48 argentinos contra los que el juez español Baltasar Garzón dictó, el pasado 30 de diciembre, una orden internacional de detención han dirigido una carta al Gobierno que encabeza José María Aznar, en la que exigen que el magistrado «sea castigado» y que «se deje sin efecto su disparatada orden de captura».

Entre estas 48 personas, procesadas por terrorismo, genocidio y torturas cometidos durante la dictadura militar argentina (de 1976 a 1983), figuran los generales Jorge Videla y Leopoldo Galtieri, que encabezaron la Junta Militar.

EL MUNDO tuvo acceso en exclusiva en Buenos Aires a esa documentación que viene a atizar el fuego en una cuestión que está sometiendo a una dura prueba las relaciones entre España, Argentina y Chile.

El estallido de esta polémica se produce justo en el momento en el que el nuevo Gobierno del centrista Fernando de la Rúa hace equilibrios para no aparecer ante la opinión pública mundial amparando a los represores, como hicieron Carlos Menem (1989-99), su predecesor en el cargo, y también el presidente chileno Eduardo Frei.

Misiva conminatoria

La insólita demanda va dirigida a Abel Matutes, en su calidad de ministro de Asuntos Exteriores. La misiva conmina al responsable de la diplomacia española a «cumplir con la actividad que le compete como funcionario público». También le exige que inicie «las acciones penales correspondientes» contra Garzón y los abogados de la acusación popular en el juicio a la guerra sucia de las Juntas Militares argentinas, que complementa el proceso contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet.

La solicitud, que cuenta con el apoyo de todos los encausados por Garzón, ha sido cursada por uno de ellos: el abogado bonaerense Gonzalo Torres de Tolosa, el único civil que figura entre los 48 extraditables contra los que el magistrado de la Audiencia Nacional dictó una orden de detención internacional.

La dura y poco amistosa misiva a Matutes salió el 17 de diciembre hacia el palacio de Santa Cruz. Además hubo otra carta, más atenta, al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño.

«Su excelencia en forma muy amable acusó recibo de la misma y me hizo saber que él y la Fiscalía General del Estado sostienen el criterio de que los jueces y tribunales españoles carecen de jurisdicción», dijo el letrado.

En comunión con las ideas de Fungairiño, Torres de Tolosa y sus colegas sostienen que «el encausamiento realizado por Garzón resulta absolutamente ilegítimo» y lo acusan de haber cometido entre otras cosas «prevaricación, denegación de justicia, fraude procesal, falso testimonio, falsedad ideológica y asociación ilícita, en concurso real».

Ya en plan algo menos jurídico, el abogado se refiere a «este disparatado intento colonizador del juez Garzón», le enrostra pretender convertirse en «juez del mundo» y sostiene que «su actividad está únicamente destinada a ser un show montado para adquirir notoriedad».

«Vuelos de la muerte»

Pero la carta de Torres de Tolosa no se queda sólo en considerandos legales y aprovecha para formular una suerte de descargo a las acusaciones existentes contra él como supuesto represor voluntario. En el sumario instruido por el juez Baltasar Garzón está imputado por supuesta participación, bajo el alias de teniente Vaca, en los vuelos de la muerte, en los que se arrojaban presos políticos vivos al mar.

En ese sentido admite: «Concurrí con frecuencia a la Escuela de Mecánica de la Armada [ESMA]», donde funcionó un campo de concentración en el que exterminaron a 4.000 prisioneros políticos, para «brindar apoyo moral a los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de mi país que combatían el terrorismo».

«En mis frecuentes visitas a la Unidad de Tareas Operativas de la ESMA, generalmente a comer, existía una sólida amistad personal entre el entonces teniente de navío Jorge Eduardo Acosta y yo». Justamente Acosta actuaba de jefe de Inteligencia del campo de la muerte, torturaba a los prisioneros, y ahora cumple prisión preventiva por supuesto robo de bebés a 15 parturientas, hoy desaparecidas.

Exilio en Cuba

España tendría sus propios vuelos de la muerte, según una extraña denuncia de los extraditables argentinos al ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes. «Los africanos ilegales son deportados y los aviones no llegan a su destino porque arrojan su carga [humana] al mar. No trascendió si son arrojados vivos o muertos», escribió Gonzalo Torres de Tolosa, único civil con petición de captura de Garzón.

El letrado también denunció que los pesqueros españoles y de la Comunidad Europea «arrojan a los polizontes al mar, incluso en aguas territoriales de España, para evitar el gasto de declarar pasajeros ilegales».

En tono socarrón hacia el juez de la Audiencia Nacional, prevén que Garzón «abrumado por los hechos y por su errático comportamiento abandone silenciosamente España y pida asilo político en algún país socialista, verbigracia Cuba».

[Fuente: Artículo de Juan Ignacion Irigaray publicado en el Diario El Mundo de Madrid el 3ene00]


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor el 3ene2000


Juicio a Militares Argentinos

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