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08oct18


Chile reafirma política de 1900: victoria de las armas otorga derechos


Bolivia soportó una lapidaria derrota jurídica de 12 votos contra tres en la demanda contenciosa que presentó contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). El durísimo fallo cayó como agua fría sobre el profundo anhelo boliviano de retorno al mar y dejó estupefacto al país.

Con el fallo, quedó en evidencia que el exitismo mediático del Gobierno, autoridades, de políticos y periodistas, hizo perder a los bolivianos el razonamiento y la mesura. La esperanza popular y el exitismo del Gobierno se derrumbaron. Al final, un resignado Evo Morales dijo que, en su párrafo 176, el fallo de la CIJ exhorta a Bolivia y Chile que busquen una solución al problema de la mediterraneidad boliviana a través del diálogo.

Pero para el excanciller chileno Heraldo Muñoz la demanda boliviana de acceso soberano al mar es un caso cerrado. Roberto Ampuero, actual canciller, dijo que Chile dialogará al respecto si Bolivia respeta el derecho internacional y los resultados de la historia. Es decir, si respeta la victoria chilena de la Guerra del Pacífico. El presidente Sebastián Piñera recalcó tal condicionamiento desde Antofagasta.

El fallo de la CIJ avala la ley suprema de las naciones: “La victoria de las armas otorga derechos”. Máxima diplomática internacional, que para Chile es política de Estado a la demanda marítima boliviana. Política que el ministro plenipotenciario de Chile en La Paz, Abraham Konig, comunicó oficialmente a Bolivia el 13 de agosto de 1900.

Al interponer la demanda ante la CIJ, el gobierno de Evo Morales, sus colaboradores, políticos, analistas, periodistas y pueblo en general olvidaron algo muy importante: para emprender una negociación o finalmente ir a la guerra, previamente los países en litigio evalúan si entre ambos existe un equilibrio económico y militar.

Porque cuando las diferencias económicas y militares son enormes no hay guerra; asimismo, una negociación se realizará con respeto y podría prosperar si existe un equilibrio de fuerzas. Las diferencias entres Chile y Bolivia son enormes.

En 2017 las exportaciones chilenas sumaron 68.306 millones de dólares, según Direcom ProChile. Ese mismo año, las exportaciones bolivianas llegaron a 7.846 millones de dólares, informa el INE. Como se observa, la superioridad de Chile es de casi 10 veces.

Según Globalfirepower.com, Chile posee 44 aviones F16 de ataque aéreo y Bolivia, cero. Los chilenos cuentan con 300 tanques alemanes Leopard 24A con cañones de 4,5 km de alcance; nuestro país dispone de 54 tanques de tecnología obsoleta. Chile ocupa el lugar 41 en poderío militar y Bolivia está muy por debajo, en el peldaño 81.

Por este desequilibrio de fuerzas económicas y militares, Chile siempre se burló de Bolivia. Recordemos el abrazo de los dictadores Banzer-Pinochet o la famosa frase del excanciller Guillermo Bedregal, (+) quien dijo “traigo el mar en el maletín”. O lo peor, en abril de 1962 cuando Chile desvió las aguas del Río Lauca. Esta conducta chilena no cambiará. Es más, después de La Haya el escenario es de durísimos condicionamientos.

Se creyó que la CIJ fallaría a favor de Bolivia, por lo que los gobernantes ya planificaban la era “pos-Haya”. Y si así hubiera sido, por su poderío económico y militar, que protegen sus vitales intereses, Chile no lo habría acatado. Eso de que los fallos de la Corte son de cumplimiento obligatorio es falso. Desde 1979 10 países no hicieron caso y la CIJ simplemente calló.

Los chilenos tienen experiencia en eso. Precisamente, en el diferendo por las islas del canal Beagle que tuvieron con Argentina. Este país decidió no acatarlo y por poco van a la guerra. No ocurrió así por la intermediación del Papa Juan Pablo II, que al final favoreció a Chile.

Se interpretó mal lo que pasó al inicio en la CIJ. Chile interpuso una objeción preliminar de incompetencia de la Corte para tratar la demanda boliviana. El 24/9/18 la CIJ refirió varias verdades históricas que asisten a Bolivia al hacer prevalecer su autoridad jurídica internacional. Desde entonces se creyó que se ganaría el juicio. Lo que vino después sólo fue “un engañarse a sí mismo”.

La historia nos exige a los bolivianos a doblegar esfuerzos para lograr el desarrollo económico y militar a la altura del país vecino. Sólo así podremos negociar de igual a igual con Chile sobre la usurpación de 1879. Otra demanda marítima será inviable porque no tenemos la musculatura diplomática, económica y militar para sostenerla, y menos defenderla. Hacerlo sería demagógico y nos someterá al condicionamiento chileno, que se endureció estos días.

[Fuente: Por Arsenio Álvarez Beltránes, Página Siete, La Paz, 08oct18]

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