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23may21


“Lo primero que se debió hacer es nombrar al Agente ante La Haya”


Han pasado más de seis meses desde que el nuevo gobierno del MAS ha asumido el mando de la nación y el Órgano Ejecutivo todavía no ha nombrado ante La Haya ni al Agente ni al Coagente en el marco de la demanda del Silala. Tampoco ha nombrado al Cónsul General de Bolivia en Chile.

En este momento, Bolivia debería estar entrando a la fase II de este juicio. El año pasado debió darse la parte final de la fase oral, pero la Corte Internacional de Justicia (CIJ) decidió posponer por algunos meses el proceso por la Covid-19, porque además en dos meses se viene el verano europeo, lo que hace suponer un inevitable retraso.

Página Siete entrevistó a Gustavo Aliaga, diputado de Comunidad Ciudadana (CC), para que explique en qué estado se encuentra este proceso y cuál es el escenario en el que Bolivia se mueve frente a Chile. Aliaga viene siguiendo el caso Silala desde años atrás y conoce –como pocos– a detalle el tema.

El Silala es un curso de agua que nace en Potosí, a unos cuatro kilómetros de la frontera con Chile. Tiene más de 90 ojos de agua que se escurre de manera natural por la pendiente del terreno, de más de 140 metros “sin obras artificiales que lo desvíen”, según Aliaga, salvo aquellas necesarias para que el agua no se pierda, que cruzan el límite hasta el río San Pedro (Chile).

Chile ha sostenido que el Silala es un río de curso internacional, por lo que sus aguas pertenecen a ambos países, y su demanda plantea ante la CIJ de La Haya “que decrete su legítimo derecho a utilizar las aguas del Silala de manera equitativa y razonable respecto al derecho que tiene Bolivia como Estado en el que nace el mismo curso de agua”.

¿Pero qué dio lugar al juicio? En interpretación de Aliaga, fue la actitud de Evo Morales, “triunfalista, como siempre”, que acabó con la paciencia de Chile. ¿Por qué? Porque Morales dijo a los chilenos “que se roban el agua de los bofedales de Quetena Chico, en Potosí”. Esa afirmación fue el punto de partida para que Chile demande a Bolivia ante la CIJ en junio de 2016.

Ya iniciado el juicio, Bolivia entregó una Contramemoria y una Contrademanda, en agosto de 2018. En este documento se reclama los derechos sobre las aguas del Silala y se plantea el rechazo del pedido chileno con una declaratoria de que el recurso hídrico en disputa no corresponde a un río de curso internacional.

Más tarde, Bolivia presentó una Reconvención (que es una forma de suavizar la postura de que Chile se está robando las aguas). A esto le sucedió la presentación de una Dúplica el 15 de febrero 2019, lo que dio paso a que Chile entregue la Réplica el 5 de mayo de 2019 en respuesta a la “Reconvención boliviana”.

Con esto concluye la etapa escrita y se establece el compromiso de las partes de mantener en reserva el caso, que será público tras los alegatos orales, que pueden darse este fin de año.

En principio –siempre según el recuento de Aliaga–, en su Primer Petitorio de la Contrademanda Bolivia pide a la CIJ que declare que nuestro país tiene derecho soberano sobre las obras hidráulicas y los mecanismos de drenaje instalados en su territorio, y que, en consecuencia, tiene derecho a decidir si va a conservarlas o retirarlas.

En su Segundo Petitorio, el país plantea a la CIJ que determine también que tiene derecho soberano sobre el flujo artificial que generan estas obras hidráulicas, y en el Tercer Petitorio solicita a la CIJ que determine que cualquier transferencia de este flujo artificial debe estar sujeta a un acuerdo, lo que para Aliaga significa una “compensación”.

La Dúplica Jurídica tiene más de cinco volúmenes y 1.580 páginas, en la que se establecen datos sobre la antigüedad de las aguas del Silala y un atlas completo de la zona. Chile también tiene estudios similares.

¿Era necesario el juicio?

El juicio jamás debió darse. Lo que pasa es que el entonces presidente Evo Morales, cuando estábamos en medio del juicio por el mar, el 23 de marzo de 2016, afirma: “Chile se está robando el agua”. Y Chile dice: “Así con Bolivia no podemos seguir”, y nos implanta un juicio a finales de 2016. No habíamos terminado siquiera el juicio del mar con Chile.

¿Qué está pasando ahora con el juicio?

Estamos llegando al año cuatro del juicio y toda la postura boliviana ha terminado diluyéndose en el sentido de que lo que decía Evo, que toda el agua del manantial era boliviana. Ahora eso está cambiando. Por ello surge la figura de la Reconvención. Eso se da cuando en medio del proceso te das cuenta de algunas cosas que no presentaste o evaluaste mal. La Reconvención es una acción jurídica de buena fe, en la que el demandado presenta nuevas líneas del juicio.

La Reconvención es como… ¿retroceder?

Es que a Bolivia no le quedó cómo sustentar que las aguas eran bolivianas y que los bofedales fueron robados por Chile. En la Reconvención, Bolivia va cambiando su posición. En el primer petitorio de la Contrademanda, el país solicita a la CIJ que declare que Bolivia tiene derecho soberano sobre obras hidráulicas. Pero Bolivia se da cuenta que no podía mantener esa verdad. No podía sostener que esas aguas habían sido robadas por Chile.

¿Por qué dice usted que la tesis boliviana no era sustentable?

Porque Eduardo Rodríguez Veltzé (exagente) y el director de Diremar van el 17 de mayo de 2019 a Potosí para explicarle eso a los potosinos. Dicen, “iremos a Potosí a contar sobre la artificialidad”. Es decir, van a decirle a los potosinos que los canales artificiales son de nosotros porque están en nuestro territorio.

Pero esos afluentes artificiales fueron hechos por los chilenos.

Evidentemente, ellos hicieron esos canales para llevar agua a las locomotoras, pero lo hicieron con la aquiescencia de Bolivia. Nos hemos montado una mentira. Evo se hizo tomar el pelo. Nadie le aconsejó sabiamente que no hable del Silala.

El tema del mar, por ejemplo, hubiera terminado de manera positiva si hubiéramos sabido manejarlo adecuadamente en los últimos días y horas. El entonces presidente Evo Morales, el día que terminaba el juicio, dice: “Bolivia ha decidido volver a Antofagasta”. Con esta declaración, la Cancillería chilena, que pensaba que Bolivia iba a ganar en La Haya, inmediatamente manda un fax a La Haya cuando estaba por comenzar la sesión. En el fax le dijeron al presidente de la CIJ: “Miren estas declaraciones del Gobierno boliviano a horas del fallo”. Y nos fuimos al diablo. Todos los días Evo Morales bombardeaba con declaraciones exitistas.

En un juicio de estas características, tienes que mantener un perfil bajo, pero él no paró de hacer declaraciones. De paso haberse ido hasta La Haya fue un atrevimiento, porque hizo desconfiar de todo el proceso.

Bolivia no designó ni al Agente ni al Coagente ante La Haya.

Me parece extraño que hasta hoy no hayamos designado aún al Agente ni al Coagente. Chile ya designó a su embajador de Chile ante la OEA, quien es también Agente ante La Haya. Nosotros no hemos nombrado a nadie.

Que el gobierno no haya nombrado aún al Agente ante La Haya, ¿no es negligencia?

El primer nombramiento que el gobierno debió realizar, en vez de nombrar a Nardi Suxo como embajadora en España, es haber nombrado al Agente. Pero otra cosa es quién te acepta.

¿Por qué alguien no querría aceptar ese nombramiento?

Debían nombrar a Héctor Arce, porque él fue el que presionó a Evo para el juicio por el Silala. Técnicamente, Arce estuvo detrás de los juicios con Chile.

¿Pero cuánto le afecta a Bolivia el que no se haya nombrado aún ni al Agente ni al Coagente?

Mucho. La diplomacia profesional ha retrocedido décadas en el país. Antes la relación de nombramientos era de 90-10. Es decir, un 90% de los funcionarios eran nombrados por los gobiernos (nombraban a sus parientes y a gente no diplomática) y el 10% era nombrado por la Cancillería. Con la democracia pactada se llegó al 50-50, lo que permitió dar lugar a diplomáticos de carrera. Y cuando llegó Evo Morales, volvimos al 90-10. Él nombró en puestos diplomáticos en un 90% a cantantes, masajistas y a cualquiera.

 Y el actual gobierno del MAS hizo pocos nombramientos.

Hoy no se nombró a nadie porque creo que estamos ahorrando. Solo se hicieron algunos nombramientos: en Irán, Argentina (encargado de negocios), Unesco, España y Venezuela. Pero el primer embajador que hemos nombrado ha sido al embajador de Bolivia en Irán. ¿Qué mensaje estamos dando con esto? ¿Por qué no hemos nombrado antes al embajador en Brasil o ante Argentina o al Cónsul General en Chile? En lo que se refiere a diplomacia profesional estamos en cero.

¿Chile puede levantar las manos en este juicio?

Chile puede tomar esa decisión, pero necesita una palabra de Bolivia. Pero los chilenos dicen: “La mejor relación con Bolivia es no tener ninguna relación, porque no podemos confiar en su proceso diplomático”.

El gobierno de Luis Arce guarda silencio sobre el Silala, ¿a qué atribuye eso?

Porque no tiene una salida concreta para el juicio del Silala. Además, ha entrado en una profunda duda de hasta dónde va a llegar este juicio. Está viendo el peligro de que Chile pueda ganar de la nada este juicio y que La Haya le reconozca que este es un río de curso sucesivo y que tiene derecho al uso y aprovechamiento unilateral y lícito de estas aguas y que ya Bolivia deje de decirle que está robando esas aguas.

Bolivia está en un escenario complejo en su relación bilateral con Chile.

Absolutamente. Ya hemos perdido en el tema del mar. Eso implica que tenemos que estructurar una nueva relación con Chile a partir de una situación totalmente nueva. El posmar, el pos-Haya va a estructurar la nueva relación con Chile, ya desposeídos del tema mar. ¿Vamos a seguir reclamando sobre una salida al mar? Sí, y Chile no se va a hacer problema, pero va a decir: “está bien que ustedes reclamen, pero tenemos que trabajar otro relacionamiento”.

¿Cree usted que Bolivia debiera restablecer relaciones diplomáticas con Chile?

Yo creo que ha llegado el tiempo, después del juico de La Haya, en el que tenemos que ver nuestra relación con Chile de manera totalmente diferente. El último escollo de nuestra relación ha sido zanjado por La Haya, porque Bolivia ha aceptado que iba a reconocer el fallo, y no queda más que empezar a trabajar en el restablecimiento de nuestra relación diplomática.

Tenemos que tener un embajador en Chile. Además, el 80% de nuestro comercio exterior pasa por el norte chileno y el puerto de Ilo es una fantasía. Es importante ir construyendo inteligentemente nuestras relaciones con Chile.

Hoja de vida

Origen: Gustavo Aliaga Palma nació en La Paz.
Carrera: Es egresado de la Academia Diplomática Boliviana, tiene dos maestrías en relaciones internacionales, diplomado en Altos Estudios Nacionales.
Cargo: Trabajó por 28 años en la Cancillería y hoy es diputado (CC).

[Fuente: Por Alcides Flores M., Página Siete, La Paz, 23may21]

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