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19dic16


Crisis del agua: La Paz sufre la peor sequía en cuarto siglo


El 8 de noviembre, la Empresa Publica Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) anunciaba a los paceños un racionamiento de agua en 94 barrios de la ladera Este y la zona Sur. La causa, una baja en el embalse de todas las represas que alimentan la planta de Potabilización de Pampahasi, que distribuye el líquido a más de 256 mil habitantes. Por primera vez, una ciudad preparada para lidiar con el exceso de lluvias tuvo que enfrentar su escasez.

Para la gestión 2015-2016, el gobierno municipal presentó un plan de emergencias previendo una dura época de lluvias. El pronóstico contemplaba un exceso de precipitaciones capaz de ocasionar mazamorras, derrumbes y desbordes de ríos. Sin embargo, las descargas pluviales fueron mucho menores a las esperadas y las represas mermaron sin que EPSAS alertara sobre la situación.

Reportes oficiales señalan que Bolivia enfrenta una de las peores sequías del último cuarto de siglo. Ésta, sumada a una ola de calor extremo, resultado del cambio climático, afecta a siete de los nueve departamentos del país. Embalses secos y racionamiento son muestras de ello.

La dimensión del problema se puso en evidencia el mismo día en que se aplicó el racionamiento. "Para mí es como un terremoto, no calculamos, no estaba en nuestras previsiones que nos falte agua. Nos ha sorprendido", afirmó el presidente Evo Morales.

Espejos de agua que desaparecen

Incachaca, Hampaturi y Ajuan Khota son las tres represas que alimentan al Este y al Sur de La Paz. En menos de dos meses, sus embalses se redujeron hasta llegar, respectivamente al 8%, 5% y 1% de su capacidad. Por falta de recursos, ninguna de ellas puede mantener el suministro.

La reserva mayor, Ajuan Khota, presenta un panorama apocalíptico. Ha quedado al descubierto el fondo de lo que fue una laguna de cuatro millones de metros cúbicos. La tierra mezclada con piedras pizarra azuladas evidencia al menos tres capas de agrietamientos.

Apenas unos charcos de agua estancada quedan de la reserva que hasta hace poco alimentaba a la represa de bajo Hampaturi. La sequedad es notoria en el viento que arrastra grandes cantidades de polvo.

En las otras dos represas -Incachaca y Hampaturi- el suelo es fangoso. Del agua que las colmaba sólo queda tierra, piedras y arena. Los afluentes que desembocan en estas lagunas artificiales también están secos. De los bofedales ya no hay rastros.

Pero éstas no son las primeras reservas hídricas que desaparecen. A finales de 2015 el lago Poopó empezó un proceso de desertización que durante meses dejó al descubierto una capa blanca de sal granulada. "Siempre han dicho que el lago iba a secarse y convertirse en un salar, pero no pensamos que sería tan pronto", dijo en enero el comunario Sinforiano Lima.

Los más afectados fueron los Urus Muratos de Puñaka Tinta María, que ante la desaparición de su fuente de vida se declararon en emergencia. Aseguraron que la sequía y los desvíos de ríos -que alimentaban al segundo espejo de agua más grande de Bolivia- eran las causas.

Estudios de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) corroboraron esa hipótesis y añadieron a las causas el alza de temperaturas. Empero, con el argumento de que la sequía se trataba de un evento cíclico, el Gobierno aseguró que el lago reviviría "como sucede cada cierto tiempo".

El experto de la UTO Willy Camargo explicó que hay al menos cuatro variables para el desastre ambiental. Identificó la disminución de sus afluentes por el desvío del río Desaguadero como la causa principal.

"El problema del Poopó, y de cualquier lago en el mundo está fundamentalmente en los límites mínimos de caudal que se precisa para que el lago se desarrolle normalmente. Si hay un caudal bajo, la evaporación por causa del incremento de temperaturas es mucho mayor, por lo que éste se seca", dijo.

Hace unos meses la Laguna Colorada -que se encuentra en la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa- presentó los mismos síntomas: aguas que retrocedieron, afluentes insuficientes y un incremento de las temperaturas. Pese a las denuncias, desde el Ministerio de Medio Ambiente se explicó que el espejo de agua se encontraba en una etapa de recuperación en comparación a otros años.

En Cochabamba, tras la muerte masiva de peces, aves y ranas por altos niveles de contaminación, la sequía agravó el problema. Para septiembre, el agua retrocedió al menos tres metros de la orilla norte dejando tierra agrietada y fauna en estado de descomposición, que se convirtió en un foco de infección.

Había alertas, y no pocas, sobre la amenaza a las represas paceñas. Esos caudales, sin embargo, se secaron sin que las autoridades tomen previsiones para evitar la crisis.

La Paz sin agua

En enero, el lago Poopó se había convertido en una enorme planicie en la que reposaban decenas de barcas abandonadas d redes de pesca, mantas y utensilios de coci como si el agua hubiera desaparecido junto al pescador en unos segundos. En medio de esos vestigios, desde San Agustín de Puñaka, Aurelio Poma avanzaba en su bicicleta. A cuestas trasladaba un bidón con cinco litros de agua que había conseguido a poco más de una hora de viaje y que debía alcanzar para él, su esposa y sus hijos.

Hasta entonces, situaciones como ésa eran impensables en las ciudades. Sin embargo, desde noviembre la búsqueda de agua se ha convertido en la tarea diaria para los vecinos de al menos 94 ba

"Todos los días tenemos que ir a buscar un poco de agua. Las wawas son las que sufren porque no hay con qué darles de comer", es la queja de don Aurelio Nina, habitante de Villa Salomé, que se repite en tres de cada 10 habitantes de la hoyada.

Durante el primer mes del racionamiento, conseguir agua se convirtió en una odisea que se desarrollaba en medio de protestas, bloqueos y marchas vecinales. El primer cronograma de EPSAS fijaba 12 horas de corte del suministro día por medio.

Sin embargo, la empresa no cumplió esos horarios y a falta de reservas en las represas endureció sólo tres horas de provisión cada tercer día. Pero ni con los nuevos cronogramas se pudo resolver la situación, especialmente la de los barrios más alejados que desde el inicio de la racionamiento no volvieron a recibir el líquido por red.

Ante el desabastecimiento y las protestas de la población, EPSAS decidió poner en marcha un plan de distribución por medio de cisternas y tanques que instaló "Hemos tratado de llevar una hasta Villa Salomé pero en el camino los vecinos nos han detenido y han vaciado toda la cisterna", comentó Rolando Espinoza desde la fila de espera para aprovisionarse del tanque estacionario de Pampahasi.

Desde su domicilio en Villa Salome, hasta este punto Espinoza debe caminar cada día al menos 30 minutos cargando baldes con el recurso en el camino de regreso. En ocasiones alcanza a obtener el líquido y en otras debe esperar a que el tanque sea recargado.

En los 94 barrios que sufren el racionamiento se han instalado 44 tanques estacionarios y 37 membranas de alta capacidad de almacenaje de agua. En todos los puntos el panorama es similar: hay gente con baldes, tachos y botellas esperando su turno. Los que tienen vehículos logran acopiar el líquido en recipientes más grandes, los demás reciben sólo lo que pueden acarrear.

La falta de agua no sólo afectó en las tareas cotidianas de las familias. En cinco regiones, el fin del año escolar tuvo que ser adelantado del 7 de diciembre al 25 y 30 de noviembre; mientras que algunos hospitales reprogramaron cirugías ante la dudosa calidad del agua.

"No hay brote ep pero estamos en una situación de emergencia. Hay que ser claros con la población: estamos viviendo una situación de emergencia", afirmó a mediados de noviembre el jefe de la unidad de Salud Ambiental del ministerio del área, Daniel Cruz.

EPSAS en la mira

Ante el creciente problema, el 16 de noviembre el presidente Evo Morales anunció la destitución de Benecio Quispe y Rudy Rojas cabezas de la Autoridad Reguladora de Agua (AAPS) y EPSAS, respectivamente. En su lugar ingresaron Víctor Rico y Humberto Claure, ambos nombrados por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.

Siguió una serie de denuncias de sueldos de más de 32.000 bolivianos en EPSAS y contrataciones políticas y no técnicas. El 23 de noviembre, el gerente regional de El Alto, Roberto Rojas, fue destituido por "falta de capacidad técnica". Actualmente las exautoridades, afrontan varios procesos por incumplimiento de deberes y atentado a la salud.

Emergencia de alcance nacional

Tras dos semanas de racionam desabastecimiento de agua en Sucre y Potosí, peleas entre mineros y campesinos por el control de escasos ojos de agua, el 21 de noviembre el Presidente declaró la emergencia nacional por sequía. "Hay que estar preparados para lo peor", advirtió.

En un sobrevuelo por todas las represas de La Paz y El Alto -incluidas Tuni Condoriri y Milluni- y, principalmente, la cuenca Hampaturi Morales corroboró que las denuncias de sequía que en su momento se consideraron exageradas eran una penosa realidad. "Tengo que decir la verdad, sólo queda esperar las lluvias y la mejor forma de atender la falta de agua es con cisternas.

Pensamos en bombear agua, pero las lagunas están secas", aceptó.

Tras la declaratoria de emergencia, el Gobierno creó el Gabinete del Agua, a la cabeza del ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana. Inmediatamente las Fuerzas Armadas tomaron el control de la distribución por tanques y cisternas custodiadas de conscriptos.

Entre controversias, vehículos repartidores de combustible arribaron a la sede de Gobierno desde el interior del país. Se cuestionó su procedencia y la calidad del líquido que brindaban a los ciudadanos de La Paz y El Alto, municipio al que el racionamiento fue extendido.

En medio del conflicto, los intereses políticos salieron a flote cuando EPSAS, mediante un comunicado, prohibió que las cisternas de la Alcaldía distribuyan agua a los barrios afectados y que los 500 funcionarios ediles sigan brindando su apoyo. El argumento fue que la comuna "buscaba protagonismo".

"Es absurdo e irracional rechazar la ayuda de cisternas que a los paceños les hacen falta. La crisis no está bajo control, aún hay filas, bloqueos y vecinos molestos porque no reciben el líquido", reprochó en respuesta el alcalde Luis Revilla.

El 9 de diciembre la ministra de Medio Ambiente y el alcalde Revilla retomaron la coordinación.

Entre pronósticos y ruegos

Lunes 7 de noviembre. Entre lágrimas un grupo de niños suben al cerro de Tarvita en Chuquisaca. Postrados en rodillas claman al cielo por lluvia. "Agua Tatay, tenemos sed.

Perdónanos por todo lo que hemos hecho. ¡mandanos agua Tat

Uno de ellos lleva en sus manos una cruz y llora: "Tengo sed, mi vaquita se está muriendo".

Sus padres ruegan en otro de los cerros. Elevan oraciones en quechua y aseguran que continuarán con el pedido hasta que el cielo les dé agua. Siete meses antes, pobladores de Mojocoya del mismo departamento, también peregrinaron a los cerros pidiendo ayuda.

A ocho horas de viaje, en Sucre, las protestas vecinales se masifican porque desde mediados de octubre no hay agua. Lo mismo se vive en Potosí donde parte de la urbe ya no tiene acceso ni a las cisternas.

En La Paz y El Alto, hace subieron al Huayna Potosí, al Illimani, al Mururata, al Tuni Condoriri, los cerros guardianes. Recogieron agua en vasijas y con ella realizaron un gran ritual para convocar a la lluvia.

El Senamhi pronostica que las lluvias se incrementarán en diciembre y enero. Hasta entonces, el Gobierno trabaja en perforación de pozos y captación de ríos y lagunas.

A finales de 2015 los pronósticos anunciaban que el fenómeno del Niño ingresaría al país con granizo, olas de calor y sequías extremas. También hubo otras alertas pero ni ruegos ni pronósticos fueron efectivos.

¿Se pudo prevenir la crisis del agua? Autoridades se contradicen

Desde el inicio de la crisis, la ministra de Medio Ambiente, Alexandra Moreira, y el presidente Evo Morales aseguraron que se enteraron de la crisis el mismo día del racionamiento. El exdirector de la AAPS, Benecio Quispe, que a un principio señaló que EPSAS no comunicó la situación, manifestó después, que él alertó sobre el problema.

"EPSAS nunca ha reportado que las represas estaban en nivel tan bajo", sostuvo antes de su destitución.

Sin embargo, tras el anuncio de un proceso penal, aseguró que Moreira, en septiembre ya "estaba informada" sobre la emergencia. "El 9 de septiembre enviamos a la Ministra un reporte indicando cuál es la situación de EPSAS", sostuvo.

Al respecto, la Ministra reiteró que ella no conocía la situación. "Si la alerta se hubiese dado, se hubiese planificado para evitar el racionamiento. Eso no debería haber pasado ni con 94, ni con 30, ni 20 barrios... con nadie", dijo.

La autoridad señaló que en los reportes que recibió en septiembre mostraban niveles de oferta acuífera superiores a los de la demanda. Quispe insistió. "No sólo estaba informada, sino tiene la obligación de estarlo porque al ser cabeza del Ministerio es titular del 100% de las acciones de EPSAS", dijo.

El 1 de diciembre, el Presidente anunció proyectos para garantizar la provisión de agua a La Paz.

[Fuente: Por Leny Chuquimia, Página Siete, La Paz, 19dic16]

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