La Gran Mentira
La Gran Mentira

Palabras Finales

En un trabajo anterior referido a los « Aspectos Psicopatológicos de la Impunidad » (1) hicimos una reflexión teórica producto, por cierto, de nuestra práctica de atención médica, psicológica y social a las personas afectadas por la violencia dictatorial.

En ella decíamos: « La existencia es concretada por cada hombre mediante el desarrollo del conocimiento, de la subjetividad, de la formación de valores, todo ello bajo marcos referenciales claros. La toma de conciencia conlleva a ulteriores quehaceres y prácticas. Es en el comportamiento y realización de la existencia donde se ve la síntesis histórica, cultural y social que cada hombre representa. El aprendizaje de siglos es transmitido a través de las interrelaciones con otros seres humanos con los cuales el hombre intercambia vivencias, sentimientos, conocimientos y prácticas. La vida es por tanto una polémica con el mundo, con la realidad. La realidad, lo cotidiano y el mundo relacional crea en cada individuo su sistema de valores, sus principios, fundamento importante del saber, del mundo afectivo y de la conducta humana. Categorías primordiales de orientación axiológicas son entre otras, el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto, lo sagrado y lo pro taño...todas nuestras actividades sociales son orientadas por estas categorías, de modo que el sistema de objetivación social se realiza en el marco de los valores que hemos internalizado ».

La antítesis de lo que anteriormente hemos dicho está concretizado en el proceso de realización y en los objetivos de la Operación Colombo.

A principios del año 1989, luego de la derrota del poder dictatorial en las urnas, iniciamos trabajos de investigación dirigidos específicamente no sólo a conocer la magnitud del daño provocado por la dictadura sino principalmente orientados a conocer las características particulares de las alteraciones psicológicas y sociales provocadas en las personas de diferentes regiones del país, especialmente de las zonas rurales. Algunas de estas investigaciones las hemos publicado en la Serie Verdad y Justicia.

Deseábamos lograr un conocimiento en alguna forma totalizador. No sólo de las víctimas sino también de los victimarios, no sólo de los familiares de los ejecutados y desaparecidos sino también de los responsables de su destino final. Conocer no sólo a los sobrevivientes con sus traumas, dolores, culpas y esperanzas sino también a los torturadores con su negación y ocultamiento. No sólo. por último, conocer el ser social dañado y marginado, sino también analizar al sujeto aparentemente indemne y ajeno al trauma dictatorial.

Y toda esta utopía, imprescindible y urgente luego de 17 años de régimen militar, a través de una doble perspectiva histórica-jurfdica y psicológica-social. con instrumentos que empezamos a construir desde el golpe militar y que todavía seguimos construyendo.

¿Por qué todo ésto? ¿Por qué esta urgencia? Porque tenemos la fuerte sospecha de que la dictadura y sus afines lograron alcanzar en alguna forma su objetivo: « cambiar la mentalidad de los chilenos».

Percibimos que ahora las palabras no significan lo mismo, que los términos tienen sentido y vigencia según quien los use. Que los seres humanos son aquilatados según sea el que los clasifique o los reconozca. Que el valor de un ser humano se mide por el tener, más que por el ser. Que el olvido es mejor que el recuerdo consciente y elaborado. Que los afectos son más dignos mientras más reprimidos y ocultos estén. Que la delincuencia terminará mientras más se vigile y se castigue. Que la expresividad corporal es más pura mientras más se formalice y se ordene.

Por último, que la verdad es mejor mientras más se simplifique y se castre y que la justicia puede lograrse sólo en la medida de lo posible.

No se entiende que el intento de conocer al responsable que torturó, que asesinó, que vejó, no se debe principalmente a un ánimo de venganza sino que se debe a un deseo infinito de seguir avanzando en la comprensión del hombre, en el desarrollo humano, en los valores, en la dignidad como personas.

Pero también porque nosotros no logramos conformarnos con el por qué. Si al comienzo tratamos médica y psiquiátricamente las marcas de la tortura, ahora tenemos que tratar la ruptura traumática del mundo interior y relacional como una tardía secuela que deja en Chile una casi total impunidad.

En este pequeño trabajo, hemos querido mostrar otra cara más de la violencia -la violencia de la guerra psicológica-. De esos largos años que van desde 1973 hasta 1990 y que resultan inacabables de acuerdo a nuestras viviendas y experien- cias. Deseábamos además rescatar del silencio y de los laberintos de la negación aestos 119 chilenos, hombres y mujeres porque la historiaperversa que sobre ellos se tejió, también ha quedado en la impunidad .

Reconocemos que estamos « anclados » en el pasado y lo asumimos con responsabilidad pues desde una perspectiva humana, y sobre todo psicológica, concordamos con lo que dice Mario Benedetti « es útil recordar que el ahora está germinando en el antes, que el ahora integral sólo puede formarse con pedazos de antes y de antes de antes ».

Para no romper, para no destruir, nuestro primer enfoque sobre la existencia; enfoque que es real, concreto y en la actualidad científicamente comprobado; es que creemos que el pasado hay que reconstruirlo para elaborarlo. Como se elabora un duelo con el tiempo, y aunque en este caso el duelo sea aún más traumático y esté como muchos dicen « congelado en el tiempo », hay que hacerlo. Porque sino el mundo relacional, la subjetividad, los valores quedarán por muchos años dolorosamente transfigurados.


Notas:

1. Ver Paz Rojas. «Psicopatología de la Impunidad». Documento Tortura Nº 10. Edición DIT-T. CODEPU.


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 05feb02
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