Morir es la noticia
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Jaime Iván Sierra:
Aparecieron sus «botas Beatles»


por Osmán Cortés Argandoña(*)

Nombre
Jaime Iván Sierra Castillo
Lugar y fecha de nacimiento
Santiago, 27 de octubre de 1945
Especialidad
Locutor de radio Atacama, de Copiapó
Lugar y fecha de muerte
Copiapó, 17 de Octubre de 1973
Actividades
Locutor y administrativo de radio Atacama. Militante socialista.
Situación judicial
Proceso por inhumación ilegal, sobreseído por amnistía. Fiscalía militar de Antofagasta, Rol 48-91.


Jaime Iván Sierra Castillo, locutor de radio Atacama de Copiapó, fue asesinado junto a 12 personas, en la madrugada del 17 de octubre de 1973, por la "Caravana de la muerte" del general Sergio Arellano Stark. La versión castrense invocó el repetido "intento de fuga".

Lo recuerdo en 1955, sonriendo cada vez que ingresaba a la sala de nuestro 5° año de preparatorias de la Escuela de Aplicación, anexa a la Normal de Copiapó. Al frente, en la Alameda Manuel Antonio Matta, los muchachos continuaban sus interminables bromas a la estatua del patriarca del partido Radical, colocando un balde y una escoba en su brazo derecho extendido de tribuno.

Todos nuestros profesores eran radicales. O casi todos, porque su padrastro, el profesor Mario Marín, era socialista. Jaime imitaba con gracia al "viejito Magallanes" del radioteatro humorístico Residencial La Pichanga. Descollaba holgado en todos los ramos. Tenía sabiduría en sus ojos verdes que miraban de frente.

Se destacó como dirigente en el liceo de hombres de Copiapó, con buena oratoria y poder de convencimiento. No le costaba sacar al liceo a la calle para marchar a la cabeza.

Cuando llegó el triunfo popular de 1970, padre e hijo se abrazaron con esperanza y alegría. No duró mucho la alegría, porque Mario Marín pereció en un accidente de automóvil.

Jaime acentuó más su quehacer político, participó en todas las manifestaciones populares y se dedicó de lleno a la difusión de los planes de la Unidad Popular por radio "Atacama". Con Alfonso Gamboa, el director también asesinado, pusieron la emisora al servicio de la causa allendista.

Siempre sonriente

En circunstancias poco claras fue detenido el 20 de septiembre de 1973, después de ser llamado en un bando castrense difundido por la radio "Juan Godoy" de Copiapó. Hacinados en el galpón 'La Panadería, en el Regimiento Motorizado Nº 1 "Atacama" de Copiapó, los 40 detenidos esperaron su suerte.

Jaime Sierra sonreía, a pesar de sus pies acalambrados, calzados en sus botas «beatles». Un sobreviviente de ese infierno, el socialista Felipe Chiang, lo recuerda así: "Jaime era muy joven, uno de los más jóvenes, con no más de 26 años. En todo ese drama, tenía tiempo para comentar y contar historias".

Llega "el Puma"

El 16 de octubre de 1973 los detenidos fueron obligados a limpiar una extensa explanada cubierta de ramas y escombros vigilados por las bayonetas. ¿Para qué estaremos despejando el terreno? ¿Qué pretenderán? ¿Estaré preparando mi tumba?; cavilaba Jaime, mientras transportaban desechos. La respuesta llegó con el ruido ensordecedor de un helicóptero que descendió en la improvisada cancha. El "Puma" de la "Caravana de la muerte".

"Habíamos escuchado que llegarían oficiales para apurar las causas, lo que nos hizo tener esperanzas", recordó Felipe Chiang. Por la noche se abrieron inusualmente las puertas del galpón. Los esbirros de Arellano Stark y del oficial Dante Arredondo ordenaron levantarse y formarse frente a las camas. Todos enmudecieron al escuchar la orden. Jaime evocó los galpones de las películas americanas sobre la guerra de Corea, con un John Wayne vociferante.

Dos oficiales deslizaron un dedo enguantado sobre tres nombres marcados con rojo en su lista.

--Jaime Sierra, Winston Cabello, Agapito Carvajal...

La medianoche del 16 de octubre se tragó a los elegidos, empujados con sevicia por los sicarios.

--Al camión, huevoncitos; ordenó un oficial corpulento, afuerino...

El vehículo salió del regimiento con órdenes para eliminarlos. Camuflado con lona, el camión de la muerte se perdió en la oscuridad, rumbo al escenario sangriento de la representación final, la muerte que se venia ensayando desde que fueron detenidos.

«Panne eléctrica»

La comunidad de Copiapó leyó con incredulidad la publicación oficial del diario Atacama del jueves 18 de octubre consignando la muerte de 15 personas «por intento de fuga» en el sector de Cuesta Cardones, varios kilómetros al sur de la ciudad.

Bajo la firma del jefe de plaza, coronel Oscar Haag Blascke, y con fecha 17 de octubre, el comunicado señaló que "en atención a la poca, seguridad y sobrepoblación penal que tiene actualmente la cárcel de Copiapó, solamente algunos de los detenidos estaban en la cárcel; el grueso estaba en el Regimiento (primera mentira) y la Fiscalía Militar. Previa comunicación, en el día de ayer se procedió a remitir a un grupo de los procesados más peligrosos de la Justicia Militar, a la cárcel presidio de La, Serena. El traslado se cumplió a partir de las 01:00 horas de ayer miércoles (debió ser la madrugada del 17 de octubre: ésta es una de las confusiones históricas), por personal militar en un camión del regimiento. Conforme a lo informado por el jefe de la comisión y hechas las averiguaciones del caso, se comprobó que el vehículo tuvo una panne eléctrica casi al llegar a la cumbre de la Cuesta de Cardones, lo que obligó a detenerlo en la berma, al costado del camino".

Y aquí viene la repetida descripción ya aplicada en La Serena, Calama y Antofagasta:

Aprovechando que el conductor y ayudante se encontraban preocupados de solucionar el desperfecto, sorpresivamente los detenidos, aprovechándose del descuido de uno de los centinelas, saltaron a tierra dándose a la fuga hacia la pampa. Pese a que los centinelas les gritaron ¡Alto! varias veces, e incluso dispararon al aire para amedrentarlos, no se detuvieron.

En vista de esta situación, procedieron a disparar contra los fugitivos, hiriendo a trece de ellos que fallecieron en el lugar. Los afectados resultaron ser: Fernando Carvajal González, Manuel Cortázar Hernández, Winston Cabello Bravo, Agapito Carvajal González, Alfonso Gamboa Farías, Raúl Guardia Olivares, Raúl Leopoldo Larravide López, Ricardo Mancilla Hess, Adolfo Falleras Norambuena, Pedro Pérez Flores, Jaime lván Sierra Castillo, Atilio Ugarte Gutiérrez y Leonello Vicenti Cartagena. Sus restos fueron inhumados en el cementerio local.

Las botas "Beatles"

Desde el 17 de octubre de 1973, la fosa común del cementerio de Copiapó, donde se presumía que estaban los restos, permaneció cubierta de flores y vegetación sembrada por parientes y amigos de los asesinados.

A fines de julio de 1990, se descubrieron las osamentas, que fueron sepultadas el 1º de agosto en el funeral más masivo que Copiapó recuerde. Desde la Iglesia Catedral, en calle Chacabuco, hasta el cementerio, diez mil personas acompañaron a los ultimados.

Un día antes, en una sesión privada, pudimos ver el video grabado durante la exhumación. En forma lenta, la tierra era despejada de los huesos por los paleontólogos de Iquique. Aparecieron los jirones de ropas, unos lentes ópticos, las marcas de las balas y de los corvos en los estómagos.

Nos sobrecogimos cuando, bajo el sol de julio de un Copiapó apesadumbrado, surgieron las botas «beatles» de Jaime Sierra Castillo y sus restos confundidos con la tierra ancestral.

De nuevo escuché sus imitaciones de La Residencial La Pichanga. Volví a recordarlo en la sala del quinto año de 1955, cuando su verde mirada destellaba esperanzas en el futuro, mientras las niñas de la escuela Brasil jugaban en el parque, bajo el monumento.


Osmán Cortés Argandoña, periodista, titulado en la Escuela de Periodismo de la Universidad del Norte de Antofagasta, fue compañero de curso de Jaime Sierra Castillo en 5º año de preparatoria.


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 09ene02.
Modificado el 14may09 para corregir errores en la fecha de asesinato