Víctor Opazo
Morir es la noticia

Víctor Opazo:
Suicidio en Caracas

por Jorje Lagos Nilssen(*)
Nombre
Víctor Enrique Federico Opazo Cocio
Lugar y fecha de nacimiento
Santiago, 2 de octubre de 1927
Especialidad
Periodista en Cuba y Venezuela
Lugar y fecha de muerte
Caracas, 28 de octubre de 1985
Actividades
Sobrecargo y despachador de vuelos de LAN en los años 50. Prestó servicios a la Fuerza Aérea Rebelde de Cuba. A su regreso, planeó una acción armada que le costó cárcel en los ' 60. Exiliado en Venezuela hizo periodismo sindical. Murió por suicidio.


Como a las ideas, a Víctor Opazo le costó morir. Le dolían los años, la vida, la tortura.... Su nacimiento aparece registrado en Santiago, pero su familia era del sur, de seguros caminos, resecos en verano, polvorientos... Alguna vez contó que en las tierras de sus abuelos vivió el niño Bernardo Riquelme, antes que lo legitimara el virrey 0'Higgins.

Alto, delgado, de ojos claros y tristes... Mario Contreras, viejo y avezado piloto que tempranamente se trasladó al lado civil de la aviación, lo conoció como sobrecargo de abordo y despachador de vuelos en la Línea Aérea Nacional (LAN), allá por 1948/ 50. «Después yo me fui de LAN y no supernas de él hasta que volvía verlo frecuentemente en Caracas a partir de 1978, más o menos», recordó Contreras.

Víctor Opazo

Con los años, el sobrecargo pasó de la cabina de pasajeros a la nariz del avión. Alguna vez contó que sirvió la ruta a Punta Arenas en los viejos DC 5. Fue en 1977 que nos encontramos en Caracas, por los lados de La Candelaria. Caminábamos rumbo seguro a una cerveza fría con Eulogio Joel Sánchez Otárola (fallecido en septiembre de 1996, en Santiago), periodista, o simplemente Eulogio Joel, poeta. Víctor se nos cruzó en una esquina.

Opazo no estudió periodismo, pero su vocación de comunicador lo llevó a colaborar en las publicaciones del Partido Socialista. Cuando Fidel Castro y los suyos inflamaron la gesta de la revolución cubana, Víctor Opazo partió a prestar sus servicios náuticos. Allá comenzó a enredarse con el periodismo.

A su regresó a Chile, a comienzos de los '60, fue pionero de la insurgencia. Sólo que su precario proyecto de operación contra una instalación aérea de Colina abortó antes de realizarse. Opazo y su equipo volaron al calabozo. Eran los tiempos en que Clotario Blest dirigía una Central Única de Trabajadores combativa de verdad, tiempos marcados por la Sierra Maestra, tiempos de los Beatles y de la esperanza...

Cuando Salvador Allende gobernó Chile, Opazo tuvo un puesto de trabajo en la Editorial Quimantú. El golpe militar lo llevó al Estadio Chile y después a Puchuncaví. Hernando «Nano» Carmena lo conoció allí, a comienzos de 1975, como prisionero veterano.

Hernando Carmona: «Ese año nos tocó vivir la noche triste del viernes santo, cuando nos sacaron a las 3 de la madrugada para introducirnos en tambores de agua de 200 litros, tiraron al barro nuestros colchones y ropa de cama y nos golpearon y maltrataron, muertos de frío. La acción abusiva fue la respuesta del jefe de Puchuncaví a la obra de teatro que «estrenamos» horas antes, bajo la dirección del actor Enzo Cozzi, presenciada por milicos y todo, donde representamos una "Vida, Pasión y Muerte» de un Jesús que hablaba los textos de Neruda y que tenía un alias, algo así como «Jesús, el Flaco», porque el apodo es de uso común en la cultura chilena, no sólo en los sectores populares».

Opazo apareció después en Caracas, con poca salud y menos reservas físicas para recuperarla porque no tuvo ayuda médica oportuna. Su muerte era cosa de tiempo. Cuando falleció su madre no pudo viajar a Chile por la «L» del pasaporte y la arbitrariedad de la dictadura militar. La liquidación de los bienes, entre ellos un departamento, hubiera paliado las endémicas apreturas del hijo que estaba lejos. Opazo nació en el seno de una familia adinerada, cuyos miembros varones participaban en la política de la época. Su tío Luis Opazo Cousiño fue un distinguido senador liberal de los tiempos del segundo mandato de Arturo Alessandri Palma (1952-58).

Víctor militó desde joven en el Partido Socialista, una agrupación política muy distinta a la fiesta deslavada que hoy integra una coalición de gobierno. El Diario de Caracas (50/10/1985) registró una invitación a su entierro en el Cementerio General del Sur. Sin familia, su funeral tardó los dos días que insumieron Mario Palestro y Luis «El Viejo» Mariño en conseguir la tumba, el ataúd y el servicio fúnebre.


(*) Jorje Lagos Nilssen es poeta y periodista. Reside en Buenos Aires.


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 09nov01