Morir es la noticia
Morir es la noticia

Mario Planet:
«La guerra terminó a las 5»

por Faride Zerán Chelech(*)
Nombre
Mario Planet Rojas
Lugar y fecha de nacimiento
La Serena, 5 de septiembre de 1916
Especialidad
Corresponsal internacional
Lugar y fecha de muerte
Santiago, 28 de junio de 19980
Actividades
Maestro de periodistas, se inició en La Hora (1955), corresponsal de Time, Life, Fortune y Sport Ilustrated desde 1948, fundador y director de Ultima Hora, La Tarde(1945), Canal 9 de TV, director y decano de Periodismo.


Mario Planet Rojas fue el hombre afable y cálido que durante la década 1962/72 dirigió la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Dejó ese cargo en 1975, al ser nombrado Decano de la Facultad de Ciencias Sociales.

Hasta esa fecha, más de quince años de aporte a la formación académica del periodismo nacional dan cuenta de los desvelos de este intelectual de izquierda, heredero de la mejor tradición del humanismo socialista. Su espíritu amplio y conciliador muchas veces chocó con la intransigencia de la época en que le tocó vivir.

Mario Planet

Primero, desde su cátedra de Periodismo Interpretativo y más tarde, como director de la Escuela, intentó profundizar y sistematizar el estudio de una disciplina en que los estereotipos de la, objetividad y la, pirámide invertida se levantaban como elementos determinantes del ejercicio de la profesión.

La buena memoria y el archivo actualizado formaron parte de la visión renovada del periodismo que levantó este maestro de varías generaciones. Corresponsal de Time, Life, Fortune y Sport Ilustrated desde 1948, se inició en el periodismo en 1935 como reportero del diario La Hora. En 1941 fue becado a Japón y dos años más tarde, fundó con otros periodistas el diario Las Noticias de ultima, Hora, del que fue director. En 1945 dirigió el diario La Tarde, que apareció un 8 de mayo con un titular que decía: "La guerra terminó a las 5"

Ese misino año se inició corrió redactor internacional de la revista Ercilla, hasta 1967; fue comentarista internacional de radio Agricultura y, después, del Canal 9, del que fue su director en 1966/68.

Mario Planet viajó por China, Estados Unidos y la República Federal Alemana y fue el periodista chileno que por más tiempo sirvió de corresponsal de revistas, diarios y agencias noticiosas. De allí que también fuera fundador, presidente y director de la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera.

La vida de Mario Planet está íntimamente ligada no sólo a la formación universitaria de los periodistas chilenos, sino al desarrollo de medio siglo de la prensa nacional. Sin embargo, a la hora de su muerte (ocurrida en un hospital de Santiago), el 28 de junio de 1980, a los 67 años

de edad y como consecuencia de una neumonía, la información fue escueta. Pero la despedida de sus restos por centenares de amigos y ex alumnos habla de la coherencia de una pasión, la del periodismo, manifestada aún en sus últimos minutos de agonía en el hospital santiaguino, al pedirle a su hija Pilar que enviara al diario La Tercera la columna que descansaba en la máquina de escribir de su casa en Ñuñoa.

Legendario corresponsal de guerra

Su figura gruesa, baja, su hablar pausado que ni la más urgente de las circunstancias alteró, la forma asequible de escuchar sin prisa mientras acotaba con su sonrisa, hacían de este periodista un personaje entrañable. Muchos ex alumnos y amigos lo recuerdan en sus años de exilio en Buenos Aires, cuando en los '70 se había "adueñado" de la esquina de Esmeralda y Corrientes, a pasos de la cabina telefónica que lo conectaba con Santiago y a metros del kiosco donde llegaba la prensa chilena. Allí, Planet constituía una fuente torrencial de noticias sobre Chile y no había suceso del que no tuviera una pista.

"Querida Pilar : Esta carta te la escribo desde mi "casa", un pequeño departamento que tiene un dormitorio-comedor-escritorio, baño y cocina en un closet con refrigerador. Está en Avenida de Mayo con Santiago del Estero, a cinco cuadras del Congreso y a veinte pasos de la Casa Rosada. Es la perspectiva más linda de Buenos Aires, con edificios del siglo pasado o de comienzos del 900. A ratos parece Madrid, con la calle de Alcalá y la Gran Vía, a ratos --sobre todo cuando el cielo es gris-- se parece a París, en la perspectiva del Boulevard des Italíens. El edificio se llama Galicia y está enclavado en el barrio español de la ciudad. A unos pocos metros está el Teatro Avenida y, naturalmente, dos hoteles españoles.. .Aquí leo, trabajo, medito y cocino. No sé cuando podré viajar a Santiago." (Carta enviada a su hija Pilar, el 7 de agosto de 1974).

El primer departamento de su exilio argentino tenía nueve pasos de largo por cuatro de ancho. Así se lo hacía saber a sus hijos en una grabación enviada a Santiago. La voz pausada de Mario Planet, mirando desde su ventana los techos de los edificios de Buenos Aires, está llena de nostalgia y soledad.

Anuncia que le ha enviado a Mario Arturo, hoy un músico destacado, un disco de Cats Stevens; también dice a Pilar, enfermera egresada de la Universidad de Chile, que "eso de temblar antes de actuar no es malo, índica sólo el esfuerzo y la lucha por un objetivo. Es como el hecho de sentir miedo. Siempre te he dicho que desconfío de los que dicen que no sienten miedo. Mienten o son irracionales o crueles. Yo he sentido mucho miedo en mi vida. Incluso ahora, después de 40 años de «repórter», tengo miedo de hablar por teléfono o de entrar a una oficina. Muchas veces me he paseado para dominar un poco el miedo. Temblar luego de actuar hace bien".

El 11 de septiembre de 1973, Mario Planet gritó de dolor al conocer la muerte de Salvador Allende y de Augusto Olivares, como sus hijos nunca lo habían escuchado. Antes, en 1969, y en ese misma casa, junto a sus dos hijos, Pilar, de 15 años, y Mario Arturo, de 9, había llorado la muerte de su primera esposa, Eliana Marín, una mujer inquieta que había sido activa militante demócrata cristiana. Juntos formaron un hogar donde la tolerancia se erigió como el más elemental y preciado de los principios.

Formación del periodista

Ese 11 de septiembre, mientras en su casa se sucedían llamados telefónicos y visitas apuradas, tres aparatos de radio instalados en su escritorio lo conectaban en onda corta con el exterior y con esa información escribía, como buen "repórter", las crónicas que daban cuenta de lo que estaba aconteciendo.

Para romper con el cerco que impedía la información, repetía un método usado décadas atrás, como lo recuerda en su ensayo sobre la historia del periodismo nacional. Entre la Gran Crisis y la Segunda Guerra Mundial (1930-1950 ), publicado en el libro Maestros del Periodismo, de Juan Ramón Silva y Alfonso Calderón:

"El 15 de octubre de 1945 aparece otro diario que por razones personales no puedo entrar a considerar más a fondo. Es el tabloide Las Noticias de Ultima Hora. Lo fundamos con Carlos Becerra y Guillermo Eduardo Feliú con el propósito de hacer una, innovación en el periodismo que existía hasta ese momento.

"Los primeros pasos fueron difíciles. Tratábamos de hacer un diario totalmente diferente. Un año antes de la aparición de El Siglo había estallado la n Guerra Mundial y el Frente Popular había tenido que hacer malabarismos para explicar el Tratado Molotov-Von Ribbentrop. Las Noticias de Ultima Hora aparecieron en medio de la guerra. Hicimos muchas experiencias para buscar nuevas formas. Extraíamos las noticias extranjeras casi de la fuente misma. Por eso nos adelantábamos a los demás diarios con informaciones del exterior. usábamos una radío Hallycrafter que sintonizaba un exiliado belga, que podía escuchar perfectamente en cinco idiomas. Tomaba notas y de ellas salían los reportajes exclusivos que nos permitieron anunciar la liberación de París un día antes que los demás diarios de Chile y de América Latina".

El periodismo lo llevó en la sangre. Lector empedernido, hombre culto y sensible, la lucha de Mario Planet por elevar el nivel profesional de esta actividad fue ardua y persistente. Como director de la Escuela de Periodismo impulsó la reforma en el plan de estudios para transformarla en un Departamento de Ciencias y Técnicas de la Comunicación que permitiera una gradual especialización de los alumnos y una formación más rigurosa e integral que elevara el nivel de la profesión.

La noticia como mercancía

En un documento de esa época expresaba que "la escuela estaba orientada exclusivamente a producir reporteros útiles para trabajar en la prensa a imagen de lo que existía entonces --El Mercurio, La Nación, etc.--, reformándose el plan de estudios, en 1963, que dio mayor énfasis a las Ciencias Sociales, preparando el terreno para la transformación posterior hacia la Comunicación".

Su obsesión por dar al estudio del periodismo un contenido diferente lo llevó a introducir las cátedras de Periodismo Interpretativo y Periodismo de Análisis, y más tarde Técnica Periodística, Periodismo Gráfico, Teoría de la Comunicación y Periodismo Audiovisual, con cursos de cine, radio y televisión, aportes que transformaron la enseñanza tradicional del periodismo, convocando, además, a destacadas figuras intelectuales como José Donoso, Leopoldo Castedo, Alfonso Calderón, Luis Domínguez, Mario Céspedes, entre muchos que se desempeñaron como profesores.

En un libro editado en México en 1981, La Formación de los periodistas en América Latina (Editorial Nueva Imagen), Planet hace un análisis comparativo entre aquellos periodistas empíricos y los egresados de las escuelas de periodismo de las universidades, destacando que los primeros se desarrollaron con un espíritu crítico mucho más acentuado que aquellos egresados de las universidades. Señala que "la Universidad no puede entregar profesionales perfectos; sólo les proporciona las herramientas para que ellos mismos se formen" y concluye que "tanto los universitarios como los empíricos tienen la permanente obligación de estudiar cada día, porque el que ingresa al periodismo tiene que hacer esto en forma sistemática a través de toda su carrera profesional".

En relación al "libre flujo de la información", el texto no sólo apunta a recrear la visión de un maestro del periodismo chileno sino, además, a evaluar su vigencia hoy, cuando expresa: "la distorsión de la noticia ha pasado a ser un recurso natural de la información, y no necesariamente haciendo una falsa presentación de los hechos, sino por medio de una selección arbitraria, una valoración intencionada de la realidad.

"Es así, como América Latina ignora su propia realidad y conoce exageradamente situaciones ajenas a ella. En el tránsito de los diversos canales que hay entre la información original y el consumidor último, con su inevitable paso por la agencia transnacional, sometida a las leyes del mercado, la información ha dejado de ser un hecho social, significativo en función de sus raíces y contexto histórico, para convertirse en una mercancía desprovista de todo valor social".

Historias públicas y personales

Sin un buen archivo y la capacidad para indagar más allá de lo que se exhibe como noticia, no hay periodismo serio. Así lo asumieron muchos de sus ex alumnos, como Augusto Carmona, asesinado durante el régimen multar. Entre sus papeles conservaba un ejemplar de Calandria, diario de la Escuela de Periodismo, fechado el 16 de octubre de 1961 y guardado hasta hoy por su compañera, Lucía Sepúlveda.

En esa publicación de los alumnos se daba cuenta del encarcelamiento de Mario Planet por una crónica sobre la miseria en el norte, aparecida en Time. Así lo señala el editorial de Calandria y la información de sus páginas centrales:

"La noticia conmovió a la opinión pública chilena y los ámbitos internacionales. Mario Planet, uno de los periodistas de mayor prestigio en Chile, profesor universitario y corresponsal del Time, había sido encarcelado por una querella presentada por el Gobierno chileno. Las máquinas cablegráficas que funcionan en Santiago enviaron la noticia a todo el mundo como un hecho trascendental:

"En Chile, uno de los países más democráticos de Latinoamérica, se había encarcelado a un periodista cuyo único delito fue informar de una realidad que día a día denunciaban diversos parlamentarios en el Congreso".

"Sin embargo, esta vez la noticia no había sido publicada en ningún diario de izquierda ni en los órganos ubicados detrás de la "cortina de hierro". El reportaje de la miseria del Norte chileno se había publicado en una de las revistas de mayor circula- ción en los Estados Unidos".

«La guerra es un malayo que rema en su chalupa»

"Querida Pilarcita : Ayer fue el día de mí madre y un nuevo aniversario del primer diario que fundé; elegí el 15 de octubre como un homenaje a ella y, entonces como hoy, estaba de regreso y planeando un nuevo viaje que luego se realizó, hasta que el día ocho de mayo del 45 saqué el segundo diario con un título que decía "La guerra terminó a las 5", y creo que será el título de un libro que estoy dibujando.

Serán recuerdos de la guerra y de mis recorridos, pero sin que haya cañones ni torpedos. Alguien me preguntó una vez cuál era mi concepto imagen de la guerra. Es muy simple. Es la visión de una chalupa con un malayo en los remos y dos niños rubios que miraban en silencio. La niñita tenía una muñeca en sus manos, como en tu retrato, y el niño iba vestido de marinero con pantalones cortos. Eran muy rubios y crespos. Los zapatos eran de charol. El malayo los quería entregar al barco de evacuación en que yo viajaba, pero las reglas internacionales impidieron que los niños y sus pequeñas maletas fueran embarcados. El malayo con lágrimas en los ojos los acomodó con cariño y comenzó a remar. Ese será el tema de mi libro. ¿Te parece?". (Buenos Aires, octubre 16, 1975)

No hay cañones ni torpedos en los recuerdos de guerra de Mario Planet, sino la imagen desgarrada del sufrimiento e impotencia humana. Y el maestro no escribió el libro, quizás porque las obras sobre la guerra sólo pueden escribirse en tiempos de paz.

Sin embargo, la figura gruesa y pausada de Mario Planet, su conversación entrecortada por los silencios "de reflexión ", sobrevivieron al exilio de Buenos Aires para instalarse una vez más en Chile, desde 1976 y hasta el día de su muerte, cuatro años después. Entre tanto, fue editor nacional de la revista Análisis, columnista de La Tercera y siguió siendo "paño de lágrimas", "maestro "y amigo de todos sus alumnos. El anecdotario de los periodistas de distintas generaciones tiene siempre una constante: el cariño a este hombre tolerante, culto e inteligente y el respeto no sólo a su trayectoria, también a su persona.


Faride Zerán Chelech es periodista graduada en la Universidad de Chile, fue redactora, subdirectora, editora política y de cultura de las revistas Chile Hoy, Pluma y Pincel, Análisis y Los Tiempos. Desde 1990 participa en la mesa de crítica del programa El Show de los Lloros, de Televisión Nacional, y colabora en el diario La Época y radio Tierra. Autora, entre otros libros, de "O el Asilo contra la Opresión", "La Guerrilla Literaria" y 'Al Pie de la Letra'


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