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26jun05


El Nuevo Mecanismo de la Impunidad, la ley de "justicia y paz"


La reciente aprobación del proyecto de ley de la mal llamada "justicia y paz", el pasado 21 de junio, como marco jurídico de la institucionalización del paramilitarismo es una afrenta no solo a la sociedad colombiana sino a la conciencia ética de la humanidad. La ley misma, es mas que una ley de punto final o ley de perdón y olvido, experimentada en el cono sur o de los olvidos institucionales generados en el franquismo. En la estrategia publicitaria oficial, la misma pretende mostrarse como el camino expedito de la paz con procesos penales, practicas de verdad y de reparación, es en realidad la reingeniería de la impunidad en coherencia con la espiral de la asunción del paraestado en Colombia, un escaño más en el Estado de Hecho.

No era de extrañar la aprobación de la ley. No podía ser una sorpresa para nadie. Tamaña aberración del Derecho fue aprobada por el congreso, próximamente, sancionada con la firma del Presidente Uribe, su profundo inspirador y simulador, como prenda de garantía del silencio y del olvido. Los factores de poder, aquellos que han usufructuado lo publico, los que lograron cubrir privilegios militares, aquellos que se beneficiaron con la apropiación ilegal de tierras y de territorios; aquellos que han protegido sus inversiones en la extracción de recursos naturales, proyectos de obras de infraestructura y agroindustriales, todos ellos están tranquilos, es la moneda de cambio para encubrir sus responsabilidades en la creación de una estrategia militar, para tapar las bocas de los criminales que actuaron a su favor. Con su aprobación se cierra parte de los ciclos legislativos / jurídicos en la etapa de institucionalización paramilitar. El marco legal es una formalidad de verdad, de justicia y de reparación que pretende blindar las estructuras criminales que nacieron con el Estado de los marcos de la intervención de la jurisdicción universal o del sistema regional y el de la comunidad de naciones, pero también, y por eso tal vez el festejo en Palacio, el precio del silencio para tapar los nombres de personas, de empresas, de políticos, de militares que se han beneficiado de la tortura, del asesinato, de la desaparición forzada, del desplazamiento, de la persecución de personas, de comunidades, de organizaciones sociales, de movimientos populares o de oposición

La ley es algo que simula ser pero no es. Es el vaciamiento de los contenidos de las palabras. Es nombrar los principios de la conciencia ética de la humanidad que diferencia lo sublime de la barbarie para hacer de la barbarie lo sublime. Se usa de palabras con contenidos de principios para hablar con ellas de lo otro, que no son o que no corresponden en coherencia con lo que dicen nombrar. Los nombres no corresponden con lo referenciado. El uso de las palabras es para hacer creer. A ingenuos /opinión publica/, los que habitan en el mundo del espejismo, que hay verdad y que hay justicia. A otros para que puedan justificar que las decisiones económicas de inversión en Colombia, entre otros sectores de cooperación, fortalecen la democracia y el logro de la paz /pacificación/ apoyando la removilización. A otros para argüir que la entrega de armas, el cese de condenas largas, las reparaciones simbólicas y los proyectos de inversión para trabajar victimas y victimarios son los signos de la reconciliación.

En la ley, lo cierto es que no hay confesión plena, que las penas se reducen sustancialmente y se convierten en simbólicas, las QUE se pagaran en granjas agrícolas, (zonas de inversión agroindustrial territorios apropiadas a sangre y fuego. En la ley las reparaciones no pasaran de algunas devoluciones de pequeñas hectáreas de tierra, se dejaran de lado los profundos elementos que comprenden una reparación social y moral. Se pretenderá formalizar en el simulacro de verdad, de justicia y de reparación, el perdón y el olvido, de mas de 14 mil victimas de los últimos 15 años, a lo que es necesario agregar las victimas desde 1.945 y los mas de 3 millones de desplazados

La formalidad de Verdad, de Justicia y de Reparación pretenderá ser eficaz simbólicamente. La ley aprobada el pasado 21 de junio es reingeniería de la impunidad, la simulación de esclarecimiento histórico, sanción penal y reparación simbólica, nueva modalidad de perdón y olvido. La ausencia de consenso en su aprobación, imposición de una mayoría en apariencia, mucha de ella expresión de la paramilitarización, otros movidos en lógicas paramilitares; el desconocimiento de facto de las insistentes preocupaciones de la comunidad internacional; pero sobre todo, el desconocimiento de las víctimas desde el comienzo, desconocidos por el Gobierno del Presidente Uribe, en su política es su gran talón de Aquiles. El desconocimiento de las víctimas de millares de Crímenes de Lesa Humanidad, de Genocidio, de sus voces y sus palabras, evidencian la pretensión de negar la verdad, de ocultar las responsabilidades institucionales no solo de las Fuerzas Militares, Policía, organismos de seguridad, sino en el aparato de investigación, en sectores políticos tradicionales, en los traficantes de drogas, en los empresarios nacionales y a veces también internacionales, en terratenientes y ganaderos. Desconocimiento para tergiversar y convertir a los victimarios en víctimas.

Queda el camino de la constancia, de evitar el abismo de la desesperanza, del ejercicio político y publico desde el Derecho a la memoria. Las victimas o sus familias, la sociedad, la humanidad desde esa condición ética, imborrable, representen un signo en la afirmación legitima de sus derechos, en el reordenamiento del Estado, en campos de la sanción publica, de las objeciones éticas y de constancias y censuras morales, y en la reinvención del aparato judicial, en gestación de comisiones extrajudiciales o judiciales internacionales. Desde ese lugar ético, en el presente y en el futuro se mostrará, que las simulaciones nunca sustituyen la realidad, que el uso de las palabras no transforman las realidades, que la realidades no se suplen con espejos. Esas realidades, negadas en la institucionalización paramilitar, se afincan en los principios que nos distinguen como especie humana y nos permiten hablar con claridad de lo bello y de lo bárbaro. Hoy la paz está mas lejos que cerca, la pacificación ha sangre y fuego ha logrado otro escalón pues lo injusto de la fuerza se ha empotrado como justicia.

[Fuente: DeVer 177, Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, Bogotá, 26jun05]

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small logoThis document has been published on 28Jun05 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes.