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02jul08


Betancourt libre en operación de inteligencia militar


La política Ingrid Betancourt, tres contratistas estadounidenses de la lucha contrainsurgente en Colombia y 11 uniformados de este país fueron liberados este miércoles en una operación de inteligencia militar, anunció el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

Todos llevaban entre cinco y más de 10 años en poder de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que aspiraban a canjearlos por guerrilleros presos.

Además de Betancourt, de nacionalidad colombo-francesa, fueron liberados los estadounidenses Keith Stansell, Thomas Howes y Marc Gonsalves, el teniente Juan Carlos Bermeo, el subteniente Raimundo Malagón, el sargento segundo José Ricardo Marulanda, el cabo primero William Pérez, el sargento segundo Erasmo Romero, el cabo primero José Miguel Arteaga y el cabo primero Armando Flórez, todos del ejército.

También fueron rescatados los uniformados policiales cabo primero Julio Buitrago, subintendente Armando Castellanos, teniente Vaney Rodríguez y cabo primero John Jairo Durán.

En calles y carreteras, los automóviles, camiones y autobuses sonaban las bocinas en celebración, reportaron corresponsales de radio.

Vestida con chaqueta camuflada, botas de caucho y pantalón negro deportivo, y con un rosario de madera en su mano izquierda que nunca soltó, a las 17:10 hora de Colombia aterrizó Ingrid Betancourt en el aeropuerto militar Catam de Bogotá, y abrazó a su madre, Yolanda Pulecio, y a su esposo, Juan Carlos Lecompte.

Betancourt descendió de la nave de la fuerza aérea que la traía desde el Guaviare, en el sur, escoltada por el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

"Esta operación no tiene antecedentes en el mundo", dijo Santos al iniciar la rueda de prensa, "fue un rescate de película que le dio la libertad a 15 personas que habían sido torturadas y que habían sufrido durante tantos años".

"Hace casi 11 años había compañeros nuestros, tanto del ejército como de la policía nacional secuestrados", recordó a su vez el general Freddy Padilla, comandante de las fuerzas militares.

Estaban "secuestrados pero jamás olvidados. Ha sido la obsesión, ha sido un compromiso que estas personas regresaran sanas y salvas", señaló el militar.

Agregó que muchas veces hubieran podido rescatar a los cautivos "y no se hizo", a la espera de conseguir una operación "sin haber disparado un solo disparo, sin un solo tiro, absolutamente sanos y salvos, sin un rasguño", como sucedió.

"A Dios primero", "segundo a todos ustedes", "que sintieron compasión por nosotros los secuestrados", "que rechazaron que la única solución fuera esperar", fue el primer agradecimiento de Betancourt, y luego habló brevemente en francés.

Agradeció al mundo, y "al ejército mío de mi patria Colombia. Gracias a su impecable operación, la operación fue perfecta", y repitió lo mismo en francés.

Luego de recordar los muertos en anteriores intentos de rescate, la ex candidata presidencial señaló que "esto es un golpe tan fulminante para las FARC que es muy fácil decir que están derrotadas".

Betancourt se refirió a la escasez de alimentos y de equipo desde hace un año en las FARC, que denota importantes problemas logísticos. "Pueden estar pasando dificultades, por lo menos, es lo que nosotros pudimos comprobar", señaló.

Betancourt afirmó que se sintió por muchos años culpable de haber viajado a la zona donde fue tomada rehén, a los tres días de estallar la guerra en febrero de 2002, generando intenso sufrimiento de su familia, pero que "lo volvería hacer", pues fue a acompañar a sus electores.

"Saqué un PhD (doctorado) en las FARC que espero pueda servir a los que queremos ayudar con esto", señaló en referencia a la crisis colombiana.

Uno de los golpes más fuertes que se han dado a las FARC es la reelección presidencial, dijo Betancourt en sus declaraciones en el aeropuerto militar de Bogotá, no necesariamente la de Uribe, sino el hecho de que haya continuidad en el gobierno, pues la guerrilla, nacida en 1964, calculaba que cada cuatro años se alternaba la política, como un péndulo indeciso entre la guerra y la negociación de paz.

Al reelegir a Uribe, no hubo respiro, señaló Betancourt. La reelección ha sido muy buena para Colombia, eso no quiere decir que comulgue con todo lo que ha hecho Uribe, quien "ha sido muy buen presidente".

Agregó que "a Dios gracias" llegó a la presidencia Uribe y no ella, y que "quiere sentirse un soldado más de Colombia al servicio de la patria".

Betancourt opinó que las intermediaciones de los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Rafael Correa, de Ecuador, son "muy importantes", ellos "son aliados", pero esa mediación debe darse bajo la condición del respeto de la democracia colombiana, ya que los colombianos "eligieron a Uribe y no a las FARC".

Cuando la agencia nacional de noticias Colprensa le preguntó a Betancourt sobre el efecto en las FARC de la muerte natural de su comandante histórico Manuel Marulanda en marzo, el ministro de Defensa tomó el micrófono y respondió en lugar de la ex candidata presidencial.

El funcionario hizo un listado de las muertes de jefes de las FARC en el último año, y la creciente desmovilización que reportan las cifras oficiales, y reiteró el ofrecimiento de "mano generosa" para hacer la paz, de lo contrario continuará "la mano militar".

"Queremos la paz por las buenas o por las malas, y la paz va a llegar a Colombia", dijo Santos.

A la hora de la transmisión televisada de la primera rueda de prensa tras seis años, cuatro meses y nueve días de cautiverio de Betancourt, las calles de la capital colombiana se veían desoladas.

Pero sus primeras declaraciones en libertad no fueron en Catam, frente a la prensa mundial, sino antes, a la emisora de las fuerzas militares, que frecuentemente es la única que se sintoniza en toda la selva, donde permanece la guerrilla.

En esa primera entrevista, ella contó cómo vivió su rescate, una operación de inteligencia militar que se hizo pasar por una misión humanitaria. Esta operación ocurrió a la semana siguiente de la visita de emisarios europeos que desde años atrás trabajan por una negociación con las FARC, autorizados por el gobierno colombiano.

El anuncio fue hecho a las 14:00 horas de Colombia (19:00 GMT) por el ministro Santos, quien dijo que se trató de una operación de infiltración a la guardia de la guerrilla en el selvático departamento del Guaviare, sur del país.

Según Santos, el operativo "Jaque" implicó infiltrar al grupo de guerrilleros que escoltaba a los rehenes, comandado por alias "Cesar" y al secretariado de las FARC.

"Como los secuestrados estaban divididos en tres grupos, se logró que se reunieran en un solo sitio y luego se facilitara su traslado al sur del país para que supuestamente pasaran directamente a órdenes de Alfonso Cano", máximo líder de las FARC, añadió Santos.

"Se coordinó para que los secuestrados fueran recogidos en un sitio predeterminado por un helicóptero de una organización humanitaria ficticia" y para que el propio "Cesar y otro miembro de su estado mayor viajaran personalmente con los secuestrados para entregárselos a Alfonso Cano", siguió el ministro.

Pero, "los helicópteros, que en realidad eran del ejército", recogieron a los rehenes y los llevaron hacia la capital del Guaviare, San José, ya en libertad, afirmó.

El gobierno estadounidense, que financia la guerra interna colombiana, se adelantó a advertir que nada tuvo que ver en la operación militar de rescate.

"Que entiendan que los espacios se les acabaron", dijo a la guerrilla el ex senador Luis Eladio Pérez, rehén por casi siete años y liberado unilateralmente en febrero por las FARC gracias a la mediación del presidente venezolano Hugo Chávez y la senadora opositora colombiana Piedad Córdoba.

"Con todos los 15 (liberados este miércoles) yo estuve los últimos cuatro años. De manera que siento una inmensa alegría por la recuperación de la libertad de todos ellos", señaló Pérez.

Pero "estamos clamando por todos los compañeros que quedaron allá. No podemos ufanarnos de los éxitos militares" mientras no estén todos libres, advirtió, en referencia a unas 30 personas que siguen cautivas y sometidas a canje, agregó.

Claudia Rugeles, esposa del ex gobernador del central departamento del Meta, Alan Jara, quien no figura entre los liberados, manifestó "felicidad en mi hogar y en mi corazón", pero también preocupación "por quienes están todavía en la selva", y pidió "que Dios los proteja para que puedan regresar con vida en algún momento".

Jara fue tomado rehén de una camioneta de las Naciones Unidas el 15 de julio de 2001, en el Meta.

Patricia Nieto, esposa del único diputado regional sobreviviente de un oscuro episodio militar en junio de 2007, en el que perecieron 11 de sus compañeros del Poder Legislativo del occidental departamento del Valle del Cauca, manifestó temor porque "no siempre los rescates militares son exitosos".

Pérez propuso que se le permita a la guerrilla "reintegrarse a la vida civil a través de un partido político", una opción que ya fue ensayada en los años 80, y que resultó borrada a sangre y fuego.

"Es un campanazo, es una oportunidad", "la libertad puede conducirnos a un mejor mañana", señaló en el mismo sentido el político conservador y ex ministro Álvaro Leyva, quien mayor contacto ha mantenido con las FARC desde el fallido proceso de paz de los años 80. "Es una noticia realmente buena" que "produce mucho regocijo", señaló Leyva, facilitador oficial para el canje humanitario de prisioneros de las dos partes. "Fue un golpe de inteligencia importante, que se traduce en una liberación sin sangre y que va a permitir, yo creo, oxigenar una cantidad de cosas".

"Hay que oír a Ingrid Betancourt, ver qué plantea más allá del regocijo, porque hay que buscar una solución" al longevo conflicto armado colombiano, agregó.

"Si bien es cierto que (esta liberación militar) produce esa total felicidad, tiene que verse en una perspectiva histórica. Tiene que solucionarse todo lo que está ocurriendo en Colombia", opinó Leyva sobre la guerra de guerrillas, la existencia del paramilitarismo de ultraderecha y el desajuste institucional que produce su presencia en los círculos de poder.

Todas las reacciones en Colombia, pero también del Comité Ingrid Betancourt de Francia, remarcaron que no desmayarán hasta lograr la libertad de todos los que permanecen cautivos.

Esta es una oportunidad para "enrutar el país hacia un camino de felicidad, que implique llegar a una paz verdadera, para voltear esta hoja" de la guerra, señaló Leyva.

"Estamos felices", remarcó Carlos Lozano, el otro facilitador oficial nacional del canje y director del semanario comunista Voz.

"Hay que pensar en los que quedan", agregó, y, a pesar del actual éxito militar, que por fortuna no causó derramamiento de sangre como en anteriores intentos gubernamentales, "no hay que descartar las salidas pacíficas, incluso (mediante) el intercambio humanitario", señaló.

"La solución más civilizada es la de la negociación. Las FARC, con esta derrota que sufren en el caso de hoy, deben abrirse... a la sensatez, el realismo y las soluciones de humanidad, que es lo más importante", remarcó Lozano.

En el mismo sentido se expresó Marleny Orjuela, presidenta de Asfamipaz, la asociación de familias de militares y policías cautivos y liberados por la guerrilla.

[Fuente: Por Constanza Vieira, IPS, Bogotá, Col, 02jul08]

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