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Detrás del petróleo colombiano: Intenciones ocultas.


Por Michael T. Klare, profesor de estudios sobre la paz y la seguridad mundial en universidades estadounidenses. Artículo distribuido por la Agencia Latinoamericana de Información

En la mayor operación norteamericana en América Latina desde la era Reagan, le administración Clinton está preparando proveer a Colombia de 1.6 mil millones en helicópteros, equipamientos de comunicación, entrenamiento de combate y otras formas de ayuda. Es el Plan Colombia.

Toda esta ayuda es para un supuesto fortalecimiento de la capacidad de Colombia para combatir a los traficantes de drogas y a las guerrillas de izquierda que, dicen, les protegen. Pero otro objetivo oculto es proteger el acceso al más extenso yacimiento de petróleo del hemisferio occidental.

El interés de EE.UU. por la producción de droga de Colombia es muy conocido. Fuentes gubernamentales dicen que los traficantes colombianos proporcionan más del 90% de la cocaína que circula en los EE.UU., más una gran parte de la heroína que se vende en el este del país.

Menos conocido es el hecho de que el gobierno colombiano satisface la ganancia enorme y creciente de las compañías de petróleo de América. De acuerdo con el Departamento de Energía (DoE), el consumo de petróleo creció en 15% entre 1990 y 1999 pasando de 17 para 19.5 millones de barriles por día.

Durante el mismo periodo, la producción de petróleo de Colombia creció aproximadamente un 78%, con la mayor parte de la cantidad aumentada que va para los EE.UU., hoy, el séptimo suministrador más grande de petróleo a este país.

Pero los cálculos estratégicos norteamericanos están más relacionados con el futuro. Se espera que el consumo en los EE.UU. crezca otros 5 millones de barriles por día en los próximos veinte años, y más de la mitad de ese petróleo tendrá que venir de fuentes extranjeras. Esas cantidades podrían ser fácilmente proporcionadas por los países del Golfo Pérsico, sobre todo por los gigantes petrolíferos como Irán, Iraq y Arabia Saudita.

Sin embargo, los estrategas norteamericanos son reticentes a que crezca la dependencia de los EE.UU. de la región inestable (y siempre tensa) de Oriente Medio - y entonces, busca vendedores más accesibles. Y Colombia y Venezuela entran en ese marco.

Aunque la media de producción haya sido disminuida por los gigantes del petróleo, el país cree poseer 2.6 mil millones de barriles de los yacimientos petrolíferos, y quizás diez veces de esa cantidad en reservas potenciales. Venezuela es la más ricamente dotada, con 73 mil millones de barriles en reservas reveladas.

Desde la Guerra del Golfo de 1991, los líderes de Estados Unidos han estado moviéndose para elevar la importancia del hemisferio occidental. "Nosotros estamos pasando por un cambio fundamental en nuestra confianza con relación al crudo importado de Oriente Medio", según mencionó la Casa Blanca en un documento sobre política de seguridad nacional, en mayo de 1997.

Comentó que Venezuela es el suministrador extranjero número uno y que"... Venezuela y Colombia están ambas afectadas por los nuevos riesgos en la producción de petróleo", el documento llamó el acceso a esos suministros de "interés vital" para los Estados Unidos.

Eso tiene implicaciones significantes de seguridad. Una vez más una fuente de petróleo se perfila como de "interés vital", donde Washington se asegura el suministro a largo plazo.

En el pasado, se ha pedido frecuentemente la intervención directa de las fuerzas de los EE.UU., o el proporcionar ayuda militar a los gobiernos amigos. El ejército colombiano ha pedido ayuda y los oficiales de los EE.UU. han destacado la necesidad de proporcionarla, aunque luego las guerrillas de izquierda dicen que eso da protección a los traficantes de drogas.

Raramente mencionado, sin embargo, es el hecho que las guerrillas también están atacando los intereses petrolíferos de los EE.UU. en Colombia, específicamente los oleoductos. En 1999, por ejemplo, el oleoducto del campo de Cano Limón -explotado por los EE.UU., donde tiene su base la compañía Occidental Petroleum Co. y la Royal Dutch/Shell- fue bombardeada 79 veces.

De hecho, un elemento clave del programa declarado de las guerrillas es expeler los intereses extranjeros, y usar las ganancias futuras del petróleo para mejorar las condiciones de vida de la gran masa colombiana empobrecida.

Todo esto trae a colación importantes cuestiones sobre los objetivos de los programas de ayuda. Estos 1.6 mil millones de dólares se describen como una medida de "emergencia", pretendiendo inclinar la balanza en los campos de batalla en favor del gobierno colombiano.

Pero es muy dudoso que esa cantidad -cinco veces el tamaño de las subvenciones anteriores- represente una diferencia muy grande, y serán necesarios en el futuro aportes adicionales de recursos de los EE.UU. Cuando nosotros agregamos suministros de petróleo colombiano para una ecuación estratégica, está claro que estamos hablando de hecho de un futuro lejano.

Dado el riesgo que ese paquete de ayuda militar se manejará después y siempre extendido alrededor de los conflictos sucios colombianos, es esencial que la administración y las diversas facciones en pro de ayudar al Congreso estén más predispuestas a los intereses a largo plazo de los EE.UU. en Colombia.

Si el crecimiento de nuestra dependencia respecto al petróleo colombiano significa involucrarse más en los conflictos internos de ese país, nosotros ya podemos buscar nuestras exigencias futuras de petróleo en otro lugar.


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