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06sep07


Según la revista Cambio, Vicente Castaño, fue asesinado por su socios


A primera hora del jueves 23 de agosto, el fiscal Mario Iguarán recibió un oficio confidencial del DAS que explicaba las razones por las cuales en la madrugada del día siguiente, el jefe paramilitar desmovilizado Diego Fernando Murillo, Don Berna, debía ser trasladado de urgencia de la cárcel de Itagüí a la prisión de máxima seguridad de Cómbita. "Hay informaciones que dan cuenta de que el señor Murillo Bejarano, recluido en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí, sigue dirigiendo sus estructuras delincuenciales hacia la ejecución de asesinatos selectivos, comercialización y transporte de estupefacientes", decía la carta con la que Andrés Peñate, en ese momento director del DAS, remitía las pruebas.

La carta llevaba un documento anexo de cuatro páginas con una relación cronológica de los crímenes que podían imputársele al jefe de la temible "oficina" de Envigado y el aparte sobre los homicidios selectivos iba encabezado con un párrafo que llamó la atención de un fiscal y un equipo de investigación designados para evaluar si el caso de Don Berna debía ser enviado al Tribunal de Justicia y Paz para éste que decidiera sobre si debía o no ser privado de los beneficios legales consagrados en la Ley de Justicia y Paz.

El párrafo decía: "El 22 de agosto de 2007 se recibe un documento manuscrito por un sujeto que se identifica como N.N. alias El Gordo, en el cual se establece que el homicidio de Vicente Castaño ocurrió el 17 de marzo de 2007 en una finca ubicada entre los municipios de Nechí, Antioquia, y Ayapel, Córdoba...". Curiosamente, aunque el manuscrito que daba noticia sobre la muerte de Castaño -también conocido como El Profe-estaba mencionado entre las pruebas remitidas, inicialmente no apareció.

No obstante, poco antes de que el fiscal Iguarán se dispusiera a llamar por teléfono para pedir que le enviaran el documento, llegó a su despacho un nuevo oficio urgente del DAS, firmado por Luz Marina Rodríguez Cárdenas, directora general operativa del organismo de seguridad. El oficio iba acompañado por un informe adicional según el cual los resultados del proceso de verificación le daban al manuscrito "alta confiabilidad". La información enviada por Rodríguez al Fiscal General mencionaba personas que habrían participado en el atentado criminal contra Castaño. Entre ellas figuraba Carlos Mario Jiménez, Macaco, otro de los pesos pesados recluidos en Itagüí, recién trasladado a Cómbita y pedido en extradición por Estados Unidos. También aparecían como protagonistas del crimen otros dos hombres identificados en principio como Julián Daniel y El viejito Cuco.

La carta de ocho páginas había caído en manos de un grupo especial integrado por orden del presidente Álvaro Uribe para capturar a Castaño, después de que este se negó a trasladarse de un sitio de reclusión temporal en La Ceja a la cárcel de Itagüí. El comando de búsqueda se enteró de que el firmante del manuscrito, conocido como El Gordo, era el hombre de confianza de Castaño y de su esposa, Alexandra Pimienta Escobar, y una de las pocas personas que tenía acceso al lugar donde estaba escondido.

Los motivos

En el documento de análisis que acompañaba la carta del 23 de agosto al Fiscal General, Peñate decía que Castaño habría sido asesinado por la misma razón por la que antiguos aliados suyos habían eliminado a Carlos Castaño: porque negociaba un acuerdo secreto con la DEA, que también ampararía a su esposa Alexandra y a su hijo de 4 años

Sin embargo, El Gordo dice en la carta que el supuesto arreglo con la DEA no fue más que la excusa que usaron los asesinos que, según él, actuaron con ayuda de policías, y que el motivo de fondo era una pugna de poder alentada por Don Berna, Carlos Mario Aguilar Echavarría, Rogelio, mano derecha de Murillo y actual jefe de la "oficina" de Envigado (delegado por Don Berna), y Ever Veloza García, Hernán, H.H o Carepollo, conocido narcotraficante y ex jefe del bloque bananero de las Auc, capturado por la Dijín el 3 de abril en Tarso, Antioquia.

Según se desprende de la carta, a la cual CAMBIO tuvo acceso, detrás de la muerte de El Profe también se oculta el interés de algunas autoridades empeñadas en acallarlo antes de que decidiera revelar verdades que podrían resultar muy graves y comprometedoras.

La carta está dirigida a una persona a quien El Gordo llama "viejo", pero la mayor parte del contenido son mensajes para la esposa de Castaño, a quien le dice que los hombres que atacaron a su marido la responsabilizaban de ser la persona que buscaba contacto con la DEA por medio de Nicolás Vergonzoly. Éste es uno de los primeros narcotraficantes que negoció con las autoridades de Estados Unidos y quien se convirtió en promotor de un programa de resocialización aplicado por Washington para "narcotraficantes arrepentidos".

El Gordo también asegura que Don Berna, H.H. y los demás comprometidos en el complot creían que Castaño había ido a encuentros con emisarios de la DEA en un helicóptero de propiedad de Guillo Ángel, y a continuación agrega: "Todas esas son historias inventadas por ellos para justificar la matada del Señor (...) El Señor desde que se metió a la caleta no atendió ni habló con nadie".

Para apoyar la teoría de que la verdadera razón del asesinato de Castaño fue una pugna interna, incluso revela que a finales de febrero, en vísperas de una reunión que finalmente fue cancelada, H.H. y Castaño se pelearon porque las diferencias eran irreconciliables. "Hernán le mandó una carta muy grosera al Señor (Castaño) -se lee en la carta-. El Señor respondió muy enojado y le dijo a Hernán que él era un desagradecido, traicionero y acomodado".

En su carta, El Gordo precisaba que durante la misma pelea Castaño le había recordado a H.H. que ya en otra ocasión le había pasado por alto haberse confabulado con Macaco con intención de asesinarlo a él y a Salvatore Mancuso, la única persona en la que, según él, El Profe tenía absoluta confianza.

Durante el proceso de verificación de la carta, tanto el DAS como la Fiscalía juzgaron un hecho como algo muy relevante: los registros migratorios, que indicaban que el pasado 24 de julio, tres días después de que llegara la carta de El Gordo a un amigo en común, la esposa de Castaño había viajado a Houston, Estados Unidos. Salió por el aeropuerto Eldorado de Bogotá, presentó la C.C. No. 42.687.972 con su verdadero nombre, Alexandra Pimienta Escobar -a veces se presentaba como Alexandra Clavijo-- y tomó el vuelo comercial identificado con el número 882.

Más detalles: incinerado

La carta no da detalles sobre la forma como habría sido asesinado Castaño, pero El Gordo, su autor, le anuncia a Alexandra,esposa del Profe, que ha dejado otra carta en la que le cuenta el episodio con más precisión. "Yo, Ale, me voy a estar comunicando con usted a su celular, si usted lo desea -dice-. Hay una persona muy allegada a usted que, si yo no aparezco porque me maten y me desaparezcan, le va a llevar una carta mía contándole más pormenores".

En el manuscrito, el testigo se limita a decir que él y otras dos personas que conocían el paradero de El Profe fueron "obligadas" a participar en el operativo. Sugiere que previamente hubo un secuestro y que los homicidas entraron a la finca en el único carro autorizado por Castaño para ingresar allí. "Ellos sabían que si entraban en otro carro, él se les volaba y eso fue lo que ellos hicieron -escribe El Gordo-. Los tres sabíamos y teníamos claro que también íbamos a morir. Pero no nos mataron para dejarme de chivo expiatorio. Pero yo ya estoy muerto en vida. A mi no me interesa vivir más".

Los investigadores del caso, que hasta ahora han actuado con cautela y sigilo, lograron contactar a un segundo testigo que les amplió la información. El documento que Peñate anexa a la carta que envía a Iguarán dice: "Las informaciones publicadas por el ex vicepresidente de Venezuela José Vicente Rangel sobre la presunta muerte de Vicente Castaño en territorio venezolano son falsas. Vicente Castaño fue asesinado en la zona rural del municipio de Nechí, Antioquia, siendo incinerado su cuerpo y arrojado al río Cauca. El homicidio fue ejecutado por N.N. alias El flaco Rogelio, anterior lugarteniente de alias Don Berna, obedeciendo órdenes de los ex cabecillas de las autodefensas recluidos en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí. Lo afirmado por José Vicente Rangel pretende implicar al Gobernador del estado Zulia (Venezuela) como patrocinador de grupos de autodefensa en ese país (sin más datos)".

El nombre de Rangel surgió porque en los mismos días en que las autoridades adelantaban el proceso de verificación del documento, el ex vicepresidente venezolano, ahora conductor de un programa de televisión anunció como "primicia" la muerte de El Profe supuestamente a manos de hombres que lo emboscaron en un lugar del estado de Zulia, donde recibía protección oficial.

Visa USA

En la apreciación inicial de inteligencia, Peñate y la Directora Operativa de la entidad advierten que las indagaciones hechas hasta ese momento indican que el autor de la carta es la misma persona que "entregó" a Castaño, pues en las últimas líneas asegura que nunca traicionó la confianza "del Señor" y remata con una defensa a Mancuso: "Así que quedo a órdenes de lo que Alexandra quiera hacer. Ya le dije yo a ella que no confiara sino en Mancuso, que él sí era un amigo fiel y leal al señor, el único que no lo utilizó" (ver recuadro).

Si bien es cierto que esta no es la primera vez que surge una versión sobre la muerte de Vicente Castaño, las fuentes consultadas por CAMBIO consideran que se trata de la más creíble. "Tenemos razones para creer que su esposa jamás habría viajado a Estados Unidos con él y tenemos muy claro que ella no hubiera podido ingresar a ese país sino mediante un acuerdo previo", dice un miembro del equipo de investigación de la Fiscalía. Y otra fuente agrega: "Tenemos claro el perfil de El Gordo y sabemos que su carta refleja la angustia que le produce haberse quedado sin el amparo del único jefe paramilitar que lo protegió".

Pero, además, la Fiscalía y el DAS no son los únicos organismos que han recibido información sobre la muerte de Castaño. Una fuente muy cercana a la Comisión Nacional de Conciliación le aseguró a CAMBIO que algunos de sus miembros recibieron hace poco la misma información de parte de los jefes paramilitares confinados en Itagüí, y que no han comunicado la noticia porque existe un acuerdo entre ellos para no hablar públicamente del tema mientras no exista una confirmación oficial de las autoridades judiciales.

Tras las rejas, dos hombres -cada uno por su lado- se proclaman como nuevos dueños de Las Tangas, hacienda que simbolizó el poder de la familia Castaño en Córdoba. Al confirmar la desaparición de Vicente, su patrón, José Ignacio Roldán, Monoleche, se presentó ante sus compañeros como el nuevo jefe y les hizo saber que en adelante haría valer sus derechos sobre esas tierras. Pero Don Berna hace otras cuentas: él y Rogelio, su mano derecha, han advertido que mantendrán el control sobre propiedades de Tierralta, el municipio donde se encuentra el predio.

Ninguno ha pensado en las víctimas que reclaman sus derechos sobre unas tierras que los propios Castaño donaron el 14 de noviembre de 1990 por medio de la Fundación para la Paz de Córdoba, Funpazcord. Se trata del mismo bien por el que el febrero pasado fue asesinada Yolanda Izquierdo, líder de una organización de víctimas que había denunciado ante los fiscales de Justicia y Paz que los paramilitares les habían arrebatado de nuevo esas tierras y otras seis haciendas que hicieron parte de la donación.

Hoy, lo único claro es que Las Tangas se han convertido en botín de guerra. La misma suerte podrían correr extensas propiedades en la zona de Urabá, que el mismo Vicente decía haber reservado para proyectos productivos de palma africana. Según estudios de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, son tierras arrebatadas a colonos y comunidades afrodescendientes que poseen títulos inalienables, protegidos, entre otras normas, por la Ley de Negritudes.

EL QUE A HIERRO MATA...

Vicente Castaño Gil nació en Amalfi, Antioquia, en el seno de una familia de ocho hombres y cuatro mujeres. Él y sus hermanos Carlos -asesinado por orden suya- y Héctor figuran en la lista Thier2 del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por los delitos de terrorismo y narcotráfico.

A comienzos de la década de los 90, ya habían muerto ocho hermanos y hermanas Castaño, entre ellos Fidel, quien según Carlos Castaño murió el 6 de enero de 1994. Así las cosas, hoy sólo quedaría Héctor.

Luego del asesinato de su padre, Jesús Antonio Castaño González, quien fue secuestrado por las Farc, Fidel, el mayor de los Castaño, comenzó a consolidar un grupo de autodefensas. Con sus hermanos Carlos, Reinaldo y Eufrasio organizó un grupo de justicia privada para perseguir a la guerrilla, del cual hicieron parte trabajadores de la finca, familiares y amigos. Y en 1987 nació la organización conocida como Autodefensas de Córdoba y Urabá, Accu, cuyo núcleo era el grupo de Fidel Castaño, que dieron origen a una federación de grupos de distintas regiones con un estado mayor que se llamó autodefensas campesinas de Colombia.

En 1997, la opinión nacional fue informada sobre la creación de las autodefensas unidas de Colombia, Auc, cuyo jefe era Carlos Castaño, hermano de Fidel, quien había desaparecido de la escena tres años antes, según la organización, en un enfrentamiento con el Eln en Urabá, hecho que nunca fue ni confirmado ni desmentido.

El modelo inicial que congregaba nueve grupos regionales, se fue extendiendo y si al comienzo acudían al narcotráfico para financiarse, poco a poco el objetivo antisubversivo dio paso a la disputa con la guerrilla por el control de tierras sembradas de coca. Las masacres y el desplazamiento fueron las formas más degradas de la guerra por este control. Para 2003 ya tenían cerca de 17.000 hombres.

Un año antes habían anunciado el fin de las Auc y una reorganización de las líneas de mando. Motivo: el narcotráfico, que generó una pugna interna que llevó a que Carlos Castaño, que decía rechazarlo-dicen que porque buscaba negociar con Estados Unidos-, saliera de la línea de mando y a que fuera asesinado en 2004, aseguran que por orden de su hermano Vicente.

El mismo Carlos había dicho que su oposición a participar en la producción y exportación de coca generó "diferencias en la organización". Vicente, como todo lo indica, corrió la misma suerte: fue asesinado por orden de sus aliados y prolongó la saga trágica que ha marcado el destino de su familia.

"LA ORDEN ERA NO DEJAR RASTRO"

Al margen de los estrados judiciales, un paramilitar no desmovilizado aceptó contar lo que sabe sobre la muerte de Vicente Castaño. Lo hizo bajo la condición de mantener el anonimato, pues teme represalias:

"No sabría decirle la hora exacta en que ocurrió todo, pero al hombre (Vicente Castaño) lo mataron. La orden que tenían quienes lo hicieron era que no dejaran rastro. Mejor dicho, que procedieran con él como lo hicieron con Danielito (ex jefe de la oficina de Envigado reportado como desaparecido pero de quien se asegura que está muerto); es decir, que no quedaran ni huesos, desaparecerlo por completo, ¿entiende?".

 "Eso lo mantienen callado porque se están apoderando de todo cuanto tenía El Señor. La guerra está prendida y la gente que está en Itagüí y quienes les trabajan por fuera se están distribuyendo territorios. Por ahora la voz cantante la está llevando Don Berna. Las Águilas Negras esperan salir ganando de todo esto y por eso han acelerado el reclutamiento de más y más gente. Pagan hasta 800.000 pesos y le han mandado muchas razones a desmovilizados para que se vayan con ellos".

Fuentes conocedoras del tema identifican tres bandos. Aparte del dúo Don Berna-Rogelio, se ha fortalecido un grupo encabezado por 'FREDY RENDÓN', EL ALEMÁN, quien hoy protege a dos hombres que antes eran superiores en jerarquía: Salvatore Mancuso y Jorge 40. Y antes de ser trasladado a Cómbita, Macaco tenía sellada una alianza con Julián Bolívar para competir por el negocio del narcotráfico.

[Fuente: Cambio, Bogotá, Col, 06sep07]

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