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12jun07


Ochoa Vasco explica como se organizaron las primeras elecciones de Uribe en Medellín.


El barrio Manrique, en las comunas de Medellín, fue uno de los sectores más populares y duramente golpeados por la violencia durante gran parte de los años 80 y 90. Fue el escenario de guerras de bandas de delincuencia común y facciones de grupos de las AUC que se disputaban el control. "Cuando llegué a Medellín, Fernando Galeano me puso dos muchachos, un conductor y escolta, para que me acompañaran y ellos eran de Manrique. Era muy deprimido y violento. Usted no podía pasar por las calles después de las 7 de la noche y la Policía rara vez aparecía. No era extraño encontrar niños de 13 años que ya habían cometido un asesinato", dijo a SEMANA el extraditable Fabio Ochoa Vasco. Ese sitio se transformó en una obsesión para Ochoa Vasco.

Fue en el barrio Manrique donde, según Ochoa Vasco, él movilizó gente para apoyar la primera campaña de Álvaro Uribe a la Presidencia. SEMANA recorrió el sector para corroborar las versiones del extraditable. Según Manuela, una antigua habitante de Manrique, "dos días antes de las elecciones para Presidente de 2002, llegaron a la casa de algunos líderes para advertirnos que no podíamos aparecernos por los puestos de votación si no era para votar por Uribe. Que si hacíamos campaña por otro, nos hacían el 'Champú' (untar pegamento en el pelo)".

Gabriel, otro habitante del barrio, también recuerda esa época. "En las primeras elecciones para que Uribe fuera presidente uno sí veía -y la gente lo notaba acá en el barrio- que todos esos muchachos de los equipos de fútbol, los alistadores de los buses... todos sabían que tenían que votar por Uribe. Y ellos, a su vez, arrastraban gente. Había que votar por Uribe".

"Incluso los microbuses de San Pablo-Manrique, que tenían que pagar vacuna, sabían que debían transportar ese día de elecciones a la gente para votar por Uribe -explicó Gabriel a SEMANA-. Pero no la llevaban a los puestos de votación de Las Granjas o las Nieves, no, los buses llegaban hasta los puestos de votación del estadio y el Palacio de Exposiciones, que es donde vota la gente que no tiene inscrita la cédula. Llegaban allá, daban el 'pastel' que indicaba que había que votar por Uribe y regresaban a la gente".

Los habitantes no se han olvidado de las iniciativas de Fabio Ochoa Vasco de finales de los 90 y principios de siglo. En esos años, de la mano de Diego Fernando Murillo, alias 'Don Berna', Ochoa, amigo cercano de 'Berna', decidió emprender un proyecto con el cual, según él, buscaba "resocializar" a los jóvenes de Manrique mediante actividades deportivas, con lo cual pretendía disminuir los alarmantes niveles de violencia y mejorar la convivencia. No cualquiera, y menos un desconocido como Ochoa, podía llegar a un barrio como Manrique. Pero él tenía la ventaja de contar con el respaldo de 'Berna' para sacar adelante su idea.

"Lo primero que hice fue un torneo en donde participaban siete u ocho equipos. Les pagábamos los uniformes, comidas y transporte. La idea era que no hubiera peleas, hubiera un respeto entre los jugadores. Empezáramos a juntar a Itagüí con Manrique y a otros sectores como Santa Helena, Bello y San Javier en partidos de fútbol", afirmó Ochoa. Detrás de los partidos de fútbol, Ochoa organizó pequeñas microempresas y, respaldado por el poder que tenía 'Berna', consiguió crear un grupo de seguridad conformado por jóvenes del sector que, según él, ayudó para mejorar la seguridad.

La presencia de Ochoa se sintió hasta hace cuatro años, cuando sus problemas judiciales lo alejaron del proyecto. "Yo sé que a mí me recuerdan con cariño y allá todos saben que yo era el patrón de Manrique", dijo Ochoa.

Aunque el extraditable era quien prácticamente financiaba todas estas actividades, rara vez iba a Manrique. Sin embargo, en el barrio todos empezaron a enterarse de que él era quien estaba detrás del proyecto.

"Por acá nunca se le ha visto la cara a Fabio Ochoa Vasco, pero él ha patrocinado mucho el deporte en esta zona. Él tuvo lo que era el Florida Soccer Club, que manejaba muchos equipitos locales. Él fue el que estuvo detrás de todo ese proceso de Resocialización de Manrique cuando era la época dura. Él no daba la cara, la daba Antonio López, un señor que se ha lanzado varias veces al Concejo de Medellín", afirmó a Gabriel. Pero no todo era color de rosa y completamente desinteresado. "Uno notaba que detrás de todo ese patrocinio, detrás de toda esa plata para la resocialización, estaba el juego político", dijo Gabriel.

Mancuso contra Ochoa

El pasado 17 de mayo fue la última vez que habló el jefe paramilitar Salvatore Mancuso en la audiencia pública de Justicia y Paz. Cuando se refirió a sus finanzas y a la forma cómo obtenía los recursos para sostener a su ejército criminal en el norte del país, dijo que desde 1996 entró en el negocio del narcotráfico. Primero con la venta de hoja de coca, y en los últimos años con la salida de cocaína de las zonas a cargo del Bloque Norte de las AUC. Sostuvo que los primeros laboratorios de él estaban en la Caucana y en toda la zona del Bloque Mineros en Antioquia, en el Catatumbo y el sur de Córdoba. Hizo énfasis en el nombre de Fabio Ochoa Vasco, de quien dijo que era uno de sus principales compradores de droga junto con Hernando Gómez 'Rasguño', el 'Boli', 'César Cura' y 'Toño Castillo'. Sostuvo que a Ochoa le vendió más de 40.000 kilos de cocaína (40 toneladas) y mencionó que sólo en la zona del Catatumbo se movieron, por parte de las AUC, 119 toneladas de cocaína entre 1997 y 2004.

"Los 'Pepes' mataron a Escobar"

"Cuando Pablo Escobar mató a Fernando Galeano en La Catedral, se formaron los 'Pepes'. Mi amistad con 'Don Berna', que era su jefe de seguridad, se fortaleció. El grupo inicial estaba conformado por trabajadores de Fernando dispuestos a vengar su muerte y a matar a Escobar. La gente de Pablo sabía que yo era muy cercano al 'Negro Galeano'. Miky Ramírez y 'Arete' me llamaron y me dijeron que había un patrón nuevo y que tenía que ir a rendirle cuentas a Escobar.

"Yo les dije que no tenía nada qué hablar con ellos. Con 'Berna' fui a donde los hermanos Rodríguez Orejuela de Cali y con ellos se hizo una alianza para atacar a Pablo. Las autoridades también colaboraron completamente con los 'Pepes', incluida la DEA, que muchas veces optó por no apoyarse con las autoridades colombianas sino sólo con los 'Pepes'.

"Los que mataron a Pablo fueron los 'Pepes' y después llegaron las autoridades. Eso me lo dijo Tito, el hermano de 'Berna', que era muy amigo mío. Me contó cómo hicieron el operativo. Los gringos estaban cerca a un parqueadero por los lados del Polideportivo. Con los equipos pillan la señal de la casa dónde está Pablo y llevan a los 'Pepes'. La casa fue rodeada muy rápido de 'Pepes'. Había un francotirador. Un gordo del que no me acuerdo el nombre golpeó la puerta de la casa. Cuando Pablo intenta escapar por el techo de la casa, se encuentra de frente con Tito. Le ofrece plata para que lo deje ir, pero Tito le pega un tiro de gracia. Al ratico, cuando todo había acabado, llegó la Policía. Tito no se sentía orgulloso de matar a Escobar. Me lo contó a mí en una conversación como amigo. El sólo quería vengarse porque hay que entender que el modo de la matada de los Galeano no fue bueno. Uno no mata, pica y quema a una persona. Él actuaba en venganza a un patrón que ellos querían".

Pecados ajenos

Cuando a Jaime Mor Saab se le ocurrió exportar tapetes de su conocida empresa de alfombras Duratex, pensó en su amigo Fabio Ochoa Vasco. El negocio fracasó en menos de un año. Luego le recibió a Ochoa 150.000 dólares para invertirlos en la comercialización de alfombras y terminó comprando una máquina textil traída de Alemania, que ocasionó entre los dos serias diferencias. Y para completar, Mor Saab convenció de nuevo a su socio de que vendieran Duratex, y Ochoa trajo a Colombia unos inversionistas extranjeros que salieron del país disgustados por haberles ofrecido una empresa totalmente quebrada. Al final, la amistad también se acabó. Cada uno cogió por su lado y, según le dijo Ochoa Vasco a SEMANA: "Es mejor que él arregle su problema".

Pero no sólo es el problema de Mor Saab. Sus relaciones y sus negocios con el extraditable Ochoa Vasco le hicieron daño a mucha gente inocente. Ochoa lleva más de 20 años teniendo problemas con la justicia norteamericana. El último fue el pasado 28 de marzo, cuando desde Washington el vocero del Departamento del Tesoro lo señaló de ser el líder de una poderosa red criminal y financiera conformada por 64 personas que fueron incluidas junto con sus empresas, en la temida lista Clinton. Ahí aparecieron Duratex y Jaime Dieb Mor Saab.

Pero a su lado figuraban igualmente su primo Jorge Mor Nassar, su esposa y sus tres hijos, quienes jamás sospecharon que por los negocios de Mor Saab fueran condenados a desaparecer del sistema financiero y a pasar uno de los peores momentos de sus vidas.

Nunca habían tenido un problema judicial y se vieron obligados a contratar un experto abogado penalista. Pero su mayor defensa podría ser el testimonio del mismo Ochoa Vasco. "No tengo nada que ver con él ni con su familia. No conozco a esa gente, ni en mi vida he visto al señor Mor Nassar", le dijo Ochoa a SEMANA."Yo tuve una amistad de muchos años, pero con Jaime Mor Saab. Me hizo perder mucha plata. Me engañó porque jamás me dijo que la empresa estaba quebrada. Es decir, me tumbó. Desde 2001 jamás lo volví a ver".

Lo más irónico de esta historia es que un hombre cuestionado por la justicia, como Ochoa, está dispuesto a acudir a las autoridades para limpiar el nombre de una familia inocente.

[Fuente: Revista Semana, Bogotá, 16jun07]

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