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07sep12


Las diez cosas que Draghi, el bombero pirómano, no se atrevió a decir ayer


Después de las filtraciones de los últimos días, pocas han sido las novedades en la comparecencia de Mario Draghi de ayer. Compras ilimitadas en el mercado secundario de bonos soberanos con vencimiento entre uno y tres años, 'esterilización' de las mismas a través de ventas o amortizaciones de otros activos de su balance, sin un nivel declarado de rentabilidad para la renta fija de los países que pueden ser objeto de su acción, de manera condicional a la solicitud de un rescate (Mariano, it´s your turn), por el periodo de tiempo que los objetivos de éste tarden en materializarse o en devenir imposibles, y con renuncia a la prelación en caso de impago por parte del emisor.

Cabría pensar que el cumplimiento casi al dedillo de las expectativas de los inversores y la condición de desideratum de la propuesta -vista la insistencia del BCE de actuar de forma subsidiaria a la política fiscal, algo de lo que ya advertimos allá por mayo (V.A., Así actuará en España el BCE: ahogo primero, auxilio después, 24-05-2012)- debiera haber generado el típico sell the fact de los activos españoles. Y, sin embargo, no fue así. El IBEX se disparó casi un 5% arriba y continuó la caída de la prima de riesgo -diferencial entre la referencia a 10 años nacional y la alemana- hasta situarse por debajo de los 450 puntos básicos. Eso sí, no tanto gracias al menor riesgo percibido en nuestros bonos (que del 30 de agosto a ayer han pasado de rentar el 6,54% al 5,96%) como al mayor miedo sobre la capacidad de Alemania para aguantar renovadas transferencias de fondos a los estados periféricos de la Eurozona, en este caso a través del supervisor (su genérico en el mismo periodo de dispara del 1,32% al 1,56%, ojito).

Un hecho más sorprendente aún cuando uno se lee la letra pequeña de lo acordado ayer. O trata de hacer una interpretación aproximada del porqué de determinadas decisiones y/u omisiones solo para descubrir descorazonadoramente que hay pocos motivos para el alborozo. El mismo BCE que durante años fue banco central de los intereses unificadores alemanes, dando la gasolina necesaria para que prendieran algunas de las burbujas que han terminado por incendiar financieramente una parte de Europa, se pone ahora el traje de bombero para tratar de controlar un fuego que amenaza con escapar peligrosamente de su control, si es que no lo ha hecho ya (interesante The Economist sobre el particular: Not too little, possibly too late, 06-09-2012). Y lo hace con muchas más prevenciones que en el pasado, sabedor de quién es el que manda en esa suerte de sueño roto en el que muchos piensan que se ha convertido la moneda única y el artificio regional montado a su alrededor.

Estas son las diez cosas que Mario Draghi no se atrevió abiertamente a decir ayer.

1. "Si adopto esta decisión es porque la Unión Europea amenaza con dejar de serlo. Los diferentes costes de financiación de los estados miembros han convertido al euro en una moneda no fungible. La situación es, por tanto, crítica y, pese a que hasta ahora me he resistido a los cantos de sirena, vale, toca: adiós a la ortodoxia. El BCE -y yo en su nombre- propone; ahora los interesados que asomen la patita si quieren: nadie me podrá reprochar no haberme ofrecido". Así justifica la validez de esta operativa desde el punto de vista de la política monetaria.

2. "Digo que, de producirse, mis compras serán ilimitadas pero, desde el momento en que opto por la neutralización de las mismas, no es así. Esta característica me obliga a liquidar a su vencimiento o mediante enajenaciones otros valores en mi poder que, obviamente, no son infinitos. En cualquier caso, evito una expansión monetaria que meta presión adicional al euro en un momento tan delicado como éste, por más que emplee como excusa formal el evitar que los precios se disparen para contentar a Alemania"

3. "Decido quitar la limitación del rating para aceptar en mi balance títulos emitidos o garantizados por determinados estados miembros porque estoy convencido de que se avecina una cadena de downgrades de riesgo soberano que limitaría mi posibilidad de adquirirlos en el mercado. Las malas noticias procedentes de las agencias de calificación no han concluido. Y, sí: Grecia es la excepción a la norma. Aunque el euro es irreversible que cada uno lo interprete como quiera".

4. "Sé que con esto provocaré que el precio de la renta fija de los países core baje, que mi balance se deteriore al sustituir activos de mayor calidad por otros de menos y que, por tanto, se refleje más que nunca en él la incertidumbre que reina sobre la viabilidad de la región. Por eso he de sujetarme a una estricta condicionalidad que me garantice que las cosas mejoran con el tiempo, cláusula de salvaguarda teórica que no efectiva". Eso es lo que le lleva al Bundesbank a considerarlo como ayuda pública -a más a más de la contribución alemana a los fondos de rescate- y a manifestar, por tanto, su oposición.

5. "Para que esto sea así, es importante introducir a un tercero ajeno a los intereses comunes de los dirigentes locales. De ahí que sugiera la intervención del FMI a la hora de diseñar condiciones y monitorizar su cumplimiento, baremo al que queda sujeta mi ayuda. Me juego mucho, la presión para que los políticos no hagan de su capa un sayo ha de ser terrible. Es fundamental esta cesión de soberanía como paso previo a la aceptación de una unión bancaria primero y fiscal después, única vía de solventar los problemas fundacionales de origen de la Eurozona. Y la actuación sobre deuda y déficit exige severos sacrificios que he de saber a priori si están dispuestos a aceptar". Por si había dudas sobre este punto, lean lo publicado por Trichet en Project Syndicate: European Exceptionalism.

6. "Yo no le tengo que decir a Mariano Rajoy lo que tiene que hacer pero si lanzo esta propuesta es para que se acoja. El colapso de sus ingresos fiscales, la lentitud en la reducción del gasto público y una deuda creciente y más cara le sitúan en una posición muy vulnerable que es una amenaza no solo para España sino para el conjunto de la Unión. Esperar a las elecciones gallegas como se rumorea sería suicida, mejor que se dé prisa y aproveche la inercia de esta tregua que, indirectamente, le estoy regalando. Haré lo que tenga que hacer, y será suficiente… si se deja". De momento ayer ya se hizo el remolón, algo parecido a lo que ocurrió con Berlusconi el año pasado y duró cinco meses más en el cargo. La pelota está en su alero.

7. "Siendo el momento tan clave, me preguntarán por qué no bajo los tipos de interés pese a ser lo esperado. La respuesta es fácil: por más que lo he intentado, el mecanismo de transmisión de la política monetaria está roto". O, lo que es lo mismo: el sistema bancario europeo está, en una parte sustancial, podrido y, por más que me empeñe, el dinero no circula. Se ha convertido en un instrumento ineficaz.

8. "El único modo que me queda de ayudar a la banca de los miembros más débiles, que se han quedado sin colateral que aportar como garantía, es dotando de pendiente a la curva, de ahí que concentre las compras en los plazos más cortos, y tratando de dar salida a las ingentes posiciones de deuda acumulada en sus balances, y en el de las entidades alemanas y francesas, ofreciendo una contrapartida para algo que nadie quiere". ¿Cuándo? La clave la dará sin duda el nivel al cuál se estabilicen las compras que coincidirá sospechosamente con rendimiento medio ponderado de las posiciones del sector financiero. Al tiempo.

9. "Y si quiero que inversores privados me acompañen en el camino, he de renunciar a la prelación en el cobro. Estamos ante unos mercados rotos con oferta recurrente y creciente en el primario y demanda inexistente en el secundario. Es sobre esta última sobre la que puedo actuar y, para convencer a los grandes inversores internacionales del seriedad de la decisión, tengo que hacer esta cesión por más que me duela".

10. "Al final, sí, lo reconozco: estoy haciendo represión financiera pura y dura ante la ausencia de perspectivas realistas de crecimiento de algunas naciones, el carácter asintótico de los recortes, el rechazo frontal de Alemania a cualquier target inflacionario y la dolorosa perspectiva de un default (V.A., Represión Financiera, el contubernio secreto de banca y gobiernos, 21-03-2012). Y sí, al igual que ha ocurrido con la banca corro el riesgo de que esta actuación coyuntural se convierta en estructural y que la distorsión puntual en la formación del precio de determinados activos pase a ser permanente. Pero es esto o el caos". Oh vaya, este desajuste sí que vale. Um.

[Fuente: Por S. McCoy, Cotizalia, Madrid, 07sep12]

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