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11mar15


James Galbraith: "Grecia no perdió en las negociaciones con Europa"


La crisis de 2008 puso a los Galbraith de moda. Al padre, John Kenneth Galbraith (1908-2006), por el impulso que retomaron las ventas de su clásico El crash de 1929 entre lectores ávidos por comprender las dos crisis financieras más importantes del siglo. Al hijo, James Galbraith (1952), por su estrecha relación con Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas de Grecia y ex colega de la Universidad de Texas con el que pasó gran parte de febrero viajando por Europa en busca de una solución para la deuda griega.

Testigo de lujo de las durísimas negociaciones que terminaron a fines de febrero sin default de Grecia ni salida del euro, Galbraith habló por teléfono con Clarín sobre una pelea que en su opinión no perdió Syriza, a pesar de que el partido en el poder terminó extendiendo un préstamo europeo que al ganar las elecciones había prometido eliminar.

- ¿Eso no es una derrota? ¿O pedían algo imposible sólo para elevar el listón?

- Conozco bien al ministro de Finanzas y creo que su política en la negociación fue dejar tan clara como fuera posible la posición griega. La estrategia del bluff no habría funcionado. Una vez que te detectan el primero, tu siguiente proposición también suena a bluff aunque no lo sea. Yo creo que esas primeras declaraciones de Grecia se dieron sin pleno conocimiento de lo que era posible y lo que no. El bluff sí caracterizó a la estrategia de Alemania, que empezó diciendo que no se iban a mover. Pero los que estábamos cerca de la negociación sabíamos de otras experiencias en que Alemania mantiene su posición hasta el final y en el último minuto baja el precio para cerrar el acuerdo.

- El plan enviado por Grecia a cambio de la plata propone una reforma laboral sin muchos detalles, ¿Europa concedió cuatro y no seis meses de préstamo para condicionar el siguiente a la ejecución del plan griego?

- En la primera etapa de las negociaciones, Europa creía que cualquier tipo de concesión cambiaba la dinámica de poder en los países del euro. Portugal y España, por ejemplo, habían aceptado las reformas sin negociar y que ahora fueran puestas en cuestión complicaba a sus líderes políticos. Alemania lleva años sin admitir que se discutan los términos de estos acuerdos y comenzar a aceptarlo ahora era un cambio mayúsculo de estrategia. Por eso lo primero que hicieron los alemanes fue testear si los griegos iban o no en serio. Tuvieron que ponerlos a prueba antes de comprender que no se rendirían y que el gobierno de Syriza no caería. Ahora ya lo saben y eso nos deja en un mejor punto de partida para discutir punto por punto el plan griego teniendo en cuenta los méritos de las propuestas y no cómo afectan a esa dinámica de poder. En lo referido concretamente a la reforma laboral, creo que los griegos tienen la ley y el sentido práctico de su lado.

La crisis de 2008 puso a los Galbraith de moda. Al padre, John Kenneth Galbraith (1908-2006), por el impulso que retomaron las ventas de su clásico El crash de 1929 entre lectores ávidos por comprender las dos crisis financieras más importantes del siglo. Al hijo, James Galbraith (1952), por su estrecha relación con Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas de Grecia y ex colega de la Universidad de Texas con el que pasó gran parte de febrero viajando por Europa en busca de una solución para la deuda griega.

Testigo de lujo de las durísimas negociaciones que terminaron a fines de febrero sin default de Grecia ni salida del euro, Galbraith habló por teléfono con Clarín sobre una pelea que en su opinión no perdió Syriza, a pesar de que el partido en el poder terminó extendiendo un préstamo europeo que al ganar las elecciones había prometido eliminar.

- ¿Eso no es una derrota? ¿O pedían algo imposible sólo para elevar el listón?

- Conozco bien al ministro de Finanzas y creo que su política en la negociación fue dejar tan clara como fuera posible la posición griega. La estrategia del bluff no habría funcionado. Una vez que te detectan el primero, tu siguiente proposición también suena a bluff aunque no lo sea. Yo creo que esas primeras declaraciones de Grecia se dieron sin pleno conocimiento de lo que era posible y lo que no. El bluff sí caracterizó a la estrategia de Alemania, que empezó diciendo que no se iban a mover. Pero los que estábamos cerca de la negociación sabíamos de otras experiencias en que Alemania mantiene su posición hasta el final y en el último minuto baja el precio para cerrar el acuerdo.

- El plan enviado por Grecia a cambio de la plata propone una reforma laboral sin muchos detalles, ¿Europa concedió cuatro y no seis meses de préstamo para condicionar el siguiente a la ejecución del plan griego?

- En la primera etapa de las negociaciones, Europa creía que cualquier tipo de concesión cambiaba la dinámica de poder en los países del euro. Portugal y España, por ejemplo, habían aceptado las reformas sin negociar y que ahora fueran puestas en cuestión complicaba a sus líderes políticos. Alemania lleva años sin admitir que se discutan los términos de estos acuerdos y comenzar a aceptarlo ahora era un cambio mayúsculo de estrategia. Por eso lo primero que hicieron los alemanes fue testear si los griegos iban o no en serio. Tuvieron que ponerlos a prueba antes de comprender que no se rendirían y que el gobierno de Syriza no caería. Ahora ya lo saben y eso nos deja en un mejor punto de partida para discutir punto por punto el plan griego teniendo en cuenta los méritos de las propuestas y no cómo afectan a esa dinámica de poder. En lo referido concretamente a la reforma laboral, creo que los griegos tienen la ley y el sentido práctico de su lado.

- ¿Cúal fue la concesión alemana?

- Permitir que haya discusiones sobre las políticas que se van a implementar. Eso era lo que los griegos querían. No creo que las diferencias en las políticas a aplicar fueran tan importantes. Lo difícil era admitir la posibilidad de una conversación. Alemania lo está haciendo ahora y tenemos que darles las gracias por eso.

- ¿Por qué hasta ahora Alemania ni siquiera quiso discutir?

- Es el padre de familia que quiere mantener la autoridad absoluta sobre sus hijos. Si le da voz al más chico y débil, el resto también va a querer hablar, ¿y cuándo se termina eso?

- Pero si incluso el tío Barack Obama pidió que no fueran tan estricto con los chicos...

- ¡Exacto! Hay un tío que interfiere, que es como se portan los tíos, socavando la autoridad del padre. Pero la posición de EE.UU. sí fue escuchada, porque era razonable. Ninguno de los grandes jugadores, China, EE.UU. y Rusia, quería una fragmentación de Europa por un tema menor de política económica relacionado con un país muy chico. Eso pesó mucho en la decisión de Angela Merkel de negociar. Ella representa a uno de los países más importantes del mundo y debe tener todo en cuenta.

- ¿Algún griego votaría por las reformas laborales originalmente asociadas a los préstamos de salvataje?

- Nadie lo aceptaría. De aplicarse, pondrían al mercado laboral griego por debajo de los estándares mínimos de la Organización Internacional del Trabajo.

- ¿Por qué los líderes europeos insisten en reformas que sus votantes no quieren? ¿Por qué hace falta un chantaje financiero si se supone que son buenas?

- La programación de los pagos que debe enfrentar Grecia en 2015 y la fecha elegida para terminar el rescate, el 28 de febrero, no fueron casualidad. Se sabía que iba a haber una elección. El clima de crisis fue especialmente diseñado para destruir a este gobierno tan pronto como empezase. El problema es que según los últimos informes el 80% de los griegos apoya a su gobierno. Hacía tiempo que un diseño de estrategia política no resultaba tan contraproducente como este.

- ¿Hay algún motivo que justifique la pérdida de derechos laborales? ¿Europa debe perderlos para sobrevivir a la competencia de países con trabajadores menos protegidos? ¿O es simplemente la presión de los empresarios?

- Hay un tercer escenario y es que Grecia está siendo sometida a una estrategia de recolección de deudas: que el gobierno en Atenas privatice para juntar plata; que las empresas bajen sueldos para aumentar los beneficios y su capacidad de devolver deuda; que los ingresos del Estado sean superiores a sus gastos, aunque eso deprima el consumo doméstico, para acumular dinero y girarlo a los acreedores. El logro griego de haber transformado esta estrategia de recolectar deudas en una discusión sobre políticas económicas es un cambio muy significativo en el centro de gravedad europeo.

- ¿No es contraproductivo para ese acreedor? Por esas mismas políticas de austeridad el PBI griego es cada vez más chico y la deuda más difícil de enfrentar...

- Al final eso es cierto, pero si estás en los primeros puestos de la lista para cobrar, eso no te preocupa demasiado.

- Ahora que no están todos mirando el resultado de la pelea, ¿van a poder negociar las dos partes con mayor libertad cada uno de los puntos del plan griego?

- Completamente. El espacio obtenido para negociar ha sido un logro gigantesco.

[Fuente: Por Francisco de Zárate, Clarín, Bs As, 11mar15]

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