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15may06


Los expertos dudan de la verdadera naturaleza de las fragatas que Navantia fabrica para Venezuela.


La polémica rodea al mejor contrato obtenido en años por la industria armamentística nacional, la venta a Venezuela de ocho buques militares y diez aviones de transporte que fabricarán en España las empresas Navantia y Eads Casa. Desde que comenzaron las negociaciones del acuerdo, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha detallado en numerosas declaraciones los beneficios de la operación (1.700 millones de euros y una carga de trabajo de 600 personas durante seis años para el astillero y 300 durante tres para Eads Casa), pero nunca ha aclarado la verdadera entidad del material, sus implicaciones estratégicas y la posibilidad de que algunos de éstos buques se fabriquen en Venezuela. Navantia iniciará su construcción este mes, en un momento en que se suceden las informaciones sobre un hipotético rearme de Hugo Chávez.

La controversia en cuanto al material vendido radica en la ausencia de datos sobre cuatro de los ocho buques que construirá Navantia. Pese a que el ex ministro Bono los calificó reiteradamente de “patrulleros” de vigilancia del litoral “es evidente que tendrán notables capacidades de defensa de superficie, antimisil, antisubmarina, de defensa antiaérea y de guerra electrónica activa y pasiva (...)

“Todas las armas mencionadas hacen pensar que el buque contará con un sistema de combate bastante complejo”, según un detallado artículo de la revista Defensa, que añade que las embarcaciones contarán con dos lanzadores cuádruples de misiles MM 40 Exocet con un alcance de 65 kilómetros. “En realidad son corbetas, cualquier técnico los definiría como corbetas”, señala un experto.

El Gobierno tampoco ha aportado datos sobre la eventual fabricación en Venezuela de algunos de los buques ni ha mencionado que un equipo de militares venezolanos que llega hoy a España supervisará la operación, hecho del que sí informó la Armada de Venezuela. Por su parte, la empresa Navantia no aclara ninguno de los supuestos.

“No hay nada confirmado (sobre la fabricación de buques en Venezuela). En principio se construirán aquí, luego caben distintas posibilidades. El contrato entró en vigor finales de abril y a finales de mayo se dará inicio a la construcción. Una delegación venezolana vendrá a dar el pistoletazo de salida”, explica un portavoz de la compañía.

Reticencias de EEUU

Las primeras voces contra la operación surgieron cuando el presidente venezolano trató oficialmente el asunto durante su visita a España en noviembre de 2004 y Colombia, aliada de EEUU y en tensas relaciones con su vecino, se quejó del desequilibrio militar que el acuerdo podría suponer.

Su protesta ganaba peso en cuanto que el Ejecutivo de Zapatero había cancelado un contrato de compra de carros de combate firmado entre Bogotá y el Gobierno de Aznar, alegando que no quería contribuir a una escalada armamentística en la zona. Igualmente, Estados Unidos, siempre crítico con el Gobierno de Chávez, vetó la operación y se negó a suministrar componentes de los equipos, afirmando que bloqueaba la planificada venta para no promover la desestabilización en Latinoamérica.

Finalmente, un año después y tras arduas negociaciones, los presidentes de Navantia y Eads Casa firmaron los contratos de venta con el titular de Defensa venezolano, Orlando Maniglia, en presencia de Hugo Chávez y el ex ministro José Bono, que en el acto subrayó la legalidad del acuerdo al afirmar que “Navantia no rompe ningún embargo internacional y (el contrato) es acorde con las normas de conducta de la Unión Europea”.

El supuesto rearme de Chávez

Las implicaciones estratégicas de la venta residen en el aletargado conflicto fronterizo entre Caracas y Bogotá y en el hipotético rearme que está llevando a cabo Hugo Chávez. Sobre la primera cuestión, la revista Defensa afirma que “en la actualidad el fiel de la balanza militar, no solamente naval, está inclinado hacia la parte venezolana. Las nuevas construcciones acentuarán aún más esta situación”.

Y añade sobre una posible escalada armamentística que “no hay que olvidar que en la estrategia norteamericana el Caribe está muy cerca de tener la consideración de aguas interiores, donde no puede existir ninguna Marina militar que no tenga la consideración de amiga”.

En la misma línea, un experto añade que “Estados Unidos no permite que nadie sea una potencia hegemónica en la zona. Si un gobierno compra armas, inmediatamente EEUU levanta el embargo a otro gobierno”.

Por otra parte, los planes de Chávez para reestructurar sus Fuerzas Armadas y ampliar las milicias civiles y la anunciada compra de 100.000 fusiles de asalto rusos han generado informaciones en medios sobre su supuesto rearme, inexistente según analistas. Asimismo, el portavoz del ejército venezolano, Carlos Herrera Jiménez, informó recientemente de la decisión de incrementar la reserva de 500.000 a dos millones de personas, en orden a una “inminente” invasión de Estados Unidos.

“Nosotros no hemos recibido informaciones completamente fiables que nos lleven a abrir una investigación sobre el supuesto rearme. Es cierto que hay informaciones sobre una compra de armas ligeras y fusiles”, afirma una portavoz de Amnistía Internacional. Por su parte, un experto en asuntos militares señala que “no se puede hablar de rearme porque los estados de la región siempre están adquiriendo armas, con la excepción de Bolivia y Paraguay. Los anteriores gobiernos venezolanos de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez realizaban compras de armamento similares”.

[Fuente: El Confidencial, Madrid, Esp, 15may06]

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