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10jun12


Así fue como Europa dio al traste con el plan del Gobierno


Donde se decía rescate hay que poner "apoyo financiero". El Gobierno de Rajoy se ha quedado en día y medio sin la agenda que manejaba para llegar hasta fin de mes sin parecer intervenido, pero intenta salvar con ese término los muebles de su imagen, al borde del abismo durante el fin de semana. Entre las caras largas y las evasivas que transmitía la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, el viernes después del Consejo de Ministros y la rígida sonrisa con que compareció ayer Luis de Guindos está la historia de dos jornadas de angustia gubernamental. Rajoy se volvió a quedar detrás del escenario para reaparecer este domingo en Polonia para asistir con los Príncipes de Asturias al estreno de la selección española en la Eurocopa.

Rajoy había dicho que la banca española no iba a necesitar rescate, aunque al mismo tiempo trabajaba personalmente y enviaba a Luis de Guindos y Sáenz de Santamaría a Berlín, Bruselas, París y Estados Unidos a pedir ayudas directas, sin pasar por el Gobierno, para las entidades financieras con problemas (Bankia la primera). Quería tener cerrado el sistema de respaldo financiero a finales de mes, después del informe de los evaluadores y antes del Consejo Europeo del día 28.

El jefe del Ejecutivo añadió que hasta que el FMI no emitiera su propio informe y él tuviera sobre la mesa los datos de los citados evaluadores el Gobierno no iba a mover pieza. Todo ese plan se vino abajo el mismo viernes por la mañana, al menos ante la opinión pública. El FMI ya había concluido su análisis y lo iba a hacer público. En Moncloa sabían desde el jueves que los organismos internacionales habían decidido acelerar todo el proceso. Hasta daban la hora y el formato (video conferencia) de la reunión del Eurogrupo donde España tenía que pedir ayuda para la banca. Así empezó el calvario para el Ejecutivo. El Ministerio de Economía y Presidencia del Gobierno se negaron a confirmar las citas, tampoco los desmentidos eran tales ni convincentes.

Sáenz de Santamaría compareció el viernes a medio día decidida a no decir nada. Repetía al pie de la letra que el Gobierno no iba a dar paso alguno hasta no tener más datos. Caras largas, respuestas justas y salida rápida, sin pararse un minuto para no ser preguntada de nuevo de la vicepresidenta del Gobierno. Lo nunca visto. No quería Santamaría ni sus colaboradores añadir más dramatismo a las noticias procedentes del Bruselas pero el efecto era el contrario. En el Ministerio de Economía Luis de Guindos se tenía que poner con el informe del FMI y preparar la reunión del Eurogrupo. Igual que el responsable de Economía de Presidencia, Álvaro Nadal.

En la Moncloa decidieron que no trascendiera nada de las conversaciones de esa tarde y todo el sábado de Rajoy y De Guindos, entre sí y con los mandatarios europeos. Según fuentes gubernamentales, no se consideró en ningún momento que fuera Mariano Rajoy quien explicara la decisión de pedir ayudas, que no rescate, para la banca. Pero tampoco daban por hecho que ese iba a ser el acuerdo, como si todavía confiaran en ganar tiempo ante el Eurogrupo y pudieran aplazar la decisión unos días más.

Rajoy no iba a salir pero mantenía en su programa para hoy el desplazamiento a Polonia. Luego empezaron las dudas. Por la tarde, al comenzar la video conferencia del Eurogrupo, hasta desapareció la cita de la web de la Moncloa. Sin embargo, al lograrse el acuerdo entre los ministros de Economía y Finanzas para que las ayudas a la banca española llegaran por la vía del FROB (el fondo de rescate ya existente para auxiliar a las cajas), la visita futbolística regresaba a la agenda oficial.

De Guindos apareció ante la prensa a última hora intentando esbozar una tensa sonrisa. Tenía el material preparado para intentar vender como un éxito el contenido de un acuerdo que no quería hasta fin de mes. "Lo cuento yo porque soy yo el que está en el Eurogrupo", contestó molesto al ser preguntado por Rajoy. Pero daba a entender que el presidente del Gobierno se había tenido que ocupar de las conversaciones con los máximos mandatarios. Para salvar la cara, De Guindos insistía en que las ayudas a los bancos no suponían compromiso (adicional) alguno de recortes o reformas. Como si eso hubiera ido hasta ahora en algún texto escrito y público.

A Rajoy no le han dejado esperar al informe de los evaluadores. El próximo domingo hay elecciones en Grecia y ni el FMI, ni la UE ni Merkel querían llegar a esa cita sin tener resuelto al menos el problema de la banca española.

[Fuente: Por Angel Collado, El Confidencial, Madrid, 10jun12]

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