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25sep09


Declaraciones del presidente Obama al concluir la Cumbre del G20


(En el siglo XXI, las naciones del mundo comparten intereses mutuos, dice)

"Hemos comprobado, una y otra vez, que en el siglo XXI, las naciones del mundo comparten intereses mutuos. Es por eso que exhorto a una nueva era de compromiso que produzca resultados reales para nuestros pueblos, una era en la que los países cumplan sus responsabilidades, y en la que sus acciones beneficien nuestra seguridad y prosperidad comunes", dijo el presidente Obama al concluir la Cumbre del G20, en Pittsburgh, Pensilvania el 25 de septiembre.

A continuación una traducción de la transcripción de las declaraciones del presidente

(comienza la transcripción)

LA CASA BLANCA
Oficina del Portavoz
Para publicación inmediata
25 de septiembre de 2009

DECLARACIÓN DEL PRESIDENTE OBAMA EN LA RUEDA DE PRENSA CELEBRADA TRAS LA CONCLUSIÓN DE LA CUMBRE DEL G20

Centro de Convenciones de Pittsburgh
Pittsburgh, Pensilvania

PRESIDENTE: Buenas tardes. Antes que nada, permítanme dar las gracias al alcalde Luke Ravenstahl, al ejecutivo del condado Dan Onorato y a la gente de Pittsburgh por haber sido unos anfitriones extraordinarios. En la noche de ayer, durante mi cena con los líderes mundiales, fueron muchos los que me comentaron que habían estado antes en Pittsburgh - algunos de ellos, hace 20, 25 ó 30 años - y al regresar les ha impresionado el resurgimiento de la ciudad. Varios me han mencionado que ello subraya lecciones que podrían aplicar a la reactivación de las ciudades manufactureras de sus propios países. La gente aquí ha sido extraordinaria y quería agradecerles a todos su generosa hospitalidad.

Les diré que me siento algo molesto porque no me fue posible ir a Pamela´s Diner por sus panqueques. (Risas). Aunque el primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama, si comió los panqueques. Y no sé cómo se las arregló para hacerlo, pero ha hablado maravillas de ellos.

Hace seis meses dije que la cumbre de Londres había sido un momento decisivo en los esfuerzos del G20 para evitar una catástrofe económica. Y aquí, en Pittsburgh, hemos adoptado varias medidas significativas que impulsan nuestra recuperación y nuestra transición hacia el crecimiento vigoroso, sostenido y equilibrado de la economía. Hemos logrado salvar la economía global del borde del abismo. Asimismo hemos sentado las bases para la prosperidad a largo plazo.

Vale la pena que recordemos la situación que afrontábamos hace seis meses - una economía en estado de contracción, el desempleo en alza, el comercio estancado y un sistema financiero prácticamente inerte. Algunos advertían de una segunda Gran Depresión. Sin embargo, gracias a las medidas enérgicas y coordinadas que hemos tomado, se han salvado o creado millones de puestos de trabajo, se ha frenado la caída de la producción, los mercados financieros han recuperado su vitalidad, y hemos evitado que la crisis se propague más por los países en desarrollo.

Aún así, sabemos que se debe llegar más lejos. Son demasiados los estadounidenses que todavía siguen sin trabajo y luchan por pagar sus cuentas. Son demasiadas las familias que no saben lo que el futuro les deparará. Debido a que nuestra economía mundial está ahora tan fundamentalmente interconectada, necesitamos actuar de manera concertada para asegurar que nuestra recuperación creará nuevos puestos de trabajo e industrias, a la vez que evita los tipos de desequilibrios y abusos que nos han llevado a la crisis actual.

Pittsburgh es el lugar ideal para esta tarea. La ciudad ha atravesado tiempos difíciles en los que a industrias tan establecidas como la del acero, no podían sostener el crecimiento económico. Sin embargo, Pittsburgh se levantó, se sacudió el polvo y ahora hace la transición hacia las industrias creadoras de los empleos del futuro - desde biotecnología hasta fuentes de energía limpia. Sirve de modelo para pasar la página hacia la economía del siglo XXI, y sirve de recordatorio de que la clave de nuestra prosperidad futura no está sólo en Nueva York o Los Ángeles o Washington, sino en lugares como Pittsburgh.

Hoy, hemos tomado medidas enérgicas y concertadas para asegurar esa prosperidad y preparar un nuevo marco para un crecimiento vigoroso, sostenido y equilibrado.

En primer lugar, hemos acordado mantener nuestros planes de recuperación hasta que se restaure el crecimiento, y se tenga un nuevo marco de trabajo para la prosperidad. Nuestros planes coordinados de estímulo desempeñaron un papel indispensable al evitar la catástrofe. Ahora, debemos garantizar que, cuando el crecimiento retorne, también lo hagan los empleos. Es por ello que insistiremos en hacer esfuerzos que estimulan la recuperación hasta que la gente vuelva a trabajar y los eliminaremos gradualmente cuando se consolide la recuperación.

Pero, no podemos detenernos ahí. A medida que avanzamos, no podemos tolerar la misma economía de burbuja y pinchazo del pasado. No podemos caer en la complacencia. No podemos esperar que sobrevenga una crisis para cooperar. Es por ello que nuestro nuevo marco hace posible que cada uno evalúe las políticas económicas de los demás, a fin de crear un consenso en torno a la reforma y asegurar que la demanda mundial apoye el crecimiento para todos.

En segundo lugar, hemos acordado tomar medidas concretas para establecer nuevas y estrictas regulaciones financieras para que nunca vuelva a producirse una crisis como la actual. Nunca deberemos permitir que la temeridad de unos cuantos ponga en riesgo el sistema financiero mundial y el bienestar de nuestros pueblos. Los que hacen uso indebido del sistema deberán asumir la responsabilidad por ello. Los que actúan irresponsablemente no deberán contar con los dólares de los contribuyentes. Esos días ya han pasado.

Es por ello que hemos acordado un conjunto de reformas vigorosas. Haremos más transparentes los mercados derivativos. Reforzaremos las normas de capital de las naciones para que los bancos puedan sobrellevar las pérdidas y pagar por sus propios riesgos. Estableceremos instrumentos más exigentes para la rendición de cuentas de las empresas financieras internacionales y unos procedimientos ordenados para gestionar los fracasos sin poner la carga sobre los contribuyentes. Y vincularemos los sueldos de los ejecutivos al rendimiento a largo plazo de la entidad, para que se recompensen las decisiones sensatas y no la avaricia a corto plazo. En resumen, que nuestro sistema financiero será muy diferente y más seguro que el que nos falló tan drásticamente el año pasado.

En tercer lugar, hemos acordado eliminar paulatinamente los subsidios a combustibles fósiles a fin de hacer posible la transición a la economía energética del siglo XXI - un esfuerzo histórico que eliminará gradual y definitivamente los subsidios que representan casi 300.000 millones de dólares en todo el mundo. Esta reforma aumentará nuestra seguridad energética. Ayudará a transformar nuestra economía para así crear los puestos de trabajo en la energía limpia del futuro. Y nos ayudará a combatir la amenaza que presenta el cambio climatológico. Como dije a principios de semana en Nueva York, todas las naciones tienen la responsabilidad de enfrentar juntas este desafío y, unidas hemos dado un paso firme adelante para asumir esa responsabilidad.

Por último, hemos acordado reformar nuestro sistema mundial de cooperación y administración económicas. Es imposible enfrentar los desafíos económicos del siglo XXI con instituciones del siglo XX. Y es por ello que el G20 encabezará la creación de un nuevo enfoque a la cooperación. Para que nuestras instituciones reflejen la realidad de nuestros tiempos, daremos una mayor responsabilidad y capacidad de voto a las economías en surgimiento dentro del marco del Fondo Monetario Internacional. Para crear nuevos mercados y ayudar a los ciudadanos más vulnerables a salir de la pobreza, hemos establecido un fondo fiduciario en el Banco Mundial que apoyará las inversiones en seguridad alimentaria y financiamiento de la energía limpia y accesible. Y para asegurar el cumplimento de nuestros compromisos, hemos acordado ir evaluando nuestros esfuerzos según avanzamos en estas reformas.

Hemos comprobado, una y otra vez, que en el siglo XXI, las naciones del mundo comparten intereses mutuos. Es por eso que exhorto a una nueva era de compromiso que produzca resultados reales para nuestros pueblos, una era en la que los países cumplan sus responsabilidades, y en la que sus acciones beneficien nuestra seguridad y prosperidad comunes.

Ese es exactamente el tipo de cooperación vigorosa que hemos forjado aquí en Pittsburgh, y a principios de esta semana en Nueva York. En realidad, una y otra vez, hemos observado los comienzos del avance unido de la comunidad internacional. En el G20, hemos logrado resultados tangibles de una cooperación económica mundial nunca antes vista, a la vez que se han adoptado medidas para abordar la amenaza que presenta el cambio climático. En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hemos aprobado una resolución histórica para asegurar materiales nucleares no contabilizados, detener la propagación de las armas nucleares y alcanzar la seguridad de un mundo sin armas nucleares. Al acercarse el momento de las negociaciones con Irán el 1 de octubre, nunca hemos estado más unidos con el Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania para exigir a Irán que cumpla con sus responsabilidades.

En todos estos desafíos queda mucho por hacer. Sin embargo, hoy nos vamos de aquí más confiados y más unidos por el objetivo común de avanzar en la seguridad y la prosperidad de todos nuestros pueblos.

De modo que estoy muy agradecido a todos los líderes mundiales presentes aquí hoy.

(termina la transcripción)

[Fuente: Departamento de Estado de Estados Unidos, Washington, 25sep09]

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