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11ago15


De cómo Jaime Botín pretendía contrabandear en un bergantín un Picasso de 80 millones USD


Con un botín (o dos) ocultos a bordo, navegaba viento en popa a toda vela rumbo a las costas de Córcega un velero no bergantín, ya que son tres y no dos los mástiles que sostienen su impresionante estructura: 64,85 metros de eslora (largo), 8,66 metros de manga (ancho) y una superficie vélica de 1.720 metros cuadrados. ¿Su nombre? Adix. ¿Bandera? Británica. ¿Propietario? Cherokee Bay Limited, sociedad radicada en la isla de Guernsey. Y ¿su valor? incalculable, al ser una réplica exacta de un barco de época, con una tripulación de 14 personas (cocinera y capitán incluidos) y en el que se pueden alojar hasta 12 invitados con todas sus comodidades. De venderse, según expertos, su precio podría superar los 80 millones de euros.

La obra de Picasso "Cabeza de mujer joven" será depositada este martes por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en el Museo Reina Sofía, donde quedará custodiada hasta que culmine la investigación sobre su supuesta exportación ilícita.

La joya que viajaba escondida en su interior, perfectamente embalada para un posterior vuelo clandestino a Suiza, era un pequeño lienzo: Cabeza de mujer joven, de 54 cm de alto por 42 cm de ancho, pintado por Picasso en 1906. Propiedad también de otra sociedad radicada fuera de España (en Panamá), Euroshipping Charter Company Ltd, y con una tasación igualmente desorbitante: unos 26,2 millones de euros; aunque para el Estado español su valor es innegociable ya que el cuadro está catalogado por el Ministerio de Cultura como de interés cultural: "Por no existir una obra semejante en territorio español, siendo esta pintura una de las pocas obras realizadas por su autor dentro del denominado periodo de Gósol" (pueblo leridano donde Picasso pasó el verano de 1906 y que supuso el tránsito de la llamada época azul a la rosa del pintor). "Un periodo cotizadísimo del artista malagueño", confirma a Crónica un tasador de arte, "por la escasez de su producción y el momento de su creación". La decisión de Cultura de prohibir su salida del territorio nacional fue expresamente ratificada en mayo de 2015 por la Audiencia Nacional.

Por lo tanto, eran dos los tesoros que surcaban el mare nostrum, propiedad ambos de dos sociedades instrumentales distintas (aunque Euroshipping es accionista de Cherokee Bay), radicadas en sendos paraísos fiscales (Panamá lo fue hasta enero de 2015), aunque detrás de tanto artificio fiscal y banderas de conveniencia aparece un solo dios verdadero: Jaime Botín García de los Ríos (79 años) ex banquero (fue vicepresidente del Banco de Santander y en la actualidad sigue siendo el máximo accionista de Bankinter, entidad que presidió desde 1986 hasta el año 2002) y, eso sí, nieto, hijo, hermano, tío y padre de banqueros. Uno de los hombres más ricos e influyentes de España.

Y cual sabuesos siguiendo por el Mediterráneo la estela de tan preciadas alhajas, los agentes de la UCO (la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) especializados en la protección de nuestro patrimonio artístico, que andaban más que mosqueados desde el mes de mayo, cuando el Adix (bautizado así en honor a Adela Bermúdez, segunda esposa de Jaime Botín) comenzó a jugar al escondite: lo mismo aparecía que desaparecía del Real Club Náutico de Valencia, puerto donde tenía su atraque.

La UCO tenía constancia de que era dentro del barco donde se encontraba el cuadro porque así lo habían declarado en sus alegaciones tanto el propio Botín como Euroshipping, al recurrir ante la Audiencia Nacional la resolución de Cultura de diciembre de 2012 que denegó el permiso de exportación del cuadro a Londres, tal y como habían solicitado sus propietarios. ¿Para subastarlo?

La semana pasada sonaron las alarmas en la sede de la UCO en Madrid. El velero había atracado en el puerto de Calvi (Córcega) y los agentes españoles sospecharon que se podía aprovechar esta circunstancia para hacer desaparecer el lienzo. Por cooperación internacional se solicitó la intervención de las autoridades francesas y el servicio de Aduanas de Córcega actuó. Fue el viernes 31 de julio cuando los agentes franceses inspeccionaron el barco y comprobaron que la mujer de Picasso estaba perfectamente embalada y lista para volar a Suiza, donde iba a viajar próximamente.

Fuentes de la investigación confirman a Crónica que Botín no se encontraba a bordo en el momento de la operación, pero que sí tenía previsto embarcar en unos días. Cuando los agentes franceses solicitaron a la tripulación la documentación, el capitán sólo pudo presentar una copia de la sentencia de la Audiencia Nacional que especificaba que la obra no podía salir de España. El capitán, tras ser interrogado, fue puesto en libertad, quedando el cuadro bajo custodia francesa a la espera de su repatriación definitiva a España. Unas horas después el Adix partió de Calvi con rumbo desconocido.

Contrabando

Fuentes de la Guardia Civil han confirmado a este suplemento que nos encontramos ante un presunto delito de contrabando, castigado con penas de prisión de uno a cinco años de cárcel y "multa del tanto al séxtuplo" del valor de los bienes (en nuestro caso podría llegar a más de 157 millones de euros). Un Juzgado de Pozuelo de Alarcón ha abierto diligencias en este sentido. Según la legislación española, hay que someter a la autorización del Estado la exportación de cualquier obra de antigüedad superior a los 100 años que forme parte del patrimonio. Además, la ley contempla la posibilidad de que una obra que se declare objeto de contrabando pueda pasar a formar parte del Estado, un "derecho de adquisición preferente" que existe a su favor cuando se deniega su exportación. Eso sí, pagando en este último supuesto.

Es en este aspecto donde se encuentra el meollo de la cuestión. Según la representación legal de Jaime Botín, el bufete Ramón y Cajal, "el cuadro no está declarado como bien perteneciente al Patrimonio Histórico Español" ya que falta la declaración de la comunidad autónoma correspondiente, aspecto éste que, según los abogados, hace que la declaración de inexportabilidad "provisionalmente dictada por el Ministerio carezca de objeto, por cuanto el cuadro no estaba en territorio español cuando fue dictada ni ha sido importado después". Según los abogados de Botín, "el cuadro no ha podido ser exportado ni lícita ni ilícitamente porque siempre ha estado en el extranjero en un barco bajo pabellón británico".

No piensan lo mismo en el Ministerio de Cultura, ya que la obra fue comprada en 1977 en Londres, mientras que el barco, construido en 1984 en los Astilleros Mallorca de Palma, no fue adquirido por Botín hasta finales de los 90. Serían, por tanto, más de 20 años "bajo bandera española", nos dicen. Además, el 5 de diciembre de 2012 la casa de subastas Christie's Ibérica, en nombre de Botín, solicitó permiso para exportarlo definitivamente desde España a Inglaterra, "pero ¿no estaba ya en Inglaterra?", comenta con ironía un miembro de la investigación. Un error que el ex presidente de Bankinter intentó corregir 15 días después, alegando que él no era el propietario del cuadro y que éste no se encontraba en Madrid, sino en un barco anclado en Valencia bajo bandera del Reino Unido. Ninguno de los anteriores argumentos fueron admitidos entonces por el Ministerio ni después por la Audiencia Nacional. Los abogados de Botín han presentado recurso ante el Tribunal Supremo.

Pero el suceso de Córcega no es el único revés que ha sufrido Jaime Botín en las últimas fechas: el 28 de julio le era notificada la sanción de 500.000 euros por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores por haber ocultado en Suiza una participación del 8% en el capital de Bankinter, además del 16% que ya tenía declarado. Y en 2010 tuvo que regularizar ante Hacienda el capital opaco que tenía en Suiza, pagando 27 millones de euros de IRPF y otros 19 millones por el Impuesto de Patrimonio. Aquí también se equivocó al hacer las cuentas y Hacienda le devolvió 2,2 millones.

Y es que Jaime Botín nunca fue el típico banquero tradicional. Siempre quiso marcar distancias respecto a su familia, empezando por sus apellidos (suprimió el Sanz de Sautuola que su padre había unido al Botín y que sí utilizaba su hermano Emilio) y, al contrario que Emilio, nunca se desvivió por el banco (de ahí su huida de Bankinter en 2002).

Elogio de lo inútil

Jaime Botín soltó amarras con la banca y, no satisfecho con ser licenciado en Derecho y Economía, con 70 años se apuntó a la Escuela de Filosofía de Gonzalo Mendoza. Es un selecto club de altos ejecutivos, empresarios jubilados y amas de casa que una vez a la semana se reúnen para recibir lecciones. Un paraíso de sabiduría donde no se otorga ningún título pero que sí hay que pagar (4.750 por un curso de 9 meses y 2.375 por otro de 4).

1. Desde entonces le ha dado por propagar sus consejos morales a los cuatro mares. Habitualmente en El País (es íntimo de Juan Luis Cebrián), pero también en un libro colectivo (Apología de lo inútil, Ed. Avarigani, 2009) con un texto titulado Elogio de lo inútil. Lean sus reflexiones.

2. "En la Antigüedad estaba muy claro que lo propio de los hombres libres no era atender a su subsistencia ni dedicarse a la producción de co-sas útiles. Para eso estaban los esclavos... El ideal consistía en dedicarse a la vida contemplativa, a las artes y, sobre todo, al más alto ejemplo de lo inútil y, al tiempo, de lo placentero: el diálogo amistoso que es lo que practican los dioses olímpicos".

3. Libro aparte, aquí su filosofía en prensa: "Se pueden soportar muchas cosas, pero no el mal ejemplo... En una democracia digna de tal nombre, hay que dar cuenta y asumir responsabilidades".

4. "De la herencia del franquismo tenemos algunas cosas buenas y una malísima, que es la moral rancia e hipó-crita que nos legaron nuestros padres. Nos corresponde a nosotros el "derecho a decidir"; ha llegado el momento de decidir lo que está bien y lo que está mal. Por una vez sería bueno decidirlo de manera autónoma, sin consultar a la Santa Madre Iglesia".

Jaime Botín

Personas que le conocieron cuentan que algo se torció en su vida en junio de 1960, cuando sus dos hijos pequeños, Belén y Jaime, de tan sólo 16 y cuatro meses de vida respectivamente, perecieron carbonizados en un incendio en su domicilio de Santander. Y la desgracia no terminó ahí porque años después también fallecería su tercer vástago, Richard, víctima de la leucemia. A partir de ese momento, Jaime Botín cambió y empezó a hacer cosas que no casaban con un gran financiero: se levantaba de las reuniones para jugar al golf o ir a ver una obra de teatro, también era típico de él desaparecer con su barco durante 20 o 30 días (aparte del Adix tiene otro velero, el Lady Anne, una reliquia de 1912 restaurada de 15 metros de eslora). De su matrimonio con Belén Naveda, viven cinco hijos: Marcelino, que es arquitecto naval; Lucrecia, productora de cine; Marta, vinculada al mundo de los caballos; Gonzalo, que es escritor, y Alfonso, el único que mantiene el vínculo sanguíneo con la banca, es vicepresidente de Bankinter.

[Fuente: Por Javier Castro-Villacañas, El Mundo, Madrid, 11ago15]

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