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27feb21


El PSC encuentra el hueco legal para que Salvador Illa pueda presentar su investidura


La denominada "doctrina Torrent" no es de hierro. Aprovecha un hueco legal para que solo se pueda proponer un debate de investidura si se cuenta con una mayoría para ello. El independentismo quiere aprovecharlo para cerrar el paso a Salvador Illa, quien ganó las elecciones catalanas en votos y escaños, pero al cual el independentismo quiere barrar el paso a un debate de investidura. Ahora el PSC quiere saltar de vacío legal a vacío legal, y lo ha encontrado en un dictamen de los servicios jurídicos que se hizo cuando fue cesado Quim Torra, y en el que se analizaba el papel que ha de jugar el presidente o presidenta del Parlament. Illa siempre ha declarado que quiere presentar su candidatura a 'president' y defender su programa de gobierno para la Generalitat en un debate de investidura.

En ese dictamen se asegura: "En este sentido, cuando hay un grupo parlamentario con mayoría absoluta en la cámara, el papel del presidente puede considerarse de mínimos, casi protocolario. Cuando esta situación no se da, la tarea de diálogo e intermediación se convierte en más relevante". Y es justo esa la situación actual: el presidente de la cámara ha de ayudar a constituir la mayoría. Y esa existe para el PSC: un tripartito que gobierne Cataluña. Es decir, como mínimo Salvador Illa tiene derecho a intentarlo. Sobre todo si algo se tuerce en la investidura de Pere Aragonès. Por ejemplo, el apoyo de la CUP.

Como señala el dictamen, el presidente del Parlament no puede aceptar un debate solo para poner en marcha el reloj de los dos meses hasta la disolución automática. Pero "simplemente ha de constatar si hay un candidato con ciertas posibilidades de obtener la investidura, pero ni siquiera tiene que tener la certeza absoluta". Parece justo pensado para el caso de Salvador Illa. Tiene en este momento la "posibilidad", pero carece de la "certeza".

Esto otorgaría al PSC argumentos jurídicos ante el futuro presidente del Parlament para que no pueda denegar el derecho que tendría Salvador Illa a presentar su candidatura. La ley de presidencia no obliga a que haya una suma previa. Lo dicho, un hueco legal. Pero puede añadir una interpretación avalada por los servicios jurídicos de la Generalitat.

Si hubiese una investidura previa, el que Illa presentase la suya no influiría en que corriese el reloj, que ya se habría puesto en marcha. El dictamen en su página 10 afirma; "el papel del presidente en este proceso está ordenado a hacer posible la investidura y la subsiguiente formación de Gobierno".

Perfil del presidente

Por eso, el perfil del presidente del Parlament resultará tan determinante en esta situación. ERC está defendiendo que sea un 'president' de la CUP, pero esta posibilidad parece remota. JxCAT considera que al ser Pere Aragonès presidente de la Generalitat, la presidencia de la cámara catalana les corresponde a ellos, por una cuestión de reciprocidad institucional. Para ello suena el nombre de Laura Borràs, ahora que queda claro que Elsa Artadi será la mujer fuerte del partido en el nuevo Govern. En ambas posibilidades, el que Salvador Illa pudiese presentarse a la investidura sería en este caso una posibilidad remota.

Consciente de eso, el PSC está promocionando a la diputada socialista Eva Granados como futura presidenta del Parlament. Sin embargo, parece difícil que la que fuese mano derecha de Miquel Iceta en la cámara legislativa catalana pueda ahora llegar al segundo cargo institucional por importancia en Cataluña. Puede interpretarse la ley en un sentido o en otro, y según el dictamen de los servicios jurídicos habría un amplio margen para hacerlo a favor.

Pactos y vetos

En menos de dos semanas se verá si en la constitución de la Mesa del Parlament a ERC, PSC y JxCAT les corresponden dos miembros a cada uno. A partir de aquí estos grupos pueden ceder diputados que les sobren para que otros grupos puedan entrar. En principio hay acuerdo para vetar a Vox el acceso a la Mesa del Parlament. Pero los de Santiago Abascal podrían entrar -tienen 11 diputados- si alguno de los otros grupos parlamentarios comete un error.

Illa quiere desmarcarse del fantasma de Inés Arrimadas, quien en 2017 ganó las elecciones pero no intentó presentarse a la investidura. Algunos lo consideraron un error. Pero en su momento hasta los socialistas elogiaron esta postura, puesto que "los números no dan". Ahora se ha cambiado el enfoque y quieren que se visibilice la victoria de Illa y poner en evidencia su programa de reconciliación en Cataluña.

[Fuente: Por Marcos Lamelas, El Confidencial, Madrid, 27feb21]

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