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12jun21


El independentismo planeó 'tomar' Bruselas hasta lograr la libertad de presos y 'exiliados'


 La Guardia Civil encontró en el teléfono móvil de Xavier Vendrell, ex alto cargo de ERC y cerebro del 1-O, detenido el pasado 28 de octubre en el marco de la operación Voloh, un total de 60 notas, entre las que estaba no solo la nueva hoja de ruta del secesionismo, sino además la intención de realizar una larga marcha desde Cataluña hasta Bruselas para internacionalizar el conflicto catalán, y luego tomar permanentemente la capital de la UE hasta conseguir la libertad de los presos y la convocatoria de un referéndum.

Se trataba de movilizar a dos millones de personas durante dos años y 'tomar Europa'. "Necesitamos que los dos millones de 'indepes' dediquen una semana cada dos años hasta la victoria", dejó anotado Vendrell en su agenda. Aseguraba, asimismo: "Acampamos hasta tener la libertad de presos y exiliados y la aceptación del resultado de un referéndum".

En el teléfono de Vendrell se halló también la nueva hoja de ruta del independentismo, que pretendía utilizar la mesa de diálogo para forzar los indultos y la vía unilateral con un nuevo referéndum secesionista mediante el debilitamiento del Estado español. Uno de los puntos de esa hoja de ruta era conseguir "complicidades internacionales", explicando en una gran campaña internacional que "la solución para Europa es que Cataluña sea independiente". Para ello, querían aprovecharse del "sentimiento antieuropeo de la derecha española causado por los tribunales" de la UE y granjearse la complicidad de los países del entorno. De ese modo, su meta era "apelar a una mediación internacional y conseguir el apoyo de países relevantes". De las reuniones del estado mayor del 'procés' quedó constancia gráfica de sus videoconferencias.

 Así, la internacionalización del 'procés', considerada siempre como la principal baza en el tramo final de la ruptura con España, se revela como un elemento clave en las notas de Vendrell, que dejó por escrito los principales puntos de una gran movilización a nivel europeo para poner a España entre la espada y la pared. Es más: la larga marcha hacia Bruselas debía de ser el comienzo del fin, la puntilla para obligar a las instituciones europeas a intervenir en la confrontación entre el independentismo y el Estado español. O, al menos, esa era la intención del estado mayor del 1-O.

Marchas sobre las principales capitales

Los dos principales lemas de la marcha serían "libertad y democracia". La marcha saldría de Barcelona el 1 de marzo, con la intención de llegar a la capital europea en el mes de mayo. Con ello, se intentaría aprovechar el buen tiempo, libres ya de los rigores invernales. Y, una vez en Bruselas, los campamentos se convertirían en permanentes: "Acampemos hasta tener la libertad de presos y exiliados y la aceptación de un referéndum", dejó escrito en su agenda el ex alto cargo de Esquerra. Una de las posibilidades era realizar una marcha sobre las principales capitales de Europa: París, Bruselas, Berlín, Praga, Viena, Roma y Ginebra, aunque su complejidad era muy superior a la de una única marcha sobre Bruselas, que además era una ciudad mucho más simbólica como capital de Europa.

Según confirmaron fuentes independentistas a El Confidencial, la iniciativa de realizar las marchas sobre las principales ciudades europeas surgió a comienzos del verano de 2018. En esas fechas, el propio Xavier Vendrell aseguró a este medio que él solo había puesto encima de la mesa la idea de realizar esa movilización "por si alguien la quiere aprovechar", pero aseguró que él no organizaría nada similar por falta de tiempo, ya que su principal actividad estaba relacionada con sus negocios privados tanto en Barcelona como en Colombia.

Pero a pesar de ese desmarque, en su teléfono móvil guardó las notas que evidenciaban que la movilización ciudadana en el continente europeo era una de sus prioridades y que, a la postre, era también una de las herramientas que el secesionismo quería utilizar para hacerse notar y captar la atención mundial.

 En las notas que acumuló Vendrell en su móvil, se indica que la hoja de ruta era dedicar "un año por Cataluña". Así, escribió la anotación "Objetivo 20.000 x 100 x 7. Turnos de 20.000 con relevo semanal. Preparados para resistir dos años". La intención era que cada activista debía dedicar una semana de sus vacaciones a participar en esta gran 'performance' que tenía como justificación la internacionalización del conflicto catalán. En la ecuación, 20.000 eran los activistas movilizados en todo momento, 100 podían ser los relevos y 7, los días que cada activista debía dedicar a la causa antes de ser relevado. En las notas lo deja muy claro: "Turnos de 20.000 con relevo semanal. Preparados para resistir dos años".

Dormitorios inflables, agua caliente y wifi gratis

Para ello, Vendrell contaba con que había que montar una complicada infraestructura de avituallamiento. Entre el material necesario para distribuir entre los manifestantes, los cerebros del 1-O destacaban la "estructura de acampada", que debía incluir "carpas dormitorio, módulos de cocina, módulos de baños, duchas con agua caliente, módulos de lavandería, comedores y camiones frigoríficos". Los dormitorios, según se recoge en las notas, podrían ser de módulos inflables, similares a los hospitales de campaña que se compraron en la primavera de 2020 para convertirlos en unidades de atención a los enfermos de covid.

Los detalles de la organización de la movilización eran apabullantes. La preparación de la ruta exigía a Vendrell y a los suyos una infraestructura que no estaba al nivel de cualquiera. Por ello, preveía contactar con "ayuntamientos progresistas para acampar" y que estos les dejasen "polideportivos" y lugares donde pudiesen tener "puntos de carga de agua limpia y descarga de residuales". Los organizadores tenían en su lista, además, "la estructura de avituallamiento en ruta: comida, bebida, baños…", con los consiguientes "camiones para trasladar el material de un punto a otro". Además, debían contar con "remolques de tráileres para montar los módulos", con caravanas, autocaravanas, generadores eléctricos, cableado e instalaciones. Sería, pues, una marcha de lujo: nada de dormir a la intemperie o en albergues, sino bien alimentados, con comodidades extremas, agua caliente y avituallamiento gratis.

 Una de las particularidades era el continuo trasiego para que a los movilizados no les faltase de nada, por lo que preveía "autocares yendo y viniendo permanentemente desde las capitales al punto. Coordinación". Vendrell no había dejado nada al azar. Ni siquiera la propaganda. Para ello, preveía dotar a los manifestantes de "miles de banderas europeas y de banderas con el logo de las urnas, paraguas-sombreros de la UE y fundas de bocadillos". Incluso no faltaban "acreditaciones electrónicas", un modo de tener controlados a todos los participantes. Y, por supuesto, una "red permanente de wifi" para dar cobertura gratuita a las telecomunicaciones.

La agenda de Vendrell no se quedaba ahí: también preveía distribuir un cuestionario entre los activistas para conocer su disponibilidad o si podría contar con ellos para caminar, cocinar, montar los módulos o realizar aportaciones económicas y de materiales. Para ello, proponía contar con colectivos especializados, ya que cita textualmente a Cocineros por la Democracia, camioneros y chóferes, moteros, gaiteros, 'castellers' o cantantes. La diversión estaba asegurada, pero nada salió como el 'estado mayor' se esperaba.

[Fuente: Por Antonio Fernández y José María Olmo, El Confidencial, Madrid, 12jun21]

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