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26may13


El Gobierno español intenta que la troika no abra la veda contra los depósitos de más de 100.000 euros


El examen que la troika formada por la Comisión Europea, el BCE y el FMI ha realizado esta semana sobre el estado de situación de la reforma financiera en España ha confirmado los peores temores del Gobierno. Una nueva espada de Damocles se cierne sobre la banca rescatada con dinero público por la conjunción de varios elementos. A saber: la exigencia de nuevas provisiones al sector -tanto por las refinanciaciones como por el posible cambio del sistema español actual- así como los nuevos test de estrés que se van a hacer en Europa pueden hacer que algunas entidades necesiten inyecciones de capital adicionales. El propio Mariano Rajoy ha admitido esta eventualidad y lo peor es que, a cambio de estos nuevos salvavidas, las autoridades comunitarias seguramente van a exigir que asuman pérdidas no sólo las preferentes, sino también la deuda y los depósitos. Una amenaza en toda regla y que puede tener consecuencias catastróficas para la confianza de clientes e inversores en la banca.

Como es conocido, el Banco de España ha obligado a los bancos a incrementar las provisiones (que consisten en apartar dinero para cubrir un riesgo, lo que implica una pérdida) por los créditos refinanciados, una medida cuyo impacto es incierto: el Financial Times lo cifra en 10.000 millones, pero otras fuentes consultadas por El Confidencial lo elevan a un importe entre 15.000 y 20.000 millones. En España hay 208.206 millones en préstamos refinanciados, 88.000 de los cuales no tienen ninguna provisión. Para llevar a cabo esta medida, el supervisor obliga a los bancos a calificar por defecto como "subestándar" (término que se aplica a créditos que no son morosos pero tienen mucho riesgo de serlo) todos los refinanciados, lo que supone provisiones de entre el 10% y el 15% en función del tipo de crédito.

Esta medida ha puesto en el foco de atención la provisión subestándar, un concepto que sólo existe en nuestro país. Y los hombres de negro de las autoridades europeas -el FMI actúa sólo como asesor- han cuestionado este sistema, como ha adelantado este diario. Según fuentes conocedoras de la situación, las autoridades europeas creen que el sistema debe homogeneizarse con los demás países: a su juicio, los créditos deben ser performing (normales) o non-performing (morosos), sin situaciones intermedias. De hecho, con el nuevo supervisor único europeo, el Banco de España debería perder sus competencias para fijar provisiones, según los expertos. Y el peligro es que esa homogeneización se haga considerando que todo el crédito subestándar debe pasar a moroso, lo que dispararía la necesidad de provisiones -y de capital- de nuestras entidades.

Por si esto fuera poco, la EBA (Autoridad Bancaria Europea) va a llevar a cabo unos nuevos test de estrés que tienen de los nervios a todo el sector, pues teme que afloren todavía más necesidades de capital que los de Oliver Wyman del año pasado. Uno de sus miedos es que, al igual que sucedió en las de 2011, estas pruebas penalicen las posiciones en deuda pública española. Estas posiciones se han disparado en los dos últimos años, ya que la banca -en especial la nacionalizada- se ha convertido en el principal financiador del ingente déficit público español a costa del crédito al sector privado (unas compras realizadas con la liquidez barata del BCE, lo que les ha permitido apuntarse importantes ganancias que han salvado los márgenes en muchos casos). La EBA ha retrasado los test hasta 2014, que cual ha dado un cierto respiro al Gobierno y a la banca.

¿Bastará con el FROB o habrá que pedir más dinero a Europa?

No está confirmado que todos estos elementos vayan a materializarse; de hecho, el Banco de España ha rebajado las exigencias para los refinanciados respecto a sus intenciones iniciales y pretende dar tres años a las entidades para cumplirlas. Pero existe un riesgo cierto de que así sea, que es lo que atemoriza al departamento de Luis de Guindos. Porque si llega a ocurrir, la consecuencia inevitable son más pérdidas y una mayor necesidad de capital de numerosas entidades. En el caso de la banca sana, es posible que alguna entidad tenga que ampliar capital en el mercado, como se vio obligado a hacer el Popular el año pasado. Y en el de la banca rescatada -tanto las entidades nacionalizadas como las que sólo han recibido ayudas-, tendría que salir sin remedio del FROB.

El propio presidente del Gobierno no ha descartado esta semana que la banca necesite más dinero, pero asegura que serán cantidades pequeñas y que no será necesario acudir al MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad): "En el supuesto de que hiciera falta no tendría que salir del MEDE. Si hay que hacer algunas provisiones, creo que lo pueden hacer acudiendo al mercado. Estamos hablando de cantidades muy menores y yo no estoy preocupado en absoluto por ese tema", fueron las palabras de Rajoy (en las que, por cierto, mezcla provisiones con capital). En principio el FROB cuenta con recursos suficientes para hacer frente a estas necesidades si, efectivamente, son reducidas.

Ahora bien, en la plaza de Cuzco sí existe temor a que las cosas sean bastante más graves de lo que admite el presidente. En el peor de los escenarios, habría que disponer de más dinero del rescate europeo (se han utilizado 41.000 millones de los 100.000 concedidos). De hecho, la propia troika sugiere esta vía como la mejor solución. Y ahí es donde viene el problema: esta vez, Bruselas impondría condiciones más duras, según fuentes cercanas al Ejecutivo. Ahora, no sólo tendrían que asumir pérdidas los accionistas y los tenedores de preferentes y subordinada, sino también los titulares de deuda senior (los bonos normales) y de los depósitos, salvo los de menos de 100.000 euros.

Quitas a la deuda y a los depósitos

Actualmente, en Bruselas se está negociando una directiva sobre resolución de entidades de crédito que puede incluir estas quitas; de hecho, la versión aprobada por el Parlamento Europeo ya las recoge. "Lo de los depósitos tiene muy mala pinta, todo apunta a que el Ecofin va a incluir quitas. Ya quedó clara esta intención en el rescate de Chipre, que fue el conejillo de indias. Lo que pasa es que entonces lo hicieron muy mal, pero ahora se hará mediante una normativa clara e igual para todos", explican fuentes conocedoras de la situación comunitaria.

Por eso, tanto Guindos como Rajoy han defendido a brazo partido en las últimas cumbres europeas que todos los depósitos estén protegidos en caso de rescate, y no sólo los de menos de 100.000 euros. "Saben que, si se aprueba, España tiene muchas papeletas de ser el primer país en que se aplique, así que tienen que poner toda la carne en el asador. Pero chocan con Alemania y los países centrales, que no están dispuestos a poner más dinero para rescatar bancos quebrados de los países del Sur. España lo tiene complicado", añade la fuente citada.

El problema no serían tanto los depósitos de los individuos (normalmente nadie tiene más de 100.000 euros en una sola entidad) como los de las empresas y, sobre todo, los titulares de deuda bancaria de nuestro país: cientos de bancos y fondos de inversión de toda Europa, EEUU y Asia, que sufrirían pérdidas en estas posiciones. "Si la deuda de la banca española deja de ser totalmente fiable, asistiremos a una rebaja masiva de los ratings y a un hundimiento de la cotización de estos títulos, lo que acabaría durante mucho tiempo con la capacidad de las entidades para financiarse en mercado, justo cuando la prima de riesgo está bajando y empieza a acercarse a niveles razonables para el sector", advierte un analista especializado en banca. "Y las consecuencias para la deuda pública y la prima serían imprevisibles".

Este potencial desastre es lo que puebla las pesadillas de los responsables del rumbo económico de España, que están haciendo todo lo posible para que Bruselas no lleve al extremo sus pretensiones. Nos jugamos mucho en el envite. En todo caso, esta espada de Damocles tumba el mensaje gubernamental de que el problema de la banca española estaba solucionado con las medidas contundentes del año pasado: los dos Decretos de Guindos de provisiones para el ladrillo, el rescate europeo, el MoU (Memorándum de Entendimiento con la UE), los planes de reestructuración de las entidades débiles, etc. Ahora hay posibilidades de que al Gobierno del PP le ocurra lo mismo que al del PSOE y tenga que poner en marcha otra reforma bancaria más, la enésima desde que comenzó la crisis en 2008.

[Fuente: Por Eduardo Segovia, El Confidencial, Madrid, 26may13]

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