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12may15


Texto del debate parlamentario que concluyó en el rechazo del Congreso español al reconocimiento jurídico de los deportados republicanos españoles


MOCIONES CONSECUENCIA DE INTERPELACIONES URGENTES:

-- DEL GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO, SEÑOR TARDÁ, SOBRE LOS ACTOS DE CONMEMORACIÓN DEL SETENTA ANIVERSARIO DE LA AUTOLIBERACIÓN DEL CAMPO DE EXTERMINIO DE MAUTHAUSEN, DONDE FUERON ASESINADOS MÁS DE SIETE MIL REPUBLICANOS DEL ESTADO ESPAÑOL, Y OTROS CAMPOS, ASÍ COMO DEL FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. (Número de expediente 173/000210).

El señor PRESIDENTE: Antes de entrar en votaciones y de ver las mociones, quiero decir para su conocimiento que, según hemos acordado en la Junta de Portavoces, hoy veremos dos mociones.

Primera moción, del señor Tardá, sobre los actos de conmemoración del setenta aniversario de la autoliberación del campo de exterminio de Mauthausen, donde fueron asesinados más de 7.000 republicanos del Estado español y otros campos, así como del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Tiene la palabra el señor Tardá.

El señor TARDÁ I COMA: Gracias, señor presidente.

Señorías, en primer lugar, desearía enviar una salutación a los ciudadanos y ciudadanas que hoy están aquí presentes, miembros de Amical de Mauthausen y de otros colectivos comprometidos en la lucha contra la impunidad.

Señorías, hace tan solo unas horas, en Mauthausen, las personas supervivientes --pocas y de edad muy avanzada--, los familiares de víctimas, dirigentes de muchas democracias --también estaba presente el ministro Margallo--, representantes de movimientos sociales y de derechos humanos, intelectuales antifascistas de todo el mundo, han homenajeado la liberación de los campos de exterminio nazis, conmemorando esta fecha --repito-- y homenajeando a las víctimas. De igual manera, en todo el mundo se han celebrado actos de conmemoración de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, que significó la derrota del nazismo, la derrota del fascismo y la victoria del mundo democrático, lo cual dio lugar a la creación de Naciones Unidas y al nacimiento en Núremberg de la justicia universal, lo que supuso en definitiva acuñar el Nunca más mediante la tipificación de los crímenes contra la paz, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad.

Hoy, señorías, setenta años más tarde --insisto, setenta-- está en nuestras manos homologar el Estado español al resto de los Estados que también tuvieron el infortunio de sufrir pasados fascistas, homologarnos, digo, en todo aquello que se relaciona con la reparación de las víctimas, en este caso a las miles de víctimas republicanas del Estado español que fueron deportadas a los campos de exterminio. Estoy convencido de que se lo debemos a los que perdieron la vida --gaseados, apaleados, fusilados--, que nos lo reclaman los supervivientes, que nos lo exigen las víctimas ausentes y sobre todo estoy convenido de que es imprescindible para fortalecer los valores democráticos de las generaciones más jóvenes, que deberán encarar los retos y amenazas de nuevas violencias. Este es el problema, señorías, este es el gran reto. Nosotros, quizás ingenuamente, habíamos creído que en Núremberg habíamos enterrado la bestia 7 metros bajo el suelo y hoy descubrimos con terror el resurgir de nuevos fanatismos, el resurgir del racismo, el resurgir de nuevos intentos de genocidio y el resurgir de nuevas agresiones territoriales. Hay que combatir la banalización del nazismo y ensalzar la lucha por la libertad y la fraternidad de las personas y de los pueblos; por ejemplo, también --y esto está contenido en nuestra moción-- ensalzar la tarea, el compromiso de miles de republicanos que participaron en los ejércitos aliados y en la resistencia.

Hoy ya no cabe ninguna discusión, ni política ni académica, sobre las responsabilidades del Estado español en la deportación de los republicanos a los campos de exterminio: unos, deportados directamente por la Gestapo; otros, desde los campos de concentración --adonde habían sido trasladados, detenidos como soldados del Ejército francés--, campos en donde se respetaba la Convención de Ginebra pero de donde fueron sacados para llevarlos a los campos de exterminio; también los 927 civiles del convoy ferroviario salido del campo de Les Alliers, en Angulema. Todos fueron deportados por razón de los acuerdos establecidos entre Berlín y Madrid para declararlos apátridas. (Muestra un pañuelo azul con la letra S). Esta es la razón, señorías, como ustedes saben, por la que los republicanos del Estado español fueron señalizados con el triángulo azul, el triángulo reservado a los apátridas, porque a ellos les hubiera correspondido el símbolo rojo, reservado para los presos políticos. (Aplausos).

Señorías, para Franco fuera de las fronteras no había ciudadanos del Estado, solamente había republicanos y por ende apátridas. Durante años las víctimas han vivido la vergüenza de aquellos que se negaban a pedir perdón, argumentando --fíjense qué locura-- que el Estado español no puede asumir responsabilidades porque nada tiene que ver con el Estado franquista. Este argumento, señorías, desde el punto de vista del derecho internacional es una aberración jurídica. ¿Acaso la Alemania actual tiene algo que ver con la Alemania nacionalsocialista? ¿Acaso la Francia actual tiene algo que ver con la Francia de Vichy? La continuidad de los Estados, señorías, es una cosa y sus regímenes es otra. Si el Estado alemán y el Estado francés han pedido perdón, el Estado español debería actuar de igual manera. ¿A quién debe corresponderle esta responsabilidad? Esta responsabilidad debe corresponder al jefe del Estado, a Felipe VI. Esto es lo que hoy ustedes tienen que decidir: si se le dice o no se le dice al actual jefe del Estado que tiene que asumir esta responsabilidad de pedir perdón en nombre del Estado español. Por supuesto, hay que decir basta: basta al olvido y basta a la invisibilidad de las víctimas. ¿Cómo podemos hacer esto hoy aquí si ustedes quieren? Podemos hacer esto reconociéndolas --a estas víctimas-- jurídicamente como víctimas porque, si no, no existen; de ahí que nuestra moción incorpore un segundo punto, en el cual se insta al Gobierno español a presentar un proyecto de ley para reconocer jurídicamente a las víctimas porque cualquier satisfacción moral o económica solo puede desprenderse de un reconocimiento jurídico.

Señorías, voy terminando. Les pedimos que voten a favor de nuestra moción y pedimos al Partido Socialista y al Partido Popular que retiren sus enmiendas. En el año 2015 es inaceptable pretender liquidar la historia con un reconocimiento honorífico de los escasos supervivientes y el libramiento de unas medallas. Esto es una ofensa a las víctimas presentes, pero sobre todo es una ofensa a los centenares de víctimas ausentes, porque incluso con ello niegan la existencia de estas 200.000 víctimas, presos políticos que murieron en Mauthausen.

Termino, señorías, diciéndoles con toda emoción y sinceridad que ustedes no deberían instalarse una vez más en la anomalía y en la impunidad. No pueden pagar con moneda falsa a las víctimas, ni tan siquiera podemos pagarnos con moneda falsa los unos a los otros en el año 2015. Ponemos, pues, a votación nuestra iniciativa y ustedes, señorías, actúen en consecuencia. Nosotros estamos convencidos de que llegará el día en que las víctimas serán reparadas de igual forma que han sido reparadas en otras democracias.

Muchas gracias. (Aplausos).

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Tardá.

Como ha dicho el señor Tardá, han sido presentadas dos enmiendas a esta moción. En primer lugar, por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Torres Mora para defender su enmienda.

El señor TORRES MORA: Muchas gracias, señor presidente.

Señor Tardá, este debate debería acabar bien. Debería acabar con un acuerdo unánime de toda la Cámara para honrar a las víctimas de los campos de concentración nazis, porque cuando se trata de honrar a alguien la unanimidad es esencial. Creo que estará de acuerdo conmigo en que las víctimas de la violencia humana, y en particular de la violencia política moderna, es decir, las víctimas de los totalitarismos y del terrorismo, tienen una condición en común: que sus victimarios las desposeyeron de su humanidad para convertirlas en cosas, en medios, en instrumentos. Pero los seres humanos no somos instrumentos de nadie. Los seres humanos somos fines en nosotros mismos, nacemos para la vida y para la libertad, y la vida y la libertad no pueden sernos arrebatadas porque si nos las arrebatan nos arrebatan nuestra dignidad humana. Por eso precisamente cuando hablamos de las víctimas debemos ser muy prudentes para no añadir a la ignominia de la instrumentalización que hicieron de ellas sus victimarios una nueva instrumentalización, la nuestra, aunque sea con la mejor voluntad. Usted sabe de lo que le hablo, señor Tardá. Usted es una persona inteligente; seguro que si se para a pensar caerá en la cuenta de que la instrumentalización de las víctimas no es algo que solo le pueda ocurrir a los otros.

Mi grupo ha presentado una enmienda a la moción que han traído ustedes. Nuestro objetivo es producir un acuerdo más amplio. Ustedes proponen que el jefe del Estado, en nombre de la democracia española, pida perdón a las víctimas de Mauthausen, pero permítame que le diga, señor Tardá, que lo que les hicieron a las víctimas de los campos de concentración nazis no puede ser perdonado. No es algo que diga solo yo, alguien que dedicó mucha inteligencia a comprender el significado del nazismo, Hannah Arendt, escribió: «Cuando lo imposible es hecho posible, se torna un mal absolutamente incastigable e imperdonable que ya no puede ser comprendido ni explicado por los motivos malignos del interés propio, la sordidez, el resentimiento, el ansia de poder y la cobardía. Por eso la ira no puede vengar, el amor no puede soportar, la amistad no puede perdonar». ¿Con qué derecho podemos pedir a las víctimas de los campos de concentración nazis que perdonen? ¿A quién tienen que perdonar? ¿Por qué se empeña usted en que los españoles de la democracia pidan que sean perdonados los pecados de Franco y Serrano Suñer? ¿Los perdonaría usted, señor Tardá, si estuviera en su mano? Además, el que pide perdón asume la culpa; aunque sea vicariamente, asume la autoría de un crimen. Señor Tardá, ¿por qué nos identifica usted a los españoles y a las españolas actuales con aquellos criminales? ¿No se ha dado cuenta usted aún de que nosotros nos identificamos con las víctimas? ¿No se ha dado cuenta de que es a las víctimas a las que honramos y que es a los criminales a los que negamos y rechazamos? ¿Por qué íbamos a pedir perdón para ellos? Y, por otra parte, ¿quién puede perdonar aquello? ¿Quién tiene derecho a perdonar a Franco y a Serrano Suñer por haber mandado a 10.000 compatriotas nuestros al infierno? Aquellos dos hombres llegaron a las más altas magistraturas de nuestro país mediante un golpe contra nuestra democracia, no por el voto de nuestro pueblo. En su visita a Mauthausen, el presidente Rodríguez Zapatero dijo: Os dejaron injustamente sin patria, porque una patria es solo un país con justicia y libertad. Aquellos hombres nos dejaron a todos sin patria, nada nos une a ellos. No, señor Tardá, lo que hicieron no puede ser perdonado. La humanidad no puede perdonar lo que aquellos hombres le hicieron a la propia humanidad. Por desgracia, no hay ni un perdón ni un castigo a la altura del crimen que cometieron; ningún castigo es suficiente, no hay forma de vengarse y no hay forma de reparar con justicia humana un crimen que escapa a lo humano. La sed de las víctimas no puede ser saciada; en eso consiste lo que les hicieron. Ellos abrieron la puerta, una puerta que no ha sido cerrada para siempre, una puerta en la que tenemos que hacer guardia permanentemente. Los nazis demostraron que los seres humanos pueden hacer cosas que no tienen reparación alguna; demostraron que todo es posible. Por supuesto que la democracia debe hacerse responsable de las deudas de la dictadura, pero no puede hacerse responsable de sus culpas, y hay una diferencia notable entre una cosa y otra, señor Tardá. Nuestro deber, el deber de la España democrática hacia las víctimas del holocausto nazi es un deber de solidaridad y de reconocimiento, por eso lo mejor que podemos hacer es honrarlas sin pedirles nada a cambio, sin pedirles que perdonen. Y nuestro deber para con la humanidad es mantener la memoria de lo que ocurrió para que no vuelva a repetirse. Si usted quiere que pidamos perdón para los crímenes de Franco y de Serrano Suñer no podrá contar con los votos del Partido Socialista Obrero Español; ni hoy ni nunca podrá contar con nuestros votos. Si usted quiere honrar a las víctimas de los campos de concentración nazis, hoy usted puede lograr un acuerdo unánime.

Muchas gracias. (Prolongados aplausos).

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Torres Mora.

Para defender la enmienda que ha presentado el Grupo Popular tiene la palabra el señor García Hernández.

El señor GARCÍA HERNÁNDEZ: Muchas gracias, señor presidente.

Señorías, nosotros defendemos el texto de la enmienda de modificación en los términos expresados, pero pocos debates se pueden presentar en los que se ponga de manifiesto todo lo que supone la defensa de la civilización y este es uno de ellos. Lo es porque la defensa contra la barbarie totalitaria es la defensa de los principios democráticos sobre los que asentamos nuestra convivencia. Parafraseando a Edmund Burke, el gran político británico del siglo XVIII, para que el mal triunfe solo hace falta que los hombres buenos no hagan nada, porque el mal se coaliga. Lo sufrimos en el siglo XX, y esta generación tiene la obligación moral y universal de que no se vuelva a repetir. Por eso este debate no prescribe, este debate está siempre de actualidad, porque los hombres buenos siempre tenemos que estar atentos y alertas para denunciar los nuevos conatos totalitarios allí donde aparezcan; se visten de formas y ropajes diferentes pero dejan asomar el viejo lobo dogmático que espera a la vuelta de la esquina nuestras contradicciones humanas, nuestras flaquezas terrenas, nuestros despistes políticos o los trucos de artificio de cualquier prestidigitador social. Por eso es importante reconocer a todos aquellos que nos precedieron en esta lucha, por eso es importante otorgarles un lugar central dentro de la democracia, por eso deben convertirse en un referente para las generaciones futuras. Su historia debe ser conocida, sus obras y omisiones --muy humanas-- deben ser estudiadas, su testimonio debe ser subrayado. Debemos tener la necesaria libertad para mirar al pasado, para que de ella surja la verdadera justicia, la verdadera concordia y seamos una civilización más plena y humana.

El papel central de las víctimas en cualquier democracia viene antecedido de su derecho a la memoria, a la dignidad, a la justicia y a la verdad. Solo los totalitarios quieren imponer una única versión en la que, citando a Butterfield, el historiador se convierte en vengador. Por eso nos congratulamos de que en la Comisión Constitucional esta proposición no de ley fuera aprobada por unanimidad hace una semana, mostrando el acuerdo unánime de dónde está el conjunto de la sociedad española, que mira al pasado con perdón, al presente con reconciliación y aceptación y al futuro con justicia. El propio ministro, en contestación a una interpelación urgente, recordó que la Ley de Memoria Histórica, en su artículo 4, prevé y articula las declaraciones de reparación y reconocimiento personal. En esa Comisión se citó a Hannah Arendt y su defensa de la naturaleza humana en Los orígenes del totalitarismo, se citó su libro Eichmann en Jerusalén y la banalización del mal a la que sometieron estos campos de exterminio nazi. Era la voluntad de todos los ismos aniquilar a los que no pensaban como ellos por la exaltación de sus funestos proyectos políticos. Recientemente hemos aprobado una ley para otorgar la nacionalidad española a los sefardíes y quisiera que esta intervención sirviera para rendir homenaje a aquellos sefardíes que perecieron en el holocausto. Por eso es muy difícil entender que cualquier grupo quiera apartarse de este homenaje que rendimos a los españoles de Mauthausen, como si fuera un tema que no perteneciera a todos y solo perteneciera a uno. No podemos dejar de preguntarnos el porqué de esta actitud, a qué localismo puede obedecer, con qué afán de llenar todo de política local vacían el contenido de dimensión histórica ensuciando esta iniciativa.

La delegación española que asistió al homenaje de las víctimas de Mauthausen estuvo presidida por el ministro de Exteriores, en prueba de la solemnidad y relieve que se quiere dar al 70.° aniversario de esta liberación. El ministro conversó con los miembros de Amical de Mauthausen y les trasladó la mejor disposición para estudiar este tipo de iniciativas; anteriormente también lo hizo el presidente Zapatero. En derecho internacional de verdad estas son las instituciones que representan al Estado e incluso tienen la capacidad de que sus actos devengan actos jurídicos obligando al Estado. Solo la frustración de quien no consigue entender esto puede llevar a desvalorizarlo, tal vez porque otras autoridades de otro rango no tienen el mismo efecto. Pero no es solo eso, es la sucesión de más de once normas que han variado el Código Civil desde el año 1982 hasta la reciente de la memoria histórica de los sefardíes para que puedan optar y recuperar la nacionalidad española todos aquellos que por diversas causas la perdieron. Son más de veinte iniciativas que han buscado la recuperación jurídica, material y social de todas aquellas víctimas de estos regímenes, pero sobre todo es la Constitución española de 1978, que culmina todos los esfuerzos históricos de España para que unos no vivamos de espaldas a otros, una Constitución de la concordia y del pluralismo político, de la libertad, de la justicia y que nos reúne bajo ese símbolo fabuloso que es la bandera constitucional y no otra. ¿Qué es lo que puede mover a alguien a querer establecer un plano de una realidad paralela en la que se cuestiona el derecho internacional explicándolo a su medida, una medida ficticia y tendenciosa? ¿Qué es eso de que un régimen democrático tenga que demostrar a todos que no hay nadie por encima de la ley, que es la ley, el imperio de la ley precisamente lo que nos hace a todos iguales? ¿O es que alguien nos quiere demostrar que es más demócrata que nadie? Es como si quisiera pasar del conflicto del España nos roba al España es culpable, una vuelta de tuerca donde nos lleva el transpersonalismo de esa primera frase tan poco democrática y que desprende una melodía trasnochada. No podemos dejar de condecorar a estos españoles, porque además recuerdan algo que no se va a poder borrar y que muestra esta foto. (Muestra una fotografía). Estos españoles creían en un mañana mejor, de reconciliación y de pluralismo, señalando a los verdaderos fanáticos. Estos señores estaban orgullosos de ser españoles, los españoles antifascistas que saludaban a las fuerzas de liberación. Muchas gracias. (Aplausos).

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor García Hernández.

En turno de fijación de posiciones, en primer lugar, por el Grupo Vasco, PNV, tiene la palabra el señor Esteban.

El señor ESTEBAN BRAVO: Gracias, señor presidente.

Señor Tardá, mi grupo le felicita por traer esta iniciativa porque últimamente las iniciativas de memoria, de reconocimiento, se suelen tramitar con cierta nocturnidad en esta Cámara, más bien en una Comisión de la misma, como se trató por ejemplo el tema del genocidio armenio el otro día y también incluso este asunto de los campos de concentración. Si no lo hubiera traído usted, desde luego los grupos mayoritarios no lo hubieran traído para que se discuta y para que se vote en el Pleno, que es donde verdaderamente tocaría. Por eso queremos sumarnos a ese recuerdo a las víctimas del exterminio nazi, y en especial a aquellos ciudadanos del Estado español internados en campos de concentración, de los cuales más de dos centenares eran exiliados vascos. Le reconozco también todo el derecho a mantener la iniciativa tal y como usted desee. Si asume cualquiera de las enmiendas también votaremos favorablemente, pero no tenga duda de que lo haremos a la integridad de lo que propone en la suya, en el original.

En concreto, en el campo de Mauthausen, cuyo 70.° aniversario de liberación se conmemoró el 5 de mayo, sufrieron penalidades alrededor de un centenar de vascos y permítame que me refiera de manera específica a ellos. Desde el Partido Nacionalista Vasco queremos reafirmar la necesidad de una política pública activa de memoria histórica basada en la verdad, en el reconocimiento, en la justicia y en un impulso desde la política y desde los ejecutivos. De lo que se pretendió con la Ley de Memoria Histórica desgraciadamente en esta legislatura no ha quedado nada por mor del deseo activo del Gobierno de no implementarla y de no financiarla. Es justo y pertinente recordar la injusticia sufrida por todas aquellas personas de diferentes ideologías --vascos, abertzales, socialistas, anarquistas, comunistas-- que tuvieron que abandonar su país tras el triunfo de la sublevación franquista y fueron agrupadas, en el caso de los vascos, en el campo de Gurs sobre todo, en el Béarn francés, para después secundar el llamamiento del Gobierno de Euskadi en el exilio para apoyar a Francia militarmente o movilizándose en la fortificación de la Línea Maginot. Esos cientos, miles de refugiados republicanos fueron trasladados a la fuerza por los nazis a fábricas de explosivos en Estrasburgo y después fueron internados en Mauthausen, Dachau o Ravensbrück. Esto fue posible también gracias a Madrid, claro que sí, con la colaboración y el consentimiento del Gobierno español, que no es que no diera un paso para impedirlo, sino que dio facilidades para que pudiera suceder.

Quiero hacer un recuerdo, en memoria de todos ellos, al último superviviente vasco de Mauthausen, que falleció a principios del año pasado. Se llamaba Marcelino Bilbao Bilbao, un anarquista bizkaino, teniente en un batallón anarquista del ejército de Euskadi durante la Guerra Civil, que tuvo que exiliarse y que fue detenido y llevado a este campo de concentración. Fue una persona que sufrió en su carne experimentos médicos de los nazis, porque no solo el infausto Mengele, del campo de Auschwitz, practicaba experimentos médicos, sino que también un tal Aribert Heim, del campo de Mauthausen, los solía hacer. Él y otros 30 prisioneros sufrieron este tipo de experimentos y fue de los pocos que sobrevivieron. Un amigo al que encontró en el campo, Vicente Elejalde, otro bilbaíno que ya no podía más y que estaba siendo golpeado por los nazis le dijo: ¡Bilbao, corre!, ¡corre!, ¡escápate! Y el otro le contestó: ¡No ves que ya no tengo fuerzas! Hazme un favor --le dijo Elejalde a Marcelino Bilbao--, si consigue volver a casa, dile a mis padres que no he doblado la espalda en todos estos años ante Franco. Porque para él estar en Mauthausen era estar también castigado por las fuerzas fascistas y por las fuerzas franquistas, aliadas de los nazis. Así lo hizo, porque Marcelino Bilbao pudo ser rescatado por los americanos. Hizo el camino hasta París a pie, como muchos otros prisioneros de aquellos campos, que una vez liberados tuvieron que buscarse la vida. Y, como él, muchos otros fueron testigos de aquellas atrocidades. Los nombres de todas aquellas personas deben permanecer en la memoria --voy acabando, señor presidente-- de la sociedad como ejemplos de una generación que sufrió los mayores horrores inimaginables, pero que supo luchar con dignidad contra las dictaduras y, como decía Elejalde, aquella persona, aquel vasco que murió en Mauthausen, sin doblar la espalda ni ante los nazis ni ante Franco. Apoyaremos su propuesta.

Muchas gracias. (Aplausos).

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Esteban.

Por Unión Progreso y Democracia tiene la palabra el señor Martínez Gorriarán.

El señor MARTÍNEZ GORRIARÁN: Gracias, señor presidente.

Hace pocos días se presentó otra proposición en la Comisión Constitucional que pretendía igualmente la reparación de las víctimas de Mauthausen. Pude participar en ella y, cosa rara, verdaderamente extraña en este Parlamento, estuvimos todos de acuerdo y votamos a favor. Es una de las pocas veces que yo recuerdo que en un debate --quizá fue porque su contenido era simbólico-- hubiera unanimidad. He de decir que era una buena proposición, pues tocaba todo lo fundamental, lo esencial en una cuestión como esta. Por eso me parece un tanto triste, señor Tardá --tengo que decírselo--, que usted traiga aquí una moción de partido; es decir, una moción que en mi opinión --y lo digo sobre todo por el punto número uno, como usted puede suponer-- busca expresamente volver a dividir entre buenos y malos, respecto al pasado histórico, a los actuales españoles. Reparten ustedes los papeles de responsables de los crímenes que cometió el franquismo en colaboración con los nazis y los papeles de inocentes. Entonces, los culpables, que son en realidad herederos ideológicos, se ven de alguna manera constreñidos a pedir perdón a los supervivientes y a sus herederos ideológicos. Me uno, además, a uno de los comentarios que se han hecho aquí antes al respecto por parte de los dos grupos que han presentado enmiendas a esta moción. Hay que partir, y es importante, de que ninguna reparación que se haga a víctimas de campos de exterminio, de genocidios o de persecuciones como esta que estamos comentando será nunca suficiente. Lo más que se puede hacer, y en esto hay una coincidencia prácticamente absoluta por parte de los supervivientes de este tipo de tragedias, es contar la verdad. Estoy pensando en Primo Levi, en Imre Kertész, en Jean Améry y en otros muchos testimonios, y todos coinciden en que lo único que se puede hacer --y ya es insoportable-- es contar la verdad, que todo el mundo la sepa. Esto en Alemania lo han hecho de una manera bastante ejemplar como sociedad. Han contado la verdad del genocidio nazi y la responsabilidad colectiva no solo de los jerarcas nazis, sino por la pasividad, o por la tolerancia, o por la complicidad de gran parte de la sociedad y también de algunos países que fueron invadidos por los nazis. No quiero repetir el argumento del perdón que citaba antes el señor Torres Mora y que yo comparto, pero esta idea de que al pedir perdón ya estará todo reparado no deja de ser una especie de soberbia ética verdaderamente difícil de describir.

Yendo a la parte político-constitucional, esta idea, que cuenta con el apoyo de algunos grupos --grupos que, por cierto, siempre están muy de acuerdo en determinados ejercicios de memoria histórica y en otros apoyan la amnesia, y eso me parece mal, porque cuando hablamos de víctimas de genocidios hay que hablar de todas ellas y no en función de sus ideas-- de que el jefe del Estado en representación de España tiene que proceder a pedir permiso a las víctimas españolas de un exterminio nazi que fue efectivamente acordado con los responsables del régimen franquista parece que incluye la idea de que los republicanos que fueron a los campos de exterminio nazi no eran españoles. Pues lo eran. Le recomiendo fervientemente que vea --seguro que le interesa mucho-- un documental que tiene a su disposición sobre el discurso de despedida de Dolores Ibárruri a las Brigadas Internacionales en Barcelona en 1938. Repite una y otra vez a los brigadistas internacionales que ellos han ido a luchar a España por los españoles, no por una tribu distinta, por una etnia diferente o por extraños colectivos sociales. Había una enorme conciencia entre todos los republicanos de que tenían un proyecto de España que evidentemente quiso exterminar Franco. Pero es que Felipe VI, el jefe del Estado actual, no es el heredero ideológico y, por tanto, el que conlleva las culpas de Franco. Esto es un intento de deslegitimación partidista, sectario, del régimen constitucional actual aprovechando la historia de Mauthausen y la terrible tragedia de los miles de republicanos españoles que fueron masacrados en los campos nazis. ¿Qué quiere que le diga? Me llama la atención que no se les haya pasado por la cabeza que Jorge Semprún --por poner un ejemplo de un español republicano que estuvo en Dachau, que sufrió todo esto y luego lo testimonió en su libro casi póstumo La escritura o la vida-- nunca pidió que le pidiera perdón el jefe del Estado en nombre de nadie. ¿Por qué? Porque él era español y fue perseguido por los nazis como español republicano, pero no hacía diferencias desde el punto de vista político ni creía que los españoles le tenían que pedir perdón a él o a los demás que acabaron en los campos nazis. Por eso, la orientación de esto me parece francamente equivocada. Me molesta tener que decirle esto, pero me parece sectaria. Me parece que adultera el debate sobre lo que pasó en los campos nazis. Me parece que no puede ni debe hacerse política de partido con una cuestión así. Esto también incurre en uno de los peores rasgos del totalitarismo que explicó brillantemente Hannah Arendt en otro libro importante sobre el proceso Eichmann, Eichmann en Jerusalén, cuando hablaba de que lo que precisamente caracteriza al totalitarismo es la banalización del mal, no querer reconocer que el mal existe y que lo han puesto en práctica ellos y, por tanto, todo son cuestiones jurídico-políticas que se pueden utilizar de una manera o de otra. No, estamos hablando de algo que es sagrado porque no se puede tocar, y no se puede tocar porque estamos hablando de la máxima inhumanidad, la que ni se puede explicar ni se puede comprender ni se puede perdonar. Hacer política de partido con esto me parece que es algo francamente impresentable, incalificable. Le animo a que intente llegar a una transaccional para que se pueda recuperar el espíritu de la Comisión Constitucional y aprobar todos por unanimidad algo que, si no se puede aprobar por unanimidad, es porque se está buscando que no la haya. (Aplausos).

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Martínez Gorriarán.

Por el Grupo Parlamentario de La Izquierda Plural, tiene la palabra el señor Centella.

El señor CENTELLA GÓMEZ: Gracias, señor presidente.

Yo quisiera empezar con la foto que nos ha enseñado el portavoz del Grupo Popular, porque es una foto significativa. El problema está en que aquellos seres humanos que enarbolaron aquella pancarta de esperanza muy poco después fueron defraudados. Para cientos de españoles el problema es que cuando creyeron que les estaban liberando y que las tropas que les liberaban después iban a liberar a su país, sufrieron la traición de los países occidentales y permitieron que en España durante cuarenta años hubiera una dictadura del mismo talante que la que les había condenado a los campos de concentración. Por eso este debate debe mucho a aquellos españoles que lucharon en Europa contra el nazismo, contra el fascismo, y luego fueron traicionados y vieron cómo las democracias occidentales miraban para otro lado porque les era más cómodo tolerar el franquismo que instaurar la República en España. Por tanto, este es un debate oportuno.

Estos días en los que se celebra en toda Europa la liberación del nazifascismo, en España tenemos que llamar la atención sobre esa traición que sufrieron los españoles en Mauthausen y todos aquellos que lucharon por la defensa de la democracia y de la República frente al fascismo en toda Europa. Liberaron París, liberaron Berlín, pero luego no pudieron liberar Madrid simplemente porque se miró para otro lado. Por eso nosotros desde esta tribuna tenemos que exigir de una vez por todas que se haga justicia, que se repare, que se sepa la verdad de todos los crímenes del franquismo, porque si no lo que hoy aquí hagamos simplemente será un ejercicio de retórica. Podremos ser hoy muy solidarios con las víctimas de Mauthausen, podremos ser hoy muy solidarios con las víctimas del fascismo, pero ¿cuándo seremos solidarios de verdad con las víctimas del franquismo, con esas que todavía están enterradas en las cunetas, con esas que todavía tienen que sufrir hoy el escarnio de ver cómo siguen las víctimas enterradas al lado del verdugo, como todavía en ese Valle de los Caídos sigue el verdugo ocupando el mismo espacio que las víctimas? Señorías, mientras no hagamos eso, no será posible que tenga alguna credibilidad lo que hoy aquí discutamos. Nosotros celebramos desde nuestra ideología esa victoria como nuestra, porque fuimos parte muy activa en la defensa de la Europa frente al fascismo, pero también tenemos que sufrir ese escarnio de ver cómo fuimos traicionados.

El debate de hoy no es un debate semántico, no es un debate sobre si el rey actual, el jefe de Estado actual, representa la herencia de la dictadura, no es ese debate. El debate es para ver si de una vez por todas pedimos perdón como sociedad a las víctimas de Mauthausen, a las víctimas del fascismo, a las víctimas del franquismo. Digo como sociedad porque quienes fueron víctimas del fascismo no lo fueron de un loco criminal, no lo fueron de una generación que se había vuelto loca, no es verdad, era un sistema, era la defensa de unos intereses, también económicos. Escogieron el fascismo como su forma de opresión más criminal pero también más eficaz. Por eso nuestro grupo está de acuerdo con la iniciativa que se presenta, porque cree que es el momento de pedir todos, como Estado español, solidariamente perdón a esas víctimas, repito, siempre y cuando vaya ligado a un perdón a las víctimas del franquismo.

Estos días también son buenos para hacer una reflexión sobre lo que está ocurriendo en el mundo en estos momentos. Cuando nos quejamos de que el fascismo está de nuevo ocupando espacios, no se trata de una casualidad, es debido a un sistema que encuentra en el fascismo la mejor forma de resolver sus contradicciones; un sistema económico, un sistema social que entiende que el fascismo es lo que puede defender mejor sus intereses. Por eso cuando nos oponemos al resurgimiento del fascismo en estos momentos en Europa, también nos oponemos a que el sistema resuelva sus contradicciones mediante esta forma de opresión.

Desde esta tribuna hoy queremos ponernos del lado de las víctimas, pero recordando que hay víctimas porque también hubo verdugos y cómplices de los verdugos. Es verdad que hoy aquí nadie se siente heredero de los verdugos, aunque algunos apellidos puedan coincidir, aunque algunos apellidos puedan ser sinónimos, pero hoy nadie se siente heredero de los verdugos, por eso tenemos que estar del lado de las víctimas, y del lado de las víctimas no se puede estar desde la retórica, sino desde lo concreto. Esta iniciativa que se nos presenta nos sitúa del lado de las víctimas de Mauthausen, de las víctimas del nazismo y de las víctimas del franquismo, por eso nuestro grupo es plenamente solidario con la misma.

Una cuestión técnica. Hay dos bloques que pueden tener interpretaciones diferentes, por tanto, quisiéramos que se votasen el punto 1 y 2 conjuntamente y de forma separada el punto 3, si el proponente no tiene inconveniente.

Termino rindiendo un homenaje a toda aquella gente que un día creía que liberar Mauthausen era también liberar Madrid, que liberar Mauthausen era acabar también con el franquismo. Todos nos tenemos que sentir responsables de que eso no fuese posible por la traición de las democracias occidentales.

Muchas gracias. (Aplausos).

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Centella.

Por el Grupo Catalán de Convergencia i Unió, tiene la palabra el señor Xuclá.

El señor XUCLÁ I COSTA: Muchas gracias, señor presidente.

Señorías, soy el último portavoz que interviene en nombre de mi grupo parlamentario hoy, en esta moción. He escuchado con atención las interpretaciones que han hecho los distintos grupos parlamentarios del texto de la misma. Curiosamente, ha habido interpretaciones muy distintas a partir de un texto muy concreto y, como no hay coincidencia en la interpretación ni en la lectura, me permitirán que me someta estrictamente a nuestra lectura de los hechos.

Se han cumplido setenta años de la derrota del nazismo. La semana pasada recordamos y celebramos la liberación del último campo de exterminio nazi, de Mauthausen, expresión de un mal absoluto que llevó a las democracias europeas a un proceso de reparación. La reparación, señorías, solo es posible a través del conocimiento, en primera instancia, de la verdad histórica. Después de la Segunda Guerra Mundial, después de la máquina de matar que supusieron los campos de concentración, después del año 1945, empezó la verdad histórica, y lo hizo en Alemania con los juicios de Núremberg, con la elaboración de la teoría de la obediencia debida y las responsabilidades apropiadas; y sucedió también en los países sudamericanos cuando salieron de las dictaduras a través de la justicia transicional y de las comisiones de la verdad.

Nuestra lectura de esta iniciativa, nuestra lectura de los hechos es que hubo 7.500 españoles deportados en los campos de concentración nazis, que hubo 4.816 españoles muertos en los campos de concentración nazis y que, en parte, y nos queremos basar en los hechos y en la verdad, esto fue posible porque el régimen franquista dio cobertura a este hecho. Eran unas personas represaliadas, republicanos que se convirtieron en apátridas con pañuelo azul y no en prisioneros políticos porque el régimen franquista los dejó en manos del régimen nazi. Señorías, esta es la verdad. La verdad es que la vocación de estos españoles fue enrolarse en ejércitos democráticos aliados para luchar por la derrota del nazismo, por una Europa democrática que nació en el año 1945, 1946, 1947 y a la que no llegó España hasta los años 1975, 1976, 1979. En esto debemos coincidir porque esta es la verdad. Nadie se debe reivindicar ni se ha reivindicado heredero de otra cosa que esta verdad democrática. La presencia del ministro Margallo este fin de semana en Mauthausen en una señal inequívoca también del Grupo Popular a favor de esta reparación. Señorías, hay testimonios de esta barbarie: Cristóbal Soriano Soriano, barcelonés, noventa y seis años, testimonio vivo que recuerda, da continuidad y alimenta la memoria de todas las personas que reivindican la necesidad de la reparación.

Hoy se ha hablado de los conceptos y he escuchado con gran atención a aquellas personas que me merecen un profundo respeto intelectual. Pero, señorías, la palabra perdón no está ni en una línea, ni una vez, en el texto de esta moción consecuencia de interpelación. Sí que existe la palabra reparación, y la reparación es posible a partir del reconocimiento de la verdad, de la justicia transicional, como se produjo en otras partes, como se produjo en Francia o en Alemania.

Señor Tardá, desde nuestro punto de vista, no es un punto fuerte de su moción pedir que el jefe del Estado pida perdón, aunque la palabra perdón no esté en el texto, porque el jefe del Estado es un monarca y los actos del jefe del Estado son actos a partir del impulso de la iniciativa del Gobierno. Con lo cual, debería ser el Gobierno, o en todo caso esta Cámara, el que tomara iniciativas en el ámbito de la reparación. Nos parece apropiado lo planteado en el punto número 3.

Señorías, señor presidente, hace treinta y siete años llegó a España la democracia gracias a un acuerdo del arco parlamentario más amplio a favor de la amnistía; y aquella amnistía tenía un punto de amnesia pactada y acordada entre todas las partes, desde los exiliados republicanos hasta exministros del régimen franquista. Algunos fuimos actores y votamos a favor de la Ley de Memoria Histórica, que hoy ha sido invocada, incluso, por aquellos que no la votaron. Con la Ley de Memoria Histórica pasamos de la amnistía y de la amnesia pactada a la verdad; pero también, señorías, tenemos que llegar a la reparación. Hoy se ha citado a Hannah Arendt y la banalización del mal, pero tampoco podemos afrontar la banalización de la verdad.

Señorías, nosotros vamos a votar favorablemente esta iniciativa y, votándola favorablemente, vamos a honorar a nuestros padres, a nuestros abuelos y la tradición que representa el Grupo Parlamentario de Convergencia i Unió.

Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Xuclá.

Señor Tardá, aunque usted lo ha manifestado, pero para darle carácter oficial, ¿qué hace usted con las enmiendas?

El señor TARDÁ I COMA: Señor presidente, desearíamos que se votara en los términos en que ha sido presentada la moción y, si cabe decirlo, aceptamos la propuesta que ha planteado el diputado Centella.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Muy bien. Así se hará, señor Tardá.


MOCIONES CONSECUENCIA DE INTERPELACIONES URGENTES. (VOTACIÓN).

-- DEL GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO (SEÑOR TARDÁ), SOBRE LOS ACTOS DE CONMEMORACIÓN DEL SETENTA ANIVERSARIO DE LA AUTOLIBERACIÓN DEL CAMPO DE EXTERMINIO DE MAUTHAUSEN, DONDE FUERON ASESINADOS MÁS DE SIETE MIL REPUBLICANOS DEL ESTADO ESPAÑOL, Y OTROS CAMPOS, ASÍ COMO DEL FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. (Número de expediente 173/000210).

El señor PRESIDENTE: Moción del Grupo Parlamentario Mixto, señor Tardá, sobre los actos de conmemoración del 70.° aniversario de la autoliberación del campo de exterminio de Mauthausen, donde fueron asesinados más de 7.000 republicanos del Estado español, y otros campos, así como del fin de la Segunda Guerra Mundial. La vamos a votar en sus propios términos pero por puntos. En primer lugar, votamos los puntos 1 y 2.

Comienza la votación. (Pausa).

Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos emitidos, 302; a favor, 38; en contra, 166; abstenciones, 98.

El señor PRESIDENTE: Quedan rechazados. Ahora votamos el punto 3 de la moción. Comienza la votación. (Pausa).

Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos emitidos, 301; a favor, 135; en contra, 166.

El señor PRESIDENTE: Queda rechazado.

[Fuente: Cortes Generales, Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, Pleno y Diputación Permanente, Año 2015, Núm. 279, pp. 45-53, 62, 12may15]

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