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10jul04


Un desarrollo inmobiliario, detrás de la intención de exhumar los restos de Federico García Lorca.


En el ancestral paraje árabe de la Fuente de las Lágrimas revive el fantasma del mayor poeta de estas tierras, Federico García Lorca, junto con el llanto casi inaudible de casi 5 mil víctimas de los fusilamientos del golpe franquista de julio y agosto de 1936, cuyos restos, como los del autor de Bodas de sangre, se encuentran esparcidos en fosas comunes entre los pueblos de Alfacar y Viznar. "Mi corazón reposa junto a la fuente fría", escribió premonitoriamente en su primera obra lírica, Libro de poemas, pero hoy vuelve a palpitar por razones más patéticas que poéticas.

Desde el año pasado, la polémica por exhumar los restos del creador de Yerma se han convertido en el motivo de una soterrada pugna entre sus familiares, las autoridades andaluzas y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). La razón es la solicitud de desenterrar los restos de García Lorca, junto con los de las otras tres víctimas fusiladas con él entre el 18 y 19 de agosto de hace 68 años: el maestro nacional Dióscoro Galindo González y los banderilleros anarquistas Joaquín Arcollas Cabezas y Francisco Galadí Melgar.

Los sobrinos del dramaturgo, con Laura García Lorca a la cabeza, han expresado de distintas maneras su oposición a "remover los huesos" porque, argumentan, es un pretexto para permitir el negocio de la especulación inmobiliaria en esa zona donde se han construido lujosos chalés y casas de campo. "Eso sería desvirtuar la memoria", expresaron en un comunicado los hermanos Vicenta, Concepción y Manuel Fernández García, y Gloria, Isabel y Laura García Lorca.

"Estamos convencidos -subrayaron desde septiembre del año pasado-, y en ello basamos nuestras opiniones, que las circunstancias de la muerte de Federico García Lorca, por lo que se refiere a la constatación de la memoria histórica, son lo suficientemente conocidas para que en su caso particular no haya que remover los huesos."

No opinan lo mismo los familiares de Dióscoro Galindo y Francisco Galadí. Ellos han acudido a la ARMH y a las autoridades de Andalucía para permitir que se exhumen los cadáveres.

El falso debate ha generado una aparente oposición entre ambas descendencias. Sin embargo, Francisco Galadí declaró a la prensa local: "El que mi abuelo comparta fosa con García Lorca es sin duda la razón por la que hemos podido encontrarlo, y por eso celebro la casualidad, pero no tengo ningún interés especial en que se exhumen los restos del poeta. Sólo quiero dar a mi abuelo una digna sepultura".

El pasado 25 de junio, el escritor Benjamín Prado exhortaba así en un artículo de El País a los sobrinos del autor de Poeta en Nueva York: "Por favor, liberen a Federico, arrebátenlo a esta tierra sin nombre con que lo cubrieron sus verdugos; incluso, vuélvanlo a enterrar en el mismo sitio, si quieren, pero bajo una pequeña lápida con su nombre, donde todos podamos honrarlo".

Para Carmen Morente, catedrática y escritora de Granada, no se requiere exhumar el cadáver para honrar siempre a quien presagiara la brutal represión golpista en sus versos del Romance de la Guardia Civil Española: "¡Oh, ciudad de los gitanos!/ La Guardia Civil se aleja/ por un túnel de silencio/ mientras las llamas te cercan./ ¡Oh, ciudad de los gitanos!/ ¿Quién te vio y no te recuerda?/ Que te busquen en mi frente./ Juego de luna y arena."

"Se trata de que una vez que desentierren al gran poeta, la figura más renombrada, se pueda extender el negocio inmobiliario -subraya Morente-. ¿Por qué no hacerlo también con las más de 3 mil osamentas de tantas víctimas anónimas que yacen bajo el mismo paraje?"

Las autoridades de Andalucía han prometido financiar la apertura de las fosas de la Guerra Civil. Ante la resistencia de los familiares de García Lorca, la Junta de Andalucía decidió declarar "bien de interés cultural" los lugares lorquianos para que se conserve el recuerdo de la tragedia del poeta y de otras víctimas.

Sin embargo, nadie puede garantizar que la zona de la Fuente de las Lágrimas no sea devorada por la ambición inmobiliaria, cual si de una venganza del alma avariciosa de Bernarda Alba se tratara.

Muerte en Granada.

García Lorca ha despertado no sólo las pasiones artísticas sino también las históricas y las políticas de una nación que mantiene abiertas las cicatrices dejadas por el genocidio que llevó al poder al Generalísimo o Funeralísimo Francisco Franco.

Ian Gibson, meticuloso historiador lorquiano, documenta en su libro El asesinato de García Lorca, que inspiró la película Muerte en Granada, que durante décadas el franquismo atribuyó un supuesto carácter "apolítico" al poeta y pretendió difundir la versión de que su asesinato fue producto de un "crimen pasional" entre homosexuales, valiéndose de la teoría de Schonberg, seudónimo del barón L. Stinglhamber, que en 1956 escribió en Le Figaro la tesis de que el autor granadino había sido víctima de una secreta rivalidad homosexual entre el pintor Gabriel Morillo y Luis Rosales.

"El hecho es que Lorca sí era republicano; que era explícita y públicamente antifascista; que rechazó la España tradicionalista y católica, la España imperial de Fernando e Isabel y sus sucesores, tan añorada entonces por mucha gente de derechas; que deploró, otra vez en público, la represión política llevada a cabo durante el 'trienio negro' de 1933 a 1936; que apoyó públicamente la campaña electoral del Frente Popular en 1936, y valoró su triunfo como la 'reconquista de la República'", escribió Gibson al inicio de su obra.

La investigación de Gibson también documenta las ácidas críticas de García Lorca a la burguesía granadina, días antes de su fusilamiento. El 10 de junio de 1936, antes de partir hacia Granada, el poeta declaró al rotativo madrileño El Sol que la caída de esta ciudad en manos de Isabel y Fernando en 1492 "fue un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza única en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre y acobardada; a una 'tierra de chavico' donde se agita actualmente la peor burguesía de España".

Estas opiniones nunca se las perdonó, ni entonces ni ahora, la "peor burguesía de España", la misma que vuelve a mirar con desconfianza al moro y menosprecia a "los rojos" de aquellos tiempos. La Granada profunda a la que inmortalizó García Lorca, "la de los perseguidos, el gitano, el negro, el judío, el morisco que todos llevamos dentro", no reclama la exhumación de su cadáver, sino el respeto a su memoria, al paraje de la Fuente de las Lágrimas donde están sus restos que tanto perjudican a los fraccionadores de la historia.

[Fuente: Por Jenaro Villamil, La Jornada, México, 10jul04]

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