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29ago21


Más de 1.500 militares, 8 aviones y 3 meses de preparación: la ejemplar evacuación italiana


 "En las próximas semanas, no más tarde de junio, se les comunicará la fecha, hora y lugar en el que debéis presentaros con vuestras familias". Con este mensaje, decenas de intérpretes y colaboradores de las Fuerzas Armadas italianas supieron que Italia no iba a dejarlos a la deriva tras la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán. Era mayo y, para entonces, la operación Aquila coordinada por el Ministerio de Defensa y el Estado Mayor y con participación de todos los cuerpos militares italianos, se ponía en marcha.

Los talibanes aún no habían tomado Kabul, pero ya campaban a sus anchas en la mayor parte de Afganistán. Desde 2014, el grupo habría asesinado a unos 300 intérpretes desde 2014, según cálculos de la organización 'No One Left Behind'. En este apremiante contexto, Roma dio luz verde a un operativo que logró sacar a más de 200 afganos en peligro antes de que se consumara la ofensiva talibana. Tras el asalto a la capital el domingo 15 de agosto, Italia amplió la operación de evacuación al máximo de su capacidad y rebautizó el operativo a Aquila Omnia.

En números: bajo el liderazgo del general Luciano Portolano, un veterano militar con experiencia en operaciones de la OTAN, Italia desplegó un total de 1.500 soldados de sus distintos cuerpos militares (incluyendo paracaidistas y fuerzas especiales), y ocho aviones de transporte para la emergencia. De estos, cuatro aeronaves Lockheed Martin C-130J para el puente aéreo humanitario de Kabul a la base aérea Ali Al Salem, en Kuwait, y cuatro Boeing Kc-767 para el traslado desde allí hasta el aeropuerto romano de Fiumicino, el destino final.

 Sobre el terreno en Kabul, Tommaso Claudi, joven cónsul de 30 años y único diplomático en funciones que Italia mantuvo en el país, coordinó desde el aeropuerto el operativo con el Ministerio de Relaciones Exteriores —que participó junto con el Ministerio de Interior y los servicios de inteligencia— para agilizar el proceso de identificación de los potenciales afganos a evacuar, en el que también fueron involucradas varias ONG.

El resultado final refleja el gigantesco esfuerzo que realizó el país hasta que el atentado del ISIS-K en el aeropuerto puso un abrupto fin a las operaciones de evacuación —cuya fecha límite pactada con los talibanes es el 31 de agosto—. Con casi 5.000 afganos evacuados desde junio, la mayoría en los últimos 10 días, Italia ha sido el tercer país que más personas ha sacado del país, solo superada por Estados Unidos y Reino Unido (según cifras preliminares, ya que algunos países aún están terminando sus operaciones de evacuación).

¿A quién evacuó?

El mayor número de evacuaciones efectuadas por Italia corresponde —como es el caso de España— a intérpretes o colaboradores que han trabajado para las Fuerzas Armadas de Italia en Afganistán, especialmente en la zona de Herat, ciudad donde estaba desplegado el contingente italiano. Pero el Gobierno transalpino también ha evacuado a cooperantes y activistas, como miembros de la ONG Pangea, cuya sede principal está en Milán y que ayudó a más de 5.000 mujeres afganas con proyectos de alfabetización y formación profesional.

También llegó a Roma el 19 de agosto la defensora de los derechos humanos Zahra Ahmadi, hermana del director de cine Hamed Ahmadi, quien vive en Italia desde hace más de una década después de que los integristas islámicos lo amenazaran por sus documentales. "Agradezco al ministro (de Defensa, Lorenzo) Guerini, que se activó con el corazón, y también agradezco a ese soldado italiano que estuvo despierto casi 24 horas. Lo llamé y le escribí a las dos de la mañana, a las cinco, a las ocho, al mediodía y a las cinco de la tarde, y siempre lo encontré", comentó Hamed Ahmadi, tras la llegada de su hermana.

Otro ha sido el caso de algunos grupos de cristianos 'encubiertos', que por el auge talibán ya no podían ejercer libremente su fe. Un caso de este tipo fue el divulgado por el escritor afgano Ali Ehsani, cuya denuncia pública logró que las autoridades italianas se activaran para incluir en las listas de los evacuados a una familia con ocho menores, que finalmente logró llegar a Italia y está siendo atendida por la asociación Meet Human.

 Desde Roma, los afganos fueron destinados a cuarteles y establecimientos en distintas regiones del país —entre ellas, Campania, Apulia, Calabria, Molise, Véneto, Liguria, Emilia Romana, Toscana y Lacio— donde pasarán la cuarentena prevista por el protocolo sanitario por el covid-19. Mario Draghi, el jefe de Gobierno italiano, dio mandato al comisario extraordinario para la pandemia, el general Francesco Paolo Figliuolo, para elaborar un plan de vacunación para todos los afganos que llegan a suelo italiano. "El plan prevé el suministro voluntario de las dosis [de las vacunas]", puntualizaron fuentes de la presidencia de Gobierno italiana.

Despliegue diplomático de alto nivel

En paralelo, Draghi desplegó una intensa actividad diplomática y de consultas sobre cómo lidiar con el auge talibán. El 17 de agosto, conversó con la canciller alemana, Ángela Merkel; el 18, con primer ministro británico, Boris Johnson; el 19, con el francés Emmanuel Macron, y al día siguiente con Vladimir Putin, de Rusia. Cerró la ronda de contactos de alto nivel el 20 de agosto con una llamada al presidente estadounidense Joe Biden.

 "[Hay que acoger] a todos los que nos han ayudado en Afganistán en estos años y sus familias", pero también a aquellos "que se han expuesto por la defensa de las libertades fundamentales, los derechos civiles y los derechos de las mujeres", defendió Draghi. "Es un plan complejo, que requiere de cooperación entre todos los países, pero sobre todo los europeos", afirmó, al añadir que esto también ayudará a "prevenir infiltraciones terroristas".

Las múltiples amenazas que se derivan de la implosión afgana —de seguridad, migratorias, humanitarias y geopolíticas— ha hecho que en Italia se hable cada vez más de la necesidad de que la Unión Europea se dote de unas fuerzas armadas más coordinadas y unificadas. Así los explicaba recientemente el ministro de Defensa de Italia, Lorenzo Guerrini.

"La Unión Europea", dijo Guerini en una entrevista con el diario 'La Repubblica', "tiene desde 2005 capacidad de intervención rápida para gestionar crisis. Es el llamado 'EU Battle Group' (grupo de batalla de la UE)", afirmó. El problema es que este grupo solo se puede activar si existe un consenso unánime entre los socios europeos. "Este es el primer tema. Luego también hay un problema de recursos", añadió Guerini al explicar que habría que elevar el número de efectivos destinados a este cuerpo. "Italia lo apoya", concluyó el funcionario.

[Fuente: Por Irena Sabio, El Confidencial, Madrid, 29ago21]

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