EQUIPO NIZKOR
Informe

DERECHOS


Mensaje al Pueblo de México de la Comisión Episcopal para la paz y reconciliación en Chiapas al servicio de la paz después de su visita a la zona de conflicto


I. Lo que hemos visto y oído

1. Del 10 al 14 de agosto de 1998, realizamos la séptima visita a las diócesis de Tuxtla y de san Cristóbal, para expresar por parte del Episcopado Mexicano nuestra comunión con la comunidad eclesial y con el pueblo chiapaneco, y nuestra permanente preocupación por una paz fundada en la justicia y en el reconocimiento de la dignidad y derechos de todos los chiapanecos.

2. Venimos como pastores mensajeros de la verdad y la reconciliación en camino de la celebración del gran Jubileo del año 2000, para anunciarles a todos a Jesucristo como único Señor y Salvador, a celebrar su misterio pascual entre nosotros, cuya muerte nos liberó de la muerte y cuya resurrección nos hace participes de la vida, y a reconocer y compartir su presencia sobre todo en los mas pobres.

Para esta visita nos trazamos tres objetivos fundamentales:

a) Fortalecer nuestra comunión solidaria como Iglesia.

b) Comprender mejor la realidad que vive el Estado, en particular la pobreza y el sufrimiento de las comunidades indígenas y los desafíos que plantean a la Nueva Evangelización.

c) Dialogar con algunos miembros de la sociedad chiapaneca, autoridades, personalidades representativas y comunidades para colaborar y sumar todos los esfuerzos que permitan alcanzar a través de un diálogo fecundo una paz verdadera y la esperanza de una vida más justa y más fraterna.

Fortalecer nuestra comunión solidaria como Iglesia.

3. El primer gesto que hemos querido expresar es el de confirmar y fortalecer lo más importante para nosotros: el encuentro con Cristo que nos conduce a una conversión y a una viva comunión fraterna y solidaria. Para ello nos hemos reunido con los obispos y con miembros de la Diócesis de San Cristóbal para tratar de escuchar y comprender su situación, su historia, su labor pastoral y en particular su proceso sinodal que reúne las inquietudes más importantes de toda la comunidad.

4. En dicho dialogo descubrimos la riqueza de una Iglesia participativa que, por su experiencia sinodal, va buscando ser fiel al Evangelio de Jesucristo en su situación cultural. Este proceso sinodal ha reforzado su reflexión teológico-pastoral, su eclesiología, su organización y sus estructuras diocesanas.

5. También percibimos los retos que vive la comunidad respecto a las tensiones internas y la manera de comprender la fe y el compromiso social que de ella se desprende.


Encuentro con las comunidades indígenas: el corazón de la visita.

6. El segundo día lo dedicamos a visitar comundades indígenas, sobre todo las que se encuentran muy afectadas por el conflicto, como los desplazados por diferentes motivos, con las consecuencias que ello tiene en cuanto a la pérdida de sus tierras y sus cosechas, la división familiar y el desarraigo, así como el mayor empobrecimiento de sus vidas por la falta de trabajo y por las condiciones aún más precarias. Nos impresionó el profundo clamor de justicia y de libertad que nace de sus corazones y que se expresa en sus rostros y en sus palabras.

7. Nuestra intención desde el principio fue visitar y encontrarnos con todos, sin excluir a nadie. Visitamos en primer lugar a la comunidad de Polhó, donde celebramos la Liturgia de la Palabra y entregamos nueve Biblias traducidas al tzoltzil a otros tantos catequistas.

De ahí nos trasladamos a Acteal, donde fuimos recibidos en forma cariñosa, multitudinaria y festiva. Oramos por todos aquellos que murieron en la masacre del 22 de diciembre de 1997 y celebramos la Eucaristía. Constatamos nuevamente la riqueza de su fe y la bondad de sus corazones, pero también su dolor, tristeza y anhelo de que en Chiapas reinen la justicia y la paz.

8. De regreso, nos detuvimos en Chenalhó para dialogar con el Presidente Municipal y su Cabildo, tratar de comprender sus puntos de vista acerca de las dificultades internas que vive la comunidad y exhortarlos a encontrar caminos para la reconciliación. Nos encontramos la dolorosa situación de uno de tantos templos cerrados a la acción pastoral de la diócesis. Finalmente visitamos San Andrés Larráinzar, coincidiendo con el 2º. Aniversario de la suspensión de los diálogos, para orar por la paz desde ese lugar y para recordar e insistir en la importancia y la necesidad absoluta del diálogo.


Sumar esfuerzos en la construcción de la paz.

9. Conscientes de que la paz y la reconciliación la construimos todos los mexicanos, antes de nuestra visita nos reunimos en Toluca con los legisladores de la COCOPA. Reconocimos el papel que las partes en conflicto le han otorgado y les expresamos que, para alcanzar la paz, el Congreso de la Unión juega un papel muy importante para favorecer el encuentro de los principales actores del proceso de paz.

10. El tercer día de nuestra visita, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, nos reunimos con el Presidente y los Diputados de la LIX Legislatura del H. Congreso del Estado de Chiapas. El intercambio fue muy rico y nos ayudó a comprender la pluralidad y las expectativas que los diversos partidos tienen y su proceso hacia la paz; escuchamos sus versiones sobre la remunicipalización, la ley indígena y otros temas.

11. Nos reunimos también con representantes de diversos organismos empresariales y sociales, para escuchar sus puntos de vista, sus inquietudes y preocupaciones, así como para dialogar en torno al tipo de desarrollo regional que necesita el Estado, la necesidad de mayores espacios de participación de la sociedad chiapaneca y el papel que a ellos corresponde dentro de esta entidad, para colaborar en la transformación más justa de la sociedad.

12. En la tarde, nos encontramos con mujeres y hombres que nos expusieron la problemática de algunos detenidos en Cerro Hueco y que ellos afirman que son inocentes. Los escuchamos con atención y con respeto y les dijimos que llevaríamos sus peticiones a las autoridades correspondientes, como lo hicimos.

13. Tuvimos también la oportunidad de dialogar con la Secretaria General de Gobierno, el Procurador de Justicia, el Presidente del Tribunal Superior de Justicia y el Presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en torno a algunos puntos referentes a la problemática del Estado, como el proceso de distensión, la remunicipalización, ley indígena, procuración e impartición de la justicia.

14. Finalmente, el cuarto día, fuimos amablemente recibidos por el Gobernador del Estado y compartimos impresiones sobre el momento del proceso de paz, sobre sus proyectos de desarrollo integral y la necesidad de privilegiar espacios de dialogo y reconciliación a nivel de las comunidades que están en conflicto, sobre todo en orden al regreso de los desplazados. También tocamos el tema de la remunicipalizaciòn. Nos insistió en su determinación de mantener un dialogo permanente con los Obispos del Estado.

15. Como conclusión de estos encuentros, hemos descubierto una sociedad en proceso de profunda transformación, tanto en sus estructuras tradicionales, como en sus formas de organización sociales, políticas y económicas. La sociedad chiapaneca esta viviendo un proceso en que el reconocimiento de la igual dignidad, los derechos fundamentales de todos y la diversidad de formas culturales se están consolidando armónicamente. La Iglesia esta comprometida en estos procesos, a la luz del Evangelio.

16. Por la noche, después de una rueda de prensa, en que presentamos a los medios de información este comunicado, concelebramos una hermosa Eucaristía, con la que culminamos nuestra séptima visita a Chiapas, con la participación de todas las parroquias de la ciudad episcopal y varios sacerdotes. Al final, agradecimos a cuantos han colaborado para que nuestro servicio por la paz se desarrollara adecuadamente.


II. Reflexion de fe.

Si permanecen fieles a mi palabra... "conocerán la verdad y la verdad los hará libres." (Jn 8, 31-32)

17. Constatamos a lo largo de nuestras entrevistas y diálogos, diversas y contradictorias relaciones e interpretaciones de los hechos, que nos piden una actitud crítica de fe y un discernimiento ante la compleja situación chiapaneca.

18. La inteligencia humana está hecha para la verdad; la mentira disfrazada de verdad esclaviza nuestra mente. Cuando el relato de los acontecimientos se deforma, se promueve la esclavitud del hombre. La verdad es lo único que nos hace libres. Para nosotros cristianos que confesamos que Cristo es camino, verdad y vida, no cabe aceptar que el camino para construirnos como comunidad sean el engaño o la mentira, ni su repetición para generar una opinión pública que sustituya la verdad. Se puede llegar a generar un autoconvencimiento en el que lleguemos a proclamar verdadero lo que originariamente es mentira.

No es el acuerdo en la mentira lo que hace libre, sino la verdad. El hombre puede llegar a condicionar sus convicciones éticas para someterlas a prácticas relacionadas con sus conveniencias.

19. La comunicación entre los seres humanos que, aunque haya intereses diferentes, tiende puentes para la convergencia en la verdad, favorece la credibilidad y la confianza. Un diálogo verdadero se establece cuando lo que decimos y lo que hacemos se encuentran aunados. "Preocúpense de conservar, mediante el vínculo de la paz, la unidad que es fruto del Espíritu." (Ef 4,3)

20. Constatamos con dolor la realidad desgarrante de familias divididas y la confrontación, exclusión, absolutización y rigidez en los puntos de vista. La división, confrontación y asesinatos entre familias; el odio y la venganza entre grupos; la existencia de grupos armados; y, más dolorosa aún, la evidencia de que se promueven divisiones para mantener un control y para medrar; todo esto ha llegado hasta el derramamiento de sangre y constituye una grave falta de respeto a la vida.

21. La unidad que se implante sin respeto a la diversidad aplasta el crecimiento de una comunidad. La unidad que incluye y respeta las diferencias se convierte en creativo enriquecimiento, cuando cada uno de los carismas se pone al servicio de la comunidad. (Cf. 1Co. 12,7).

22. La unidad integra las culturas, las diversas poblaciones y regiones con sus posibilidades de desarrollo, sus propuestas políticas, sus proyectos de desarrollo. Es una unidad que congrega de todo lo que enriquece a México, y que concilia para el mutuo enriquecimiento.

23. La unidad es un don del Espíritu que hay que recibir mediante una disposición de acogida a los demás y es una tarea que hay que esforzarse por mantener. Esta unidad se funda en el amor entendido como libre disposición de sí mismo para empeñarse en la construcción de los demás y de la convivencia social.

24. La unidad pasa por el camino del diálogo permanente con amplia participación a todos los niveles y en todas las situaciones. "Una revisión correcta de la historia favorecerá la aceptación y el aprecio de las diferencias -sociales, culturales y religiosas-. Este es el primer paso hacia la reconciliación, porque el respeto de las diversidades es una condición necesaria y una dimensión cualificadora de auténticas relaciones entre los individuos y entre las colectividades. La represión de las diversidades puede dar origen a una paz aparente, pero engendra una situación precaria

que de hecho precede a nuevas explosiones de violencia". (Juan Pablo II. Jornada mundial de la paz. 1 de enero de 1997 n. 3) "En nombre de Cristo les suplicamos que se dejen reconciliar con Dios" (2Co 5, 20).

25. Hemos visto en estos días que, al lado de elementos valiosos que apuntan hacia el logro de la paz, hay muchos resentimientos y endurecimientos que se inclinan a la venganza y a la injusticia. Hemos percibido que el espíritu comunitario, propio de la cultura indígena, ha sido seriamente lastimado.

26. La paz, que se hace más anhelada cuando se viven las consecuencias de la violencia, también debe ser percibida como el resultado de una acción corresponsable que transita por la reconciliación y el perdón. Si se da cauce a la violencia, se acrecienta el camino de la muerte; pero si se pone en marcha la dinámica de la reconciliación, se genera un proceso firme hacia el restablecimiento de la paz de la que todos debemos ser mensajeros y constructores. No esperemos a que otros actúen primero para hacer lo que a nosotros nos corresponde.

27. Podríamos pensar que el tiempo transcurrido sin haber realizado las acciones que a todos nos correspondían, constituyeron una pérdida irreversible que dejó pasar oportunidades de construir un México diferente del actual; podemos inclusive pensar que el deterioro de las situaciones, resultado de nuestra inercia, ha reducido el alcance del cambio que esperamos. En realidad una observación serena nos convencerá de que ahora tenemos la garantía de una profundización mayor en la conciencia de nuestra corresponsabilidad, una constatación clara de la presencia activa y comprometida de franjas sociales más amplias, un acompañamiento solidario mayor, desde instancias exteriores a nuestro propio país, que esperan, de nuestra respuesta a los retos de la construcción de la paz por senderos de diálogo, pistas orientadoras para transformaciones sociales mucho más profundas.

28. La injusticia y la violencia son agravio al hombre, pero también a Dios a cuya imagen y semejanza ha sido creado y por quien ha sido redimido. Consiguientemente, también la reconciliación con el hermano debe incluir la reconciliación con Dios.

29. "Es necesaria para cada uno y para los pueblos, una especie de 'purificación de la memoria', a fin de que los males del pasado no vuelvan a producirse más. No se trata de olvidar todo lo sucedido, sino de releerlo con sentimientos nuevos, aprendiendo, precisamente de las experiencias sufridas, que sólo el amor construye, mientras el odio produce destrucción y ruina. La novedad liberadora del perdón debe sustituir a la insistencia inquietante de la venganza." (Juan Pablo II, Jornada mundial de la paz, 1º de enero de 1997. n.n. 1-3)


III. Propuestas de Accion.

30. Después de escuchar a muchos grupos y personas, los obispos, como pastores que deben estar pendientes de lo que viven y sufren sus fieles, aceptando nuestra propia responsabilidad, hacemos las siguientes propuestas, con el único deseo de colaborar en la construcción de la paz.

A las autoridades civiles:

31. Reconocemos los intentos que se están haciendo por encontrar alternativas de distensión y de desarrollo integral y participativo. Les alentamos a seguir buscando caminos de diálogo con los diversos actores de la sociedad, teniendo en cuenta los requisitos del diálogo, que son la verdad, la claridad, la confianza, la sinceridad, la autenticidad, para que se recupere la credibilidad.

32. Velar por los derechos humanos y hacer respetar la dignidad de la persona humana, sobre todo de los más desprotegidos. Establecer el estado de derecho, sin represiones injustas y teniendo en cuenta los derechos de las personas y de las comunidades, aunque aún no estén reconocidos oficialmente en el marco jurídico. Vigilar que no existan grupos armados al margen de la ley. Crear las condiciones adecuadas para que los desplazados regresen con seguridad y con posibilidades dignas de subsistencia. Cuidar que no se fabriquen culpables y agilizar la revisión de expedientes de los recluidos en los centros penitenciarios.


A los desplazados:

33. Lamentamos la situación infrahumana en que están viviendo los desplazados y deseamos el pronto retorno a sus hogares y parcelas. Les invitamos a sostener la esperanza de que Dios, nuestro Padre, y la Iglesia no les abandonan, sino que haremos cuanto esté de nuestra parte para su regreso y para que recuperen sus bienes y un estado digno de vida. Les exhortamos a no permitir ser objeto de manipulaciones de cualquier índole y a estar abiertos al diálogo con todas las instancias, para propiciar un digno y seguro retorno a sus comunidades. Procuren mantenerse unidos en la oración, en el trabajo y en la caridad solidaria.


A las comunidades:

34. La paz en Chiapas es tarea de todos, sobre todo de los chiapanecos. Por ello, invitamos a los individuos, los grupos y las comunidades a convertirse en actores de la paz, evitar toda clase de violencia y sumar sus esfuerzos por encontrar una "paz verdadera y justa, con amor y con respeto", como nos expresó un niño en San Cristóbal de las Casas. Participar consciente y activamente en el proceso electoral que vive el Estado de Chiapas, sin apartarse del marco legal vigente, y hacer las propuestas de revisión del mismo, para que sea más democrático y respetuoso de los justos derechos de los pueblos y de los individuos. Mantenerse fieles a la Palabra del Señor y amarse unos a otros como hermanos, sin odios ni venganzas, para construir la unidad que Dios Padre quiere para todos sus hijos.


Al EZLN:

35. Reiteramos que comprendemos y apoyamos las justas demandas de fondo que hay en sus exigencias, y les exhortamos a mantenerse en la búsqueda de una salida política digna al conflicto. Les pedimos que, para evitar un mayor deterioro de las comunidades y un progresivo empobrecimiento de los indígenas, den mayores muestras de disponibilidad para buscar nuevos mecanismos de diálogo, superando la desconfianza que hasta el momento ha impedido la continuidad de las negociaciones y aprovechando todo indicio o propuesta de paz justa que puedan surgir.


Al Ejército Mexicano:

36. El Ejército Mexicano es una parte muy importante y definitiva en la reconstrucción de la paz en Chiapas; por ello, le pedimos estar abierto al diálogo con todas las instancias y limitarse a las funciones que la Constitución les otorga. Cualquier violación a los derechos de las personas es un desprestigio para la institución militar y para México y es un obstáculo para la paz. Como un signo de buena voluntad para el diálogo y para la paz, seguimos insistiendo en la necesidad de reducir prudente y gradualmente su presencia en Chiapas y, con actitud nueva, no obstaculizar la vida de las comunidades.


A la diócesis de San Cristóbal:

36. Expresamos a cuantos integran la Iglesia particular de San Cristóbal de las Casas nuestra comunión eclesial y les manifestamos nuestra solidaridad fraterna, sobre todo en los momentos en que han sufrido ataques, incomprensiones y calumnias. Reconocemos la labor que están desarrollando para la reconciliación entre las comunidades y el proceso del Sínodo Diocesano que están realizando, en orden a un plan incluyente de todos los sectores del Pueblo de Dios. Su misión reconciliadora en estos momentos es de suma trascendencia. Les invitamos a analizar serenamente las críticas que, desde diversas instancias, se les han hecho, sobre todo en las implicaciones políticas de su acción pastoral, guiándose siempre por la Doctrina Social de la Iglesia, cuando se trata de la necesaria dimensión social del Evangelio. Así mismo, les pedimos sostener un diálogo constante con todos los implicados en los conflictos y en su solución, independientemente de las ideologías, tendencias y clases sociales.


A los catequistas:

37. Reconocemos la misión tan importante que desarrollan en la evangelización integral de las comunidades y admiramos su dedicación y empeño por servir al Evangelio y a sus hermanos, con sacrificios admirables, ya que muchos han sufrido por su fidelidad a la fe. Les invitamos a llevar a la práctica lo que se estableció en el Sínodo Diocesano de San Cristóbal de las Casas, de no mezclar su acción pastoral con cualquier política partidista. Que sus intereses sean sólo los de Cristo, para que así ayuden a mantener en la unidad a sus comunidades, libres de odios y divisiones.


A los medios de comunicación:

38. El servicio de los medios informativos es de particular realce, para mantener unido a todo el pueblo mexicano en torno a sus hermanos que sufren en Chiapas. Por ello, les exhortamos a respetar la verdad por encima de todo, evitar toda morbosidad, no distorsionar los hechos y las realidades, no enfrentar a grupos y personas y no tener como criterio el éxito económico del medio al que representan, sino considerarse constructores de paz y de reconciliación. Les agradecemos su acompañamiento durante nuestra peregrinación.


A los legisladores locales:

39. Es relevante su derecho a tener una participación más efectiva en el proceso de solución a los conflictos en Chiapas, y no esperar que todo venga definido desde fuera del Estado. Los diputados actuales y futuros tienen una misión de primera importancia en escuchar los justos reclamos y las necesidades del pueblo chiapaneco, y así crear el nuevo marco jurídico que ayude a construir la paz. Les invitamos a asumir un papel más decidido en la urgente elaboración de una ley sobre derechos y cultura indígena para Chiapas y en el proceso de remunicipalización que se está llevando a cabo.


A los partidos políticos:

40. En este momento coyuntural, su función es igualmente importante en la construcción de la paz en Chiapas, sobre todo en la proximidad de las elecciones del 4 de octubre, en que se renovará el Congreso del Estado y las Presidencias Municipales. Les invitamos a evitar la violencia verbal o física, ponerse, por encima de todo, al servicio de la paz, superar el distanciamiento entre los intereses de los partidos y los del pueblo, estar abiertos a otras formas de participación política de los pueblos, según sus usos y costumbres, y no absolutizar una democracia sólo a base de partidos.


A los organismos empresariales:

41. Un desarrollo sustentable es requisito fundamental para la paz. Pero el desarrollo de una entidad no es sólo la captación de divisas, sino la promoción integral de las personas y de la comunidad. Reconocemos el trabajo de los empresarios chiapanecos, su iniciativa y sus deseos por colaborar en la construcción de nuevas situaciones favorables a la paz. Les pedimos que sigan alentando proyectos comunitarios y no centrarse egoístamente en sus propios intereses económicos. Que sean capaces de compartir sus bienes solidariamente con los más necesitados.


Al Pueblo de Dios que peregrina en México:

42. "De la justicia de cada uno, nace la paz para todos". El diálogo no es sólo una firma que se estampa en un documento, sino un proceso que requiere la participación de todos. Por ello, invitamos a los mexicanos a mantenerse en una actitud de conversión, buena voluntad, serenidad y objetividad, así como generosidad con los más desposeídos, evitando grupos armados y enfrentamientos violentos. Es responsabilidad de las Iglesias, de las familias, de las escuelas y de todos los miembros de la sociedad crear una cultura de la paz, educando en la verdad, la justicia y el amor. Finalmente, les exhortamos a intensificar la oración por la paz, pues "si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los trabajadores" (Salmo 126,1).

43. Que Santa María de Guadalupe, madre amorosa de los mexicanos y reina de la paz, interceda por Chiapas y por México, para que logremos la unidad que Ella anhela para todos los moradores de estas tierras. Que su amor preferente a los indígenas sea una luz que inspire nuestros criterios y actitudes, para construir la paz que Dios quiere.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 13 de Agosto de 1998.
Firmado:
+ Luis Morales Reyes - Obispo de Torreón - Presidente de la CEM
+ Samuel Ruiz García - Obispo de San Cristóbal de las Casas
+ Carlos Talavera Ramírez - Obispo de Coatzacoalcos
+ Felipe Aguirre Franco - Obispo de Tuxtla Gutiérrez
+ Fr. Raúl Vera López O.P. - Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas, Chiapas
+ Jacinto Guerrero Torres - Obispo Coadjutor de Tlaxcala
+ Felipe Arizmendi Esquivel - Obispo de Tapachula
+ Juan Guillermo López Soto - Obispo de Cuauhtémoc Madera

Más información:
Diócesis de San Cristóbal de Las Casas - 20 de Noviembre y 5 de Febrero 6 - Tel (967) 8 00 53 Fax 8 31 36 - Mailto: curiasc@laneta.apc.org
http://www.laneta.apc.org/curiasc/index.htm - http://www.cem.org.mx/cem/SCLC/inicio.htm

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