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12sep15


Siria y el cinismo del Gobierno español


Acaba de estar en Teherán el ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo. Viajó acompañado por los titulares de las carteras de Fomento, Ana Pastor, y de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, lo que suponía una muy buena delegación del Gobierno de España.

Los tres altos cargos se desplazaron hasta allí con representantes de más de 40 compañías españolas para aprovechar las puertas empresariales que se abren después de que la República Islámica firmara en julio con Estados Unidos un acuerdo en materia nuclear que desactiva las sanciones económicas que pesan sobre ella.

Además de contratos de infraestructuras viarias y de compra de petróleo, en la capital persa se habló del futuro de Siria y de Bashar Asad, pues los iraníes son uno de los grandes valedores internacionales del presidente sirio.

Al finalizar las conversaciones, que incluyeron al presidente iraní, Hasán Rohani, Margallo ofreció una rueda de prensa a los periodistas españoles que cubrían el viaje. Sus declaraciones no tienen desperdicio.

Ha llegado el momento de entablar negociaciones con el régimen de Bashar Asad si no queremos que esta guerra, que lleva ya 250.000 muertos, siga provocando un vacío que será aprovechado por Daesh [el grupo terrorista Estado Islámico] para seguir avanzando y seguir provocando tragedias humanas. Si queremos que esas tragedias acaben, hay que llegar a un entendimiento, una reconciliación nacional, un cambio constitucional y unas elecciones".

El ministro de Exteriores insistió en que, para que el conflicto civil "no se perpetúe", hay que "sentarse a negociar y fijar un marco que permita una reforma de la Constitución y unas elecciones 'free and fair', que den paso a un régimen democrático".

"Mi posición es que la paz se hace siempre negociando con el enemigo, como [hizo Richard] Nixon en China y [Ronald] Reagan en la Unión Soviética", declaró. "Una cosa es que no estemos de acuerdo con lo que hacen y otra cosa es reconocer la realidad fáctica", enfatizó Margallo, quien apoyará este nuevo 'talante' ante sus socios de la Unión Europea, no sólo por convencimiento propio sino también porque Teherán se lo ha solicitado.

El propio presidente Rohani confirmó, también en un encuentro con periodistas, que su Gobierno está preparado para negociar un alto el fuego, incluso con sus adversarios EEUU y Arabia Saudí. "Irán se sentará a la mesa con países regionales y potencias mundiales si el resultado es un futuro más seguro, estable y democrático para Siria".

Rohaní sugirió, sin embargo, que no tratarán el futuro de Asad hasta que se consiga la paz: "Nuestra primera prioridad es parar el baño de sangre, traer seguridad y dejar que la gente vuelva a sus casas; entonces podemos hablar sobre el futuro".

Las palabras de Margallo evidencian el cinismo del Gobierno español. En septiembre de 2012 el ministro de Exteriores apostaba por la salida urgente del líder sirio. "No puede estar ni un minuto más, por razones humanitarias y procuraremos que sea así", declaró entonces. Ahora la situación ha dado un giro radical. Especialmente porque el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, también abraza la idea de negociar con quien antes consideraba una 'bestia negra'. Hasta ahora Washington exigía como condición previa la renuncia de Asad al poder.

Algún diplomático español ha tenido la valentía de reconocer, en privado y a la prensa, este comportamiento vergonzoso.

"Hace dos años un embajador español me dijo: en el escenario más cínico terminaremos trabajando con Bashar". Este era el 'tuit' que envió desde su cuenta de Twitter el periodista Javier Espinosa nada más hacerse públicas las declaraciones de Margallo. Espinosa es una voz muy autorizada y respetable en el mundo periodístico español. Es corresponsal del diario El Mundo en Asia, con base en Bangkok/Pekín, y ha estado trabajando 12 años en Oriente Medio, cubriendo todos los conflictos bélicos de la región, desde Irak a Libia pasando, por supuesto, por Siria, donde estuvo secuestrado 194 días por miembros del Estado Islámico.

En una entrevista a una emisora de radio estando aún en Teherán, Margallo manifestaba, en referencia a las negociaciones con Asad, que "hubiera estado mucho mejor que lo hubiéramos hecho hace cuatro años". Y luego se intentaba justificar, alegando que ya se había pronunciado así a sus socios en el marco de la Conferencia de Seguridad y Defensa de Múnich celebrada en febrero de 2012.

"Nos guste o no nos guste, es el Gobierno [de Asad] que se sienta en la ONU. Tiene la legitimidad internacional desde el punto de vista de la interlocución", enfatizó el jefe de la diplomacia española. España es actualmente miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hasta el 31 de diciembre de 2016 y, por supuesto, está jugando sus bazas lobbistas en ese foro multinacional.

Finalmente, Margallo reconoció que están buscando "desesperadamente" una cobertura internacional para intervenir militarmente en Siria. Si no fuese posible una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, bastaría una decisión de la UE o de la OTAN, subrayó.

¿Por qué se han expresado así las autoridades de Madrid? ¿Qué quiere decir Margallo cuando sostiene que "ha llegado el momento" de negociar? ¿Qué circunstancias han cambiado en estos años?

A nadie se le escapa que ha influido --y mucho- el posicionamiento del Departamento de Estado, pero el punto de inflexión ha sido probablemente la inusitada crisis de refugiados que desborda al Viejo Continente, la peor desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Es evidente que el Gobierno del Partido Popular no quiere que haya más inmigrantes sirios tocando a su puerta, ni asomando en los telediarios. Según los requerimientos de la Comisión Europea, a España le tocará dar cobijo a 14.931 refugiados de Siria y otros países. Esa cifra es la tercera cifra más alta después de Alemania y Francia, pero en proporción sólo supone el 0,03% de la población española.

En definitiva, si España hubiera defendido con más ahínco una posición de "realpolitik", basada en el diálogo con Asad, se habrían podido evitar muchos muertos y enormes sufrimientos en Siria.

[Fuente: Por Francisco Herranz, Sputnik News, Moscú, 12sep15]

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