Informe 1997
Informe DDHH en Paraguay 1997

LA REFORMA EDUCATIVA:HACIA LA EQUIDAD Y EL DESARROLLO SUSTENTABLE

Domingo M.Rivarola

Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES)


1. La herencia del autoritarismo

Uno de los rasgos más notorios del proceso de transición política, abruptamente iniciada en 1989 fue la inmediata atención brindada por la ciudadanía al campo de la educación. A lo largo del predominio del régimen dictatorial, en forma sostenida y repetitiva el régimen trató de convencer a la ciudadanía y, en especial, al conjunto de agencias de cooperación internacional que canalizó un excepcional flujo de recursos económicos y técnicos hacia el área educativa de nuestro país, sobre logros excepcionales alcanzados en este campo. En ese sentido, la propaganda oficialista acuñó expresiones tales como "el gobierno construye una escuela cada día", " no habrá un sólo niño que deje de asistir a la escuela", etc. que inundaron los discursos tanto de las altas figuras del gobierno como de los mismos responsables de la administración educativa oficial.

Sin embargo, no se requirió de esfuerzos especiales - caído el sistema autoritario - para poder percibir la profunda crisis en la que se debatía la educación paraguaya. ¿Cuáles eran las principales características de esta nefasta herencia?

En lo que hace al entorno educativo, uno de los determinantes más negativos que se pudo ratificar, incluso con una intensidad mucho mayor de lo imaginado, fue el extremo grado de politización al que el régimen había sumido a la educación paraguaya. De hecho, una de las instancias claves a nivel de las decisiones educativas estaba representada por el aparato político del partido de gobierno y los personeros políticos de quien ejercía la presidencia. Como es de imaginar, con ese espúreo poder inserto a lo largo y a lo ancho del espacio educativo, las posibilidades de lograr una efectiva modernización de la educación paraguaya se constituía en una meta sumamente lejana, a pesar de la inversión a través del gasto público normal y de la masiva ayuda internacional recibida por el Estado por más de un cuarto de siglo.

A partir de esta anómala situación, es fácil imaginar que eran mínimas las condiciones que hicieran posible impartir una educación cuantitativa y cualitativamente eficiente. En ese sentido, es evidente que la cobertura educativa fue creciendo sostenidamente, tal como la propaganda oficial se afanaba en mostrar. El hecho es que esa dinámica siempre estuvo muy por debajo de la creciente demanda educativa, condicionada por una alta tasa de crecimiento poblacional.

En el orden más cualitativo, el sistema educativo estructurado por el régimen, al introducir profundamente en su interior los intereses político-partidarios - por vía de una exacerbada práctica prebendaria - nunca estuvo en condiciones de lograr un nivel aceptable de calidad en ninguno de sus niveles. Desde la formación docente, la incorporación de maestras, la elección de administradores y técnicos, etc. ( supervisoras, funcionarios, directores, etc.) los criterios predominantes fueron prioritariamente centrados en la lealtad partidaria antes que en la competencia, con los perniciosos resultados que hoy día soporta nuestra educación en términos de calidad. No resulta pues extraño que el resultado final haya sido la consolidación de un sistema educativo autoritario, con un sistema organizativo y de poder extremadamente verticalista y supeditado abiertamente a intereses políticos foráneos.

El supuesto interés por el desarrollo educativo que el régimen dictatorial se afanó en afirmar se disipa totalmente sólo tomando en consideración un simple dato relacionado con la posición de la educación en el presupuesto nacional a lo largo del ciclo dictatorial. En 1989, año en que se desmorona el régimen, el gasto público en educación apenas superaba el 1% del Producto Interno Bruto (PIB). Con esta tasa, Paraguay estaba ubicado entre los cinco países del mundo con más baja inversión en el área educativa.


2. La Reforma Educativa

Esta dramática realidad fue claramente percibida por la ciudadanía y por importantes sectores de la nueva dirigencia ligada a la transición democrática. Es por ello que, instauradas las instituciones democráticas y restablecidas progresivamente los principios centrales de los derechos humanos, una de las primeras "aspiraciones" que cautivó el interés de la ciudadanía fue el de la reforma educativa; empeño en que se aunaron - hasta hoy día - significativos esfuerzos tanto del sector público como de la sociedad civil.

¿Cuáles son las metas fundamentales de esta reforma ? En primer término, convertir el sistema educativo en un instrumento firme de la democracia paraguaya. Ello supone no solamente la estructuración de un sistema educativo democrático, participativo y ajeno a los intereses sectarios o corporativos, sino también un currículum y una práctica educativa que contribuya efectivamente a la consolidación de los valores de la democracia. En este orden de cosas, la descentralización educativa se convierte en un objetivo básico de la reforma educativa. Es a través de la descentralización que se torna posible construir mecanismos organizativos eficientes y participativos, dos condiciones imprescindibles para el desarrollo educativo.

Otra línea sustancial en la transformación del sistema educativo tradicional es la equidad. El sistema educativo paraguayo, a lo menos observando su desenvolvimiento durante el último medio siglo, ha sido notoriamente diferenciador y excluyente. Algunas características se revelan claramente por una serie de características, hoy día ampliamente conocidas. Por un lado, el carácter fuertemente excluyente e inequitativo de la educación paraguaya se constata por un fenómeno muy fácil de detectar: la segmentación del sistema educativo, entendido como tal, las gradaciones en cuanto a niveles de calidad y acceso que se manifiesta tanto en la organización como en el desenvolvimiento educativo. Las diferencias observadas entre el nivel de calidad de la educación impartida por las unidades educativas urbanas con relación a la rural, o entre las que prestan servicio en los sectores populares y en las capas sociales más acomodadas, constituyen expresiones directas de este negativo fenómeno.

La inexistencia en el pasado, y la debilidad en los programas actuales de educación bilingüe conforma otro elemento altamente diferenciador hasta el presente. Todavía existen serias insuficiencias en materia de textos adecuados, la carencia de preparación de los docentes, la inexistencia de un mapa socio-linguístico que permita caracterizar con precisión los requerimientos linguísticos necesarios para distribuir los recursos educativos especializados tendientes a garantizar un proceso de enseñanza-aprendizaje eficiente.


3. Los actores educativos

Una cuestión central en el intento de transformación del sistema educativo tiene relación con los actores sociales que deberán asumir la responsabilidad de esta tarea En ese sentido, el mayor desafío apunta a incorporar plenamente a la sociedad civil como un componente esencial del proceso de reforma. La incorporación de la denominada comunidad educativa - docentes, padres y gobierno - en la gestación de los cambios representa un factor de crucial importancia. La idea de transferir esta responsabilidad, sea del Estado hacia el mercado o de la comunidad hacia el Estado - reflejan, en las dos versiones, vías destinadas al total fracaso.


4. Mercosur y la globalización

Aun cuando se deba reconocer la singular importancia de la reforma educativa en cuanto afirmación de una identidad nacional y una competencia - individual y colectiva - es evidente que el principal desafío se estará dando en el escenario regional e internacional. La formación de recursos humanos, el avance tecnológico, la constitución de una sociedad sólidamente democrática y la vigencia de los derechos humanos fundamentales, cobran sentido y vigencia en nuevos escenarios donde el país deberá confrontar en base exclusiva de sus capacidades. Para ello, no contamos con otros instrumentos que la construcción de un renovado sistema educativo.

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