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Muerte y Desaparición Forzada en la Araucanía: Una Aproximación Étnica

Efectos psicosociales e interpretación sociocultural de la represión política vivida por los familiares de detenidos-desaparecidos y ejecutados mapunches y no-mapunches.

IX Región. Chile. (1973-90)




CAPITULO 9

Elaboracion del duelo

[José Quidel Lincoqueo es coautor de este capítulo]

1. Aspectos conceptuales

El duelo es el sentimiento que puede seguir a toda pérdida, sea ésta afectiva o material. Conlleva un proceso (A) - denominado proceso de duelo (B) que permite el reajuste para adaptarse a la ausencia de aquello que se perdió.

Es importante entender que no sólo hay duelo cuando alguien fallece o se va. Habrá duelo por la pérdida de un proyecto social o político, por la pérdida del trabajo o la pérdida de la tierra, por la casa destruida o los libros que hubo que quemar. Allí donde se puso energía, donde hubo cariño y afecto, tras la pérdida existe duelo.


2. La muerte y sus ritos en la cultura mapunche.

a) Toda muerte tiene una causa. Desde la tradición mapunche - que se mantiene firmemente en muchas zonas- la muerte es pensada y vivida como una realidad provocada por la acción de los kalku (brujos). No hay muerte natural aunque la persona sea un anciano/a.

b) La separación del Püllü, el Alwe y el Am. Tras la muerte se separan las partes que constituyen al hombre. Hay diversas conceptualizaciones que dependen de cómo se han ido transmitiendo los conceptos en cada zona. Parece haber acuerdo en que hay siempre tres constituyentes: la carne que queda en la tierra, la imagen que queda en el lof durante unos meses y en el recuerdo después, y el espíritu que viajará a otras tierras desconocidas. Una terminología (bastante aceptada aunque no compartida por todas las personas) sería:

  • El Alwe que correspondería a la carne, a la parte que muere y vuelve a la tierra.
  • El Am que correspondería al cuerpo invisible que tras la muerte de la persona se separa del cuerpo, sale caminando, y queda vagando por el lof durante un tiempo que unas personas consideran de seis meses mientras que otras lo alargan hasta los dos años. Durante este tiempo, aunque no sea generalmente visible, está presente y los familiares lo pueden sentir, notar su olor, su presencia. Pueden incluso, en ciertas ocasiones llegar a verle (por ejemplo yendo por un camino solitario) lo que se denomina Peyewün. Su presencia se nota especialmente por la noche, en que se manifiesta ya sea por la presencia de algún pájaro, ruido o algún fenómeno poco frecuente.
  • El Püllü sería, finalmente, la extensión espiritual de la persona, el espíritu que tras la muerte viajará hacia otras tierras donde seguirá viviendo en la eternidad, con los otros antepasados. Con el tiempo será quien quedará velando por aquellos que quedaron en la tierra.

c) El rito funerario. Tanto los cementerios como el rito funerario han cambiado mucho en el último siglo y cada vez son más similares al rito católico o evangélico. En la tradición mapunche todo el ritual (el velatorio) es más complejo, tiene una duración mucho mayor (C) e implica a todo el Lof e incluso a personas de los Lofs vecinos. La persona fallecida debe cumplir 4 noches en la casa. Durante este tiempo va llegando gente, generalmente las mujeres durante el día y los hombres durante la noche. Se conversa con los dolientes, se toma mate, y se llora mucho. Cada vez que llega alguien se irrumpe en llanto.

Tras las noches de vela en la casa, se saca al fallecido el día del entierro al patio muy temprano, de madrugada. Llega toda la comunidad a participar. Se hace fuego y se cocina mucha comida, generalmente aquella que más gustaba al fallecido, a quien también se le sirve su parte. Se entiende que todos los animales que se sacrifican durante los días que dura el velatorio y en el día del entierro son animales que la persona se va a llevar en el difícil viaje que empieza para él.

Tras diversos recordatorios y oraciones rogándole al fallecido que emprenda el viaje, que sepa desprenderse de lo que tiene en este mundo y partir sin mirar atrás, se realiza la despedida final en el Eluwün o Sepultación Pública, el momento más difícil en la existencia de una persona. La participación en este momento decisivo es un deber moral y religioso de todos los miembros de la comunidad. La persona fallecida inicia el viaje a un mundo desconocido (al Ka Mapu o tierras lejanas u otras tierras (D) ). Al familiar se le dice: Amutui Lafken ("se fue al mar"), queriendo significar no físicamente el mar, sino el hecho de que inició un peregrinaje a otras tierras que nos son desconocidas. Es un viaje difícil e incierto: puede ser capturado por un wekufe o por un kalku, y puesto a su servicio, o transformado en un wekufe. Por eso en la tradición mapunche toda la comunidad debe acompañar para conseguir encaminar adecuadamente al muerto, para que éste viaje sin dificultad a las tierras a las que se dirige. En la ceremonia los weupines, parientes del difunto, ruegan a los antepasados que le ayuden también y le encaminen. La persona que no acompaña en este momento transgrede gravemente las normas de la comunidad y queda expuesto al mal. Este podrá provenir del propio difunto o de la misma comunidad y se expresará por enfermedades, problemas con las cosechas, mala suerte con los animales o incluso muerte.

d) Comunicación del difunto con los que quedan vivos. Una vez sepultado se esperan las noticias del difunto sobre su suerte en el viaje y la llegada al Ka Mapu. Si las noticias son buenas serán también buenos los sueños que alegrarán a los familiares; si son malas se encontrarán señales que indiquen la muerte próxima o desgracia de algún otro ser querido.


3. Aproximación al concepto mapunche de duelo.

No existe un término específico en la cultura mapunche que designe al duelo. El término más cercano podría ser el de Layelewün, pero con esta palabra no se hace referencia tanto al conjunto de sentimientos que experimenta la persona (que estarían dentro del concepto más general de Weñagkün o tristeza), sino a un estado especial de desolación, de vacío, de ausencia, que sigue durante días o semanas a la pérdida de una persona de la comunidad. Podría traducirse como 'estar sintiendo la ausencia' de esa persona conocida.

Se distingue a su vez el Weñagkün como el sentimiento de pena o tristeza en general (en nuestro caso por la pérdida de algo) del Weñagkutün como de un sentimiento de pena dirigido hacia alguien (alguien que se va, alguien que se aleja, alguien que se muere...).

Se hablaría, finalmente, de Ñam (pérdida) cuando no hay un sentimiento especial de pena.

La distinción entre pena y tristeza dentro del concepto de Weñagkün. Así pues se designa al sentimiento de tristeza que aparece tras la muerte de alguien con el mismo término general que se utiliza para otras situaciones de tristeza: weñagkün.

A su vez, dentro de este amplio concepto cabrían dos tipos de sentimientos diferentes que la lengua castellana identificaría como Pena por un lado y Tristeza por otro. La distinción viene determinada por el contexto. Cuando se habla de Weñagkün queriendo identificarlo como pena se está definiendo un estado de persistencia en el tiempo del sentimiento de tristeza. Hay una persistencia del dolor en el tiempo. La persona sigue viviendo, lleva una vida normal, pero en determinados momentos surge el recuerdo doloroso.

La actitud, en esos momentos de recuerdo doloroso, sería diferente a la del no mapunche; para la persona mapunche lo que debe hacerse es detenerse en la actividad que se estuviera realizando y dejarse inundar por el sentimiento. Por expresarlo metafóricamente, se abriría el grifo de los sentimientos y la persona se sumerge, se deja llevar y lo revive intensamente. Cuando la persona mapunche se aleja de la cultura, este modo de ser va desapareciendo y se pasa a no intentar vivir la pena, a alejarse de ella, lo que no sería propio del modo mapunche. Así, hay personas que piensan que por la actitud que adopta la persona ante el weñagkün puede saberse si reacciona como mapunche o no.

'Los primeros años me sentaba y lloraba, tomaba agua... bajar corazón y caminar pa no estar tranquila, pues cuando una está tranquila piensa mucho'. (M0303).

'Hay que dejar que salga el llanto, porque si no, se encierra la pena, le da un ataque y se muere'. (M1001).

Esta pena o weñagkün es, por tanto, un dolor latente con una expresión integral, es decir no dualista. En nuestras entrevistas se expresaba así:

'De la pena se enferma una'. (M1003)

'Me da pena cuando lo pienso. Sufro del colon'. (M2603).

'Me la paso de dolor de cabeza, de estómago... (M2501)

'Quedé afectado de la garganta. Como una tristeza. Y fui operado en el Hospital. Eso fue como a los cuatro o cinco años de que se los llevaran. En Pucón me dijeron que era 'pasmo'. No podía hablar. Me dolía. Estuve dos meses y veintidós días en el hospital. De eso me enfermé yo'. (M0307).

Esa relación entre pena y enfermedad también aparece en algunos familiares no mapunches rurales:

'En los primeros meses después que lo llevaron estuvimos a punto de morir, creo. Nos entró pensión de soledad (E) . Cuando nos dio esa famosa pensión, yo andaba al borde del colapso. Por las noches hablaba con mi papá. De ahí se me fue curando (...). Para el Rettig yo volví a sentirme igual que cuando la pensión, porque yo no lo había buscado'. (Ch0601).

'Se me empezó a caer el pelo' (muestra algunas áreas de alopecia) (Ch2509).

Una persona expresaba que aunque hace ya tiempo que murió su cónyuge y ha rehecho su vida, ya nunca volvió a ser la misma, que 'quedó como pesada' refiriéndose a la pena. La pena lleva a dolores de huesos, a dolores de cabeza o - típicamente, según la creencia popular- a que la persona tenga piojos o infecciones de la piel.

El concepto de Weñagkün en el marco del duelo tiene que ver también con la manera como se conceptualiza la relación con el fallecido. Hay algo del ser que se va que no quiere abandonar a uno, que quiere persistir en la persona. Esto es especialmente así cuando lo que ha ocurrido ha sido una muerte inmadura o muerte verde (Wesalan) en la que ni el que muere ni el que va a sufrirlo están preparados para ello por tratarse de una muerte totalmente inesperada (por ejemplo la muerte violenta de una persona joven).

La machi dice entonces que hay que reencaminar el espíritu de la persona que falleció para que exista la separación definitiva y hay que hacer una ceremonia para ello. Esa ceremonia disminuirá el dolor de la pérdida pidiéndole al fallecido que no mire atrás, donde los vivos, porque puede perderse en su camino, e intentando reencaminarle. Si no se hace así, si no se trata el problema por la machi, la pena por la pérdida puede persistir mucho tiempo llevando a desequilibrios muy fuertes de la persona y la causa es que uno no quiere desprenderse del otro.

Un tema importante es el de la rabia - Lladken -. En la costa la palabra Lladken significa "pena", mientras que en el centro y en la cordillera significa "rabia" y la pena se designa sólo como Weñagkün. La rabia casi siempre aparece en esos momentos de tristeza. Es rabia por el abandono. Dentro del llanto la persona llora, pero llora siempre pensando. Va pensando en el suceso y llega un punto en que incluso el que muere es culpable y aflora la rabia: ¿Por qué tuviste que morir? ¿Por qué no pensaste en nosotros?. En este tema la persona mapunche entendería las cosas de modo distinto al no mapunche. En el no mapunche a veces también aparece rabia al principio, pero ésta no tiene que ver con la persona que murió propiamente, sino con el responsable de la muerte: ¿Por qué tuviste que llevártelo (refiriéndose por ejemplo a Dios)?, o ¿Por qué nos tuvo que suceder a nosotros (refiriéndose al destino o al azar)?. La rabia, por tanto, sería distinta.

Términos mapunches básicos relacionados con el duelo.



Mapudungun Significado
La

Lan, Lai

La palabra La tiene tres significados:

    • Muerte
    • Negación (p.e. en Ñie Lai: no hay)
    • Ausencia (p.e. Mu le Lai: no está)

Morir. Murió

Lantü

Layelewün

Elwün

Ngümalkawe

Lañmatün

Viuda

Alguien cercano a la persona ha muerto. El estado de Layelewün no es sólo respecto a un familiar cercano o lejano, sino respecto a cualquiera cercano a mí, que pertenece al Lof, a la comunidad y con quien tengo obligación moral de asistir al entierro. Caer la persona en un estado de ausencia o de muerte de alguien del Lof.

Entierro.

Lugar del llanto, cementerio.

En la tradición, el hermano del difunto toma a la viuda como esposa y a los hijos como a los propios.

Ñamlü

Ngümakon

Ngümarupayawun

Ngümakonün

El muerto (Ñam: perderse, La: muerte).

El doliente, el que ayuda a sentir.

Llorar desconsoladamente por la muerte de un ser querido.

Ayudar a llorar, cooperar en el dolor.

Wesalan Morir violentamente, muerte inesperada.
Raquiduamyen

Duamkunün

Fütalduamün

Fütalwün

Lallituyen

Ñanfülduamün

Ñaunvin

Consolar

Hacer recuerdos.

Consolar, olvidar los dolores

Sentirse consolado por una persona

Sacar a pasear a una persona a varias partes para olvidar su pena.

Consolar

Mitigarse el dolor

Los sueños durante el duelo.

Cuando se ha ido un ser querido, si se sueña con la persona, el sueño es un sueño de reencuentro. En el caso de que el fallecido sea la pareja, si se trata de sueños eróticos la persona debe repeler esos sueños con fuerza. No es permitido, porque se entiende que la persona fallecida está volviendo, que no está encaminada. Su Püllü no está bien encaminado en su camino. Habría que hacer rápidamente una ceremonia para reencaminar a la persona. Es una situación muy peligrosa, de máxima alerta. El doliente puede llegar a morir porque en realidad la persona que vuelve no es ella, porque el físico está en la tierra, es un espíritu. Además lo que vuelve puede ser un engaño. Hay que rechazar los sueños eróticos con el difunto.

El sueño, en cambio, es bueno cuando la persona viene marcando la distancia, la diferencia y me viene a aconsejar o a reprender. Si no hace la diferencia de que ella o él ya no está aquí, puede tratarse de un espíritu que se quiere llevar al doliente, un espíritu que tradicionalmente se decía que se alimentaría de la sangre espiritual. Puede también que se trate del propio muerto que se quiere llevar con él a la persona. Eso no es posible. Cada persona tiene que morir sola. La muerte es un proceso de cada uno y no puede volverse a buscar a otras personas a las que aún no les llegó su hora, ni es posible adelantar la propia muerte de uno para estar con alguien. Ese sería un error que significaría que el Püllü cayera bajo la influencia de un weküfe o un kalku que lo pondría a su servicio.


4. Aproximación al concepto occidental de duelo.

En la cultura euroamericana hay diversos modelos de estudio del duelo. Tal vez los trabajos más conocidos sean los de Kübler-Ross, una psicóloga norteamericana que durante años dio apoyo psicológico a pacientes terminales con cáncer. A partir de su experiencia (que no es hablando con los familiares sino con la propia gente que está muriendo y que anticipa la separación y todo lo que va a perder), delimitó una serie de reacciones que luego bastantes autores han confirmado con estos u otros nombres:

a) Incredulidad o negación. La persona se niega a aceptar la evidencia de la pérdida. Le parece que todo es una pesadilla, algo de lo que va a despertar para darse cuenta que no es verdad.

b) Rabia e impotencia. A medida que la persona va asumiendo que la pérdida es real e irreversible la persona puede preguntarse por qué ella, impreca a los responsables, al destino, a Dios si es creyente... Desearía que el tiempo volviera atrás y poder hacer algo para evitar la pérdida, y se da cuenta que es irreversible y no caben más posibilidades.

c) En la fase de negociación, que se mezcla con la anterior, la persona puede culpabilizarse por la pérdida, intentar pactar. Promete a Dios. Se promete a sí misma. Puede desarrollar algunas conductas que actúan como rituales, como actos de compensación. Si ha sentido rabia e impotencia, busca modos de canalizarla...

d) Finalmente la realidad se abriría paso con el tiempo, las estrategias desarrolladas no sirven para devolver lo perdido. Ni la rabia, ni las conductas de negociación con Dios o el destino permiten volver atrás. Aparece propiamente la depresión. Es la fase más larga, marcada por el recuerdo, por la sobrevaloración de lo perdido, por la tristeza. Es la ausencia en toda su dimensión. Puede haber una angustia muy importante y sentimientos de indefensión: si he perdido a esta persona que tanto quería, puedo perderlo todo. Aparece inseguridad, temor a nuevas pérdidas. La persona puede rechazar cualquier contacto personal íntimo, o negarse a seguir algún ideal para evitar el dolor de nuevas pérdidas. Puede necesitar estar comprobando constantemente que los demás están cerca, que no le van a abandonar. En esta fase pueden aparecer deseos de muerte como uno de los modos de resolución del conflicto. No se trata de ideas suicidas, sino de deseos pasivos del tipo 'Ojalá me muriera yo también', o 'No me importaría morirme'.

Tanto en la fase anterior como en ésta pueden aparecer recursos psicológicos positivos para intentar llenar el vacío de la pérdida: fantasías, conversaciones con el muerto, rumiaduras, rituales de comunicación... Más de la mitad de las personas que han perdido a un familiar al que se sentían muy unidos puede tener alucinaciones visuales o auditivas.

e) Finalmente llegará la aceptación. Se tolera la pérdida como un proceso natural, se valora el peso del azar, de las leyes de la vida. Se buscan actitudes positivas que permitan el recuerdo sin impedir que se lleve adelante una vida creativa.

No hay estudios transculturales que muestren que estas reacciones, descritas en personas norteamericanas, tengan que ser universales. Tampoco que se trate de 'fases', es decir de una secuencia de reacciones por las que se va pasando. Una persona no tiene por qué pasar por todas ellas, ni tampoco debe seguirlas necesariamente en ese orden. La misma Kübler-Ross explica, por ejemplo, que las reacciones de negociación son, en su estudio, poco frecuentes.

Los estudios sobre duelo suelen dar una gran importancia a la duración del mismo. Se suele fijar en seis meses a un año el tiempo medio del trabajo de duelo, aunque puede llegar a los dos años en el caso de una persona con la que se mantenían fuertes vínculos afectivos. (por ejemplo en los casos de viudo/as con muchos años de convivencia de pareja). Middleton et al , en un amplio estudio comunitario realizado en Australia encuentran que frente a esta reacción mayoritaria habría, en un extremo, un 20 por ciento de familiares que tienen reacciones de duelo leves desde el primer momento y en el otro, un 10% de personas que tienen reacciones intensas que se mantienen durante mas de dos años (duelo prolongado).


5. Peculiaridades de la situación de duelo en los familiares de detenidos-desaparecidos.

El duelo requiere de algunos elementos reales, que son comunes en la mayoría de culturas. Por un lado la visión mantenida del féretro o el cuerpo durante muchas horas. El cuerpo es velado durante uno o dos días en la cultura cristiana y de cuatro a seis en la mapunche. No se duerme o se duerme por agotamiento durante la noche. Cuando frente a la muerte aparece la incredulidad, mantenerse junto al fallecido durante muchas horas equivale a que la realidad se imponga y nos inunde. Durante largas horas la familia y los amigos están sentados mirando fijamente a la evidencia incuestionable del familiar muerto.

Por otro lado el funeral es la expresión de solidaridad de la comunidad. En el funeral todo el mundo da la mano, da el pésame, siente y llora con la familia y la familia puede ver cuánta gente que ni siquiera conocía apreciaba y quería al hijo o al hermano.

La política de detenidos-desaparecidos implica una serie de particularidades que favorecerían la aparición de duelos alterados, cronificados o truncados.

a) La muerte o la desaparición fue siempre súbita. No hay, como en el envejecimiento o en la enfermedad, un proceso de adaptación a la posibilidad de muerte. En la cultura mapunche se trata de casos de Wesalan (muerte verde).

b) Tras la desaparición se produce una situación en la que la persona no existe. Fue sustraída por agentes del Estado y éstos niegan tenerlo detenido. Es difícil saber la verdad, si ésta es sabida, es difícil demostrarla, y si es demostrable, no es posible hacerla pública o denunciarla.

c) No hay posibilidad de intentar encontrar los restos, porque no hay fosas comunes ni lugares de ejecución. La mayoría de personas fueron asesinadas en los puentes y sus cuerpos lanzados a los ríos.

d) A la muerte o a la desaparición sigue el silencio. No hay posibilidad para los recordatorios, porque éstos están prohibidos.

e) Hay una marginación social y una escasa solidaridad hacia los sobrevivientes.

Por todo ello no sería posible que se realice un duelo, porque nunca hay plena convicción de la muerte, y si llega a haberla, los esquemas del duelo normal desaparecen. En el cuadro 1 se resumen algunas de las dificultades potenciales que pueden aparecer. En este capítulo se van a repasar los aspectos relacionados con las dificultades en el duelo y los recursos empleados. La depresión, por su importancia, será tratada de manera específica en el capítulo siguiente.



Límites a la expresión del duelo --›
  • Humillación. Orgullo
  • Presencia/ Protección de otros familiares
  • Peligro de las manifestaciones de dolor
  • Presencia de uniformados en el entierro
--›
  • Duelo aplazado por la lucha política
  • Duelo aplazado por la supervivencia



Dificultades en el trabajo de duelo --›
  • Vida pendiente del ausente
  • Incredulidad, Negación
  • Rabia, Impotencia
  • Identificación u deseos pasivos de muerte
  • Sobrevaloración del ausente


Algunas ayudas especialmente frecuentes en el trabajo de duelo --›
  • Comunicación con el desaparecido
  • Fantasías de reparación o de venganza


6. Limitaciones a la expresión del duelo.

1. Presión familiar o de la comunidad.

Para aproximadamente la tercera parte de los familiares fue muy difícil poder expresar su dolor, porque no era posible llorar en público. La tabla 9.1 recoge las dos expresiones que sirvieron para conversar este tema.

Tabla 9.1 Limitaciones a la expresión del duelo ( I ).



. Inmediata Persistente Actual
El llanto, el dolor, el amor, eran símbolos de humillación y de ser menos. 40.4 31.0 17.2
30.4 30. 25.9
A mi marido no le pude llorar porque tenía muchos ojos encima de mí. 30.8 22.4 12.1
23.4 17.9 14.3


Familiares hispanochilenos y mapunches. a p < 0.05 b p < 0.01 c p < 0.001

Entre las razones que los familiares referían estaban:

a) Llorar ante los responsables o ante los vecinos era, para algunas personas, humillante. Entre los familiares hispanochilenos parece significarse con ello una connotación política, entendiendo la humillación como la aceptación de la derrota ante el victimario.

'Era humillante el solo hecho de decir que había muerto por esas fechas' (Ch3202).

En cambio, entre los familiares mapunches, especialmente hombres, aparece más propiamente el orgullo como la razón para no llorar, en tanto en cuanto el llorar sería algo impropio. Así, un varón mapunche de unos sesenta años, hermano de un detenido-desaparecido afirmaba:

'No sentí nada. Se murió no más. ¿Qué va a hacer uno?'.

Todos nos quedamos en silencio. Su mujer le miraba fijamente sin decir nada. Por fin siguió hablando: ' A ese cabro lo fui a avisar. Los carabineros estaban en el camino. Ellos me golpearon con un palo, preguntándome dónde vivía y adónde iba. Yo lo iba a avisar. Él no me hizo caso cuando le dije. Me trató (F).. (empieza a llorar). Interviene la mujer: '¿Cómo puede decir que no lo lloró?. Usted lo lloró harto a su hermano. Lo sintió harto a su hermano'. Él la corta con un gesto: '¿Para qué va a llorar uno?. No sirve de nada. Eso es ser débil'. (M2801).

Otras respuestas entre familiares mapunches varones han ido en la misma línea:

'Nunca se llora en público' (M0601).

'Sólo lloré al principio y poco. Yo soy duro, ya tengo todo superado. Eso no es olvidar, pero no es mi manera de ser el estar llorando'. (M1202).

'Sí, me sentí humillada, porque llorar por algo así, es humillación. Pero lloré mucho'. (M2203).

'Mi hermano me decía que no llorara, porque los milicos se iban a reír más' (M2603)

b) Llorar podía afectar a los otros familiares y hacerles sufrir más, por lo que en algunas familias se actuaba como si no pasara nada y cada persona vivía el dolor por su cuenta. Nos referimos a ello en el capítulo anterior.

'Nunca lloré delante de los demás, solamente en silencio. No sé si será humillarse... pero me sentía avergonzada, prefería llorar a solas'. (M2507)

'Yo lloré. Nunca delante de los hijos. Sí a solas o con alguna gente. (Ch3001).

c) Llorar según dónde era peligroso.

'Era peligroso llorar. Yo sólo lloraba en casa de una amiga a la que también se le llevaron un hijo. Las dos nos juntábamos y ahí sí llorábamos y hablábamos. Sólo con ella. Nadie más me vio llorar.' (Ch2402).

d) Cuando se permitió un entierro, la presencia de los militares o la presión de personas ajenas por acelerar todo impedía que éste se pudiera desarrollar con normalidad.

'No nos dejaban ni llorar. En el entierro nos llevaban como marionetas. Nunca nos dejaron expresar lo que sentíamos. El jefe de él en el trabajo estaba en medio de todo. Fíjese que él era el que le había denunciado, y todos sabíamos, porque un compañero de él que se salió de la fábrica a raíz de lo de mi padre nos lo dijo. Fue del trabajo que lo acusaron sus propios jefes. Y ese mismo le decía a mi madre: 'Son cosas de Dios', cuando ella llorando le preguntaba: '¿Por qué, Señor?'. ¿Por qué?'. (Ch0501).

2) Duelo aplazado por la lucha.

Algunas familias quedaron en una situación muy precaria, con problemas económicos, sin apoyo de los vecinos o de antiguos amigos que ahora no se dejaban ver, y sometidos a vigilancia, cuando no a saqueo, por parte de las fuerzas de seguridad. En este contexto hubo algunos casos que refirieron que en su momento ellos mismos se asombraron de no sentir dolor y de que aparentemente la pérdida no les había afectado. Pero muchos años después, pasados los años de lucha más comprometida, el dolor del duelo surgía cuando menos se esperaba:

'Mira, al principio yo no lloraba, en parte porque no me lo consentía. Ahora me ocurre. En cualquier acto me emociono y lloro, y últimamente estoy soñando con él. Y no estoy ni triste ni angustiada, sino que ahora van saliendo imágenes' (Ch5001).

'Durante años no lloré. No me pasaba nada. Es ahora que estoy llorando. Ahora es cuando tengo síntomas de tristeza'. (M0602).

'Durante mucho tiempo no podía llorar porque lo que sentía era furia. Cuando estuve en manos de ellos y me pusieron corriente, me pasó igual: lo único que sentía era la furia. Jamás me doblé.' (M2102).

Aunque eso fue ya tarde. Los primeros años tenía la pena y no podía llorar. Por eso me sale ahora'. (Ch3001)

7. Problemas en la elaboración del duelo.

Las expresiones recogidas en las entrevistas que sirvieron para la confección del instrumento de investigación aludían una y otra vez a los problemas en la elaboración del duelo. Las tablas anexas ofrecen los datos completos.

7.1. Vida pendiente del ausente / Incredulidad. Negación.

Hemos denominado 'vida pendiente del ausente' a aquellas situaciones en que las personas parecen haber

Tabla 9.2 Elaboración del duelo ( II ).



. Inmediata Persistente Actual
Vida pendiente del ausente / Incredulidad. Negación . . .
'No me cambiaría de casa porque de algún modo él está aquí'.

'Su ropa la tengo limpia y seca. Aunque no sé bien por qué, pero eso siempre será así

39.2 33.3 20.0
46.0 42.1 32.1
37.3 23.3 10.0
44.9 31.5 16.4
Rabia, impotencia . . .
'Durante mucho tiempo estuve irritable, agresiva. Descargaba en la gente a mi alrededor: familia, amigos'

'Durante mucho tiempo lo que más quería era morir vengándole'.

26.0 21.4 10.7
27.5 17.3 1.9
25.0 27.9 9.8
39.6 35.7 17.9
Identificación con la muerte. Deseos pasivos de muerte. . . .
'A mí lo único que me queda es seguir su camino...

'Morir sería volver a encontrarme con él'.

28.8 16.4 3.3
27.1 16.1 1.8
53.8c 42.6c 31.1
25.5 18.5 25.5


Familiares hispanochilenos y mapunches. a p < 0.05 b p < 0.01 c p < 0.001

detenido su vida en un punto, la desaparición, y viven esperando a que el ausente aparezca. Estas actitudes están, lógicamente, muy conectadas con reacciones de 'incredulidad' y de negación de la realidad (hablaremos de la 'negación de la realidad' de manera específica en un capítulo aparte dada su importancia) y con la vivencia de traición hacia el ausente que supone, para mucha gente, actuar conforme a que el desaparecido está muerto.

En la fase previa del trabajo una señora que apenas salía de casa explicaba, refiriéndose a un hijo inválido desaparecido:

'Yo creo que Rodolfo no va a volver, porque era bien político, pero el Vladi sí. Casi no salgo porque acá quedaron sus muletas y si lo traen o me avisan, yo tengo que alcanzárselas. ¡Cómo habrá sufrido todo este tiempo!. ¡Cómo se habrá desplazado!'.

En la 'vida pendiente' hay un vínculo con el desaparecido, que no lo es tanto en lo material como en lo afectivo, y que se manifiesta en algunos gestos de la cotidianeidad. Por un lado es necesario vivir sin contar con él, pero por otro el hacerlo es, de algún modo, traicionarle:

'Aunque haga tantos años, él es un miembro más de la familia'. (Ch3703)

Las frases 1a y 1c que recogían este tipo de vivencias también enfrentaban el dilema de conservar los recuerdos que ayudan a la memoria, pero a la vez son los que perpetúan el dolor:

'Todo se conservaba como reliquia, aún se conservan cosas' (Ch3202).

'Conservé su ropa durante mucho tiempo, hasta que la regalé, porque era mucho recuerdo'. (Ch4202)

'La conservé durante unos 10 años. Después la regalé a gente pobre'. (Ch1001).

'Conservé todo los primeros cuatro o cinco años. Hasta que decidí desprenderme de las cosas, cambié todos los muebles de la habitación porque me recordaban a él constantemente (M1201).

'El hacha, el yugo, la picota... Nunca los quise vender' (M0801).

Aunque en este aspecto no hay diferencias interétnicas en la frecuencia de respuesta ya hemos indicado que la muestra refleja la mezcla de culturas que hay actualmente en la región. Una mujer mapunche tradicional fue la única que actuó acorde con la tradición y siguiendo las recomendaciones de una machi se desprendió de todo:

'Me dijeron que era malo conservarla y que debía botarla en el río o quemarla para evitar el Peyewün' (M2203).

Si los familiares conservan cosas a las que el fallecido tenía mucho aprecio, éste rondará la casa, apareciéndose a los familiares. El Peyewün o visión del familiar muerto, aunque normal, es interpretado de manera negativa. Se origina tanto en el dolor de los familiares como en el del propio fallecido. La persona no reposa en paz. Quiere ver cómo están sus cosas. El fallecido puede, por lo misma razón, aparecerse también en sueños (ver capítulo correspondiente) los que también son interpretados de manera negativa entre la gente más tradicional. Cuando aparecen se suele rogar al muerto que deje de rondar a los vivos, se le dice que se le quiere y se le recuerda, pero que no se aparezca más ni en Peyewün ni en sueños.

Este tipo de hechos también aparecen en la población no mapunche. Hemos recogido al menos dos. Una mujer chilena urbana refería una vivencia similar al Peyewün el mismo día en que enterró a su hijo. No lo ve como el adulto que era cuando lo mataron, sino como un niño que llega a verla:

'Esa noche que a mi hijo le sepultaron vino un niño a pedirme un pedazo de pan, y lo di con tanto dolor... nunca más vinieron. Era mi hijo, que venía a buscar pan'. (Ch3302).

La hermana de dos detenidos-desaparecidos, de origen chileno, que vive en una pequeña comunidad rural se emocionó al leerle la frase y exclamó:

'Incluso hoy en día, ésta mañana- oímos un ruido en la puerta y les dije: Mira, es un alma penando. Yo creo que están por aquí. En esta casa oigo muchos ruidos. Por eso les converso siempre'. (Ch2402).

La casa, por su parte, genera reacciones ambivalentes. Para unos es el lugar donde vivió el fallecido y que está ineludiblemente unido a él. Para otros, el lugar del que desearían alejarse

'Estuve aún 7 años viviendo en la misma casa hasta que tuvimos que dejarla porque no la podíamos pagar. Todavía lo siento, porque en esa casa está todo. Sé dónde lo mataron. Dónde dejó su sombrero. Dónde está su sangre'. (Ch3201).

'Para mí, siempre está mi hijo presente. Su cama está tendida todavía, a pesar de los años'. (Ch3302).

'Justo al contrario. Del momento que pasó eso, la casa trae malos recuerdos. Preferiría que nos fuéramos de ahí definitivamente... Como casa se fue deteriorando, deteriorando por problemas de plata'. (M2507).

'Ver el lugar donde mataron a mi hermano es feo. En ese sentido no siento vínculos con la casa. Sólo con la familia'. (M2509).

'Tuve ocasión de irme de aquí y no lo hice por eso. Incluso aunque ahora tengo conviviente' (Ch3001).

'Al principio tenía mucho miedo y no quería estar en la casa. Ahora siento que es un deber, vivir y morir en esta casa'. (M2203).

'Me costó mucho dejar la casa. Los vecinos me hacían la vida imposible. No tenía trabajo y hube de vender todo... Mis hijas me querían llevar para Argentina y aguanté durante muchos años hasta que ya no hubo caso y me fui con ellas. Fue un gran dolor dejar la casa'. (M2101).

'Siempre lo siento aquí, como si estuviera presente, como que podría aparecer en cualquier momento'. (M2607).

7. 2. Irritabilidad y agresividad hacia los demás. Explosiones de ira.

La rabia y la irritabilidad aparecen de manera frecuente, especialmente durante el primer año:

'Durante 2 años me enfermé gravísimo de los nervios. Estaba triste... Pero más que triste era que nadie me podía hablar. Me cambió la fisonomía, se me puso el pelo blanco. Por cualquier cosa me alteraba, tenía mal genio, saltaba'. (Ch3301).

'Con mi hermano me descargaba; en el colegio también. Yo veía el sufrimiento de mi mamá y no podía hacer nada'. (Ch3202)

'No me aguantaba ni el diablo. No se me podía ni hablar. Hasta que mi madre me tuvo que pegar una vez'. (M2106).

La falta de noticias, el miedo y el aislamiento impiden reaccionar y en ocasiones se reacciona con hostilidad y agresividad hacia los que están más cerca de nosotros.

.'Siento rabia con la gente del partido, porque él era un bien el que estaba haciendo, los del partido le fueron a buscar para que dirigiera el asentamiento. Y después, ¿qué?'. (Ch3701)

Elisabeth Lira considera que cuando aparece esta agresividad suele haber un fondo de culpa: 'el miedo genera hostilidad. En condiciones normales esa hostilidad se deriva hacia aquél que provoca el miedo, pero cuando se trata de algo difuso donde no es posible precisar con claridad el origen o los actores responsables, no hay manera de expresar esa agresividad si no es en un contexto social, lo que por otro lado, no es posible. Las reacciones del sujeto se desplazan hacia él mismo o hacia los que le rodean (grupo político, laboral o familiar), entrando en un dinamismo de hostilidad y paranoia. En el origen de esa paranoia hay: (1) Conciencia de debilidad/inferioridad/vulnerabilidad, (2) Transferencia de la culpa de esa inferioridad a otros, (3) Desplazamiento de la culpa a otros y alivio.

'Uno anda siempre como a la defensiva con las demás personas' (Ch2301).

En otras ocasiones vemos que el origen de la rabia y la agresividad está en la existencia de ciertos recuerdos humillantes o dolorosos, como un modo de aplacar esas imágenes. En otro capítulo analizamos de manera específica este tipo de recuerdos.

' Esa imagen. (...) Cuando me viene... Siempre tengo la rabia dentro y no tengo manera de desahogarla si no es peleando...' (M2503).

'Aunque hayan pasado tantísimos años, cuando me acuerdo ando tres o cuatro días irritable, que nadie me soporta. Mi marido tiene una paciencia de santo'.(M2509).

7.3. Deseos de muerte.

La muerte puede ser deseable en estos momentos. Su funcionalidad es variable:

  • a) Evita el dolor y la angustia por la pérdida.
  • b) Para algunas personas puede significar la posibilidad simbólica de reencontrarse con el ausente.
  • c) Cuando existen sentimientos de vergüenza, de humillación o de culpa suponen la única manera posible de resolverlos de manera rápida. La propia muerte se convierte en dignificadora, en heroica. Se alcanza la categoría, las dimensiones del ausente y por ese camino se borran las culpas propias y se consigue la paz.

Todo ello no suele constituir motivo suficiente como para impulsar al suicidio: el deseo de muerte es más bien una fantasía que alivia. Pese a que en las transcripciones pueda parecer lo contrario, en las entrevistas quedaba claro que no había una auténtica voluntad de suicidio, sino pensar en la muerte como modo de cortar el dolor por una vía radical:

  • 'Yo me quería tirar a la línea del tren en Lautaro. A mi hijo mayor le dije: O me ayudas a escarbar y a buscar a tu padre o me tiro al tren y me da igual todo'. (Ch3201).
  • 'A los trece años estuve a punto de colgarme de un árbol, pero me arrepentí. Esa fue la única vez...' (Ch3202).
  • 'Lo pensaba al principio. Yo era muy joven. Pensaba en morirme junto a mi hermano, no sé, con la esperanza de estar unidos...' (Ch3704).
  • '¡Sí!, así lo pensé durante varios meses al principio. Después que lo mataran, porque el dolor era tanto... Lo pensaba no tanto por verlo, sino porque era la manera de no estar con el sufrimiento'. (Ch4201).
  • 'Tuve ideas de suicidio un tiempo. Después pensé que era una muerte inútil y durante mucho tiempo estaba decidido a irme a un grupo guerrillero. Después se me fue calmando' (Ch1002).
  • 'Sobre los diez años de edad empecé a darme cuenta de las cosas. Cuando tuve conocimiento y pensaba, quise terminar con mi vida, pero después, recorriendo mi vida sabía que estaba equivocado. Sería otra persona'. (M0304).
  • 'Pensaba que era mejor morir, quería tirarme al río o colgarme, pero luego pensaba en mi hijo.' (M0303).
  • 'A veces pensé en tirarme al río, durante los primeros meses'. (M1002).

Hay una gran diferencia entre ambas culturas en este tipo de expresiones. En la tabla se observa cómo mientras cerca de la mitad de familiares hispanochilenos presentan este tipo de ideas y fantasías, son muy pocos los de origen mapunche. Esto tiene que ver con las diferentes actitudes hacia la muerte, la diferente consideración del suicidio y las connotaciones que ello tiene en la posibilidad de un reencuentro a través del suicidio. De acuerdo a las concepciones tradicionales sería extraordinariamente difícil que esto fuera así.. El espíritu de la persona podría quedar vagando o convertirse en Weküfe, alejándose definitivamente de la persona querida. Hay, por otro lado, una mayor aceptación de la muerte como hecho natural.

7.4. Mitificación del ausente.

Algunos de los problemas familiares e individuales que han surgido parecen tener su raíz en el hecho de que la persona ausente va convirtiéndose en un ser irreal, cuasi imperfecto, y que, precisamente por estar ausente, juega un papel decisivo dentro de la familia:

  • 'Él fue perfecto, el mejor de todos nosotros. Ninguno de los hermanos podemos llenar su hueco. Hacía de padre, nos ayudaba. Él lo fue todo y nunca se podrá superar que no esté' (M2504).
  • 'Siempre me faltó mi padre. Era bueno, justo, me enseñaba todo'.

Es difícil saber por qué en ocasiones aparece esta exageración de las virtudes del ausente, y ese aparente olvido de sus defectos. Tal vez porque el familiar ha desaparecido o ha muerto en condiciones horrorosas.

A juzgar por las entrevistas no habría detrás de este recuerdo sesgado el querer contrarrestar sentimientos de culpa por no haber estado a la altura de las circunstancias, aunque sí un cierto intento de solidaridad por el afecto y el cariño que se le tenía a la persona desaparecida:

'Mi hermano siempre ha sido algo muy especial en esta casa. Incluso mis hijos, que no lo conocieron, hablan de él, porque lo han vivido mucho. Su foto la tenemos allí (señala una mesa con fotos). Lo identifico mucho con mi hijo mayor. Eso mismo se lo digo a él, y se siente contento y orgulloso cuando se lo dicen. Yo aún hoy en día me sueño con él y al día siguiente, inmediatamente, se lo cuento a mis hijos' (M1203)

Vemos que en algunos casos esta sobrevaloración del ausente llega a desbordarse y a adquirir componentes míticos. El ausente era perfecto, nunca nadie de la familia podrá ser como él. Ni tan sólo imitarle. Era un Dios. Era el pilar de la casa, y desde que no está no tenemos a quien consultarle... Cuando se llega a estas posiciones extremas cabe buscar varias razones:

b.1. Entre los no mapunches, hay una base cultural. Dentro del pensamiento popular latinoamericano existe una innegable tendencia a la construcción de mitos. Diversos autores han escrito sobre esta necesidad latinoamericana de crear leyendas. La literatura de los últimos cincuenta años está plagada de héroes míticos. Los personajes de Manuel Scorza, de Juan Rulfo o de García Marquez traspasan constantemente la realidad.

En algunos familiares, como en este caso, del que ya hemos hecho alguna mención en páginas anteriores, encontramos la base perfecta para un relato mítico de una novela:

  • 'Soy boxeador profesional, y lo soy por mi hermano. El llegó a ser campeón de Chile con el Ejército. Cuando murió yo debía tener diez años. Me torcí. Por eso, cuando tenía trece o catorce años me pasaba el día en la calle. Iba con malas compañías. Ya me entiende... abrir autos, bueno, esas cosas. Estaba en la delincuencia. Yo pensaba muchas veces en él y en que no le gustaría verme así. De pronto un día oí un anuncio por la radio. Era él que me estaba hablando, porque después de oír la radio fue como una intuición. Busqué sus zapatillas de boxeo y las encontré al tiro. Y me iban bien... Él las dispuso para que las encontrara. Al día siguiente empecé a ir a un gimnasio a entrenar. Y ya ve donde he llegado. Él me llevó al boxeo y me salvó... siempre me acompañará. Toda mi vida he peleado por él. He peleado en toda Latinoamérica y en Europa, y he llegado a disputar un Título Mundial en España, y todos los triunfos han sido para él. Tres días antes de una pelea voy siempre al cementerio a poner flores y velas. Y después de la pelea vuelvo al cementerio a contarle. Cuando estaba en Europa no podía y tenía que mirar cómo hacer algo. Siempre le hablaba de todos modos' (M2503).

En la perspectiva mapunche la comunicación con los muertos es cultural, lógica, forma parte de la cosmovisión y la religión mapunches. En el contexto cristiano/católico aparece con frecuencia un esquema de santificación, rezando y rogando a la persona desaparecida, solicitando su ayuda o su intercesión, dotándolo de propiedades sobrenaturales, como un ángel protector, un rol similar al que desempeñan los antepasados de la familia en la cultura mapunche:

'Siempre, cualquier cosa que me va a suceder, mal o bien, él me ayuda o avisa en sueños. Despierto sobre todo triste... ' (M2508).

'Cada noche le rezo a mi hermano antes de acostarme, como un mártir que fue. Cuando me quedé embarazada, siendo soltera, le pedía perdón a mi hermano, porque a él no le hubiera gustado' (M2605).

Y no necesariamente por parte sólo de la familia o los amigos más íntimos:

'Le contaré algo que le muestra cómo le quería la gente en Lautaro. Un día fui al cementerio y vi a dos señoras en su tumba que le ponían flores y velas. Me asusté, y me quedé mirando de lejos. Después pensé: 'Tengo que saber qué pasa', pensando que sería otra mujer que tenía y que yo no sabía. Y me dijo cuando le pregunté: 'No señora, pero él era tan buen cliente, lo recordamos tanto... Cuando me fallan los clientes en el negocio vengo y le pongo unas velas y al tiro me mejoran otra vez los clientes.' (Ch1402).

b.2. Los personajes míticos dejan de ser humanos, porque alcanzan la perfección. Hay una necesidad de tener un recuerdo positivo y una cierta rigidez de las imágenes pasadas. Un ex preso político comentaba que en los casi diez años que estuvo en la cárcel su familia elaboró un mito alrededor de él. Le visitaban con frecuencia. Procuraban que en casa no hubiera discusiones y gran parte de las decisiones estaban en función de lo que pensara el ausente. Cuando por fin pudo salir todo cambió en un plazo relativamente corto de tiempo, hasta el punto de que en la actualidad mantenía relaciones poco fluidas con una parte importante de la familia. Es decir, en su momento él fue un personaje mítico que actuó como el elemento cohesionador de la familia.

Esa función es la que ejercería el desaparecido en muchas familias: es el ojo que todo lo contempla, que favorece con su silenciosa supervisión que haya una unión familiar, un pacto de mutuo apoyo por fidelidad al ausente.

b.3. Por último, en los casos de mayor mitificación acostumbra a haber una parte de problemas individuales no resueltos. Este es el caso, por ejemplo, de muchachas jóvenes que perdieron a su padre cuando estaban entrando en la adolescencia y justo empezaban a competir con la madre por el afecto del padre. El padre desaparecido quedó en el recuerdo como el hombre ideal, perfecto, como el marido que desearían tener, como el hombre que jamás van a encontrar. Tierno, comprensivo, cariñoso, seguro de sí mismo, varonil... Cualidades que pocos humanos van a poseer. Una mujer chilena, separada dos veces y nuevamente con problemas con su pareja hablaba así de su padre:

'Era el pilar de la casa, aunque no mandaba. Él lo razonaba todo, siempre velaba por el buen camino de las cosas. Tengo treinta y ocho años, me he casado, he tenido hijos y me sigue faltando. Considero que yo no he madurado porque era él el que me hizo crecer. Con él todo era posible. Cuando desapareció me estanqué y ya no volví a crecer más como persona. Nunca encontré a un hombre como él. Los que he encontrado no son ni sombra'. (Ch0501)

Otros familiares lo han expresado de modo similar:

'Él era lo máximo. Mi hermano era como un Dios para mí. Era amable, altruista, generoso. Siempre me aconsejaba, hacía que le acompañara a todas partes...Él me aconsejaba, me decía lo que era bueno y lo que era malo, me compraba todo...' (Ch1002).

'A los 15 años de edad idealicé absolutamente a mi padre. Quería saber cómo murió, quería saber de él, de su militancia, las cosas que hacía. Era un Dios para mí. Yo le pedí a Dios que me soñara con él. Y lo soñé. Lo soñé y lo pude ver y supe por fin cómo era su imagen. Luego le conté a mi mamá cómo lo había visto y era exacto a como lo había soñado. Desde entonces que tengo su imagen en mi mente.' (Ch1401).

7.5. Rabia o agresividad hacia el ausente.

Dentro del trabajo de duelo pueden aparecer sentimientos de rabia hacia el desaparecido (¿por qué te metiste en líos y nos dejaste solos? ¿Por qué no pensaste en nosotros?). Serán sentimientos negativos que tenderán a desaparecer cuando el dolor del duelo disminuye.

Pero además de esta rabia por el propio dolor existen también otras causas. El compromiso político del desaparecido acarreó muchísimas dificultades al resto de la familia. Es lógico que algunas personas sintieran rabia hacia la persona desaparecida por ello. Se trata de sentimientos difícilmente expresables en una entrevista porque criticar a los muertos genera rechazo, sobretodo si los demás no comparten las razones de ese rechazo.

Como puede verse la frecuencia de las respuestas fue mínima. De hecho incluso probablemente inferior a las proporciones registradas, porque no siempre podíamos obtener ejemplos cuando los pedíamos:

'Nosotros vivíamos en Puerto Saavedra. No teníamos tierra. Nos vinimos como parceleros porque decían que por aquí la CORA andaba tomando tierras, y él dijo que nos veníamos. En una carreta pusimos todo y así nos vinimos. Nosotras le avisamos que eso no podía traer nada bueno. Que no es correcto tomar la tierra de nadie, ni que sea un rico. Fue imprudente. No pensó. No escuchó: 'Usted es mujer, no sabe'. Poco escuchaba. El no era un hombre que fuera mandao por las mujeres [lo dice con orgullo]. Mi suegra le dijo también, pero nunca escuchó. Estuvo en el Asentamiento El Luchador, al lado del Asentamiento Che Guevara. En mala hora nos vinimos.' (Ch3201).

'Yo le avisé muchas veces que se saliera del Asentamiento. Allí se hizo enemigos. Le avisaba que no era bueno eso, pero él decía que sabía lo que hacía. Al final tuvo que salirse cuando le echaron, pero ya se había hecho enemigos que después le denunciaron. Nunca hizo caso.' (M3201)

Tabla 9.3 Elaboración del duelo (III)



Rabia o agresividad hacia el ausente. Inmediata Persistente Actual
21a. Para encender un fuego hay que saber prender el fuego, si no, nos quemamos. El no sabía a lo que nos exponía. . . 18.3
15.1
21b. Por su culpa nos vinculan a sus ideas. 18.0 12.0 11.9
13.6 13.2 11.5
21c. Fue un inconsciente, nos arrastró a todos. . . 15.2
6.7
21d. Quisiera verlo para decirle lo mal que lo pasamos por su culpa 8.0 6.8 5.0
6.8 4.2 3.8



En las frases 21a y 21b no se valoraba si el familiar constataba de una manera neutra que 'él no sabía a lo que nos exponía' o constataba como un hecho de la época que la gente les llamó 'comunistas' durante un tiempo pero que sin que apareciera ningún sentimiento asociado de rabia hacia el desaparecido

En esa rabia hay razones de fondo que son preexistentes a la desaparición. Hay varios casos en que la esposa justifica la rabia explicando que el marido dispuso, contra su criterio, que la familia se incorporara a un asentamiento. En otro caso la razón fue la compra de una parcela de tierra para construir una casita. La compra la decidió el marido por su cuenta y la mujer, que no deseaba dejar la casa de los padres en que ambos vivían, consideró que iban a estar mucho peor y que además estaban gastando muy por encima de sus posibilidades económicas. Desde el cambio de casa la relación se había deteriorado mucho. Con la desaparición la mujer quedó en una situación personal y económica muy comprometida y durante años vivió con grandes dificultades.

7.6. La comunicación con el ausente.

En diferentes momentos a lo largo del duelo pueden aparecer pensamientos de reparación y de comunicación simbólica con el desaparecido que servirán también para intentar llenar el vacío de la ausencia. Todas las ceremonias alrededor del entierro - cuando éste puede producirse- tienen en gran parte esa función.

Su importancia es extraordinaria y constituyen uno de los elementos esenciales para ir avanzando en el proceso de separarse de manera progresiva del familiar. El más frecuente e importante en la cultura latina son las visitas al cementerio para limpiar la tumba y depositar flores:

'Voy al cementerio cada semana o cada quince días. Para tenerlo limpio, llevarle flores, andarle dejando velas...' (M2502).

'Colocar flores es algo que me hace sentir bien. Es como un ritual que me alivia' (M2503).

'Voy al cementerio cada semana a prender dos velas a la Cruz Mayor, dado que no hay cuerpo. Mi mayor alivio sería tener algo en el cementerio, aunque fuera un zapato de él, algo que lo llevara y lo sintiera ahí'. (Ch3001).

Pero hay multitud de maneras. En el caso de una hermana de un ejecutado político, el hecho de tener la casa siempre limpia era su modo de mantener el vínculo:

'Él decía que no nos desmoralizáramos, que yo tenía que mantener la casa ordenada, limpia. Es como el espíritu de mi hermano está presente entre nosotros. Si tengo la casa sucia me asusto y me pongo al tiro (G) a ordenar' (M2604).

Las dos primeras frases exploran la necesidad de hablar con el ausente. Este tipo de situaciones resultaron ser extraordinariamente frecuentes. Durante los primeros meses al menos la mitad de los familiares mantenían este tipo de conversaciones. En el momento de la entrevista el 32 por ciento de chilenos y el 21 por ciento de mapunches seguían haciéndolo de manera regular, si bien con bases culturales distintas.

Alrededor de la mitad de las personas se habla con el ausente desde la perspectiva mítica y con una comunicación de tipo religioso en la que se le reza, se le piden favores o se ruega por su intercesión. Se trata de un fenómeno relativamente sorprendente, cuando se tiene en cuenta la gran cantidad de familiares que afirman creer que el desaparecido no esta muerto y que tarde o temprano aparecerá en el extranjero o extraviado por algún lugar. Este tipo de relación aparecía tanto en chilenos como en mapunches y ya lo comentábamos al hablar de la sobrevaloración o de la mitificación del ausente que apareció en algunas familias:

En población hispanochilena, éstas son algunas de las maneras de expresarlo:

  • 'Me acuesto rezándole y hablándole, para saber de él'. (Ch3603).
  • 'Hablo con él y le pido ayuda para los hijos, lo saludo y lo invoco' (Ch0401).

En población mapunche:

  • 'Rezándole. Trato de recordar lo que él me decía, sus consejos, sus normas de vida... Siempre sola, por las noches, en privado'. (M2508).
  • 'Le pido que interceda ante nuestro Señor por sus hermanos y sobrinos' (M1201).
  • 'Le rezo un Padrenuestro todas las noches. Hablo con él estando sola. Le pido valor para atender a mis padres, que están muy enfermos'. (M2605).
  • 'Mis hermanas se reían: Ya está hablando sola. Cuando algo me pasa le pido ayuda y le hablo' (M2509).

Conviene recordar, para entender que las diferencias interétnicas no sean más marcadas en este tema, la fuerte penetración que las iglesias evangélicas y pentecostales tienen en la actualidad entre las comunidades mapunches. Como hemos visto la tradición mapunche no contempla la comunicación regular con los fallecidos, exceptuando ocasiones especiales y siempre a través de figuras de autoridad de la comunidad. La función protectora de los antepasados no requiere de diálogo. Si hubiera comunicación sería símbolo de que el espíritu de la persona fallecida no está bien encaminado y se requiere una urgente intervención de la machi. Por eso, un familiar mapunche tradicional expresaba sorpresa ante la pregunta:

Tabla 9.4 Elaboración del duelo (IV)



Comunicación con el ausente Inmediata Persistente Actual
16a. En las noches le cuento mis penas, también los avances de nuestros hijos, y lo hago en silencio para que no crean que estoy loca. A mí me parece que está aquí, esté o no esté. 36.5

24.0

45.9

31.6

32.8

21.1

16b. Muchas veces hablo con él. La gente ve que muevo los labios o que digo alguna palabra y entonces me callo para que no piensen mal, pero me gusta conversar todo con él. 42.3

31.3

31.1

29.1

19.7

15.8



Familiares hispanochilenos y mapunches. a p < 0.05 b p < 0.01 c p < 0.001

'¡No, no, no!. Hablar con ellos no. A los muertos hay que pedirles la tranquilidad y que no le metan a uno la cosa mala en la cabeza' (M0306).

Hay otro tipo de comunicaciones en las que no se pide la intercesión, sino que simplemente la persona conversa y tal vez pide consejo. En población chilena, por ejemplo:

  • 'Cuando adolescente, me habría gustado conversar muchas cosas con mi padre. Durante los primeros meses después de que desapareciera conversaba con él por la noche'. (Ch0101).
  • 'Nunca he dejado de hablar con él. Le converso como si estuviera él'. (Ch0102).
  • 'Al principio estaba bloqueado, asustado. Luego comencé a hablar con mi hijo, pero siempre en silencio. Conversaba con él especialmente los domingos, porque íbamos juntos al fútbol'. (M2501).
  • 'Cuando hablo con él pienso que va a volver' (Ch0601).
  • 'Mis hijas están acostumbradas a que hable sola y le comente las cosas'. (Ch0502).

En población mapunche este tipo de conversaciones mentales aparecen exclusivamente entre mapunches urbanos que viven en Santiago o en Argentina, con un nivel socioeconómico medio. No hay familiares que lo refieran entre las personas mapunches de zonas rurales.

'Durante muchos años. Incluso hacía como que iba a la biblioteca, pero en realidad iba con un amigo comunista que conservaba de aquellos tiempos al cementerio, a conversar con mi hermano, a rezar, a pedirle perdón porque me sentía culpable por su muerte inútil'. (M2506).

'Siempre hablo con mi hermano. Cuando tengo un problema en el trabajo y no lo puedo resolver, de pronto me veo diciéndoselo. Muchas veces me llaman la atención porque me río solo. Y yo digo: 'Estoy hablando con ese loco'. Y mis amigos ya saben a que me refiero'. (M1203).

'Ahora ya no tanto, pero antes sí. Incluso tengo un hijo que se parece a él y se lo digo'. (M1002).

7.7. Fantasías de Reparación o de Venganza.

Ya se trató en el capitulo de las respuestas de la comunidad el tema de la ausencia de hechos de venganza contra los perpetradores. Aquí nos referimos a un aspecto distinto: el recurso a la fantasía de venganza como elemento de alivio y reparación dentro del trabajo de duelo.

La primera expresión es representativa de fantasías en las que la persona se imagina a sí misma como un héroe que en un momento dado interviene y evita la muerte del familiar. En general, han sido raras. Los porcentajes no reflejan la realidad de las entrevistas. La mayoría de personas que se identificaban con esta frase no pensaban en fantasías mágicas, sino en hechos reales que quizás podrían haber sucedido:.

  • 'Le dije, bueno, le habría dicho que no durmiera aquí, en casa, que estuviera más seguro para que no lo tomaran'. (M2607).

Tabla 9.5 Elaboración del duelo (V)



Fantasías de reparación y venganza. Inmediata Persistente Actual
18b. Durante mucho tiempo lo que más quería era morir vengándole. 25.0 27.9 9.8
39.6 35.7 17.9
18c. A veces imagino que todo vuelve a suceder pero que yo actúo distinto y las cosas terminan bien. 21.6 14.5 9.1
34.7 25.5 19.6


Familiares hispanochilenos y mapunches. a p < 0.05 b p < 0.01 c p < 0.001

'Si yo hubiese estado allí, eso no habría pasado, porque yo era el hermano mayor y le daba órdenes y él me respetaba. A veces le registraba los bolsillos a ver qué llevaba, y le reprendía si llegaba tarde a casa. Yo no le habría permitido meterse en líos. pero al no estar yo.'(M2404)

La fantasía reparadora es una especie de segunda oportunidad simbólica y puede ser un recurso útil en momentos de marcada angustia.

En la segunda expresión que utilizamos la persona se imagina a sí misma vengando al fallecido.:

'Hace algunos años. Tenía doce o trece. Imaginaba que mataba a todos, incluso a Pinochet. De la rabia de no tener papá'. (Ch2601).

'Si, son fantasías heroicas. Las he tenido muchos años. Ya me ven. Me asusto por todo. Las fantasías son mi ayuda. Siempre pensaba qué podía hacerles a sus jefes que lo denunciaron. Durante mucho tiempo pensé en eso. A él lo denunciaron sus jefes. Había una persona infiltrada en el sindicato que sacaba información y después los desaparecía. Al verle, con el tiempo, le preguntamos. No nos miró a la cara y dijo bajo: 'El se lo buscó'. En aquel momento incluso ayudó a vestirlo para el entierro. ¿Entiende usted eso?. Mucha gente estaba convencida de que era prestar un servicio el 'denunciar a los extremistas'. Era gente que no tenía problema en acusar, en señalar con el dedo... ' (Ch0501).

Con los años esto disminuye y se adopta otro tipo de posturas:

'La mejor venganza es estudiar y ser mejor que los demás' (Ch3602).

'Como cinco años estuve en eso. Luego aprendí la palabra del Señor y me arrepentí'. (M0303).

'Si obro mal sé que tarde o temprano va a tener malas consecuencias. Y en imaginación tampoco. No se puede hacer como ellos.'. (M2405)

En resumen el trabajo de duelo es un proceso largo, difícil y doloroso que en ocasiones toma años y que requiere de un gran esfuerzo por las condiciones en que los hechos se produjeron, movilizando recursos positivos y estrategias.

No hemos considerado la comprensión de todos los aspectos referentes a la tristeza y la depresión dentro del duelo en ambas culturas, a los que de modo específico se dedica el siguiente capítulo.[volver]


Notas

(A) En español una misma palabra designa a las dos cosas. Las lenguas anglosajonas las distinguen. En inglés, por ejemplo, grief designa al 'sentimiento' de duelo y bereavement al 'proceso' de duelo.

(B) Hay autores que consideran que hay que hablar de 'trabajo' de duelo porque no lo consideran algo pasivo y que ocurre espontáneamente, sino que requiere de estrategias activas por parte de la persona

.(C) Siempre un número par de días, antiguamente seis, actualmente cuatro

(D) Ziley Mora y Sebastián Alcaman hablan de que el viaje tiene como estación final el Wenü Mapu o tierra del bien. En realidad más parece tratarse de una transposición del concepto cristiano de Cielo ajeno a la cultura mapunche. La tradición señala que la persona va a "otras tierras" (Ka Mapu) donde los muertos se reúnen y viven de un modo similar a como lo están haciendo los vivos en la tierra.

(E) Pensión de soledad: Término con el que en ciertas zonas, especialmente rurales, se designa a la creencia de que los piojos (pediculosis) se adquieren por un tiempo prolongado de mucha pena.

(F) Tratar: hablar de manera brusca y ofensiva.

(G) al tiro: inmediatamente.



Citar como: Durán Pérez, Teresa et al. Muerte y Desaparición Forzada en la Araucanía: Una Aproximación Étnica KO'AGA ROÑE'ETA se.x (2000) - http://www.derechos.org/koaga/x/mapuches/

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