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24nov11


Sinopsis de la audiencia de 24nov11 en el juicio por crímenes contra la humanidad cometidos bajo control operacional del Comando V Cuerpo de Ejército con sede en Bahía Blanca


Comando V Cpo de Ejército
Audiencia del jueves 24 de noviembre de 2011

La audiencia contó con la presencia de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca Jorge Ferro (de la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata); José Mario Triputti (del Tribunal Oral Federal de La Pampa), Martín Bava (juez federal de Azul) y el juez sustituto Oscar Hergott (del Tribunal Oral Federal Nº5 de Capital Federal).

Además, participaron el fiscal Abel Córdoba; Víctor Benamo y Mónica Fernández Avello por la querella de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación; y por familiares y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Walter Larrea. Por la defensa pública los doctores Alejandro Castelli y Leonardo Brond y los particulares Hernán Vidal y Mauricio Gutiérrez.

Emilio Jorge Eslister

84 años, vive en Bahía Blanca, es jubilado de martillero y corredor público. Viudo, dos hijos.

Fiscal Abel Córdoba: Usted ha sido ofrecido como testigo en relación al caso de Patricia Acevedo. ¿Usted realizó alguna transacción inmobiliaria con el domicilio de Chiclana 1009?

Sí, yo le alquilé a Patricia Acevedo y a otra persona más ese domicilio. Yo era martillero público. La conocía de vista nomás porque vivíamos a dos cuadras del domicilio, ella vivía con los padres en esa ápoca.

Fiscal Abel Córdoba: ¿El contrato estaba a nombre de ella o de otra persona?

Me parece que estaba a nombre de ella y de otra persona más.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría relatar qué fue lo que pasó luego con ella?

Un día leo en La Nueva Provincia que en ese domicilio habían matado a Patricia Acevedo. Pasé por el domicilio a ver qué sucedía y estaba la propiedad tomada por el Ejército. Una persona me dijo que eso estaba a cargo del V Cuerpo de Ejército. Me dirigí al Comando para solicitar la llave. Me dijeron que ya me iban a avisar pero que eso estaba a cargo del Comando Radioeléctrico de avenida Alem. Ahí me dijeron que no tenían conocimiento de eso y que me iban a avisar. A la tarde cuando estaba cerrando la inmobiliaria, vinieron unas personas que me dijeron que los tenía que acompañar por unas declaraciones por una propiedad que yo había alquilado.

Me llevaron al comando radioeléctrico de Alem, posteriormente me dijeron que estaba incomunicado y a disposición del Poder Ejecutivo. Me trasladaron a la comisaría segunda de calle Roca y ahí me tuvieron trece días detenido.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuando fue al domicilio que aspecto tenía la casa?

No, yo no vi nada ni se me ocurrió tampoco mirar.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Estaba intacta?

No puedo decir que había destrozos ni que no había. Había tres o cuatro soldados que pude ver pero a lo mejor adentro había más.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda quién era el propietario?

No, era un señor viudo.

Fiscal Abel Córdoba: ¿La persona que lo llevó secuestrado?

Era una persona que he visto en la calle pero no tenía ningún contacto con ellos. Era del comando radioeléctrico.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuando le dicen que va a quedar detenido de qué lo acusaban?

Me dijeron que había una norma que yo había violando, que no había comunicado al V Cuerpo que decía que todos los meses había que comunicar las personas que habían alquilado.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Eso usted lo sabía?

No.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuando queda detenido puede avisarle a su familia?

Nada, me dijeron que no podía hacer ningún trámite. Pero como en ese momento tenía como abogado al doctor Zabala Ameghino que era muy amigo, estaba al tanto de los movimientos que había hecho. Cuando me vinieron a buscar alcancé a decirle que me llevaban al Comando Radioeléctrico. Él se acercó y le comunicaron que yo no estaba detenido ahí.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuánto tiempo estuvo en el Comando?

Habré estado unas tres horas y luego me llevaron a la segunda de calle Roca. Allí estuve trece días.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Lo seguían acusando de lo mismo? ¿Lo interrogaron?

No, nunca me interrogaron ni nada.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Estaba a disposición de algún juez?

Nada. El doctor Zabala se enteró por medio de una persona que estaba detenida ahí, le pude mandar un mensaje, se presentó, primero le dijeron que no y después que sí pero que no presentara habeas corpus ni ningún trámite porque si no iba a pasar a disposición del PEN.

Fiscal Abel Córdoba: ¿En algún momento lo acusaron de tener vínculos con lo que se rotulaba como personas subversivas?

No, me dijeron que estaban solicitando antecedentes míos y nada más. Era culpable porque habían matado en esa propiedad que yo administraba.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo lo liberan?

Me comunica un policía diciéndome que preparara las cosas que iba a quedar en libertad. Me van a buscar porque al doctor Zabala que venía casi todos los días, le comunicaron y vino él con mi señora.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Había más detenidos en la comisaría?

Gente había pero no sé por qué cuestiones.

Fiscal Abel Córdoba: ¿A partir de ese momento comenzó a comunicarle al V Cuerpo?

Me dijeron que tenía que comunicar, hacía una nota al Comando donde todos los meses se decía los nuevos inquilinos que tenía. Fueron pocos meses.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Tuvo contacto con la familia Acevedo?

No, con nadie, ni con la familia ni con el dueño de la propiedad. Después el doctor Zabala me dijo que le habían entregado la propiedad al dueño.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿Conoce la identidad de alguno de los otros detenidos de la comisaría segunda?

No, a uno nada más conocí que fue con el que mandé a decir que estaba preso en ese domicilio.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: Puede dar un poco más de precisión cuando fue al domicilio de la calle Chiclana, usted dice que ingreso al comedor, ¿vio algún tipo de destrozos, las paredes...?

No, no vi nada.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Estaba el lugar normal?

No le puedo decir porque no observé nada, entré y salí enseguida porque no me dieron lugar a...

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: Pero si la propiedad estaba destruida usted se tendría que haber dado cuenta...

No estaba destruida.

Perla María Ré Malena de Acevedo

86 años, de Buenos Aires, es ama de casa, trabajó en el Colegio Nacional como docente. Viuda, una sola hija. Vive en Bahía Blanca.

Fiscal Abel Córdoba: Usted ha sido citada en relación al caso de su hija Patricia y le voy a hacer algunas preguntas en relación a ese hecho. ¿Dónde estaba domiciliada en el año 76?

Cuando corría el año 1976, que vivía con nosotros, ella soltera, estudiaba en la universidad, nosotros vivíamos en la avenida Alem al 200. Le perdí el rumbo a ella cuando se fue de casa.

Estudiaba Filosofía y Letras en la Universidad del Sur. Se había ido de mi casa con un joven que conocí por arribita, Príncipi de apellido.

Fiscal Abel Córdoba: Cuando Patricia vivía con ustedes, ¿era habitual que lleve compañeros?

Sí, yo no sospechaba nada porque tenía que ir al colegio así que mucho no los trataba, pero siempre pensé que eran compañeros de estudio, pero seguramente hablarían de este problema. No recuerdo sus nombres, creí que era la cosa más natural que los chicos se junten a escuchar.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuando ella se va de su casa hubo algún procedimiento buscándola?

Sí, fue a altas horas de la noche, estaba yo durmiendo con mi esposo, sentimos el timbre y golpear las puertas. Mi esposo va y ve a por lo menos cuatro militares con armas. Entraron a mi habitación, me hicieron vestir para que los siguiera y empezaron a empujarme, 'hable , hable', 'le ponemos una 38 en la cabeza'... imagínese, estaba muerta de miedo y no sabía por qué me trataban así.

Me llevaron a un auto y empezaron a dar vueltas por Bahía Blanca, me extrañaba que me decían que no levantara la cabeza, ellos no conocían Bahía Blanca, me preguntaban dónde estaba mi hija, si tenía amistades en tal lado, era una cosa absurda porque no me dejaban levantar la cabeza y yo no sabía en qué calle estamos.

Me pidieron de ir a casa de las primas. Fuimos y estaban acostados, mi hermano en pijama, obviamente que no estaba Patricia. Pero para ir a la calle Mitre que era a tres cuadras, dieron vueltas porque se nota que no eran de la ciudad de Bahía Blanca porque si yo estaba en Alem y tenía que ir a Mitre al 200 dieron vueltas porque no conocían. Yo tampoco podía mirar, pasé un momento terrible de miedo, decía 'no vuelvo más a mi casa'. Pensé que me mataban. Creo que no era necesario que me trataran así.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Eran personas jóvenes?

Sí, por lo menos eran cuatro porque en el auto, uno manejaba, otro estaba al lado, y yo estaba al medio atrás con dos a los lados cuidándome. Me trataron injustamente porque total yo no tenía un arma y no sé qué podía hacer contra cuatro personas armadas.

Fiscal Abel Córdoba: ¿El auto en algún momento se detuvo?

Se bajaron porque subieron al departamento donde vive mi hermano. La cara de ellos no se las vi.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué pasó con su marido?

A él lo dejaron tranquilo porque pensaban que la mamá era la que sabía más. Arrancaron el teléfono para que no llamara, que después vi que se las ingenió para arreglarlo y llamar a alguien.

Después me dejaron en mi casa. Lo único que hacían era amenazarme y preguntarme por mi hija. Bueno, me vine, dios no lo habrá querido...

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuál es la siguiente noticia que tiene de su hija?

Después ella me llamaba, yo no quería saber donde estaba ni ella me lo iba a decir, estaba en la clandestinidad, alguna vez me preguntó cómo me iba, cómo estaba, que pronto iba a volver, dándome un consuelo pero no fue así.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda cuándo fue la última vez que la vio?

No.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Del hecho ocurrido en calle Chiclana cómo se enteró?

Por la televisión, era un sábado a la tardecita, estábamos con mi esposo y vimos en la televisión un procedimiento en la calle Montevideo y Chiclana, yo ni sabía que vivía ahí, le digo a mi esposo que mire y justo dan el nombre de ella. Después mi esposo tuvo que reconocer el cadáver, por suerte dentro de todo me siento más tranquila de tenerla en Bahía Blanca, de haberla sepultado en Bahía Blanca.

Fiscal Abel Córdoba: ¿O sea que la familia no tuvo comunicación sino que se enteró por los medios?

Sí, nadie me llamó. Lo supimos de casualidad porque a veces uno no prende la televisión un sábado a la tarde, salimos a pasear, justo quiso dios que prendamos la televisión. Así fue, terrible, porque que digan la noticia de que la hija de uno la mataron es terrible. No lo quiero ni pensar.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Sabe ante quién gestionaron la entrega del cuerpo?

Sí, me acuerdo que fue un muchacho que era de la Prefectura Naval, amigo nuestro, Milone se llamaba, fueron con otros amigos a reconocer el cuerpo y pudimos hacer el velatorio.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Le entregaron las pertenencias de ella?

No, no. Incluso hasta tenía una hermosa cadena con una cruz que nunca la recuperé. Ah y en mi casa también nos sacaron algunas cositas, yo tenía pelucas, en aquel tiempo se usaban. Entonces estos pensaron que eran pelucas de ella. Se llevaron eso, alhajitas que tenía en una caja. Ellos entraron a la habitación de Patricia y lo que pudieron llevarse se lo llevaron.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué edad tenía su hija?

22.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo era ella?

Ah bueno, le preguntas a una mamá... era alegre, bonita, divertida, inteligente, llena de sueños, era maravillosa.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Tenía militancia barrial, social?

Sí, yo por lo que ella me hablaba me daba cuenta para donde estaba pensado, su ideología.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Hubo homenajes y recordatorios?

Sí, en la Universidad del Sur, el año pasado, a ella y otros chicos. No me acuerdo los apellidos.

Fiscal Abel Córdoba: ¿El hecho de que a su hija la hayan matado las fuerzas armadas ha sido una carga social? ¿Algo que ocultar o algo que usted pudo hacer público?

No, al contrario. Me acuerdo que al velatorio fueron personas que se comprometieron. Puedo nombrar a un doctor, que habría que ponerse de pie para nombrarlo, el doctor Llobet Fortuny con su señora y sus hijos fueron al velatorio. Fueron otras personas que ahora no recuerdo pero ninguno se sintió comprometido por eso.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Era riesgoso?

Y... Compromiso era. Se comprometió mucha gente que tenía puestos públicos, profesores. Estuvo muy concurrido. Ninguno se quedó en su casa. Los que tenían que venirme a saludar vinieron sin temores.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Le comentó su marido en qué estado estaba el cadáver de su hija?

No, incluso no me acerqué a verla. Quiero tener el recuerdo de ella como era, tan linda, tan joven, tan... tan, tan. Pero se ve que debe haber estado bien con su carita porque estaba destapado su rostro. No sé cómo estaba su cuerpo.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Leyó el certificado de defunción?

Sí, pero no me acuerdo que decía.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Conocía a la familia Tagliabue?

Sí, vivían enfrente de casa en avenida Alem.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Usted tenía amistad con ellos?

No, amistad superficial, de vecindad.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿En alguna oportunidad vio en la azotea de la familia Tagliabue militares apostados?

No, no me di cuenta.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿A la familia Vázquez la conocía?

No.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Recuerda quién vivía justo enfrente de la familia Tagliabue?

Y... sería la familia del doctor Sofía.

Abogado querellante Víctor Benamo: Una sola pregunta, dijo que su hija se fue con el novio de su casa. ¿Hasta el día en que se enteró por la televisión del fallecimiento de su hija cuánto tiempo habrá pasado?

Y sería unos diez meses... no le puedo decir... bueno, sí porque si en el 76 vinieron a mi casa los militares, en el 77 falleció, así que debe haber sido un año más o menos.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: Con respecto al secuestro que usted sufrió, ¿cómo sabe que estas personas que no conocían Bahía Blanca eran militares?

Ah, me parece que estaban vestidos... yo del susto que tenía y que no me dejaban levantar la cabeza, pero estaban armados y creo que eran militares, aparte no eran de Bahía Blanca, lo repito.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: ¿Usted pudo ver el atuendo característico de los militares?

Sí, aparte mi esposo también los vio, no me iba a mentir. El portero también les abrió la puerta abajo o sea que también tiene que saber. A menos que estarían disfrazados, estaban uniformados.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: ¿Podría referir cómo era el uniforme?

No.

Juez Jorge Ferro: ¿Recuerda quién le entregó el cadáver de su hija? ¿Este amigo de usted, Milone?

Sí, fue sobre todo para acompañar a mi esposo y por el cargo que tenía, era prefecto marítimo, lo ayudó y lo acompañó.

Juez Jorge Ferro: ¿Recuerda a dónde lo acompañó?

No recuerdo.

Juez Jorge Ferro: ¿Y no sabe quién le entregó el cadáver?

Y el Ejército habrá sido...

Juez Jorge Ferro: ¿No recuerda si su marido le comentó algo?

No, estábamos muy mal los dos, no hicimos cometarios, nos quedamos muy mal. No sé cómo mi esposo pudo aguantar tan bien, una cosa así no se la deseo a nadie.

Juez José Mario Triputti: ¿Quiere decir algo más?

No, está muy bien, estoy muy agradecida y estoy orgullosa de mi hija, de lo que hizo, de su trayectoria en la vida, que fue tan cariñosa conmigo, tan buena, tan estudiosa, sus modales, sus formas de ser, estoy agradecida a dios que me dio una hija tan buena. Pero bueno así como me la mandó me la quitó también, lástima la forma en que fue ¿no? Muchas gracias a todos.

María Claudia Ré

54 años, divorciada, una hija, es dibujante.

Fiscal Abel Córdoba: Usted ha sido citada como testigo en relación al caso de Patricia Acevedo, ¿qué vínculo tenía con ella?

Era prima hermana mía.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Tenía trato frecuente?

Con Patricia compartimos la infancia, era una prima muy cercana, cuando digo nosotros, fundamentalmente mi hermana mayor, compartimos la infancia, las peleas, era muy allegada a nosotras, pasábamos mucho tiempo juntas, se quedaba en mi casa.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Hasta qué tiempo la siguió viendo?

En la adolescencia nos empezamos a ver menos, teníamos distintos intereses, ella era unos años mayor que yo y a esa edad se nota, pero nos veíamos en las fiestas familiares, cumpleaños y esas cosas.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué conoció del hecho?

Hacia la época del golpe de estado, marzo, abril del año 76, la encuentro un día en la esquina de Sarmiento y Alem, ella vivía a media cuadra de ahí, me dice que tiene mucho miedo. Ya la había notado muchas veces como paranoica, según lo que yo pensaba, le pregunté por qué tenía tanto miedo. Me volvió a decir que tenía miedo, le dije que no sea exagerada, que no era para tanto y me dice 'a mi viva no me agarran'. Le volví a decir que era una exagerada.

Obviamente ella manejaba una información que yo no, yo no estaba politizada, pero bueno me quedó en la memoria esa conversación.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo se enteró del hecho?

Me enteré cuando murió por la televisión. Justo yo entraba a la casa de mis padres y lo escuché en el informativo.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Conocía a Gustavo Tagliabue?

Sí, cuando hacia el mes de julio, agosto, que fue cuando la fueron a buscar a mi prima a su casa, ella unos días antes había estado durmiendo en mi casa y el argumento que había dicho -según mi mamá- era que había discutido con sus padres, no nos extrañó porque solía tener algunas discusiones, era algo familiar que viniese Patricia. Se quedó unas noches.

Sucedió que un domingo a la mañana, escucho, me despierto, ella se estaba levantando. Serían las ocho, abro los ojos, se estaba vistiendo, le pregunto a dónde vas, 'me vienen a buscar, me voy'.

Esa fue la última vez que la vi con vida, sobre esa semana viene un grupo, no sé si hablar de comando, encapuchados, a buscarla a casa. Habían estado antes en lo de mi tía y supongo que le habrá dicho que había estado durmiendo en mi casa y llegan a las tres o cuatro de la mañana. Al dormitorio que yo compartía con mi hermana entraron dos personas encapuchadas que me dijeron 'si te movés te hago la permanente con una 38'.

Nos hicieron poner de espaldas, sobre todo a mi hermana mayor le hicieron más preguntas. Recuerdo una, si conocíamos a los amigos de mi prima y si sabíamos dónde estaban. No conocíamos nada, le preguntaban si conocíamos pensiones estudiantiles, miraban las fotos, nos preguntaban quiénes eran algunas personas. No hubo en ningún momento violencia física. Luego se retiraron. A mis padres los tenían apartados en el living. Imaginé que había una tercera persona pero después me dijeron que había más.

Lo que sucedió en lo de Tagliabue era que yo en aquel momento estudiaba biología y solía ir bastante a la casa de ellos porque estudiaba con Guillermina Tagliabue. Era gente que me conocía mucho a mí.

Días o semanas después yo llego a lo de los Tagliabue a estudiar y estaba el hermano de Guillermina, Gustavo, dos años mayor que yo, con un amigo que yo ya lo había visto en un cumpleaños de Guillermina, ella cumple el dos de junio así que había sido más o menos cercano. Había dos o tres personas que yo desconocía, algunos bastante mayores, amigos de Gustavo y me los presenta como gente del Ejército. Me acuerdo de uno solo que estaba ese día que llego a lo de los Tagliabue que le decían Chipont. Era un señor de estatura media, media baja, norteño y tenía una dificultad motriz en una mano.

La escena la recuerdo así: yo llego, me quedo sola con Gustavo, con Gustavo y este señor Chipont. Me quedo sola, o me dejan sola, la frase con la que inicia Chipont es 'así que vos sos prima de la Acevedo'. La frase la recuerdo clarita porque me impactó y me dolió. Me parecía una cosa fría, estaba muy sensibilizada, era chica, no estaba preparada. Me hizo una serie de preguntas que sentí una tras de la otra, me sentí avasallada al punto que después de preguntarme si sabía dónde estaba Patricia, dónde estaban los amigos y otras cuestiones, con un evidente gesto de ingenuidad y de inconsciencia le dije 'porque no me ponés una luz en la cara y me hacés confesar'. Que yo creo que si hubiese sabido la magnitud de lo que pasaba eso no lo decía. Creo que me apabullé y saqué unas garras que me dieron resultado en ese momento evidentemente porque ahí Gustavo le dijo 'dejála, no sabe nada'. Debo aclarar que en ningún momento hubo violencia física, que nunca más me molestaron ni tuve una situación de esas.

Esa es la situación que viví en la casa de Gustavo Tagliabue.

Fiscal Abel Córdoba: ¿O sea que no fue una charla sino un interrogatorio?

Sí, al no estar preparada, psicológicamente no estaba alerta, yo iba a estudiar una materia y me encuentro con un careo.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Habló con Tagliabue sobre eso?

No, no lo hablé con mucha gente.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuando se enteró lo sucedido con Patricia relacionó con la búsqueda que hacía esta persona?

No, fue tanta la tristeza que la verdad que no le dediqué un pensamiento a Chipont, por otro lado no tenía elementos para decir exactamente 'sí, es esa persona'.

Fiscal Abel Córdoba: ¿El resto de las personas eran militares?

El día del careo no recuerdo a nadie más. Me da la sensación que mi amiga Guillermina y su mamá se habían ido a la cocina. Si había más gente, no lo recuerdo.

Juez José Mario Triputti: Cuando Tagliabue dijo 'dejála no sabe nada', a la distancia ¿suena como que esta persona en cierta forma tenía conocimiento o no de alguna situación relacionada con la señorita Acevedo. ¿Cómo lo vio eso? Parecería que la persona acompaña a la que hace el interrogatorio, ¿lo vivió así?

Le voy a decir como lo percibí desde mi lugar. Por empezar, el tono me pareció peyorativo. Todos estos elementos que archivé en algún lugar, los pude analizar después de muchos años. En aquel momento no tenía la capacidad ni la serenidad ni tal vez la edad para analizar todas estas cosas, para decodificar en algún momento.

A mí me... después de muchos años me indignó mucho, porque yo. A ver cómo le puedo explicar para que se entienda, yo puedo entender -no compartir-, pero entender qué estaba haciendo Chipont ahí. Él no me conocía y él tenía a su modo una función que cumplir. Lo que no puedo entender es a Tagliabue. Él me ubicó en una situación que hasta podía ser muy peligrosa siendo que él me conocía, y todavía no entiendo porqué. Él estaba colaborando evidentemente y no sé porqué, cuál era su beneficio. Él fue vecino de mi prima toda la vida, la conocía desde chiquita. Entonces también tengo una cuestión... él la conocía, vivían a la vuelta, eran vecinos.

Juez José Mario Triputti: ¿Cómo tengo que interpretar lo que me está diciendo? ¿Qué él tenía información o datos con respecto a Patricia?

No sé, hasta el día de hoy es una incógnita, porqué le dedicó él un tiempo a esta cuestión, qué hacía él al medio.

Juez José Mario Triputti: ¿Usted estaba al tanto que esta persona le pudo haber contado alguna situación particular en relación a este militar? Que usufructuaba un departamento, alguna situación particular que el tribunal deba saber. Algún enredo de polleras... ¿No sabe nada de eso?

No, nada, nada.

Juez Jorge Ferro: Usted hizo mención recién sobre un cumpleaños días antes a este interrogatorio que le hizo Chipont en el cual dijo que había militares.

Sí, había dos o tres. Caras nuevas, caras que de golpe aparecieron.

Juez Jorge Ferro: ¿Cómo sabe que eran militares?

La verdad que no conozco. Me podrían haber dicho tenientes... de Chipont estoy segura que era militar.

Juez Jorge Ferro: ¿Se presentaban de uniforme o con grados?

No, con grados. Me habrían dicho 'él es tal persona, teniente', por decir algo. Yo tampoco me quedé conversando mucho, me fui con mis amigos. No era algo que me molestaba, ni me sorprendía, me llamó la atención las caras nuevas. No le di trascendencia.

Juez Jorge Ferro: Cuando menciona la referencia de Chipont, si la conocía a la Acevedo, ¿lo relacionó con la fiesta de cumpleaños?

No, lo que si relaciono es que ya lo conocía y que me lo presentaron en esa fiesta de cumpleaños. Pero lo vi pocas veces, recuerdo que lo nombraban en la casa. Me dejó muy mal ese careo pero nada...

Juez Jorge Ferro: ¿La sorprendió?

Me angustió también. Para contestarle como le contesté evidentemente fue un impacto.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿Usted recuerda o supo si la relación con el señor Tagliabue o de su madre con el militar era de cercanía?

En aquel momento sí. Capaz que con ambos pero con quien salía, iba y venía era con Gustavo. La madre era una mujer grande.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿En alguna oportunidad Gustavo la llevó a la casa de Chipont?

No.

Abogado defensor oficial Alejandro Castelli: En una de las preguntas del fiscal le manifestó que no fue una conversación sino un interrogatorio lo que ocurrió con Chipont. ¿Al momento que fue a la casa de Tagliabue sabía que iba a ser interrogada?

No, fui con la carpeta a estudiar una materia.

Abogado defensor oficial Alejandro Castelli: ¿El diálogo comenzó con una conversación?

Comenzó diciéndome 'así que vos sos la prima de la Acevedo'. Se sentó delante mío y me empezó a hacer una serie de preguntas, una detrás de la otra que evidentemente yo no estaba acostumbrada a ese tono. Fue muy imperativo.

Juez Jorge Ferro: Por el tiempo, una vez que pasa lo que sucedió con su prima, ¿este señor Tagliabue tiene algún contacto con usted o comentario respecto de su prima?

No, ni yo lo esperaba ni lo buscaba. Si bien lo conocía de muchos años nunca tuve una afinidad. Nunca fue amigo, sí de compartir muchas cosas porque yo estaba mucho con su hermana, por ahí nos llevaba en auto a tal lado pero nunca una relación de amistad ni confidencia con él.

Juez Jorge Ferro: ¿Frente a lo que sucedió él no habló con ustedes?

No. No se habló... inclusive hay cosas que obviamente no recuerdo. No sé si le aclaré cosas a él, no sé si quise, si me interesó y él tampoco. La verdad que es muy difícil entender la cabeza de otro y mi cabeza estaba ocupada en otra cosa.

Juez Jorge Ferro: ¿A Chipont lo volvió a ver?

Capaz que en lo de Tagliabue pero nunca más ni él ni ninguna otra persona directamente se ocupó de preguntarme cosas.

Juez Jorge Ferro: ¿No lo vio más después de lo de su prima?

Creo que no. Pasa que después deje de ir a lo de los Tagliabue porque adelanté materias y mi amiga no, tenía mi novio, otras amistades, con esa familia tenía solo un conocimiento de muchos años.

Abogado querellante Víctor Benamo: Dijo que fue a estudiar una materia ese día, ¿usted sabe cuál fue el motivo que se encontrara el señor Chipont y los dos militares que usted no dio apellido, en la casa de Tagliabue?

Bueno, ese día no estaba más que Chipont. El sentido común me dice que me estaba esperando a mí. Yo lo había visto un mes o dos antes en un cumpleaños, el día de ese evento que sentí como una indagatoria lo recuerdo que había ido a estudiar, con la carpeta en la mano, eran las dos de la tarde después de almorzar y estaba este señor Chipont con Tagliabue.

Abogado querellante Víctor Benamo: ¿Cuando usted llegó a la casa ya estaba Chipont? ¿Quién más estaba?

Sí, ya estaba. Además estaba mi amiga Guillermina y su mamá.

(Al finalizar el testimonio el abogado querellante Walter Larrea manifestó "la existencia de contradicciones severas" respecto a las declaraciones de María Claudia Ré y las de Gustavo Tagliabue. El abogado entendió que esto "obstaculizaría la posibilidad de arrojar luz sobre determinadas responsabilidades penales en el caso de la muerte de Patricia Acevedo" por lo cual solicitó un careo entre ambos testigos. El fiscal Abel Córdoba adhirió al pedido "en el punto específico de la escena en la cual González Chipont habría interrogado a la testigo).

Patricia Taboada

54 años, ama de casa, casada, tiene hijos.

Fiscal Abel Córdoba: Usted ha sido ofrecida como testigo por el caso de Patricia Acevedo, ¿usted la conocía a ella?

Sí, la conocía porque íbamos al mismo colegio a pesar de que ella era dos o tres años mayor que yo y más que nada porque era prima de mi amiga Claudia Ré. No tenía mucho trato. Después me enteré que la mataron en un operativo.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda la fecha?

Sí, después me enteré que fue en febrero del 77.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Conocía a la familia Tagliabue?

Era amiga de Guillermina Tagliabue.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y a Gustavo?

Era su hermano.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Los frecuentaba? ¿Tenía trato habitual con ellos?

Sí, en la casa de ellos nos reuníamos con mis amigas.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Era habitual la presencia de personal militar?

No, nos reuníamos un grupo de amigas, de haber visto, salvo en alguna ocasión. Una vez estábamos reunidas y llegó Gustavo Tagliabue con un amigo que era militar y que inmediatamente se sentó al lado de Claudia Ré y le empezó a preguntar sobre Patricia Acevedo. La aisló, se pusieron a hablar ellos dos solos hasta que en un momento Claudia lo interrumpió y en algo que consideré muy valiente, en voz alta dijo 'si me vas a hacer un interrogatorio poneme la luz'.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo se llamaba esta persona?

González Chipont.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y era militar?

Sí, era más grande que nosotros pero nos lo habían presentado como militar.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Era amigo de alguna?

No, de nosotros no. Lo conocimos esa vez que apareció con Gustavo, era amigo de él. Llegó con él.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Usted frecuentaba la casa de González Chipont?

No, frecuentarla no. Una vez nada más fui. Gustavo Tagliabue era el que tenía auto así que nos llevaba a nosotras y una vez pasamos por la casa de González Chipont que eran las casitas que había frente al Comando y nos dice de bajar. Cuando bajamos vimos que había un montón de armas así que las tres que fuimos no entramos.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda qué tipo de armas?

Armas como fusiles...

Fiscal Abel Córdoba: ¿Armas largas?

Sí, armas largas.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Esto ocurrió a la vista de Tagliabue?

Sí, además las armas estaban muy a la vista, se abrió la puerta y ya las vimos, nos asustó, así que no entramos.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Luego de la muerte de Patricia Acevedo los volvió a ver?

Nunca.

Juez José Mario Triputti: ¿Cuántos años más que usted tenía este militar?

Y unos cuantos años más que nosotros. Yo tenía 19 y él capaz que tenía siete, ocho años más que nosotros. Capaz que tenía 27 o 28 años en ese momento.

Juez José Mario Triputti: Esa visita al domicilio de él, independientemente que había armas, ¿era una cita normal o le dio la impresión que era alguna persona que estuviera en una situación liberado, con respecto a polleras y esas cosas? ¿Usted lo tomó como una visita común o de alguien que tenía un nido aparte para una otra circunstancia particular?

No, fuimos como a la casa de él. No recuerdo si Gustavo tenía que pasar a buscar algo, fue ocasional ir a la casa de González Chipont.

Juez José Mario Triputti: ¿Usted tenía conocimiento de que este militar tuviera alguna otra participación?

No, no lo conocía de nada ni sabía nada de su vida íntima.

Abogado querellante Walter Larrea: En esa ocasión que fue llevada a la casa del militar Chipont con este señor Gustavo, ¿usted recuerda que él haya alardeado por su amistad con el militar o la posesión de armas?

Y sí, en la personalidad de él estaba eso, era fanfarrón, creo que nos lo quisieron como mostrar, nosotras nos impresionamos, era una manera de demostrar poder.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿El señor Tagliabue tenía una amistad íntima con Chipont?

Él lo trajo a la casa y lo presentó como amigo pero después no lo volvimos a ver.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿No parecía un conocido ocasional?

No. Daba la impresión, si lo llevaba a la casa y después pasaba por la casa de él, que lo conocía bastante.

Juez José Mario Triputti: ¿Recuerda qué grado tenía este militar?

No, lo debe haber dicho pero no.

Abogado querellante Víctor Benamo: ¿Usted llegó primero que Gustavo cuando entró con este oficial?

Sí, estábamos antes.

Abogado querellante Víctor Benamo: ¿El interrogatorio después que entró Gustavo empezó enseguida?

Sí, me da la impresión que sí. Que fue directamente a Claudia, se le sentó al lado y empezó a hablar con ella.

Abogado querellante Víctor Benamo: ¿Podría darle la idea de que Tagliabue trajo ese militar para hacerle esas preguntas?

No puedo decir si lo trajo especialmente para eso, pero que el militar venía con la intención de hablar con Caudia sí porque fue directo a ella.

Abogado defensor particular Mauricio Gutiérrez: ¿Recuerda aproximadamente la fecha en que ocurre esa reunión en la casa de Tagliabue?

Recuerdo que hacía calor, antes de fin de año, sería octubre o noviembre del 76.

Juez Jorge Ferro: En esa reunión donde se produce la incidencia entre la prima de Patricia y Chipont, ¿ese militar dialogó con usted o con el resto de las personas?

No, fue directamente a hablar con Claudia, después no sé qué pasó. Medio que se disolvió la reunión porque después de esa respuesta de Claudia nos sentimos todos muy incómodos y se disolvió la reunión, cada uno se fue a su casa.

Juez Jorge Ferro: ¿Pero hasta ese momento no habló con usted?

No.

Abogado defensor particular Hernán Vidal: Usted dijo que cuando fueron con Tagliabue a la casa de Chipont usted pudo ver armas, ¿le puede decir al tribunal cuál era el lugar donde estaban ubicadas?

Estaban dispersas en la casa, estaban muy a la vista. Podría haber alguna apoyada contra la pared, en un mueble finito que había, después nos fuimos.

Abogado defensor particular Hernán Vidal: ¿De ese paneo pudo ver la cantidad que había?

Sí, cuatro o cinco armas, una cosa llamativa. Tanto que daba la impresión, era antinatural que eso sea una casa, con tantas armas.

Abogado defensor particular Mauricio Gutiérrez: ¿Recuerda alguna característica física de González Chipont?

Era de estatura baja.

Abogado defensor particular Mauricio Gutiérrez: ¿Tenía alguna discapacidad?

No lo recuerdo, no lo conocía demasiado.

Abogado defensor particular Mauricio Gutiérrez: ¿Lo vio más de una vez?

Esa vez y la que fuimos a la casa.

Juez Jorge Ferro: ¿Luego de lo que sucede con Patricia volvió a verlo a Tagliabue y a Chipont?

No.

José Luis Gon

60 años, nació en Coronel Suárez, vive en Huanguelén. Casado, tiene hijos. Es pintor de construcción.

Fiscal Abel Córdoba: Usted ha sido ofrecido como testigo por los hechos que ha conocido como víctima o como testigo. ¿Usted fue secuestrado durante la última dictadura cívico militar?

Sí, fui secuestrado junto con mi esposa en Posadas, Misiones. Vivía en Bahía Blanca, tenía militancia política.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Quién era el grupo de sus compañeros de militancia?

El Partido Revolucionario de los Trabajadores.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Con quién militaba en ese espacio?

Militaba con Raúl Ferreri, con Darío Rossi y otros compañeros que no sabría decirle.

Fiscal Abel Córdoba: ¿En qué fecha fue secuestrado?

Fui secuestrado en principios de noviembre de 1976 en Posadas.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría relatar ese secuestro y sus traslados?

Bueno, es un poquito largo porque fui detenido tres veces. La tercera quedé pegado. La primera vez fui detenido con mi hermano y con un amigo de Posadas y nos liberaron, fue por Información y Seguridad.

La segunda detención fue por la Brigada de Investigación con mi hermano otra vez. Mi esposa quedaba libre en casa. Con mi hermano la segunda nos lleva la Brigada de Investigaciones y nos deriva a Investigación y Seguridad. Fuimos liberados. Vendimos unos utensillos de primera necesidad para cocinar y con eso conseguimos un pasaje para que mi hermano cruzara en colectivo la frontera a Brasil. A pedido de mi madre era el objetivo primordial salvarlo porque estaba amenazado de muerte. Se expuso mucho a los enemigos y lo amenazaron de muerte directamente. Mi madre me pidió que lo lleve a un lugar que se pueda salvar. Así lo hice, por eso fui a Misiones.

La tercera vez, estaba trabajando en la construcción, viene un grupo comando, entra a unos monobloc de Posadas, me ponen una pistola en la cabeza y me llevan detenido. Cuando voy hacia afuera veo a mi esposa arriba de un jeep del Ejército que se había inaugurado hacía unos días porque no estaba en Misiones.

Nos trasladan a Información y Seguridad donde nos mantuvieron junto a otros compañeros, algunos muy torturados, algunos malheridos. Un chico murió en mis manos en ese lugar porque viene un represor y me dice 'Porteño...' -en el norte a uno le llaman porteño por más que sea de la pampa o uruguayo- me dice 'andá y llevalo a Pelito al baño'. Yo vi que tenía dificultad para andar, lo levanté como podía. Era un chico de 15 años, flaquito. Lo llevo al baño y le digo 'hace pis, qué te pasa'. Jadeaba muchísimo, tenía dificultades respiratorias. Pensé que era mucha picana eléctrica. Vi que no quería orinar y lo llevo al lavamanos. Le echo agua en la boca, absorbía el agua pero medio que se ahogaba. Lo llevo de nuevo a una colchoneta que estaba tirada en el piso y en ese lugar, antes de llevarlo noto en la espalda un tapón de papel -detrás del pulmón- que se cae al abrazarlo. Ese tapón era un orificio de bala, tendría el pulmón agujereado porque después lo llevo y lo recuesto a Pelito, por ese apodo lo conozco.

Me mandan a la celda, estaba de puerta abierta pero era interna. Me mandan a la celda y al ratito escucho que Pelito había muerto. En la agonía, los verdugos le decían 'boludo porqué te escapaste, porqué te fuiste'. El escapó por los fondos del patio de la casa por temor a esos criminales que venían a mansalva. Le dieron un tiro por la espalda. Buscaban al hermano de Pelito que parecía que tenía un gran compromiso con la militancia.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Al cabo de cuántos días a usted lo trasladan a Bahía Blanca?

Recuerdo que el 11 de noviembre estábamos en Bahía Blanca.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Por qué medio lo trasladan?

Por avión. Bajamos en Espora pero se enojaron muchísimo porque mi esposa dijo 'estamos en Espora'. La reprimieron y le dijeron que se callara la boca, que ella no sabía nada. Por supuesto que estábamos vendados, tabicados con las manos atadas atrás en la espalda.

Venía el Tío Cruciani, que falleció tengo entendido. ¿Por qué el Tío? Por la voz, una voz muy particular, la misma que después estuvo en el campo de concentración La Escuelita.

Cuando nos bajan del avión al camión, nos tiran de panza ahí. Pero una observación, un represor dijo a otra persona que supuestamente hacía una guardia ahí, 'ustedes no vieron nada'. Supuse que podían ser colimbas.

Nos trasladan a La Escuelita, nos hacen agachar para llegar a ese lugar. Nos patean, nos golpean, notábamos que unas ramas nos tocaban la espalda, eran tamariscos. Eran montecitos de tamarisco, como laberintos. Mucho olor a vegetación. Fue así que entramos a ese lugar que no sabíamos hasta ese momento qué era La Escuelita. Sabíamos perfectamente que estábamos en Bahía, un colimba en Misiones nos dio unas pitadas de cigarro antes de subir al avión y nos dijo que nos quedemos tranquilos, que todavía no nos iban a matar.

En La Escuelita nos meten adentro pero abrieron una reja, algo que estaba encadenado, esa reja era habitual escucharla en los días siguientes. Nos meten en una habitación. Ahí yo tengo un poco de confusión si estaba en un lugar o en otro pero tengo el recuerdo que el piso donde estaba yo era de ladrillo a la vista con junta tomada - mi esposa no sabía dónde estaba-. Había como una mesita y una chicharra típica de las que usaban en el Ejército, se comunicarían con el V Cuerpo, con el Batallón. Era un medio de comunicación, como un teléfono. Debajo de la venda alcancé a ver una persona sentada al lado de esa chicharra.

A los días, me trasladan a una habitación que tenía piso de madera, de machimbre. Esa pinotea que entró importada de Europa, es una madera muy especial, ese árbol que tenía esa madera no existe más. El cuarto tenía una ventana con la reja, la pared era amarillenta, había tres camas. Pero cada cama era de dos colchones, superpuestas. Había un catre trenzado con lonjas de cuero de animal.

A mí me metieron en ese catre y me esposaron una mano en el catre. Me corro la venda y veo una manchita roja en el piso, era mi esposa, el piso estaba cubierto de cautivos. La manchita roja era mi esposa porque tenía una camisa roja cuando la detuvieron.

Pasados los días a mi esposa se la llevaron, no supe más nada. En esa habitación que yo estuve me sacaban nada más para torturar o para otras cosas que después puedo desarrollar.

Un día me sacan para el baño. El baño estaba dentro de la reja. Tengo mis dudas si había dos baños. Para mí había uno después de la reja y uno adentro. En ese baño me hacen afeitar, me sacan una foto. Vino un represor con un tejido en la cabeza, como esos de los apicultores. Alcancé a ver por una ventanita rectangular de dimensiones muy pequeñas, a una persona joven de pelo cortito, más bien rubio, clarito, manejando un fusil. Sería una persona de veinti pocos años. Estaba de civil. Hubo otra persona que la vi de civil también pero vestido con ropa de grafa, gorra visera, como si fuera un paisano de campo. También lo vi corriendo la venda, me la refregaba hasta que podía ver por un ojo.

Pasaron muchos días. Me torturan, pero no fue una tortura tan cruel como la que padecí en Posadas, no duró tanto. No perdí el conocimiento, en Posadas sí. Después venía padeciendo un problema físico, estuve cuarenta días sin defecar. Los ácidos se me venían a la boca, me quemaban la garganta, el esófago, un asco. Le pido una purga a uno de los verdugos. Era ya para navidad. Habían baldeado ese piso de ladrillo que había visto, con los pies hacía tacto y era el mismo piso.

Me dejaron parado en ese lugar que habían baldeado con mucho olor a desinfectante porque se juntaba mucho olor como a cadáver porque no nos lavábamos, no teníamos para higienizarnos, una vez un baño con alguna toalla que la usaba todo el mundo que estaba embebida en agua.

Entonces...

Fiscal Abel Córdoba: Dijo que había pedido una purga...

Cuando me quedo parado en ese lugar que habían higienizado viene otro verdugo y le pido una purga como si no hubiera tomado, porque yo sabía que una sola no me iba a hacer nada. Habían pasado cuarenta días, tenía una bola fecal terrible.

Me dio la segunda, de repente me vino como un mareo feroz. Vomito en el lugar donde estaba todo limpito. Pa' qué! Me agarra, 'qué hiciste negro hijo de mil', que esto que el otro, 'ensuciaste todo'. Me sacaron, habré caminado unos pasos, me abrazaron a un árbol, un eucaliptus.

Inmediatamente saliendo de La Escuelita había un eucaliptus grande, yo extendía los brazos para poderlo abrazar y pararme. Ahí me empezaron a lonjear. Me pegaron fuerte y mucho. Me vino una sensación de ir de cuerpo brutal, le dije textual 'suéltenme que me cago'. Me soltaron y me dijeron que iba a caminar a un lugar que hay un pozo y tiene una tabla arriba, 'no te hagas el vivo de quererte escapar porque te va a ir mal'.

Me siento. El verdugo tenía la soguita asegurada a la muñeca. Pierdo el equilibrio y me quedo abrazado al tablón y abajo el pozo, los pies en vacío. Era un pozo abierto, había olor a tierra fresca pero a la vez olor a cadáver, olor a osamenta, a ser humano muerto. Asqueroso. Me subí como pude arriba del tablón, me senté de nuevo en cuclillas.

Me dijo el verdugo 'si te caes no te saco, te pudrís ahí'. Me vino la sensación de hacer de cuerpo terrible. Realmente yo parí por el ano, francamente. Me sangró muchísimo. Sufrí muchísimo. Cayó una tosca abajo.

Después me meten adentro otra vez.

Fiscal Abel Córdoba: Respecto a ese pozo, dice que había olor a cadáver humano, ¿usted conoce ese olor en particular?

Lo conozco por los cementerios, en mi pueblo nomás cuando pasas por las tumbas donde hay personas de pocos días, que los han sepultado o depositado en algún nicho despiden un olor particular.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Ha estado o trabajado en algún lugar así?

Cuando era chico acompañaba a mi padre a un hospital donde estaba la morgue. Era una cosa muy precaria en aquel tiempo. Llevaban a personas que eran NN, crotos que morían solitos, por ahí lo mataba un rayo, un accidente y los encontraban muertos en descomposición por si algún familiar reclamaba. El olor ese...

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo podría describir ese olor o sensación?

No lo puedo comparar con ningún animal, es muy propio del ser humano.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Eso a qué distancia cree que estaba de La Escuelita?

El árbol estaba muy cerca y el pozo cerca del árbol. Calculo que lo máximo diez pasos para el árbol desde La Escuelita y otros diez al pozo. El árbol estoy seguro que era un eucaliptus por el olor. Además cuando uno está en una situación de mucho hambre, de sed y esas dificultades se desarrolla más el olfato, no el oído porque me golpearon los dos oídos, en forma de llamado de teléfono y eso me hizo un deterioro importante.

Fiscal Abel Córdoba: ¿De Darío Rossi que pudo percibir? ¿Qué escuchó? ¿Lo vio?

Darío Rossi. Yo me enteré que estaba Darío porque yo hablé con Raúl Ferreri, si bien con Julio Lede no pude llegar a hablar porque recibimos una golpiza los dos, yo intenté comunicarme con él y nos fue mal porque estaba el verdugo cerca y nos castigó a los dos, entonces perdimos contacto, cortamos la comunicación.

Pero comenzamos, cuando escucho la voz de Raúl Ferreri lo comienzo a llamar. Él tenía la venda muy apretada y yo también, en un momento tuve la venda muy fuerte que me llegaron a sangrar las orejas acá arriba, me llovía la sangre de acá arriba y me punzaba la cabeza. Muchas horas estuve así hasta que me aflojaron la venda, ese es un método de tortura permanente y horrible, apretarle a uno la cabeza. Comienza a punzar el cerebro, una punzada gigante en el cerebro.

Hablo con Raúl y él me alcanzó a decir que había caído en Huanguelén, que los represores habían tomado el pueblo, lo habían acuartelado, que él había conseguido escapar, que escapó de noche, las mil y una, que caminó 50 kilómetros entre los campos para que no lo atraparan los criminales estos que nos perseguían.

Entonces con Raúl mantuvimos mucho contacto, con Raúl Ferreri, pudimos hablar mucho, incluso hasta en un momento llegó a proponerme una fuga y ahí es donde interviene Darío Rossi y dice... voy a ser textual 'no sean boludos déjense de joder que de acá no nos podemos escapar, déjense de boludeces'. Y entonces la cortamos un poco con eso de la fuga, de escaparnos y Darío Rossi llamó a un verdugo y le dice, le propone, si podían tramitarle el divorcio. Para divorciarse de la señora para que ella no tuviera compromiso con respecto a la militancia de Darío. Fue así como a él lo llevaron, estuvo en otra habitación, lo torturaron muchísimo anteriormente, mucho mucho, era horrible escuchar los gritos de él, era horroroso.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Había chicos en ese lugar? ¿Había jóvenes, adolescentes?

Sí, sí había jovencitos. Inclusive uno al ladito mío, yo estaba en una cama, ya no en el catre, y estaba cerca de una ventana que daba a una reja que era más norte que oeste yo me guiaba por la luz del sol. Si bien no me llegaba directo yo me orientaba por los rayos.

Había un chiquito que me dijo la edad, yo no sé si me dijo 15 o 16 años y lloraba mucho, muchísimo, muy desconsolado. Yo le digo 'qué te pasa, qué tenés'. 'Me van a matar', me dice, 'Me van a matar'. Yo le dije 'qué te van a matar, dejáte de embromar'. 'Yo no hice nada', me decía. Encima se sentía culpable. Encima con culpa. Entonces yo lo consolaba, le decía 'quedate tranquilo, qué te van a matar'. Yo en realidad nunca más supe de ese chico, si lo soltaron, si lo mataron, nunca supe, porque parece que había chicos de la UES, de la Unión de Estudiantes Secundarios.

Juez Martín Bava: ¿Señor había otros chicos que lloraban o era el único chico que lloraba?

Yo escuché solo a ese chico.

Juez Martín Bava: ¿Y usted sólo lo consolaba o había otras personas consolándolo?

En el caso ese, yo lo consolaba.

Juez Martín Bava: ¿Otra persona?

Ah, sí mi compañero Raúl Ferreri. No consolaba pero hablaba concientizando a los compañeros, les decía 'esta es una prueba que tenemos que pasar para darnos cuenta de todo lo que es el régimen, el sistema que estamos viviendo, tenemos que llegar a situaciones extremas muchas veces para conocer la verdad'.

Juez Martín Bava: ¿Señor a Eliseo Pérez lo reconoció?

Sí, lo reconocimos porque nos destabicamos los dos, porque ya me habían bajado. Ya no estaba en la ventana sino que estaba en una cama donde estaba anteriormente Julio Lede que ya no estaba. Después me enteré que él ya estaba en la cárcel, entonces yo le pregunto al de abajo de la cama que estaba en otro lugar de la habitación, quién era. Y me dice 'yo soy Eliseo Ricardo Pérez'. 'Y yo soy José Luis Gon'. Porque estábamos jugados, ahí qué íbamos a hacer, estábamos re jugados y nos hablamos, nos conversamos. Tal es así que después nos trasladaron juntos a la cárcel pero pasamos momentos difíciles, raros, si bien yo no sentí tanto como Ricardo, cuando nos sacaron, yo había coordinado con Ferreri de que íbamos a hacer un golpe de tos, como si un ataque de tos me agarraba para avisarle a otro que me llevaban o que lo llevaban.

Juez Martín Bava: Usted está citado por el caso de Darío Rossi, ¿qué le pasó a Rossi?

Y Darío Rossi yo lo que puedo saber es que estaba muy afectado del corazón. Él se quejaba con los verdugos de que tenía problemas de corazón, lo habían picaneado muy fuerte y pedía el divorcio con su señora. Yo de Darío Rossi después me entero en la cárcel que cae en un enfrentamiento, entre comillas, porque me consta que estuvo vivo en frente de mi cama. En la segunda cama de arriba.

Puedo decir muy poco porque si bien nos conocimos legalmente acá en Bahía Blanca no tengo mucho que decir, sí que lo conocía. Primero en un restaurante, en una confitería frente a la Estación Sud y después nos volvimos a encontrar en La Escuelita.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo se denominaban entre ellos los interrogadores y guardias?

Tenían apodos o alias o nombres de guerra, no sé cómo llamarlo. Estaba el Perro, el Zorro, el Peine, el Laucha, Chamamé, el Tío.

Fiscal Abel Córdoba: Le voy preguntando por los roles de cada uno de ellos. ¿El tío que función cumplía en ese lugar?

Aparentemente era como un jefe principal, tenía jerarquía.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y estaba en el momento de los interrogatorios con tortura?

Sí, él estaba siempre.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y los otros le obedecían o cumplían las órdenes que les daban?

Sí, sí.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y Laucha?

Laucha también tenía poder de decisión.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo imaginaba usted que era esa persona? ¿Era alguien joven o un oficial, suboficial?

No, no lo pude ver.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y participaba en las sesiones de tortura también?

Sí. Sí, sí, era conocido por la ferocidad. Era feroz, era temido. Los prisioneros cuando estaba el Laucha...los compañeros estábamos preocupados todos, porque era muy golpeador, yo no sé si se tomaba un trago de más o qué pero de repente aparecía y empezaba a golpear a todo el mundo. Ese era el Laucha.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y Chamamé?

Y Chamamé era más tranquilo, dentro de lo que era el clima diabólico, ese infierno que vivíamos, Chamamé aparentemente parecía el bueno de la película.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y el resto? ¿Abuelo? ¿Perro?

Y eran todos golpeadores, no tenían fama de apiadarse o ser benevolentes. No, que yo sepa no.

Fiscal Abel Córdoba: ¿En qué momento le comunican a usted, si es que lo hacen, que se va a ir de ese lugar, que lo van a sacar de ese lugar?

En un momento me sacan, paso la reja, voy a la habitación, creo que era de tortura, donde me torturaron brevemente. En ese lugar, el Tío, no estoy seguro si estaba el Laucha pero el Tío sí, el Tío me avisó que iba a ser trasladado a la cárcel.

Yo estaba convencido que me iban a matar, y todavía le dije 'pero cómo no me van a matar', yo me quedé sorprendido. Y me dijo 'no, quedate tranquilo negro que te pasamos a la cárcel'. Así me dijo el Tío. Y en otra oportunidad Chamamé antes de que mi esposa saliera en libertad del campo de concentración La Escuelita a la calle, Chamamé me avisa que me va a venir a visitar mi señora. Ella viene después y me habla, me toca, porque estaba vendada también y yo tenía la barba crecidísima, Isabel me dice que iba a salir en libertad, que ella no iba a la cárcel. A los días, yo me quedé tranquilo, porque ella salía y luego me anuncian que me van a sacar.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Esa salida cómo se produce? ¿En un vehículo, en un camión, en un auto? ¿Qué pudo percibir?

Era un auto, esa parte no la tengo todavía...

Fiscal Abel Córdoba: ¿Iba alguna persona con usted?

Eliseo Ricardo Pérez.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Los sacaron juntos a ustedes?

Sí, juntos. En un momento estuvimos tirados en el pasto, así en el campo, en un lugar silencioso, pero estuvimos mucho rato. Pasó mucho tiempo pero yo no me preocupé pero Eliseo Ricardo Pérez sí. Él me comentó que estaba preocupado porque pensaba que ahí nos mataban y yo cómo me había dicho el Tío que iba a la cárcel, yo me la creí. Y no pensaba que me iban a matar.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y en algún momento lo llevaron hasta la cárcel?

Sí, llegamos a la cárcel, nos bajaron a patadas hasta adentro y dijeron 'este es regalito de Reyes'. El 6 de enero pasamos a la cárcel.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Quién dijo eso?

Un represor pero no sabría decir quién.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Al momento de entregarlos a la cárcel?

Sí, al momento de llegar atrás por un portón, terminamos en un camión si mal no recuerdo.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y las vendas en qué momento se las sacan?

Adentro de la cárcel.

Fiscal Abel Córdoba: O sea, ¿entraron vendados a la cárcel?

Sí, el enfermero que nos recibió me dijo 'yo les voy a ir sacando las vendas, pero ustedes abran despacito y miren hacia la pared'. Esas fueron las indicaciones del enfermero.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría describir en qué condiciones llega usted a la cárcel?

Yo llegué mal, me habían hecho percha. Estaba destruido.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y su ropa estaba ensangrentada, estaba sucia?

No, estábamos sucios y tal es así que nos tuvieron una semana aislados con Perico Pérez, Eliseo, estuvimos una semana en aislamiento. Solamente un preso común se comunicaba con todos los presos políticos, él nos traía algo para comer, dulces, masitas, cigarrillos.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Por qué los tenían aislados? ¿Por qué ese castigo inicial?

Para la reposición, porque estábamos lastimados, teníamos lastimado la parte de acá de los ojos por el vendaje que raspaba. Las lagañas que se hacían y el pus lastimaban la parte de abajo del ojo, entonces era complicado eso. Incluso así con buena luz del día se me ven las cicatrices de las vendas.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Mientras estaba en la unidad 4 llegaba más gente del centro clandestino, iban llegando más cautivos?

Sí, sí iba llegando gente. Incluso gente que yo había escuchado ahí en la habitación que por ahí nombraban que se conocían mucho entre ellos y para eso llega la gente de Viedma, que fue un grupo que cayó de golpe. Entre ellos estaba Bermúdez, Congo Bermúdez. Lo recuerdo porque lo nombraban mucho.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y estando en la cárcel se enteró de la muerte de las personas con quienes compartía cautiverio?

Estando en la cárcel no. Tal es así que el último día Raúl Ferreri estaba, nosotros una hora antes habíamos hablado con Raúl. Cuando me sacan a mí a la nochecita ya habíamos tomado ese caldito que nos daban y ese sorbito de agua. Como habíamos coordinado ya de toser para avisar quién se iba y quien no, fue así como me agarraron a mí en el momento de sopetón, de repente, y tarado no tosí. No sé, estaba dormido, no tosí. No hice la contraseña, eso lo que siempre lamento.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Él le había pedido algo al salir?

Sí, me había pedido que hablara con la novia, con la madre, con la hermana y después dijo 'no, mejor no'. Porque conjeturaba si alguno salía libre, cualquiera de los dos, decíamos 'si vos salís vos le avisas a mi vieja'. Cosas así. Pero Raúl en un momento dijo no, 'mejor no, a mi novia no le digas nada y a mi hermana Gladys para qué, es muy chiquita no va a entender y a mi madre no sé... bueno hacé lo que quieras si te toca salir a vos, manejalo vos'.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Él volvió a aparecer?

Yo nunca supe más de Raúl Ferreri.

Lo que sí, un día en la cárcel leí un diario. A lo mejor era de otra fecha, no sé. Pero leí que una persona que vestía igual que como yo lo vi en el campo de concentración, una camisa a cuadritos fondo blanco con rayitas violáceas, un violeta bastante subidito, oscurito, y un vaquero clarito. Camisa y vaquero y zapatillas. El pelo de él era con mucho rulitos y tenía los ojos claros. Entonces el día que daban la información que había aparecido una persona con esas características en las inmediaciones de Sierra de la Ventana, describían la ropa y coincidía todo. Yo leí esa nota en el diario y coincidía todo y era un NN pero después cuando estuvimos en libertad con mi señora fuimos a investigar donde están todos los diarios de La Nueva Provincia y buscamos en enero cuando yo pasé a la cárcel y no lo pudimos encontrar. No encontramos la nota esa que describía a esa persona como Raúl Ferreri, es decir, tal como yo lo vi en el campo de concentración con la misma ropa y las mismas características.

Fiscal Abel Córdoba: ¿En qué fecha fue liberado de la cárcel? Si recuerda...

En septiembre del 1977. No estoy seguro, más o menos eh.

Fiscal Abel Córdoba: Muchas gracias por su testimonio, no tengo más preguntas.

Abogado querellante Walter Larrea: Señor presidente voy a hacer una sola pregunta. Con relación a Darío Rossi, ¿usted supo o le comentaron si en el centro clandestino de detención fue visto por un médico?

Tengo idea de que él reclamaba un médico, reclamaba asistencia sanitaria.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿Y usted no supo si efectivamente un médico o alguien relacionado a la medicina lo revisó?

Lo ignoro.

Abogado querellante Walter Larrea: Y otra pregunta, ¿durante su cautiverio usted pudo percibir o sentir la presencia de mujeres embarazadas dentro del centro clandestino?

No, no. En el lugar que estaba éramos todo varones, fue una excepción que mi esposa haya estado unos días pero después estoy seguro que éramos todos varones.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: Señor, al inicio de su relato usted hizo mención a que fue detenido tres veces, ¿las primeras dos veces qué fuerza de seguridad lo detiene?

La primera vez, Brigada de Investigaciones.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: ¿De nación? ¿De qué provincia?

Ah no sé, Brigada de Investigación era en Misiones. Funcionaba la provincia, uno hablaba de la Brigada y era reconocida.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: ¿Pero eran funcionarios misioneros o pertenecían a la Nación?

Eso lo ignoro.

Fiscal Abel Córdoba: Señor presidente me opongo a la pregunta porque no hay Brigada de Investigaciones federales.

Juez José Mario Triputti: Sí, me parece que si no escuché mal él dijo al principio que todavía no habían llegado fuerzas del Ejército en su primera detención, asi que fue la policía y después llegó el Ejército a Misiones, ¿no es cierto?

Sí, el Ejército llegó después de la segunda detención. Yo estaba con mi hermano. En la primera en Posadas nosotros estábamos peluqueando un policía y ahí nos detuvieron.

Juez José Mario Triputti: Para nosotros está claro, no sé para usted doctor.

Brigada de Investigaciones ignoro si tiene... Ignoraba incluso para mí funcionaba en Misiones.

Juez Jorge Ferro: Perdón, las Brigadas de Investigaciones son exclusivamente de las policías provinciales. En este caso el señor dijo que en las dos oportunidades fueron en la provincia de Misiones...

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: La tengo por respondida doctor Ferro. Ahora le pregunto por la tercera detención. Usted relató el hecho del muchacho este Pelito, ¿en qué dependencia estaba? ¿A qué fuerza pertenecía el lugar donde usted refirió la detención de ese muchacho Pelito, como usted lo llamó?

No le entendí.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: En la tercera detención usted hizo un relato que ayudó a un muchacho...

Ah, sí.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: ¿En qué dependencia estaba? ¿A qué fuerza pertenecía ese lugar de detención?

Era en la misma manzana de la policía provincial de Misiones.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: ¿Quién lo detiene a usted la tercera vez?

Nos detiene la Brigada de Investigaciones y nos trasladan a Información y Seguridad eh... Sí, sí, nos trasladan a Información y Seguridad.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: Es decir, las tres veces lo detuvo la Brigada de Investigaciones y en la tercera vez lo deriva al lugar que usted acaba de decir.

Claro, era así. Brigada de Investigaciones iba de civil, era como un comando, un grupo comando.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: Disculpe señor que insista, ¿el lugar que usted refirió Información y Seguridad era un organismo provincial?

No sé, lo que sí sé que adentro Información y Seguridad tenía unos estantes superpuestos que tenían carpetas cuyos rótulos decían, 'curas tercermundistas', 'ERP', 'Montoneros', 'PRT', 'Juventud Peronista'... En fin, todos esos grupos de resistencia hacia el régimen dictatorial estaban ahí.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: Usted hizo referencia a que antes de ser traslado un colimba le dio una pitada de su cigarrillo.

Sí.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: ¿Cuándo es la primera vez que usted ve personal del Ejército? En la última detención, ¿en qué momento vió gente del Ejército?

Fiscal Abel Córdoba: Señor presidente, el relato del testigo ha sido exhaustivo y queda claro en qué momentos ve a los distintos personajes.

Juez José Mario Triputti: Sí, lo entiendo pero me parece que le va a tener que contestar. De todas formas recuerden que estamos en otra jurisdicción. A ver, el doctor lo que quiere saber es si cuando a usted lo detienen por última vez usted vio el uniforme del Ejército o si en el diálogo que tiene, cuando usted se sube al avión y habla con el colimba que le da el cigarrillo...

Dentro del avión no me consta que era personal militar, la única persona que reconocí por la voz era el Tío. No lo vi pero la única voz que reconocí era el Tío porque fue la misma voz que después escuché en La Escuelita.

Juez Martín Bava: Usted mencionó que estaba en una obra, en la tercera vez que lo detienen, estaba pintando y era un jeep del Ejército.

Sí, sí, era del Ejército.

Juez Martín Bava: ¿Pero había policía o miembros del Ejército?

Y... estaban de civil.

Juez José Mario Triputti: Pero escúcheme, el jeep podría ser de otro lado, ¿tenía alguna particularidad? ¿Algún color identificatorio para saber qué era?

Porque era verde.

Juez José Mario Triputti: Ah, entonces usted lo dice por el color.

Sí por el color, no vi escudos ni nada, solo un jeep verde oliva.

Abogado defensor oficial Leonardo Brond: Bueno retomo, ¿en ese jeep de esa coloración particular, lo llevan a una dependencia militar o una dependencia de la provincia de Misiones?

En ese jeep nos llevan a Información y Seguridad que está en la misma manzana que la policía provincial.

Y quiero aclarar más, después de ahí llegaba un informe, yo no sé si era de mi pueblo o de Bahía Blanca con un listado de personas. Entre ellos estaban Julio Lede, Raúl Ferreri, mi hermano Mario Antonio Bravo y otras personas más. Me pusieron la venda y me leyeron ese listado, una lista negra.

Después de ahí me ponen esposas de seguridad, a mí y a mi esposa también la tabican y nos trasladan a la policía federal. ¿Cómo sé que nos trasladan allí? Porque nos meten en un Torino blanco que me lo hicieron lavar a mí mientras estaba tranquilo en Información y Seguridad y que veían esas cosas, como ese chico que murió, ese menor. Ahí conocí a Cachito, Cacho Esperati. Conocí al Elefante Blanco, le decía así a otro prisionero, era un polaco grandote. Era gente que luchaba por las Ligas Agrarias, ehh... ¿qué quería referirme?

Juez José Mario Triputti: Está bien, ya ha contestado. Si no nos desviamos del objeto procesal, recuerden que el testigo fue requerido por el caso Darío Rossi y no ha sido requerido lo que está comentando en otra jurisdicción. Esta es Bahía Blanca, allí hay otro juicio en marcha donde él está haciendo referencia.

Abogado querellante Gustavo Rodríguez: ¿En el lugar que usted indicó como La Escuelita usted permaneció esposado?

¿Acostado?

Abogado querellante Gustavo Rodríguez: Esposado.

Esposado en la habitación, cuando descubrí que estuvo mi esposa en el piso, estuve esposado al catre que describí hoy. Después no estuve con esposas sino que me ataban con soga, soga fina.

Abogado querellante Gustavo Rodríguez: O sea que permanentemente permaneció o bien con esposas o bien atadas las manos con sogas.

En principio con esposas atado al catre, después me enteré qué significaba eso. Cuando lo ataban a uno al catre era boleta, esa persona moría, lo iban a matar. Yo después me enteré eso, a mí me sacaron del catre y aparece Raúl Ferreri y él estaba en la misma condición que yo con las esposas atadas al catre, que era como una marca para decir este es boleta.

Abogado querellante Gustavo Rodríguez: Bien, ¿le sacan las esposas y le colocan sogas después?

Sí, exactamente.

Abogado querellante Gustavo Rodríguez: ¿En algún momento estuvo con las manos libres en ese lugar?

No, no, siempre estuve atado. Bah, en algún momento sí, cuando me llevaron al pozo o me ataron al árbol ahí me tenían de la soguita.

Abogado querellante Gustavo Rodríguez: ¿Cómo hizo para correrse las vendas?

Me las fregaba en el elástico de la cama, hacía este trabajo... y las vendas subían de a poquito. A pesar de que estaban ajustadas igual se corrían, lo suficiente como para poder ver.

Abogado querellante Gustavo Rodríguez: Para ver todo lo que detalló en la declaración. Está bien no tengo más preguntas.

Abogado defensor Alejandro Castelli: ¿Qué grado de instrucción tiene usted? ¿Terminó la escuela primaria, la escuela secundaria?

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: Esa pregunta es impertinente, no hace al objeto...

Abogado defensor Alejandro Castelli: Señor presidente esta pregunta es importante para evaluar la veracidad del testigo.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: Eso es discriminar eh, la veracidad del testigo no tiene que ver con su instrucción.

Juez José Mario Triputti: Un momentito. Yo creo que, doctor lo que pregunta usted no tiene nada que ver. Dentro de su forma de testimoniar se lo ha entendido, por lo menos todo lo que ha relatado se ha entendido. A ver voy a consultar con mis colegas si opinan lo mismo... Los colegas y yo secundo, entendemos que al tribunal no le interesa el grado de instrucción de una persona e incluso si sabe leer o escribir. Interesa que sepa expresarse verbalmente y para nosotros es suficiente, puede hacer otra pregunta doctor. Me imagino que tendrá otro elemento...

Abogado defensor Alejandro Castelli: Correcto. Señor Gon usted dijo haber estado 40 días sin defecar, ¿esto fue en Misiones o fue en Bahía Blanca?

Fiscal Abel Córdoba: Señor presidente, me opongo a la pregunta. Quedó absolutamente claro dónde fue ese hecho.

Juez José Mario Triputti: Creo que lo dijo, en el lugar que había estado detenido abrazado a un árbol.

Fiscal Abel Córdoba: ...a 20 pasos de La Escuelita, si ya lo hemos escuchado.

Abogado defensor particular Hernán Vidal: Usted dijo que estuvo detenido por tercera vez en Misiones y que supo de esa área de Investigaciones o Informaciones luego pasó por la Policía Federal y fue trasladado en avión a Bahía Blanca y bajaron en Cerri o en Espora, usted y su esposa. ¿Es correcto? ¿Durante el traslado fue custodiado por alguien?

Era un comando ahí, no menos de 4 o 5 personas nos ataron de una manera exagerada. Estábamos en dos butacas con Isabel pero nos ataron de manera alevosa, no tenía gollete, eso no tenía sentido. Hasta que alguien me dijo porqué, que era por el miedo que se suicidaran, que se tiraran del avión.

Abogado defensor particular Hernán Vidal: ¿Usted recuerda o reconocería a alguno que haya estado en este traslado?

El Tío, la voz que habló ahí era el Tío.

Abogado defensor particular Hernán Vidal: Dijo hace unos instantes que era un comando de 4 o 5 personas quienes lo acompañaron y relató que recordaba haber escuchado algunos apodos cuando estaba privado de libertad en La Escuelita, ¿pudo reconocer por la voz a algunos de esos personajes que también hayan estado en ese traslado?

Mmm... no. Ahí no puedo asociar eso, la única voz la del Tío Cruciani.

Juez José Mario Triputti: ¿Quiere decir algo más?

Yo lo que quiero brevemente decir es que se haga justicia pero de verdad eh, de una vez por todas, eso es lo que quiero.

Nélida Isabel Tripodi

52 años, vive en Huanguelén. Casada, cuatro hijos. Empleada municipal.

Fiscal Abel Córdoba: Usted fue ofrecida como testigo en relación a hechos que ha sufrido como víctima y a partir de allí ha conocido como testigo. ¿Usted fue secuestrada durante la última dictadura militar?

Sí. En septiembre... yo personalmente en noviembre del 76 en Posadas, Misiones. Primero fui llevada a Información y Seguridad de la policía y después a la Policía Federal.

Ponéle estuvimos un mes. Fui secuestrada con mi actual esposo, José Luis Gon.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Una vez que la llevan a Policía Federal en esos lugares fueron torturados?

En la Policía Federal de Posadas.

Fiscal Abel Córdoba: ¿De allí a dónde son trasladados?

Una madrugada nos trasladan en avión a Bahía Blanca, nos trae el llamado el Tío.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué características tenía esta persona?

No lo vi.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y la voz?

Una voz ronca.

Fiscal Abel Córdoba: ¿El viaje de Misiones a Bahía Blanca lo hacen atados?

Sí, atados y vendados. Siempre estuvimos vendados. Venía el Tío y por lo menos dos personas más.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuando descienden ya sabían dónde estaban?

Sí, cuando estábamos en Posadas, nos trasladan en una camioneta a un lugar donde había mucho ruido, nos dejan acostados. Yo en el asiento y mi marido en el piso y alguien quedó en la camioneta. No sé porqué se me había puesto que nos iban a enterrar con la cabeza afuera, que sé yo. El muchacho que estaba afuera era un colimba que nos dice 'quédense tranquilos que no los van a matar ahora, los trasladan a Bahía Blanca'.

Fiscal Abel Córdoba: Una vez que llegan, el avión desciende y ¿a ustedes los trasladan a algún lado?

Sí a La Escuelita.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría relatar cómo fue ingresar a ese lugar y luego permanecer en cautiverio?

Nos bajan del avión, el Tío les dice a las personas que nos recibían que nosotros ya veníamos mansitos. Yo supuse que estábamos en Espora y cuando se lo dijimos al Tío, nos dijo 'ustedes no saben nada'. ¿A dónde íbamos a parar? Nos ponen en una camioneta, alguien estaba vigilando y dijo que si nos movíamos nos tenía que disparar.

Era muy escabroso el camino, no era algo liso, costaba mucho mantenerte agarrada en el lugar porque te caías. Paró, nos bajaron, nos hicieron caminar en un lugar desparejo, como si fuese terreno arado. Como un pasillo de tamariscos. Íbamos agachados tocando plantas.

Y ahí ingresamos a lo que sería una casa donde entramos a una habitación, siempre vendados y nos dejan ahí. Nos depositan ahí momentáneamente hasta que después nos van cambiando.

Fiscal Abel Córdoba: ¿En ese lugar fueron torturados?

Yo personalmente no.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y su marido?

No lo recuerdo.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Había otras personas en su condición?

Sí, mucha. En la primera habitación que estuve, estuve poquitos días, se escuchaban respiraciones, jadeos, quejas. Pasan otros días y me trasladan a otra habitación continua donde había menos gente, como que estaban más organizados.

Hacía mucho tiempo que estaban, algunos más de seis meses y conocían el movimiento del ambiente, los ruidos, los chicos detenidos sabían en qué momento se podía conversar o hacer algún comentario, según el guardia que entrara.

Así fue como me enteré que la chica que estaba abajo mío era Mary Junquera. Ella me dijo 'yo soy fulana de tal y mi marido también está acá detenido'. Hace tanto tiempo que estoy. Ahí me enteré también que la que estaba más allá era la hija de Centineo y Damiani, no recuerdo el nombre. Había otro que le llamaban el Chilenito, otro que le decían el Colimba. Que estaba Guadalupe, era una chica que estaba embarazada. Yo no entendía el ruido -era un shac shac- y era que todos los días a determinada hora la dejaban caminar adentro de la habitación para que hiciera ejercicio. Estaba contenta porque decía que cuando tuviera familia la iban a llevar a la cárcel y le iban a dejar tener el chico con ella.

Después estaba Tito. No me dijo el nombre y apellido en ese momento, porque el dijo 'yo soy fulano de tal, mi alias es tanto y a mí tal día me matan'. Yo aunque no quieran creer, esté bien yo tenía 17 años, yo estaba ahí adentro pero no estaba convencida, no creía lo que estaba pasando porque no cabía dentro de mi mente. No era cierto estar hablando con una persona que me dice tal día me van a matar.

Aparte por mi formación y todo, yo siempre tuve admiración por la fuerza, la justicia o lo que fuese. Yo fui criada entre Bahía Blanca y Punta Alta que es zona más bien militar, de las fuerzas, y no tomaba conciencia, no creía que todo eso era real y este chico...

En esa habitación llegó después un chico que era hijo de un juez de Río Negro. Llegó muy afiebrado, no me acuerdo tampoco el nombre. Lo que más me impactó fue la muerte de Tito. Ese día, me dice, si estás acá adentro lo vas a ver o lo vas a vivir, si estás afuera mi nombre es tanto, acordáte. Era el aniversario del cabo Rojas que se cumplía el día de la muerte de él. Y bueno, estaba adentro.

Una de la madrugada aparecen los guardias, movimiento. Era siempre tranquilo y cuando había movimiento era que algo extraño iba a pasar. Sacan como a cinco o seis, que sé yo. Hasta que viene el Laucha y dice 'qué hacen, qué es esto'. 'Son fulano...', no sé. 'No, no. Es uno nomás'. Bueno, va cada cual a su lugar. El Chilenito se había puesto a llorar porque sabía que ese era el día de la muerte y si lo llevaban lo iban a matar.

Pide hablar con el Laucha. Le dice que quería que sus pertenencias o lo que ellos tuvieran de él se lo entregaran a la familia porque él sabía que lo iban a matar. El Laucha le dice que no sea boludo que acá nadie mata a nadie. Vino la orden de que uno, uno. Van cada cual a su lugar y se llevan supuestamente a Tito.

Al otro día temprano, escuchamos la radio pero la paran. No se quién llamó, quién pidió si podían dejar la radio prendida y dijeron que había orden de que no escucháramos. No sabíamos qué había pasado, se suponía. Pero al mediodía se les escapa y estarían mirando televisión a la hora del almuerzo y escuchamos el informativo. Pasan que había sido abatido un individuo que al dar la voz de alto no había respondido y que había respondido con arma de fuego y que se había encontrado en su poder material subversivo, de Montoneros de esto y de aquello. Ahí es donde yo tomé conciencia de que era real todo.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuando el Laucha va a buscar a Tito y a un grupo más se los llevan inconscientes?

No, conscientes.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y dijo algo?

No, él unos días antes lo habían sacado a reconocimiento de zona. Él veía porque cuando lo trajeron los compañeros le preguntaron qué le pasó, qué hiciste qué no hiciste, dice 'no, me llevaron a pasear'. Cuando te sacaban a pasear te dejaban que te afeitaras, que te bañaras, lo habían sacado limpio.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Esta persona estaba consciente de que lo iban a matar?

Sí.

Fiscal Abel Córdoba: Le pregunto sobre Mary Junquera, ¿que recuerda sobre ella usted?

No, yo lo poquito que la pude ver era flaquita, cabello largo, ella comenta que tenía dos hijos, una nena y un nene. Que estaba detenida ahí con su marido, que había sido muy torturada, muy torturada. Y un día no estaba más, ni ella, ni Guadalupe ni otras personas. Yo recuerdo a ellas porque eran más conocidas. Guadalupe era la que caminaba y Mary porque estaba al lado mío y Tito porque fue que no podía creer y que tome conciencia.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Hubo algún momento, alguna fecha específica en el cual un grupo grande de cautivos fue sacado del centro clandestino de detención?

En un momento sí pero era de noche y supuestamente había sido un simulacro de fusilamiento o algo así porque sacaron gente afuera. Hubo como un tiroteo y después empezaron a entrar gente adentro y se sentían sollozos, que estaban mal, todos decían que fue un simulacro de fusilamiento o algo así.

Fiscal Abel Córdoba: ¿La fecha en la que desaparecen Mary, Guadalupe y demás fue más o menos coincidente, en paralelo?

Para mí fue antes del asesinato de Tito. No lo tengo en claro pero tengo entendido que sí porque yo al tiempo soy liberada y ya no estaba.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Se hablaba en ese lugar del destino que le podrían haber dado?

Yo no sé cómo pero en un momento escuché que de... de Guadalupe no, para mí la habían llevado porque iba a tener familia y después iría a la cárcel, no tenía contacto, era lo que escuchaba o algún comentario. Algún momento escuché que supuestamente a Mary Junquera y su marido con un grupo había sido arrojado al mar. Pero no me consta, es lo que me dijeron a mí.

Fiscal Abel Córdoba: ¿El personal que actuaba en ese lugar, interrogadores y guardias, cómo se denominaban?

Por sobrenombres. Perro, el Abuelo, el Laucha, Chamamé y por ahí.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría describir lo que usted percibía sobre la actividad del Laucha en el lugar?

El Laucha era el jefe.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Había algún alias el Tío?

Sí, el que nos trajo a nosotros. El Tío era por lo menos el que decidía sobre nosotros, sobre mí y sobre mi marido.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Se mostraba con poder de decisión sobre los detenidos?

Sí.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Chamamé qué función tenía?

Era un guardia más.

Fiscal Abel Córdoba: ¿En qué momento fue liberada?

Yo fui liberada antes de las fiestas. Entre el 22 y el 23 de diciembre. A mí me llaman unos días antes, me sacan de la habitación donde estábamos. Ahí me llevarían a otro lugar. El guardia que me saca me dice 'si llegás a saber algo decilo'. Porque yo en un momento había mentido. Dije que no conocía un nombre que sí conocía. Ahí me entero que Raúl Ferreri estaba dentro de La Escuelita porque a nosotros no nos liberaban porque los jefes de los guardias decían que Raúl Ferreri era el jefe nuestro.

Yo lo conocía poco, sabía que era de Huanguelén y que era conocido o vecino de mi marido, que actividad tenia no sé. Y no estaba consiente si tenía actividad política o no. Lo que sí que en un momento me sacan y me llevan delante del Tío -estaría el Laucha también no sé si había alguien más- a un lugar que sería el de torturas porque me preguntan. Qué quiere saber, y bueno que esto, que vos dijiste tal cosa y no era. En ese momento reconozco que era así, me dan vuelta de un sopapo que me saca el esmalte dental. El tío decía 'yo discutiendo con mi jefe que vos no tenías nada que ver y ahora qué les digo'. Y mantenme, les digo. A mí nadie me va a reclamar, el único que puede hacerlo está acá conmigo. Y no, que nosotros esas cosas no hacemos que esto que el otro y me mandan otra vez al lugar.

Pasan 15 o 20 minutos, me vuelven a llevar a ese lugar y me dice 'ahora yo voy a ser como tu padre: te probás esta ropa'. Y me da un pantalón y una remera. Me dice 'vas a quedar en libertad, qué vas a hacer te vas a ir a Huanguelén o te quedás en Bahía Blanca'. En Bahía Blanca en realidad no tenía dónde quedarme. Tenía gente o lugares pero no podía ir y decir que había salido de un campo. O no me iban a creer o capaz que me metían en cana de nuevo.

Habíamos quedado con mi marido que si yo salía en libertad tenía que ir a Huanguelén a avisarle a la familia de él que tampoco sabía nada. Dice, 'bueno qué medios hay para ir a Huanguelén'. Hay colectivos todos los días pero hasta Coronel Suárez y de ahí hay que hacer dedo y si no esperar hasta un miércoles, un sábado no sé, que el tren que va directamente a Huanguelén.

Entonces él me preguntó 'qué queres hacer, queres tomar el colectivo e irte a dedo o esperar tres días a que salga el tren e irte directamente a Huanguelén'. Yo en mi inocencia o no sé qué dije 'me quedo y espero tres días a llegar a Huanguelén'. Sé que se hizo un silencio muy profundo por un rato y la voz del Tío me dijo 'bueno pero después no vayas a andar diciendo que acá te tratamos mal'.

Me llevaron de nuevo al lugar donde estaba, sentí mayor vigilancia porque claro tres días era mucho tiempo en que podía tener información para llevarle a familiares, supongo, de los que estaban ahí. Que me dijeran si salís ve a fulano o avisale a mi mamá. Yo no me iba a quedar en Bahía Blanca pero bueno.

Noté que uno, hasta el Laucha mismo... todos los días era diferente. Como ingresaba gente nueva, la ponían acá, la acostaban allá pero eran los guardias que se hacían pasar por detenidos por si se hablaba o por si sacaban alguna información. Se quedaban camuflados entre nosotros.

Fiscal Abel Córdoba: ¿En esos días usted permaneció atada y vendada?

Sí. Y una noche, no sé si era del 21 para el 22 o algo así, nos vienen a buscar. Me sacó el Tío en un auto y nada que ver la salida con la entrada. La entrada era todo muy escarpado el camino y la salida fue como si saliéramos en una calle de asfalto. Y conmigo salieron más personas. Por lo menos éramos cinco.

Fiscal Abel Córdoba: ¿La dejaron en la estación de tren?

Yo fui la última, a la otra gente fueron dejándola en el camino. Bueno, contar hasta tanto, se sacan la venda y pueden moverse. Cada parada, como casi siempre se suponía que en los traslados se cometían los crímenes, suponíamos que en algún momento nos iba a tocar. Pero no.

En un momento me dicen acóstate en el asiento de atrás. Supongo que pasaríamos por lugares públicos porque yo seguía vendada. Y en un momento para. Se baja. Me lleva a la parte de adelante. Subió, empezó a manejar. Me dijo 'te podés sacar la venda'. Me dio un peine para que me peine. No era el centro, era un barrio así con las lucecitas de antes que estaban en las esquinas, no de farolas. Yo en realidad no lo miré. Lo poquito que podía ver por los costados porque no me animaba a mirarlo. Me llevó a la terminal de trenes y se quedó conmigo hasta que salió el tren. Me dio el dinero de los pasajes y me dio como si fueran 20 pesos de ahora por si me quería comprar algo y yo me fui a Huanguelén.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Su marido continuó secuestrado?

Sí. Nos habían dicho que él iba a pasar a la cárcel y yo todavía no estaba casada con él legalmente. Le dijo 'cuando salgas te vas a tener que casar porque sino te vamos a procesar por corrupto de menores'. Conste que estamos casados pero no porque nos lo dijo el Tío sino porque estábamos convencidos.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Se enteró luego de que él llegó a la cárcel y lo va a ver?

Sí, yo si bien no podía el Tío dijo que iba a arreglar la entrada a la cárcel para que lo pudiera visitar porque no era la esposa, era menor de edad, no tenía condiciones para poder ingresar pero ellos arreglaron. Yo no tenía documentos porque me largaron sin nada.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Durante el tiempo que su marido estuvo en la cárcel usted iba a preguntar a alguna autoridad militar?

Sí al V Cuerpo a ver a Delmé, al mayor Delmé. Era creo que los jueves o jueves de por medio que el mayor Delmé daba audiencia en el V Cuerpo y había mucha gente y cuando nos tocaba el turno le preguntábamos. Sobre todo mi suegra que era la que hablaba. Le decía que ella reclamaba por su hijo que estaba detenido y que quería saber si iba a estar mucho tiempo detenido, que cómo él había llegado a Bahía Blanca invitado por este chico Ferreri. El mayor Delmé, ahí yo me di cuenta que Ferreri ya estaría muerto, porque el mayor Delmé abrió la página de un cuaderno o libro que tenía, hizo un gesto y lo cerró. Vinimos varias veces hasta que en un momento supimos que quedaba en libertad.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuando ustedes le preguntaban a Delmé por algún detenido, en este caso por Gon o por Ferreri, tenía un libro o un cuaderno?

Sí, era algo largo como un cuaderno oficio.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Este gesto que usted dio a entender que era concluyente era el de Ferreri?

Sí.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y a usted la impresión que le quedó es que para ese entonces por el gesto este había muerto ya?

Sí, sí.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: Quería preguntarle, ¿estando en el centro clandestino escuchó mencionar a una persona denominada la Corta?

No recuerdo.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Usted fue interrogada una sola vez?

Interrogada sí. La primera vez me preguntaron mis datos y si poseía alguna alhaja o algún bien que tenía que entregarlo. Pero interrogada así como para saber algo una vez.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: Que es la que le pegaron un cachetazo...

Sí.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Sabía si las compañeras que estaban con usted eran objetos de torturas o escuchaba, desde dónde estaba, a otra persona que estuviera siendo torturada?

No, pero sabía que habían sido torturadas por ellas. Ellas me comentaban que sí, habían sido torturadas, torturas bastante atroces.

Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Alguna que hubiese sido víctima de abuso sexual o violación?

La chica Centineo Damiani.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿Recuerda la fecha en que el detenido Tito fue sacado del centro?

En diciembre pero no tengo claro si fue el 10 o el 15, fue en esa fecha. En algún momento sí lo sabía, así como no recuerdo más su nombre no recuerdo la fecha. Pero fue en ese tiempo, sé que fue en diciembre y en la fecha del aniversario del cabo Rojas.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿Usted supo su nombre pero se lo olvidó?

Sí, sí. Yo soy fulano de tal, mi alias es tanto y tal día me matan.

Abogado defensor oficial Alejandro Castelli: ¿Recuerda la fecha de la primera vez que vio a Delmé?

Exactamente no, puedo decir el año. Vamos a ponerlo en el 77.

Abogado defensor oficial Alejandro Castelli: ¿Y el mes podría precisarlo?

Veníamos bastante. En enero mi marido pasa a la cárcel, póngale que a los dos meses nosotros podemos llegar a enterarnos que en el V Cuerpo de Ejército daban audiencia para familiares de presos políticos. De marzo en adelante vamos a decir.

Abogado defensor oficial Gustavo Rodríguez: Dijo que en enero del 77 su marido pasó al penal, ¿recuerda la fecha?

Debe haber sido entre el 5 de enero y el 6 porque le llamaron regalito de reyes.

Abogado defensor oficial Gustavo Rodríguez: ¿Recuerda si fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional?

Sí, al pasarlo a la cárcel pasaba a estar bajo el Poder Ejecutivo.

Juez Jorge Ferro: Señora, ¿usted estuvo a disposición del Poder Ejecutivo o de alguna autoridad judicial?

No.

Juez Jorge Ferro: En las veces que usted fue a ver a Delmé con su suegra, ¿qué le respondía respecto de Gon?

Él no hablaba mucho, él escuchaba lo que exponían. Yo tampoco hablaba mucho. Mi suegra le decía que su hijo era un muchacho de pueblo, que no tenía conocimiento de lo que era la ciudad. Como toda madre defendía a su hijo y el mayor Delmé decía que iba a ver qué podía hacer. Y cuando volvíamos le decía para la semana que viene, para el mes que viene y así fue pasando el tiempo. Yo no recuerdo con exactitud si fue él el que dijo que era factible que quedara en libertad.

Juez Jorge Ferro: ¿Su marido estaba a disposición de un juez?

Que yo sepa no.

Abogado querellante Walter Larrea: Dijo que tenía conocimiento que la que se refirió como la hija de Damiani había sido víctima de abuso sexual, usted sabe quien fue el autor de esos abusos?

No.

Abogado querellante Walter Larrea: La última, cuando usted iba a visitar a quien después sería su marido a la cárcel ¿cómo era el trato que usted recibía?

Normal, como todas las personas. Nos revisaban completo pero policía femenina en el caso nuestro.

Abogado querellante Walter Larrea: ¿Nunca hubo referencia a su condición de ex detenida?

No.

Fiscal Abel Córdoba: ¿En algún momento cruzó o reconoció estando en libertad a algún guardia del centro clandestino?

En un momento estaba esperando el colectivo en la calle Chiclana y una persona se me acerca y me dice que... era... el que conozco... yo no me acuerdo porque sinceramente no lo conozco, no me quedó la cara, calculo ni por foto... ehh... y de que mi marido estaba en... estaba en la cárcel...

Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo se presentó él?

Yo me acuerdo que estoy parada en la parada del colectivo y que alguien se me acerca... ya en este momento ni me acuerdo cómo se presentó.

Fiscal Abel Córdoba: ¿Y el alias de él cuál era?

Chamamé. Pero yo el nombre no lo conozco.

Juez José Mario Triputti: ¿Quiere decir algo más?

Que se haga justicia si es que se puede hacer, sobre todo para los tantos que faltan. Nada más.

Bahía Blanca, 24nov11
Corresponsales del Equipo Nizkor

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