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17jul12


Ritos extraños y un balazo en una pierna


La acusada Daniela Milhein anduvo hoy por las galerías de Tribunales con una nariz de payaso luminosa, porque sostiene que "este juicio es una payasada". Afortunadamente no la vio ni oyó Andrea D., la testigo protegida que pasó ocho años secuestrada en La Rioja por la red de trata que también esclavizó a Marita Verón. Por la tarde, la joven dio más detalles de las iniquidades a las que la sometió la imputada "Liliana" Medina, a quien vio pagar por la víctima.

"A mí me ha golpeado tanto, en tantas partes de mi cuerpo, pero más ha sido en mi cabeza. Hasta ahora me quedó un chichón. Me pegaba con las manos, me pegaba contra la pared", relató, mientras a sus espaldas, Medina se reía.

Contó que también la baleó "en la pierna izquierda, abajo, casi en el tobillo, cuando yo intentaba escaparme de la casa de 'Liliana'". Completó que Medina y su hijo José "El Chenga" Gómez le sacaron el proyectil "con algodón, alcohol y una aguja de hacer crochet". Dos días después, la joven por fin consiguió escapar.

La joven, que fue raptada en Misiones cuando tenía 15 años, también describió los ritos en los que Medina la obligaba a participar, al igual que a otras jóvenes explotadas. "En el (prostíbulo) Candy, siempre ellos tenían su santo arriba, en el segundo piso. Tenían las imágenes de la Pomba Yira. Nosotras participábamos de eso, con velas, con pochoclo, con azúcar. (…) Voluntaria o no voluntariamente, yo tenía que hacerlo igual".

Tanto sus respuestas como algunas preguntas de la querella y de la fiscalía sacaron de quicio a Medina, a su hijo Gonzalo Gómez, y a los respectivos abogados, Jorge Cáceres y Roberto Flores. La explosión llegó cuando la joven reveló que Medina "me hacía obligar a mantener relaciones con ella", algo que la testigo ya ha detallado en su declaración de 2004. Ambos acusados debieron ser retirados de la sala: Medina lo hizo mascullando improperios contra Andrea; su hijo, con una amenaza al abogado querellante Carlos Garmendia.

Al llegar el turno de Cergio Morfil, defensor de María Jesús y Víctor Rivero, hurgó en busca de contradicciones acerca de la fecha de nacimiento de la testigo y de la edad y el nombre de su hija. Andrea es analfabeta y fue madre soltera a los 15 años. Su hija tenía tres meses cuando la secuestraron los riojanos, y tras ocho años de infierno en los prostíbulos y en la casa de Medina, ni siquiera recordaba el segundo nombre de la beba, a quien pudo localizar recién hace nueve meses. Su documento fue quemado por Medina y hace pocos años dejó de ser una indocumentada.

Morfil no pudo hallarle puntos débiles en su afirmación de que había visto "a la señora" --por María Jesús Rivero-- con Medina y "El Chenga", tanto en la casa de la primera como en Candy. "Liliana me comentaba que traía el número de teléfonos para conseguirle mujeres para los prostíbulos", precisó. El defensor pidió carearla con su clienta, a pesar de que nunca mantuvieron ningún diálogo.

También el defensor Cáceres solicitó carearla con "El Chenga" y con "Liliana" Medina. El querellante Carlos Varela se opuso: "No se puede someter a un torturado a un careo con su torturador".

[Fuente: Clarín, Bs As, 17jul12]

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