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01sep09


Evo Morales, en apuros por la mala gestión del gas


La caída en la producción de gas, debido a la falta de inversiones y a la reducción de los precios en el mercado internacional, ha obligado a Bolivia a importar gasoil, nafta y gas licuado de petróleo (GLP). Para frenar esa cuesta abajo, y ante la proximidad de las elecciones en Bolivia, el presidente Evo Morales ha prometido la revitalización del deteriorado sector energético con la aprobación de una nueva ley de hidrocarburos si logra la reelección en los comicios del próximo 6 de diciembre.

El gobierno ha reconocido que Bolivia está importando 18.000 metros cúbicos de nafta desde Chile, además de recibir gasoil venezolano para cubrir casi la mitad de la demanda interna, y entre 30 y 40 toneladas diarias de gas licuado desde la Argentina a través de un acuerdo con la empresa Refinor para refinar el gas procedente de Bolivia y producir GLP.

El plan del gobierno pasa por industrializar el sector de hidrocarburos con una millonaria inversión de 11.000 millones de dólares hasta 2026. Por el momento, cuenta con un crédito del Banco Central de Bolivia de 1000 millones de dólares para comenzar a desarrollar sus planes.

Bolivia reformó su ley de hidrocarburos en 2004, después del estallido social que acabó con el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. El Estado, que hasta entonces se quedaba con una ínfima parte de los ingresos, pasó a recaudar casi la mitad de las ganancias.

En mayo de 2006, a los cuatro meses de su llegada al poder, Evo Morales nacionalizó el sector. El Estado pasó entonces a percibir el 82 por ciento de las ganancias y el sector privado, el 18%. Con la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en manos estatales, los ingresos públicos subieron como la espuma, y dejaron más de 2000 millones de dólares anuales a las arcas del Estado.

Pero la política de nacionalización de los recursos naturales de Morales desalentó las inversiones de capital privado y los nuevos gestores estatales no desarrollaron nuevas exploraciones de gas y petróleo. La detención del presidente de YPFB, Santos Ramírez, a principios de año, por cargos de corrupción, sumió a la compañía en una crisis de la que todavía no se ha repuesto.

La reciente renegociación a la baja de los contratos de suministro de gas con Brasil ha contribuido a empeorar aún más la situación.

"La política energética del gobierno de Morales ha exasperado las relaciones con las empresas, ya que se firmaron contratos inviables en cuanto a sostenibilidad de la industria. Es esa pérdida de confianza entre Estado y empresas la que ha causado el estado deplorable del sector de los hidrocarburos en el país", dijo a La Nacion Francesco Zaratti, experto en energía.

Inversiones incumplidas

El gobierno izquierdista de Morales se defiende ante las críticas de sectores de la oposición que reclaman una redefinición de la política energética.

En el II Congreso Bolivia Gas y Energía, celebrado en Santa Cruz de la Sierra hace diez días y organizado por la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH), el presidente de YPFB, Carlos Villegas, se quejó de que el problema no era del gobierno, sino de las empresas privadas que, a su juicio, "no cumplen con las inversiones acordadas".

Para Zaratti, el gobierno hizo bien en no expulsar a las empresas petroleras al nacionalizar el sector, "lo que hubiera sido un desastre para el país". Pero la vía emprendida por el ejecutivo, según este experto, ha generado contratos inviables a largo plazo. "Nos ha traído los problemas actuales, que únicamente podrán superarse con un cambio en la política energética", añade.

En el caso de la reducción de envío de gas a Brasil, Zaratti cree que el gigante sudamericano está aprovechando los resquicios del contrato de gas con Bolivia para disminuir sus compras al mínimo. "Brasil busca la seguridad energética nacional a través de una diversificación de fuentes y de proveedores, especialmente cuando el único proveedor [Bolivia] no es confiable." Según este experto italiano radicado en Bolivia, el aumento de la producción interna de hidrocarburos en Brasil y la mayor competitividad de sus fuentes hidroeléctricas han permitido al gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva considerar "superfluo" gran parte del volumen de gas adquirido a Bolivia.

Zaratti cree que las intenciones del gobierno de revitalizar el sector de los hidrocarburos chocarán con la realidad: "Industrializar el gas es una tarea compleja por los capitales involucrados, la tecnología requerida y la lejanía de los mercados. Eso sólo puede llevarse a cabo con asociaciones estratégicas con empresas privadas del ramo".

[Fuente: Por César González-Calero en Santa Cruz de la Sierra, La Nación, Bs As, 02sep09]

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