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28mar10


Los secretos de la liberación del soldado Daniel Josué Calvo


En la liberación del soldado Josué Daniel Calvo, hubo de todo. En Santa Lucía, una vereda inhóspita de Villavicencio, las FARC planeó la entrega del militar que estaba en su poder desde hace 15 meses.

Más de 500 guerrilleros llegaron hasta la localidad y se reunieron con campesinos de la zona que aprovecharon la oportunidad para conocer y saludar a la Senadora colombiana Piedad Córdoba, de quien sólo escuchaban por la radio y veían por la televisión.

El encuentro con el ex secuestrado fue emotivo. Josué Daniel caminó solo, pese a que era apoyado por un subversivo que lo condujo hasta Córdoba, quien lo abrazó en medio de un fuerte aguacero que por poco impide la liberación.

Él le entregó un ramo de flores silvestres que recogió cuando le notificaron de su liberación. "Gracias, estoy libre", le dijo en medio de las lágrimas, según narró uno de los comisionados de la Cruz Roja Internacional.

Una guerrillera, que parecía tímida en medio de sus compañeros, se dirigió hacía la política liberal, la saludó, estrechó su manó, le dio un beso y le pasó una caja de cartón donde se escondía un canario, un pájaro que la mujer había criado desde pequeño en la selva.

"Lo llamaré twitter", dijo la Senadora en medio de un ataque de risa y argumentando que es por la polémica que se armó por sus mensajes en la red social que ella colocó y donde informaba de las últimas noticias de las liberaciones.

El sacerdote Leonardo Gómez, quien hizo parte de la delegación, aprovechó la oportunidad para repartir escapularios a diestra y siniestra. Los subversivos lo miraban casi asustados y prestaban atención a la reducida eucaristía que el clérigo alcanzó a ofrecer a capela, con motivo del domingo de ramos, inicio de la semana santa en Colombia.

Ya, con el soldado Calvo en su poder, todo era felicidad en Santa Lucía. Tanto que la población sacrificó una vaca y hubo carne para repartirles a todos los asistentes, entre ellos, los pilotos brasileños y los enviados de la Cruz Roja Internacional.

"Se registraron sobrevuelos, el Ejército incumplió. Desde las 6:00 a.m. de hoy se han presenciado sobrevuelos de la fuerza pública que casi frustra la liberación", explicó la senadora Córdoba, quien fue desmentida de inmediato por Frank Pearl, Comisionado de Paz.

"Acá está Monseñor, que él les informe", respondió la mujer. El sacerdote dijo que cuando estuvo en el sitio no escuchó sobrevuelos del Ejército. Sin embargo añadió: "La población y las FARC dijeron que sí se habían presentado. Eso nos preocupa".

La despedida en el monte fue emotiva. Piedad Córdoba envió algunas cartas a los secuestrados de parte de sus familiares. Ellos, a cambio no quisieron entregar pruebas de supervivencia y se limitaron a decir que la liberación de Pablo Emilio Moncayo era confirmada y que tenían en su poder los restos de Julián Ernesto Guevara, el mayor de la Policía, muerto en cautiverio.

"Me dijeron que los entregarían, que en el momento era imposible porque tenían inconvenientes en sus desplazamientos", explicó Piedad Córdoba, quien debió lidiar con el ex secuestrado, quien se mareó en el helicóptero brasileño y vomitó en repetidas oportunidades. "No está enseñado. Hace meses no se desplazaba vía aérea", contó.

La llegada a Villavicencio

Mientras tanto, en el aeropuerto de Villavicencio, los minutos antes del encuentro se hacían eternos, los asistentes tenían rosas blancas, la familia lloraba de la emoción y la prensa permanecía expectante, con la mirada firme hacía el cielo para observar el helicóptero que aterrizó sobre las 1:11 a.m.

Los primeros en bajarse fueron los pilotos brasileños, los delegados de la Cruz Roja y el soldado Josué Daniel Calvo, quien contrario a lo que se pensaba no llegó tan delicado de salud como se había anunciado.

Caminó solo, aunque apoyado en un bastón. Las heridas en una de sus rodillas por las esquirlas de bala que recibió el día de su secuestro (20 de abril de 2009) no le sanaron en la selva.

Con una camiseta azul clara, pantalón oscuro y zapatillas deportivas atravesó la pista, se lanzó encima de Luis Calvo, su padre, y después miró con detenimiento a Yuri Patricia Meneses, la mujer de sus sueños, su novia, quien lo esperó durante 15 meses y quien anunció promesa de matrimonio.

Serpentinas, globos y una banda papayera que interpretó el Himno Nacional de Colombia y música colombiana no se hicieron esperar, mientras todos aplaudían la llegada del militar quien pese a tener lesiones en su pierna desestimó una silla de ruedas que le tenían lista en la pista de aterrizaje.

Inmediatamente el uniformado Calvo fue trasladado al Hospital Militar donde será atendido por especialistas y decidirá si concede o no entrevistas a la prensa.

En realidad, Calvo era el secuestrado más joven de la guerrilla y por esto, dos meses después de su secuestro (junio de 2009), la insurgencia anunció su liberación. No querían tener un hombre sin rango militar, muy joven y además con una herida que no pudo sanar en medio de la selva.

Por ahora, solo resta esperar el segundo día de felicidad en Colombia: el martes próximo cuando las FARC dejen en libertad a Pablo Emilio Moncayo, quien lleva 12 años en su poder. Aún se carcomen en la selva 22 nuevos secuestrados colombianos.

[Fuente: Por Francisco Arguello desde Bogotá, El Mundo, Madrid, 28mar10]

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