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27abr09


“Yo estuve en el pacto de Chivolo”


Texto original integro del Pacto de Chivolo en PDF [2,75 MB]

Esta es la historia del polémico acuerdo organizado por Jorge 40, según lo vivió uno de sus firmantes

En el 2000 el centro del Magdalena, Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’, y sus hombres tenían el dominio político y militar. En septiembre de ese año Neyla Alfredina Soto Ruiz, jefe política de las Auc en Magdalena y conocida como ‘La Sombrerona’ o ‘Sonia’, fue comisionada por ‘40’ para convocar una reunión con cientos de candidatos a los diferentes cargos de elección que se disputarían en marzo de 2001.

Alfredo* era miembro de una tradicional familia de ganaderos de Pivijay, que había decidido, con el apoyo de la comunidad, lanzarse como concejal.

“Yo estaba indeciso porque creía que no era mi momento, pero unos amigos me dijeron: “Alfredo tu no eres político, pero sí la comunidad te lo pide cómo la vas a defraudar””. Dice nueve años después, ya retirado de la política, desde una de sus fincas en el centro del departamento.

Sin embargo, la decisión de lanzarse o no, no la tomaría Alfredo o la comunidad, sino ‘Jorge 40’.

En esa región las Autodefensas Unidas de Colombia eran la fuerza pública de facto y por eso le quedó a Tovar tan fácil tramar un plan para tomarse los principales cargos de elección popular. ‘Sonia’, según cuenta Alfredo, citó la reunión del jueves 28 de septiembre de 2000 en el corregimiento de La Estrella, a unos veinte minutos del casco urbano en Chivolo.

Nadie podía faltar, en parte porque era una orden directa de ‘Jorge 40’ y, por otra, porque los candidatos sabían que quien no asistiera no contaría con la ‘bendición’ de los paramilitares para hacer sus campañas políticas.

“Llegaban buses de todos los municipios”, recuerda Alfredo, quien calcula que pudo haber unas mil personas. El Pacto de Chivolo sólo fue firmado por 13 candidatos a las alcaldías y 395 más entre aspirantes a concejos y asamblea. ‘Sonia’ dispuso que se reunieran en el rancho de una casa de familia.

Llegaron políticos de Plato, Tenerife, Pedraza, Chivolo, Nueva Granada, Ariguaní, Sabanas de San Ángel, Zapayan, Salamina, Pivijay, Concordia, Cerro de San Antonio, Algarrobo y El Piñón. “Parecía una convención”, dice Alfredo.

Uno a uno, los asistentes fueron recibidos con cordialidad por ‘Sonia’ quien los ayudaba a ubicarse dentro del rancho donde los esperaba sentado ‘Jorge 40’, que de entrada los puso a firmar un acta de asistencia.

“Cuando necesitaban algo eran unas madres, pero si uno se los encontraba en la carretera lo trataban muy mal. Si necesitaban algo bien, pero si ellos le pedían a uno algo y uno medio tarareaba, lo iban amenazando a uno, y si uno no lo hacía lo mataban”.

La reunión la inició ‘Sonia’, quien les dio un saludo a nombre de los paramilitares y le dio paso a Tovar que fue directamente al grano.

El jefe paramilitar del Bloque Norte dijo que las campañas políticas salían muy caras... "saliendo unos para allá y otros para acá... eso se volvía muy costoso, entonces en esa época definieron que los concejales (candidatos) se unieran unos a otros y se recortaran la cantidad de candidatos a concejales."

También agregó que perdonaba a los políticos que anteriormente habían robado a los municipios. “Borrón y cuenta nueva”, dijo el paramilitar, pero que de allí en adelante quien lo hiciera tendría que pagar las consecuencias de sus actos.

En la reunión, ‘40’ les propuso que allí mismo deberían escoger sus propios candidatos. Les dio una fórmula para que, en apariencia nadie saliera perdedor: quienes no resultaran elegidos al Concejo podrían ir de segundos en las listas a la Asamblea del movimiento “Provincia Unida”.

El paramilitar sostuvo repetidas veces que los candidatos que salieran elegidos de esa votación representarían a la comunidad y ellos (los paramilitares) no interferirían en esa decisión. También tendrían que elegir el candidato único a la Gobernación del departamento, entre José Domingo ‘Chelo’ Dávila y el José ‘Cura’ Ordóñez.

Nadie se opuso. Las cerca de mil personas – según los cálculos de Alfredo- que asistían a la inaudita reunión salieron a la calle y con ‘Sonia’ como jurado fueron entrando de nuevo al rancho y depositando uno a uno su voto secreto. Era toda una escena “democrática”. Varios centenares de políticos hiecieron fila para votar, a plena luz del día a la vista de todo el pueblo, con su puño y letra en un papelito por los que serían los candidatos únicos a cientos de curules de concejos y alcaldías de 10 municipios del departamento, bajo la supervisión de Jorge 40, ‘La Sombrerona’ y un grupo de paramilitares armados.

“Ganó ‘Chelo’ Dávila porque tenía más gente (seguidores) en la reunión”, relata Alfredo, quien también recuerda que en ese momento no se habló de ningún pacto burocrático ni de distribución de los presupuestos municipales. Sin embargo, ‘40’ les aseguró que hablaría con todos los candidatos seleccionados para establecer los compromisos con las Auc.

Según el documento, redactado ese día y que ha sido pieza fundamental para las investigaciones de la parapolítica que llevan Fiscalía y Corte Suprema de Justicia, Provincia Unida decidió apoyar para la gobernación del Magdalena al candidato liberal José Domingo Dávila Armenta, quien obtuvo 266 votos contra 138 de ‘El Cura’ Ordóñez.

“Ahí es cuando ‘40’ dice que le tocará reunirse con ‘Chelo’ Dávila para ponerle las condiciones y así debió haber sido porque en otra reunión dijo que se había reunido con ‘Chelo’ y que ya todo había quedado arreglado y que la votación era para Chelo”, dice Alfredo.

Este testigo obligado de lo que sucedió allí en La Estrella, asegura que muchos de los asistentes fueron por temor, otros por desconocimiento, pero que la gran mayoría les tocaba atenerse a las reglas que imponían las Auc en el Magdalena porque sencillamente no había ley ni autoridad que los protegiera. “La ley eran ellos”, dice Alfredo.

Pero lo que sí ha quedado demostrado en varios procesos que se adelantan en la Fiscalía es que hubo políticos que se valieron del amparo de los paramilitares para avanzar considerablemente su carrera política, y casi siempre también, su patrimonio personal.

Luego de esa reunión, ‘Sonia’ se encargó personalmente de que los políticos cumplieran con sus compromisos. La jefe política de las Auc constituyó una fundación en la región llamada Mujeres de la Provincia, quecanalizaba los recursos de las diferentes administraciones para construir hospitales y escuelas. Incluso llegó a recaudar impuestos en varios municipios del centro del Magdalena.

Alfredo, el testigo, ese día de 2001 no salió seleccionado por sus colegas. Sin embargo resolvió contrariar la voluntad de ‘Jorge 40’ y seguir con su campaña. El jefe paramilitar le advirtió que lo mataría si persistía.

“Un día me lo encontré y me dijo que no podía seguir haciendo campaña, desde que me enfrenté a sus órdenes me persiguieron, me robaron mi finca y me obligaron a desplazarme con mi familia” y los pocos votos que depositaron por él el día de la elección, terminaron sumados a los de sus competidores.

Las consecuencias del Pacto de Chivolo

En el Pacto de Chivolo se escogieron candidatos a la Asamblea del Magdalena, a concejos y alcaldías de 13 municipios. La mayoría de los asistentes firmaron el pacto y se comprometieron a respaldar la candidatura de José ‘Chelo’ Dávila a la gobernación del Magdalena.

Entre los nombres que aparecen en el documento están los del entonces diputado Fernando Mozo Ortiz, ex miembro del tribunal de Garantías del Partido Liberal en ese departamento, Ramón Prieto, entonces alcalde de Pivijay y Franklin Lozano, alcalde de Zapayán.

También firmó el pacto Rodrigo Roncallo, representante a la Cámara que actualmente está siendo investigado por parapolítica, y quien resultara elegido en las elecciones de 2001 como alcalde de Tenerife. En 2006, Roncallo llegó a la Cámara de Representantes apoyado por el senador Jorge Luis Caballero, quien también es investigado por la Corte Suprema de Justicia por sus nexos con los paramilitares del Magdalena.

En noviembre de 2008, la Fiscalía llamó a indagatoria por la firma del pacto, a los ex alcaldes de Concordia, Pablo José Salas, Aníbal Castro Martínez y José Ignacio Mercado Colón, investigados por los presuntos delitos de peculado, interés indebido en celebración de contratos relacionados con los vínculos de Mujeres de la Provincia, también a los diputados a la Asamblea del Magdalena, Edgar Manuel Castro Castro, Fernando Jesús Ortiz, Franklin Lozano Pimienta y Jorge Vega Barrios, y al ex diputado Fernando Mozo, quien se encuentra prófugo, a quienes investiga por los cargos de concierto para delinquir.

La Fiscalía también está investigando a Neyla Alfredina Soto Ruiz o ‘Sonia’, quien se encuentra presa en Santa Marta, y a su hija, Victoria Paternina, por los presuntos delitos de concierto para delinquir y como determinadoras de los delitos de peculado e interés indebido en la celebración de contratos.

[Fuente: Verdad Abierta, Bogotá, 27abr09]

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