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27ene11


Liberty diseña la nueva Prisa sin Cebrián con la plantilla en vilo ante los próximos despidos


"Juan Luis Cebrián es un gran frívolo. Puede decir por los pasillos de Prisa que se va antes del verano y luego buscar fórmulas para prorrogar los tres años que le garantizó Liberty", asegura un directivo con larga trayectoria en la casa. La contratación de Fernando Abril-Martorell como cerebro financiero del grupo de medios ha abierto el melón de la sucesión de Cebrián, que en principio tiene garantizados por contrato tres años al frente de la compañía. Y lo ha hecho por dos razones. En primer lugar, por el perfil de Abril-Martorell, que parece llamado a mayores cotas que la gestión económica. Y, en segundo, por el cambio de guardia en la cúpula de Prisa y la velocidad a la que se suceden los cambios en la organización.

Para empezar, Abril-Martorell no es sólo un banquero de primera. También fue primer ejecutivo de Telefónica y se maneja bien en las esferas de poder. Sabrá reclamar lo suyo cuando llegue el momento. En la casa hay pocas dudas sobre cuál es su destino. Abril-Martorell toma el mando de las finanzas de Prisa con la compañía en estado de shock. Tendrá que gestionar la salida de al menos 2.500 personas, todo el proceso de desinversiones y manejar una deuda que aún superará los 3.300 millones cuando se completen todas las ventas. La compañía es en estos días un hervidero de tensiones laborales y hay auténtico pánico en los segundos niveles. El premio en caso de éxito no puede ser pequeño.

Por otra parte, la gestión de Cebrián la tutela ahora la nueva égida que domina Prisa. "Los fondos de Liberty que entran en el accionariado han exigido un gesto rápido, que se hiciera algo con el anterior equipo gestor. Como saben que tienen que tragar un tiempo a Cebrián, al menos han optado por crear una estructura de mando que gestione la compañía", interpretan fuentes financieras. Nicolas Berggruen, Martin E. Franklin y el mundo del dinero que han entrado en el Consejo hablan el mismo idioma que Abril-Martorell, que también es un bálsamo para la banca acreedora y los nuevos socios de Prisa -veáse Telefónica-. La transición la hará Cebrián, pero el futuro ya está en casa. La cuestión es si podrá esperar al menos tres años.

En público, el consejero delegado se aferra a ese trienio. En una entrevista publicada ayer por la revista de la FAPE, Cebrián zanja: "He firmado por tres años como primer ejecutivo de la compañía y consejero delegado del grupo". Es más, amenaza con quedarse después. "Quizá ya no ocupe el puesto de consejero delegado, sino alguna otra posición en el Consejo de Administración. Me gustaría disponer de más tiempo para escribir", dice. En una entrevista anterior, ya concedía que la empresa necesitaba un cambio en la gestión y que el final de esta transformación suponía su salida. "El final del cambio es cambiarme a mí", remachaba.

Medicina para el 'ego'

Quienes avalan la teoría de una retirada antes de tiempo esgrimen, por un lado, su situación personal. "Por lo pronto, él ya ha decidido que se irá a vivir a Nueva York, donde ya reside su esposa", aseguran a este diario fuentes conocedoras su entorno. Además, la operación con Liberty le permitirá venderse como el salvador de la compañía. Medicina para su ego. "Puedo resultar arrogante, pero algo creo que tengo que ver yo con El País y con este grupo", dice en la citada entrevista al ser preguntado por la pérdida de la mayoría por la familia Polanco. No le es ajeno su lugar en la historia del grupo.

Claro que en esa historia también figuran transacciones como la OPA por el 100% de Sogecable, que aumentó la deuda del grupo en el entorno de los 2.000 millones de euros y elevó el agujero total por encima de los 5.000 millones. Aún la defiende Cebrián en las juntas, aunque en ella puede encontrarse el germen de los últimos dos años de inacción en la compañía, más preocupada de llegar a acuedos con sus bancos acreedores para refinanciar su deuda. Parece complicado ver a Abril-Martorell embarcarse en procesos semejantes.

Por otro lado, puede que la decisión no sea suya. "Los nuevos inversores han puesto su dinero y van a sacar la compañía del hoyo. Para ello harán lo que tengan que hacer, sin miramiento alguno. Los movimientos se van a suceder en Prisa a una velocidad de vértigo. Es paradójico, pero se va a ver el capitalismo más puro en un grupo que se ha definido como paladín del socialismo", ironizan fuentes financieras. Eso sí, Cebrián se ha garantizado un paracaídas de oro. Su nuevo contrato no sólo le permitirá alcanzar los nueve millones de euros anuales si cumple los objetivos que le marque el Consejo. También incluye una importante penalización si es despedido antes de tiempo.

Luego casi todos ganan. Los fondos de Liberty se han convertido en accionistas de Prisa a un precio que les reportará jugosas plusvalías en cuanto la compañía se ponga en valor. "Todas las divisiones ganan dinero", recuerda un directivo, que achaca a las malas decisiones empresariales la criba en la plantilla. Cebrián tiene tres años por delante y, en el peor de los casos, una cobertura económica envidiable. En torno a la operación de Liberty se han embolsado sus fees los Berggruen, Franklin, Matías Cortés o Violy de Harper. żY los Polanco? De momento han pasado de un 70% del capital a un 30%. Y necesitan 340 millones a medio plazo para ejecutar los warrants que les concede la operación y no diluirse a un 18%. "No sé cómo lo van a hacer. Hoy no los tienen", revela una fuente interna de la empresa. Nada es ya igual en Prisa.

[Fuente: Por D. Toledo, El Confidencial, Madrid, 27ene11]

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