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13abr12


España penalizará a Argentina con el G-20, las importaciones y las Malvinas


El proyecto legislativo iniciado por Argentina para expropiar la petrolera YPF, filial de Repsol, ya es un conflicto político entre países. Horas antes de que se conociera el borrador de ley que circula entre los diputados del partido oficialista, el ministro español de Industria, José Manuel Soria, advirtió de las consecuencias que habría en el caso de cualquier hostilidad hacia los intereses de una empresa española y por tanto hacia España. A pesar de la incapacidad para atajar el plan de Cristina Fernández Kirchner, el Gobierno español tiene identificadas las líneas de actuación para boicotear de manera bilateral e internacional la posible expropiación de la petrolera YPF.

En este sentido, las declaraciones hechas ayer jueves por el ministro de Industria son la respuesta a una actuación esperada que marca un antes y un después en la actitud del Ejecutivo a la hora de afrontar el problema. "Es una respuesta política, contundente, y que deja claro que problema no es de una empresa privada, sino también del Gobierno y de España como país". La amenaza de expropiación se ha convertido en un problema de dimensión política, de manera que las gestiones hechas hasta ahora a media luz por el propio Soria y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, tendrán que adquirir un carácter más público. Esta misma mañana, el ministro de Exteriores ha convocado al embajador argentino en España, Carlo Antonio Bettini para trasladarle su "preocupación" y pedir "prudencia" al Ejecutivo de Kirchner.

El Ejecutivo de Mariano Rajoy se plantea ya diferentes vías para escenificar esa ofensiva. En primer lugar, contempla abrir un frente institucional, puramente diplomático, a través de distintos foros internacionales, como el Club de París o el G-20, interlocutores que pueden condicionar la refinanciación de la deuda que tiene el país sudamericano. En este punto puede resultar clave el apoyo que pueda obtener España de países como Brasil o Estados Unidos, especialmente inquietos por las consecuencias que para sus propios intereses pueda tener la actual situación en Argentina y la deriva nacionalista que está adquiriendo el nuevo Ejecutivo de Cristina Kirchner.

A pesar de la posición de control de Repsol, casi un 20% del capital de YPF está en manos de accionistas internacionales. A comienzos de 2011, Repsol vendió por 1.800 millones de euros un 15% de YPF en el mercado internacional a través de varias operaciones. La mayoría de estas acciones acabaron en fondos de inversión norteamericanos, como por ejemplo Eton Park, Capital Guardian Trust Company, clientes de Lazard Asset Management y otros inversores institucionales. Por otro lado, el gigante Petrobras ha visto también cómo algunas de las provincias argentinas han rescindido derechos de explotación a la petrolera brasileña. "Son los únicos que tienen verdadera ascendencia sobre ellos y ambos temen que se produzca una deriva a la venezolana".

Hace sólo unas semanas, la Unión Europea y EEUU, junto a otros doce países, presentaron una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) con motivo del incremento de requisitos a las importaciones impuesto por Argentina, hasta el punto de haber establecido "de facto" un nuevo sistema restrictivo. Los firmantes aludían al "uso excesivamente amplio" de los "requisitos no automáticos" en la concesión de las licencias de importación, así como el "enorme incremento" de los productos afectados. Esta actuación se suma a la decisión de EEUU de expulsar a Argentina de su sistema de aranceles reducidos para mercancías procedentes de países en desarrollo, en represalia por el impago de más de 300 millones de dólares en disputas del Gobierno de CFK con dos empresas estadounidenses.

Malvinas y la balanza comercial

Tampoco parece que España vaya a seguir apoyando las reivindicaciones de Argentina sobre las Islas Malvinas. Precisamente, la presidenta Cristina Fernández Kirchner ha convertido el viejo conflicto bélico con Reino Unido en uno de los ejes de su actual discurso político, azuzando viejos fantasmas con los que ganarse el apoyo de la opinión pública, ahora que se celebra el 30º aniversario de la guerra. Esta campaña ha sido criticada por la oposición, que entiende la intención de la presidenta como un recurso para desviar la atención de los verdaderos problemas que afectan al país, como son la delicada situación económica y los crecientes conflictos internacionales generados con otros países, entre ellos el vecino México.

Otra consecuencia directa de los planes del Gobierno argentino respecto a YPF puede terminar afectando a las relaciones comerciales entre ambos países. Al cierre de 2001, la balanza comercial de España con Argentina es positiva para el país sudamericano en algo más de 1.000 millones de euros, ya que la exportación española supera por poco los 1.000 millones, mientras que la importación de bienes y productos argentinos alcanza algo más de 2.000. Una de las partidas más relevante tiene que ver con el consumo de biocombustible procedente de Argentina. "Ya hay una orden ministerial sobre la cuestión. Se pueden limitar las importaciones", manifiestan fuentes oficiales. No obstante, el temor del Ejecutivo español es que Repsol sea sólo el principio de una larga senda de complicaciones a la hora de repatriar beneficios para otras compañías.

[Fuente: Por D. Toledo; A. Marco y C. Herranz, El Confidencial, Madrid, 13abr12]

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