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06feb11


La Comunidad de Madrid debe nueve meses al Colegio de Abogados


"Cuando defiendo a un cliente de oficio al que van a desahuciar pienso que el próximo podría ser yo. Vivimos al borde del abismo, en la precariedad absoluta". La situación de alarma que, afirma Mariano García, abogado adscrito al Turno de Oficio, está viviendo su colectivo está causada por varios factores, siendo el más importante el retraso en el pago, que supera los nueve meses, de las cantidades que la Comunidad de Madrid adeuda al Colegio de Abogados y con las que se abonan los servicios prestados por los letrados del Turno.

Como asegura Manuel Valero, presidente de Altodo, la asociación que agrupa a los colegiados de oficio, "en el mes de enero de 2011 la Comunidad ha pagado las cantidades correspondientes al 73% del primer trimestre de 2010. Hasta la fecha, el problema para los colegiados se solventaba gracias a los acuerdos de confirming con una entidad financiera. Pero las pólizas suscritas sólo alcanzaban los 270 días de demora en el pago, y como ya se ha sobrepasado ese plazo, el Colegio está negociando con diversas entidades financieras una nueva línea que abarque, al menos, 365 días".

El Colegio de Abogados anuncia que las cantidades, fruto de nuevos acuerdos, estarán pronto disponibles, como tarde la próxima semana. Si esa previsión no se cumple, asegura el abogado Santiago Luengo, también adscrito al Turno de Oficio, "las consecuencias serían muy graves. Hay que pensar que para un abogado medio madrileño la facturación de su despacho depende en un porcentaje del 30 al 60% del Turno.

Sin embargo, para otros letrados el Turno supone un 90% de su facturación y esos están pasándolo muy mal. Máxime cuando, a pesar de no cobrar, se han de seguir pagando los gastos que supone el ejercicio de la profesión (alquiler de despacho, transportes, teléfonos, etc.)". Según Mariano García, habrá quienes pueden aguantar varios meses sin percibir ingresos, pero esa no es la generalidad. "Hay muchas familias con hipotecas que dependen de estos pagos. En cuanto pasen un par de meses más sin cobrar, la situación va a ser muy dramática. Mucha gente va a replantearse las cosas". Además, para García, que se firme el confirming es un alivio, pero no una solución. "Esto es pan para hoy y hambre para mañana. Te permite sacar el cuello y no ahogarte durante tres meses más, pero el modelo no está nada claro y los problemas van mucho más allá de una financiación puntual".

Así las cosas, el colectivo está organizando la posible respuesta. Hay algunas iniciativas individuales relacionadas con la falta de liquidez, como es el impago de las cuotas colegiales mensuales, a la que se quiere dar carácter reivindicativo. "Hay muchos abogados del Turno que hemos devuelto los recibos porque, además de estar en un mal momento económico, entendemos que aquí cabe la compensación de créditos del art. 1.195 del Código Civil", asegura Luengo. En tanto la entidad a través de la cual se canaliza el Turno de Oficio y quien finalmente paga a los letrados es el Colegio de Abogados de Madrid, entiende Luengo que existe legitimación para compensar las deudas.

Asamblea para el 10 de febrero

Las acciones colectivas tendrán lugar si las previsiones del Colegio no se cumplen. Para ese caso, asegura Valero, se ha convocado una asamblea para el próximo 10 de febrero con el objetivo de organizar las medidas necesarias, incluida la de suspensión de la prestación del servicio. Según Luengo, una decisión tal "se llevaría a efecto apoyándose en la normativa contractual para las administraciones públicas, que faculta al contratista a anunciar el cese del servicio con antelación de un mes. No se trataría pues de una huelga, ya que nosotros no somos trabajadores por cuenta ajena, sino de una suspensión del servicio amparada en el artículo 200.5 de la Ley de Contratos del Sector Público".

Para Luengo, estaríamos ante un caso similar al de las contratas de limpieza. Y de llevarse a efecto, estaríamos ante consecuencias socialmente importantes. Como asegura García, "si el servicio se suspende podría ocurrir que los delincuentes detenidos, al no contar con representación legal por no haber suficientes abogados del Turno, hubieran de ser puestos en la calle a las 72 horas".

En realidad, el problema de los abogados de oficio no es muy distinto de los que aquejan a buena parte de los autónomos y los profesionales españoles, que han visto cómo, a pesar de prestar sus servicios regularmente, se encuentran con problemas para cobrar, además de sufrir un empeoramiento constante de las condiciones de trabajo. Es en este orden que cabe entender la conflictividad social de los últimos tiempos, en sus diferentes estratos, desde los transportistas hasta los controladores, y parece que el de los abogados de oficio será el próximo colectivo en entrar en confrontación.

Una precariedad extendida

Entiende García que en este colectivo se reproducen los mismos males, en cuanto a la precariedad de la profesión, al aumento de trabajadores pobres y a la ausencia de perspectivas de futuro que aqueja a muchos profesionales. Por eso cree que la acción colectiva es indispensable, en tanto hablamos de "autónomos que prestamos un servicio público y que vivimos en la indefinición permanente, pero que no somos capaces de dar un paso adelante y defender nuestros derechos. Mientras los abogados no olvidemos nuestro individualismo y nuestra habitual insolidaridad y lleguemos a acuerdos para defendernos de la situación en la que estamos, nada va a cambiar". El problema, subraya García, es que ni siquiera en esos momentos de necesidad, el colectivo es capaz de dar un paso adelante. "Uno espera que haya cierta reacción cuando la necesidad económica aprieta. Pero ni por esas. Me gustaría que un psicólogo o un sociólogo me dieran una explicación de lo que está pasando en mi profesión".

García entiende, además, la inacción del colectivo jurídico entronca con la pasividad imperante en la sociedad española. "No sé qué le pasa a la gente. Se moviliza todo el mundo, los egipcios, los tunecinos, los griegos, los ingleses, los franceses… Todos menos nosotros. Aquí, en lugar de protestar, preferimos hablar de Mourinho en los bares. Me da vergüenza este país, que ha perdido la valentía".

Pero si las cosas están tan mal y el sector está tan desunido, quizá sería momento de abandonar la profesión y buscar una salida mejor. Para García, lo que les hace no tirar la toalla es una profunda vocación. "En contra de lo que piensa la gente, muchos de nosotros nos dedicamos a la abogacía y estamos en el Turno de Oficio porque nos gusta. Otras personas quieren ser ingenieros, electricistas o cantantes de rock. En nuestro colectivo hay muchas personas con años de experiencia que estamos trabajando en aquello con lo que disfrutamos y eso hace que aguantemos mucho más de lo que deberíamos".

La otra gran crítica al sector, que ha venido desde ámbitos políticos, es aquella que señala cómo un abogado no puede permitirse depender del Turno de Oficio para vivir, sino que éste debe consistir sólo en una pequeña parte de su actividad. Para Valero, esos razonamientos carecen de lógica, en tanto, "también podría decirse que los políticos no deberían cobrar un sueldo de los contribuyentes, que los cargos deberían ser gratuitos y que quienes los ocupan deberían ganarse la vida de otra manera y dedicarse a la política vocacionalmente. Mientras no sea así, no pueden criticarnos a quienes prestamos un servicio público y cobramos poco por ello. No como los políticos, que ganan una pasta".

[Fuente: Por Esteban Hernández, El Confidencial, Madrid, 06feb11]

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