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29dic11


Respuesta tácita rusa a escudo antimisil estadounidense


Sin fanfarrias ni grandes anuncios, Rusia realizó acciones en el plano militar que testimonian hoy una respuesta tácita a los planes de Estados Unidos de un despliegue global de su sistema de defensa antimisil.

De ello habla el lanzamiento simultáneo de dos nuevos cohetes balísticos intercontinentales Bulavá de cabeza múltiple desde la posición sumergida y en movimiento del submarino Yuri Dalgaruki (proyecto 955) y las pruebas con el cohete pesado Stiletto (RS-18).

Además, antes de finalizar este año entró en la guardia combativa el segundo regimiento de los nuevos misiles balísticos Yars (RS-24), dotados de entre tres y seis cabezas nucleares de guiado individual que vuelan a velocidad supersónica al separarse del bloque impulsor.

En el caso del Bulavá, el presidente ruso, Dmitri Medvedev, solo anunció oficialmente que las pruebas con ese misil (R-30) concluyeron y que en 2012 pasa oficialmente a la triada nuclear nacional.

Después de 18 pruebas, seis de ellas sin éxito, 12 de esos nuevos cohetes formarán parte del arsenal del sumergible Yuri Dalgaruki, de la serie Borei, de cuarta generación, similar al Alexander Nevski (proyecto 955A), que contará con una batería de 16 Bulavá.

Asimismo, el submarino estratégico Vladimir Manomaj (proyecto 955U) y otros cuatros de la misma serie deberán estar listos para 2020, cada uno con 20 misiles R-30, una de las respuestas más visibles a los planes del Pentágono de desplegar su escudo antimisil en todo el orbe.

Los recientes lanzamientos de los conocidos Stiletto (RS-18), desde un cosmódromo en Kazajstán, oficialmente se efectuaron para probar la posibilidad de alargar el periodo de explotación de esos misiles, aunque al mismo tiempo se probó su bloque de ojivas múltiples.

Especialistas rusos, citados por el diario Nezavisimaya Gazeta, consideran que será imposible interceptar el vuelo supersónico de las cabezas nucleares, cada una con un objetivo programado de antemano, de los cohetes Bulavá o Yars, la base futura de la triada nuclear rusa.

Tales capacidades superarán las posibilidades de intercepción de los sistemas Aegis SM-3 que Estados Unidos proyecta desplegar en buques de guerra en el Mar Negro, Báltico, Norte y Mediterráneo, así como en rampas terrestres cerca de Rusia, destacan los analistas.

El Kremlin evita anunciar que las acciones militares de las últimas semanas estén relacionadas con la prometida respuesta asimétrica de Medvedev a los planes del Pentágono para crear su sombrilla anticoheteril, que Moscú ve como una amenaza para su seguridad.

Así, el nuevo regimiento de los Yars (el primero fue desplegado en marzo pasado), en la provincia de Ivanov, supone la instalación de al menos seis rampas móviles de esos misiles, de acuerdo con Nezavisimaya, lo cual elevaría su número total a 12 en estos momentos.

Además, recién se informó de una prueba en el polígono kazajo de Sara-Shogan del complejo misilístico A-135 y su cohete interceptor 53J6, que derriba objetivos a 100 kilómetros y a una altura de 30.

Rusia cuenta con 68 complejos A-135, situados en cuatro localidades alrededor de esta capital, pero la demostración de una maniobra de intercepción habla por si sola, aunque la jefatura militar negó su relación con el citado escudo antimisil estadounidense.

El pasado día 1, Medvedev asistió en el occidental enclave de Kaliningrado a la incorporación anticipada a la guardia combativa de la estación de radiolocalización Voronezh-MD, capaz de rastrear 500 objetivos al mismo tiempo en un radio de seis mil kilómetros.

Entre las medidas de respuesta a planes bélicos estadounidenses, esta la posible instalación de los complejos tácticos Iskander-M, con un alcance de 300 kilómetros, de alta precisión y rango de maniobra, en Kaliningrado y, presumiblemente, en la sureña comarca de Krasnodar.

Todos ello ocurre cuando la prensa rusa se refiere al término Prompt Global Strike (PGS), con el que el Pentágono define su plan para combinar instalaciones antimisiles en el orbe, sistemas antiaéreos, cohetes balísticos con carga convencional y otros elementos.

La esencia de esa estrategia, que en los próximos años debe incorporar misiles supersónicos de gran alcance, potencia y alta precisión, consiste en contar con la capacidad de asestar golpes preventivos en cualquier parte del orbe en un breve plazo de tiempo.

En una fase inicial, el plan perspectivo PGS permitiría poner en práctica una orden dada por la Casa Blanca en cuatro o cinco horas, para reducir ese tiempo a apenas una hora en venideros años, comenta Nezavisimaya, que cita a fuentes norteamericanas.

Rusia deberá tomar en cuenta tales proyectos de Washington que trata de imponer por esa vía su dominación global, más allá de los elementos de la contención nuclear.

[Fuente: Prensa Latina, Moscú, 29dic11]

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