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15ago10


Justicia y Paz ubicó a hijos de víctimas de 'paras' que terminaron criados por desconocidos


Con información de desmovilizados y hasta de ex mafiosos, los han identificado. Fiscalía dice que los casos son muchos más y que algunos terminaron en las Auc.

Uno de los casos es el de Jacinto Ducuara, quien supo que tenía que dejar de buscar a su hijo Carlos y a su nuera, Zenaida, cuando José Baldomero Linares, uno de los jefes de los 'paras' en Meta y Vichada, confesó que los dos fueron asesinados y arrojados a un río el 5 de febrero del 2000.

Fue en una audiencia de Justicia y Paz, el año pasado. Jacinto, un hombre humilde, incluso le dio gracias a Dios por poder confirmar, por fin, la tragedia que con su familia intuía hace una década. Pero luego le soltó a Linares, que en el Llano era conocido como el 'Colorado', una pregunta que puso en marcha una investigación que hoy la Fiscalía considera emblemática: "¿Qué hicieron con mi nieto?"

Se llamaba Yeison y tenía 1 año y 8 meses cuando sus padres lo llevaron a un fatídico viaje de puente del que no volvieron, ni tampoco los otros dos adultos que los acompañaban. Y casi 10 años después, los fiscales lo encontraron en un barrio de Bogotá con otro nombre y otra vida.

La suerte de los hijos de las víctimas de los paramilitares hace parte de un capítulo que apenas comienza a explorarse en Colombia. Lo que se ha descubierto es que muchos de los menores que figuran como desaparecidos junto con sus padres sobrevivieron y están hoy, sin saberlo, con familias que no son las suyas.

"Algunos se quedaron con las familias de los mismos que mataron a sus padres. Tenemos identificados dos casos de niños que terminaron haciendo parte de la organización criminal y se desmovilizaron con ella", dice Luis González, jefe de los fiscales de Justicia y Paz.

Los casos están regados por todo el país, desde Bogotá y los Llanos hasta Antioquia, Putumayo, el sur de Bolívar y el Magdalena Medio. Incluso jefes de la mafia han ayudado con información. Daniel Serna, el 'Kénner' de la 'Oficina de Envigado' famoso porque se fugó de su detención domiciliaria, dio pistas para que un niño que hoy tiene 8 años volviera con su verdadera familia.

Era el hijo de una pareja de militares asesinados por las Auc entre los municipios de Caldas y Amagá (Antioquia) en el 2003. 'Kénner' dijo que los 'paras' entregaron el bebé de un año a un campesino de Bello, que en efecto lo crió hasta que los fiscales llegaron a tocar a su puerta a finales del año pasado. Las pruebas de ADN confirmaron que no era de su familia y ahora el niño está con los abuelos, en Ibagué.

Los entregaban a iglesias

La Fiscalía tiene claros una decena de casos similares. Pero, más allá de la investigación penal, cómo lograr que los niños no vuelvan a ser victimizados es la pregunta que se hacen jueces, fiscales y Bienestar Familiar.

En pueblos de Putumayo, como La Hormiga, hay decenas de familias que recibieron a otros como Yeison. En febrero, la dueña de una tienda se acercó a los fiscales de Justicia y Paz y les confesó que en el 2001 recibió a un niño que apareció en brazos de los 'paras'. "Pero son muchos más -dijo a EL TIEMPO una funcionaria local-. Lo que pasa es que las familias no quieren que les quiten a sus niños".

La Fiscalía dice que, con frecuencia, los hijos de sus víctimas eran entregados por los 'paras' a iglesias y hasta se sabe de algunos que llevaron a Bienestar Familiar, a la Policía y al DAS.

Otros no tuvieron esa suerte. A los dos niños de la familia Tuberquia, de 2 y 6 años, que murieron en la masacre de San José de Apartadó en el 2005, los mataron porque -según confesó un 'para'- prefirieron evitar que quedaran "sicosiados" por haber presenciado el asesinato de sus padres.

Los Ducuara no dejaron de buscar a Yaison y a sus papás

La desaparición de los Ducuara Díaz fue noticia en varios medios hace 10 años. Y en todo este tiempo la familia no dejó de buscar a Carlos Ducuara, a su señora, Zenaida Díaz; al padre de ella, Luis Antonio Díaz; a un amigo de la familia y, sobre todo, a Yaison.

Pegaron carteles en todos los pueblos entre Villavicencio (donde viven) y Puerto López. Y dos meses después un familiar de la señora, Walter Díaz, fue asesinado, cuando viajó al Llano a averiguar.

Después de la audiencia en la que 'el Colorado' admitió haber ordenado la muerte de los cuatro adultos -dijo que los confundieron con secuestradores-, los fiscales empezaron a buscar a dos de las Auc que, según el jefe 'para', recibieron orden de entregar el niño a alguna autoridad.

Estaban muertos. Pero el CTI cruzó datos e identificó a una familiar de uno de los 'paras' y finalmente la convenció para que hablara. Ella contó que el menor fue entregado al pastor de una iglesia cristiana y que finalmente lo acogió una familia de la congregación que vivía en Bogotá.

Hace unos meses, Yaison Alexander Ducuara Díaz apareció en el sector de Fontibón. Ya tiene 11 años y otro nombre, porque su nueva familia no sabía nada de su origen. Pero guardaron la camisa, el pantalón y las desgastadas botas con las que llegó del Llano hace 10 años. Era uno más de la casa. Y por ahora, al menos, la familia de Bogotá se constituyó en un 'hogar amigo', para facilitarle el proceso mientras se decide la custodia.

"Gracias a Dios pudimos volver a verlo. Tuvimos la sorpresa de encontrarlo ya grande, y la satisfacción de que está con una buena familia", dijo entre lágrimas don Jacinto a los fiscales de Justicia y Paz.

Los hijos que trajo la guerra

"Yo tenía una tienda a la que bajaban los 'paras' a comer (...) Un día, en el 2001, arrimaron con dos niños, la niña de 2 años y el otro de uno (...) Me dijeron que eran hijos de unos campesinos que les quedaron mal y los habían matado".

Eso fue lo que le dijo a Justicia y Paz, hace cinco meses en una jornada de atención a víctimas en el Putumayo, una mujer que llegó con un niño de 11 años. "Estaba asustada -contó el fiscal del caso-, pero dijo que quería hacer las cosas al derecho (...) Pidió que le dejaran los niños porque en cualquier momento había combate y los iban a matar".

El fiscal la llevó con una defensora de Familia y se sorprendió cuando le dijeron que allá ese tipo de historias "era normal" y que no había mucho que hacer para legalizar la custodia.

La señora tenía todavía al niño, pero dijo que ya no estaba con la hermanita.

Funcionarios del Icbf y de la Personería confirmaron que en la zona se sabe de otras familias que criaron hijos que les trajo la guerra.

Los casos del nieto de Isaza y de Emmanuel

En la historia del conflicto en Colombia hay dos menores que encarnan el drama del secuestro y de vivir en las familias de los victimarios. El más conocido es Emmanuel, el hijo de la ex secuestrada Clara Rojas. Él nació en cautiverio y las Farc se lo entregaron a uno de los suyos. En enero pasado arrancó el juicio por secuestro contra José Crisanto Gómez Tovar, el supuesto campesino que tuvo varios meses al niño y que finalmente lo dejó, con otro nombre, en Bienestar Familiar.

Entre tanto, el jefe 'para' Ramón Isaza fue acusado por el secuestro del niño que creció creyendo que era su nieto, un caso que EL TIEMPO reveló hace más de una década. Era el bebé de unos guerrilleros del Eln que una de sus hijas crió como propio. Ella inició trá- mites ante el Icbf para adoptarlo legalmente.

¿Quién queda con la custodia?

Elvira Forero, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, dice que los casos que han sido reportados hasta ahora al Icbf son pocos, pero que detrás de ellos "se esconde una enorme tragedia".

Sobre quién debe quedarse con la custodia del menor, la Directora del Icbf dice que son los jueces los que deben decidir, pero que "la recomendación es que se tenga en cuenta el lazo de afecto, porque no se puede maltratar al niño retirándolo de un sitio que le es propio y de una familia que lo ha cuidado".

En Argentina aún los buscan

"¿Dudás de tu identidad?". Esa pregunta, dirigida a los que nacieron entre 1975 y 1980, aparece en la página de Internet de las Abuelas de Mayo, el grupo de mujeres que, con las también famosas Madres de Mayo, se atrevieron a preguntar, en plena dictadura militar y de allí hasta hoy, qué pasó con sus hijos y nietos desaparecidos.

Gracias a su labor, 95 argentinos han descubierto que eran hijos de víctimas que fueron entregados a familias de militares o de afectos al régimen. La mayoría nació en cautiverio y tras conocer la verdad han entablado demandas contra los que creían sus padres.

En Chile, el régimen de Pinochet también acudió a esa práctica.

[Fuente: Por Johanna Álvarez Quintero, Redacción Justicia, El Tiempo, Bogotá, 15ago10]

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